Historia de Rebeca (Rivkáh)

En el libro del Génesis, en el Pentateuco o bien, en Rivkáh, en la Torah, aparece la historia de Rebeca, hija de Betuel (Gn 22:23), arameo de Padan Aram, quien a su vez, fue el menor de los ocho hijos de Milca y de Nacor (Nahor); lo que nos recuerda a los Ocho cabires o kabirim, una palabra fenicia que designa a divinidades misteriosas de los pueblos antiguos, incluidos los israelitas. La tradición cuenta que Tharé, padre de Abraham, los adoró con el nombre de Teraphim, Gibborim o en su equivalente cristiano, los arcángeles o mejor dicho, los elohim, genios o logos planetarios. Son los más grandes dioses, es decir, constituyen los siete ángeles ante el trono del Cordero del Apocalipsis, los Cosmocratores o creadores del Universo. Son siete hermanos, quienes tienen por padre al Sol, es decir, nuestro señor el Cristo. En algunas tradiciones son ocho, ya que se incluye también al Señor de la Tierra, Melquisedek, sacerdote del Dios Altísimo.

 

En Génesis 12, se lee que Abraham (Abram o Ar bar man), tuvo dos hermanos: Harán y Nacor. En textos originales, Abraham se reconoce como Ar Braham, que nos recuerda a Brahma, el Espíritu universal de vida y uno de los integrantes divinos de la trimurti hindú: Brahma, Siva y Visnú.

 

Harán fue padre de Lot, Milca e Isca. Singularmente, Rebeca nació en Harán (del verbo hacer y una combinación de las runas nórdicas Hagal. Ar y Not), una región de Mesopotamia, donde según el relato bíblico, también nació Abraham.

 

Rebeca era una joven mujer virgen, hermosa y atractiva, a quien ningún hombre había conocido cuando aparece por primera vez en la escena bíblica, con un cántaro sobre el hombro junto a un pozo de agua. Pertenecía a una familia de pastores en alusión a que pertenece al linaje de la fraternidad de la luz. En el relato de Rebeca, lo mismo que en muchos relatos bíblicos, es concurrente la escena junto a un pozo, a un manantial en alusión a los pozos íntimos de las gónadas o glándulas genitales donde se halla depositada la preciosa energía creadora. Allí se encuentra un recién llegado. Un criado de Abraham quien ha llegado por encargo de su señor, con diez camellos esperando que una doncella le ofrezca de beber. Ha decretado un oráculo y ha pedido a Adonai, Dios que si se cumple el oráculo, encuentre, en la mujer que le dé de beber a él y a los camellos, a la futura esposa de Isaac, hijo de Abraham.  El número diez en Cábala simboliza la rueda de la vida, la rueda de la fortuna, la rueda del destino o del samsara; la retribución, la recurrencia. También se relaciona con los diez principios del ser humano o los diez sephirotes o sephirah de la Cábala: el cuerpo físico, la vitalidad, las emociones y deseos, la mente, la voluntad, la conciencia, el Espíritu y la Santa Trinidad en nosotros: Padre, hijo y Espíritu Santo.

 

Este relato tiene mucha semejanza con el encuentro de Jesús y la mujer Samaritana. Es innegable que, la relación que se hace de dar agua a hombres que vienen del desierto; lleva el simbolismo del agua de vida. El desierto, representa la tierra filosófica, nuestro mundo interior que aún no ha sido fertilizada por el agua de vida. En Génesis 24, se entrevé que características de Rebeca son la laboriosidad, generosidad, amabilidad y hospitalidad. “salía con su cántaro sobre su hombro. Y la doncella era de aspecto muy hermoso, virgen, a la que varón no había conocido; la cual descendió a la fuente, y llenó su cántaro, y se volvía. Entonces el criado corrió hacia ella, y dijo: Te ruego que me des a beber un poco de agua de tu cántaro. Ella respondió: Bebe, señor mío; y se dio prisa a bajar su cántaro sobre su mano, y le dio a beber. Y cuando acabó de darle de beber, dijo: También para tus camellos sacaré agua, hasta que acaben de beber. Y se dio prisa, y vació su cántaro en la pila, y corrió otra vez al pozo para sacar agua, y sacó para todos sus camellos. Y el hombre estaba maravillado de ella, callando, para saber si Jehová había prosperado su viaje, o no. Y cuando los camellos acabaron de beber, le dio el hombre un pendiente de oro que pesaba medio siclo, y dos brazaletes que pesaban diez, y dijo: ¿De quién eres hija? Te ruego que me digas: ¿hay en casa de tu padre lugar donde posemos? Y ella respondió: Soy hija de Betuel hijo de Milca, el cual ella dio a luz a Nacor. Y añadió: También hay en nuestra casa paja y mucho forraje, y lugar para posar. El hombre entonces se inclinó, y adoró a Jehová, y dijo: Bendito sea Jehová, Dios de mi amo Abraham, que no apartó de mi amo su misericordia y su verdad, guiándome Jehová en el camino a casa de los hermanos de mi amo. Y la doncella corrió, e hizo saber en casa de su madre estas cosas”. (Gn 24:15-28)

 

Luego se narra que el criado de Abraham coloca un zarcillo de oro en la nariz de Rebeca y brazaletes en sus manos. Al pedir la mano de Rebeca se le pide que ella se quede con la familia unos días, diez días o meses; pero finalmente convinieron en que la partida fuera inmediata. En el perfil del arquetipo de Rebeca, hay, firmeza, autonomía y equidad. Es una mujer decidida No viene de un hogar patriarcal, sino de un hogar en el que se le consulta y su parecer es determinante. Así que Rebeca partió junto con sus mozas o nodrizas montada en un camello. Símbolo de la sobriedad, de la frugalidad, de la vida nómada y los viajes, de la paciencia, de su fortaleza física para soportar grandes cargas y la capacidad de avanzar lentamente por sendas áridas, de la capacidad de sobrevivir con poca agua. Es quien conduce al iniciado por su desierto interior.

El encuentro de Rebeca con Isaac es maravilloso. Este ha salido a meditar al campo (Gn 24:63). La práctica de la meditación es antiquísima y no es exclusiva de la India; sino que se encuentra en todas las cosmovisiones. Venía del pozo del Viviente que me ve. Rebeca desciende del camello y se cubrió el rostro con su velo. El velo de Isis, el velo del misterio y que los mortales, no pueden retirar.

Rebeca era estéril, siguiendo la tradición bíblica asociada a la castidad, al pacto con Dios de mantener viva la energía creadora y sin fornicar. Isaac, de 40 años, ora a la divinidad para tener descendencia y Jehová se la concede. Isaac y Rebeca, representan a la divina pareja, a la pareja de esposos que trabajan en tierras fértiles, en su liberación interior.  Del matrimonio de Isaac con Rebeca, nacieron los gemelos Esaú y Jacob; quienes vienen combatiendo desde el vientre. Al consultar a Adonai, este le explica que dos naciones surgirán de entre su seno. El relato nos recuerda a los gemelos de muchas mitologías, como Castor y Pólux, en la tradición helénica y los gemelos de las tradiciones masónicas y también a las dos humanidades. Una fornicaria, representada en Esaú, quien trae amarguras para Isaac y Rebeca; y la otra casta simbolizada en Jacob (IAcOb). El que Esaú haya sido velloso como los cabritos hace alusión a los instintos animales de la humanidad lunar. La historia bíblica cuenta cómo Esaú vende su primogenitura por un plato de lentejas. El color rojo del guisado (Gn 25:30) hace alusión al fuego sexual de la lujuria y la fornicación; como lo corrobora Proverbios 13:13, en la Septuaginta, en la versión de Jünemann: “Quien desprecia una cosa, despreciado será por ella”. Es similar el texto en el Tanaj (hebreo): “Aquél que desprecia la cosa, sufrirá por ello”.

Isaac, Rebeca y su familia se fueron a vivir a Gerar a tierras de Abimelec, rey de los filisteos. Rebeca era una mujer atractiva, lo que provocó deseos sexuales entre los filisteos; por lo que Isaac la presentó como su hermana. La historia de los hermanos gemelos y de los hermanos esposos es recurrente en los diferentes relatos místicos de la antigüedad. En la misma Biblia, aparece el relato de Abraham, quien también presentó como hermana a su esposa Sara, en tierras de Egipto y que se narra en Génesis, En Cantar de los cantares, se lee también: “Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía; Has apresado mi corazón con uno de tus ojos, Con una gargantilla de tu cuello. ¡Cuán hermosos son tus amores, hermana, esposa mía! ¡Cuánto mejores que el vino tus amores, Y el olor de tus ungüentos que todas las especias aromáticas! Como panal de miel destilan tus labios, oh esposa; miel y leche hay debajo de tu lengua; Y el olor de tus vestidos como el olor del Líbano. Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía; fuente cerrada, fuente sellada”. (Cnt 4:9-12)

En el antiguo Egipto, Isis y Osiris, son también una pareja de hermanos esposos, hijos de Nut. En el Popol Wuj de los mayas, Ixbaloanqué y Hunahpú; son aquí la pareja divina de hermanos esposos; hijos también de una virgen; la doncella Ixquic.

Otras características en el perfil de la mujer Rebeca, son la de su inteligencia, perspicacia, presencia, capacidad para estar alerta, para tomar decisiones inmediatas, valentía, asertividad, desapego, empoderamiento femenino, rebeldía, audacia, astucia y ausencia de sumisión simbolizadas en la decisión de privilegiar a la humanidad solar representada en Jacob y así lograr que Isaac, en su lecho de anciano bendijera a este y no a Esaú, como se relata en Génesis 27, donde se cuenta cómo Rebeca prepara un guiso de cabritos y viste a Jacob con la piel de estos, para simbolizar nuevamente a los animales intelectuales vestidos con piel de chivo. El chivo, el cabrito es un animal asociado a las fuerzas sexuales irreflenables que debemos aprender a dominar y a dirigir. Ese es el trabajo de la humanidad que sigue el camino de IACOB, el del magisterio del fuego sagrado sin fornicación. Por eso al bendecirlo, le provee de trigo y de vino. La semilla de trigo que simboliza la simiente, la energía creadora y el vino de la transmutación alquimista. Rebeca, entonces previene a Jacob del peligro inminente y lo envía a la tierra de sus orígenes, la tierra de los mayores, en Harán a casa de su hermano Labán. Es confuso este relato por la humanidad lunar; pero muy claro y explícito para los buscadores de la verdad, La madre bendita del iniciado, siempre sabrá premiar y proteger a quien se mantiene firme en el pacto de la pureza sexual y la integridad, como Jacob.

 

 

 

Curso de magia rúnica

Durante tres semanas del mes de noviembre de 2018, el Misionero gnóstico internacional William CortezWhatsApp Image 2018-11-22 at 11.40.40 PM, facilitó, a la luz de la Gnosis, el curso de Magia rúnica en dos sedes alternas de Gnosis Guatemala: los días lunes y jueves, propició aprendizajes en el Centro de cultura holística «Argos”; asimismo, los días martes y viernes, medio sus conocimientos en el tema en el espacio de cultura alternativa «El Portal».

El misionero Cortez, inició los estudios gnósticos en la ciudad de San Miguel, El Salvador. Se formó como misionero gnóstico en Guadalajara, México donde tuvo oportunidad de recibir enseñanzas directas del Kalki Avatar, así como de la maestra Litelantes. Desde entonces, en su labor misional, ha aportado sus saberes y comprensión a múltiples estudiantes en interesados en saber Qué es Gnosis, en Monterrey, México, así como en  diferentes escuelas gnósticas en Guatemala, en especial, en el Movimiento Gnóstico Cristiano Guatemalteco y la entonces, AGEACAC, donde entre otras labores, fungió como Abad, de su Monasterio. Ha realizado misión en Paraguay, Uruguay, Argentina, Brasil, Colombia y en El Salvador.

Durante los días de realización del curso de Magia rúnica, se aprendió acerca de las grafías del proto-Futhark o Futhark iniciático, de 18 caracteres, así como del Futhark, antiguo de 24 letras, runas o símbolos rúnicos usados antiguamente en Europa, en especial por los nórdicos (pueblos germánicos y escandinavos); pero también por otros pueblos de América, en particular, los mayas del sureste de México, Honduras y Guatemala; así como por pueblos de Asía y África.WhatsApp Image 2018-11-24 at 11.33.42 AM (1)

Se aprendió sobre el significado y simbolismo de cada runa, su gimnasia esotérica, asociada a oraciones y mantras, posturas sagradas, aprovechamiento de energías cósmicas e internas; tal como se enseña en las escuelas gnósticas, asimismo enseñó a realizar la danza de las runas y realizó talleres prácticos con los asistentes. Trasladó sus saberes acerca de los talismanes rúnicos y, en el campo de la ciencia de las predicciones y el Arte ciencia de los oráculos, explicó el método de predicción nórdico, el oráculo vikingo u oráculo rúnico, Runascon principios similares a las cartas del tarot, la Cábala, las piedras del oráculo hebreo, conocidas como Urim y Tummin de las cuales hay abundante registo en el Antiguo Testamento, los goralot hebreos ampliamente expuestos en la Biblia, el tzité maya, el I Ching, chino, la interpretación de sueños; entre otros.WhatsApp Image 2018-11-18 at 9.00.59 PM

A lo largo del curso se hizo una excelente correlación holística entre la Gnosis eterna y universal, las enseñanzas de Samael Aun Weor, Huiracocha y otros autores especializados en la magia de las runas, así como con la cosmovisión de los pueblos nórdicos , sus libros sagrados y tradiciones, su relación con la Cosmovisión gnóstica y otras cosmovisiones. Derivado de los aprendizajes, se elaboraron y afinaron textos de estudio de cada una de las runas sagradas, mismos que serán publicados oportunamente en el presente blog. Conclusión: ¡Un potente y extraordinario curso!

La Gnosis eterna y universal

Contenido

Introducción

Delimitación del término: Qué es y qué no es Gnosis

El Coloquio de Mesina

Universalidad de la Gnosis

La Gnosis Cristiana

Introducción

En el presente estudio, en primer lugar, se hace una recopilación de referencias y explicaciones dadas por diferentes guías espirituales y académicos, especialistas en religión y filosofía antigua con el propósito de delimitar de manera apropiada el concepto de Gnosis y diferenciarlo de lo que no es Gnosis. Se dedica un espacio suficiente al Coloquio de Mesina de 1966 sobre los orígenes del Gnosticismo, donde se formuló la definición de la raíz griega Gnosis, tal como la reconocen, los gnósticos contemporáneos, incluido Samael Aun Weor, el Presidente fundador de las instituciones gnósticas contemporáneas: Gnosis: Conocimiento iluminado de los misterios divinos reservados a una élite. En la sección: La Universalidad de la Gnosis, se hace una aclaración a lo concluido en el Coloquio en torno de la delimitación geográfica y cronológica del Gnosticismo. Finalmente, se incursiona en la Gnosis cristiana, con referencias a la importancia que se da en la Biblia judeocristiana al conocimiento y se hace un breve abordaje al libro cumbre de los gnósticos: Pistis Sophia para desembocar en la concepción de una Gnosis eterna y universal.

Delimitación del término: Qué es y qué no es Gnosis

Gnosis es la síntesis de todos los conocimientos necesarios para llegar a la divinidad. Por ello, usualmente, en diccionarios y enciclopedias se afirma que el gnosticismo es un conjunto de doctrinas filosófico-religiosas, mezcla de creencias cristianas con principios del platonismo, de las tradiciones judías, caldeas y orientales, así como de elementos esotéricos.

Sin embargo, investigaciones más profundas van más lejos. Por ejemplo, Henry Durvill en su libro Los misterios iniciáticos, cita una frase de Hermes Trismegisto, el tres veces grande dios Ibis de Thot:

“Buscad un piloto que os encamine hacia las puertas de la Gnosis, donde refulge la deslumbradora luz, limpia de tinieblas, donde nadie se embriaga, donde todos son sobrios y vuelven sus miradas hacia el que quiere ser contemplado, el inaudito, el inefable, invisible para los ojos de la carne, visible para la inteligencia y el corazón”.

Hermes Trismegisto, el hombre dios, un sabio egipcio y guía espiritual de los faraones egipcios, cuyos nombres se asocian a los dioses Dyehuty, Tot y Hermes o Mercurio. Para Durvill, Hermes Trismegisto ejerce su influencia, en torno del siglo XXV A.C. A Hermes Trismegisto se le atribuye haber legado a la humanidad la ciencia de la Alquimia y el sistema de ciencias metafísicas, conocido como Hermetismo. Se le atribuye el libro La Tabla de Esmeralda y el Corpus Hermeticum. La atribución de “Tres veces grande”, solo se le puede conferir a un ser humano que después de alcanzar el Nacimiento segundo, logra la Auto realización íntima del Ser y alcanza la legítima inmortalidad y la auténtica Resurrección de los muertos, por lo que se convierte en tres veces grande. Hermes o Mercurio nos da la clave para transmutar los metales viles en el oro puro del Espíritu, la transmutación alquímica del plomo en oro, que se equipara al milagro de Jesús, en las bodas de Caná, al transmutar el ens seminis, las aguas de la vida, en el vino de luz del alquimista previo compromiso de huir de la fornicación.

Durvill refiriéndose a las antiguas iniciaciones y a los estudios gnósticos, afirma: “Los tiempos de la iniciación se extinguieron siglos antes de la Era Cristiana. Los adeptos se retiraron, como ocurrió en la Asiria, reintegrándose a los lugares de su origen, en la región norte del Indostán. Otros iniciados de inferior categoría salieron de Memphis para llevar a Grecia la luz del esoterismo. En Alejandría existieron también algunas agrupaciones y durante la Edad Media, desde Alejandría y el Asia Menor vienen a Europa los adeptos de Gnosis, y del Hermetismo”.

Helena Petronila Blavatsky en La clave de la Teosofía explica que: “Pitágoras denominaba a su Gnosis “el conocimiento de las cosas que son” o h gnwçiç onpwu, y reserva esos conocimientos sólo para sus discípulos, que habían jurado guardar el secreto; para aquellos que podían asimilarse ese alimento mental y hallar en él satisfacción; a los que juramentaba para guardar el secreto y el silencio”.

Gnosis es el conocimiento de uno mismo. Es el conocimiento de nuestros propios límites y posibilidades. El conocimiento de quiénes somos, de dónde vinimos y hacia dónde vamos.

Para Annie Besant, en su obra: Los Misterios, “el fondo y esencia de la enseñanza, que pone al individuo en posesión de la Gnosis o conocimiento real, el saber místico que substituye la creencia por el conocimiento y permite decir al hombre con toda certeza: «Yo conozco las cosas de los mundos superfísicos», esta enseñanza era en todas partes única e idéntica, y aunque difiriesen los cultos externos, lo que constituía la entraña, el culto interno y fondo de los Misterios era semejante en todos”.

Gnosis, es un conocimiento dinámico, liberador y transformador. El gnóstico, al conocerse, diferencia plenamente entre su Ego y su Esencia maravillosa o chispa divina. En el proceso de conocerse, libera y desarrolla su Esencia o fracción de alma, despertando la conciencia. Al mismo tiempo, descubre su Ego (los defectos de carácter) o elementos indeseables de conducta, lo comprende y mediante un trabajo psicológico; pero de una escuela de Psicología en particular, una escuela que enseñe a liberarse del Ego y a despertar conciencia, una Psicología Gnóstica que dé los métodos y procedimientos para encaminar un esfuerzo serio, que, si cuenta además con el auxilio de lo divinal, gradualmente logra eliminar esos elementos indeseables de conducta.

El conocimiento de uno mismo se denomina: autognosis. Es un tipo de conocimiento que se obtiene a través de la observación íntima. Los filósofos griegos de la antigüedad se referían a él con la frase: gnosce te ipsum. «Conócete y conocerás el Universo y a los dioses» y que se encontraba grabado en el pórtico del templo de Apolo, en Delfos. Entre los Diálogos de Platón, en el primer Alcibiades, se lee: “Así, mi querido Alcibiades, sigue mis consejos, y obedece al precepto que está escrito en el frontispicio del templo de Delfos: Conócete á ti mismo”.

Todo el proceso de autoconocerse, se realiza en la vida diaria, pero también a través de la experiencia mística directa. Este tipo de experiencias permiten acceder a otros tipos de conocimiento, ajenos al que se obtiene mediante la razón. La imaginación, la inspiración, la intuición, la auto reflexión evidente del Ser, la meditación y la experiencia en los mundos superiores de conciencia llevan al estudiante gnóstico a la autognosis.

Uno de los grandes investigadores contemporáneos de la  Gnosis histórica, Henri Charles Puech, afirma que: «De manera más especial, en los sistemas religiosos de los que constituye el fondo, la Gnosis aparece como un conocimiento que trae consigo y procura por sí mismo la salvación, una ciencia liberadora o salvadora, un saber que es en sí y por sí mismo salvación. Se llama o puede llamarse gnosticismo -y también gnosis- a toda doctrina o actitud religiosa fundada sobre la teoría o la experiencia de la obtención de la salvación mediante el conocimiento.» (Tomado de En torno a la Gnosis)

Elaine Pagels, otra autoridad mundial en el estudio de la Cosmovisión gnóstica,  en su obra: “Los evangelios gnósticos” establece claramente la diferencia entre  qué es Gnosis y qué no lo es:

“Aquellos que dicen no conocer nada sobre la realidad última se les denomina «agnósticos» (literalmente: «que no conocen»), a la persona que sí afirma conocer tales cosas se le llama «gnóstica» («conocedora»). Pero gnosis no significa principalmente conocimiento racional. La lengua griega establece una distinción entre el conocimiento científico o reflexivo («él conoce o sabe matemáticas») y el conocimiento a través de la observación o la experiencia («él me conoce»), que es la gnosis. Tal como la utilizan los gnósticos, podríamos traducirla por «intuición», porque gnosis entraña un proceso intuitivo de conocerse a uno mismo. Y conocerse a uno mismo, decían ellos, es conocer la naturaleza y el destino humanos. Según el maestro gnóstico Teodoro, que escribía en Asia Menor hacia 140-160, el gnóstico es aquel que ha llegado a entender «quiénes éramos y en qué nos hemos convertido; dónde estábamos… hacia dónde nos apresuramos; de qué se nos está librando; qué es el nacimiento y qué es el renacimiento. Sin embargo, conocerse a uno mismo, en el nivel más profundo, es al mismo tiempo conocer a Dios; este es el secreto de la gnosis”.

Puech, da una explicación similar, cuando expone que “El idioma griego conocía muy bien los términos de gignóskein (conocer) y de gnosis (conocimiento), y en ciertos contextos filosóficos (platónicos o pitagóricos), estas expresiones podían designar el conocimiento verdadero (por oposición a la doxa, conocimiento aproximativo, dudoso, ilusorio) de los seres (onta) o incluso de Dios. Pero no se las empleaba «técnicamente» e implicaban siempre un proceso dialéctico y discursivo del espíritu, proceso que puede desembocar en una intuición, pero que sigue estando fundado sobre una especulación de orden humano…” Explica, además Puech que “El término de gnosis empleado por separado no basta en griego: exige o sobreentiendo un genitivo que designe el objeto de la «gnosis». Este objeto, en los textos más explícitos, es «Dios»”. Explica además que la Gnosis, es “un conocimiento que, una vez dado, es inmediato y absoluto, trascendente con relación a la simple fe (pistis), conocimiento de la Vida y de la Luz que es él mismo Vida y Luz, conocimiento en una palabra, que es visión, revelación y gracia, «carisma» (kharisma), verdad absoluta aprehendida por un acto místico o confiada mediante un hieróslogos, apocalipsis de visionario o iniciación mistérica”. Para Puech, las revelaciones llevadas a las doctrinas gnósticas “se ofrecen como descubiertas en éxtasis”; es decir, en el vacío iluminador, en la iluminación o conciencia objetiva.

Pagels, cita a “Otro maestro gnóstico, Monoimo, -quien dice- “abandonad la búsqueda de Dios y la creación y otros asuntos de parecida índole. Buscadle tomándoos a vosotros mismos como punto de partida. Averiguad quién hay dentro de vosotros que se adueña de todo y dice: “mi Dios, mi mente, mi pensamiento, mi alma, mi cuerpo”. Averiguad las fuentes del pesar, del gozo, del amor, del odio… Si investigáis cuidadosamente estas cuestiones, las encontraréis en vosotros mismos”.

Stephan A. Hoeller, en su libro: Jung Gnóstico y los Siete Sermones a los muertos da la siguiente definición de la Gnosis: “conocimiento espiritual al que se accede a través de la intuición”, que está en correspondencia con la definición que da el DRAE: «Conocimiento absoluto e intuitivo, especialmente de la divinidad».

En relación con los gnósticos, Hoeller, expone además que: “no eran miembros de una secta ni de una nueva religión, como afirmaban sus detractores, sino personas que compartían una cierta actitud frente a la vida. Puede decirse que esta actitud consistía en la convicción de que el conocimiento personal, directo y absoluto de las auténticas verdades de la existencia es accesible a los seres humanos y, más aún, que la adquisición de dicho conocimiento siempre debe constituir la realización suprema de la vida humana”.

“Este conocimiento, o Gnosis, no era racional ni científico, ni siquiera era considerado como un conocimiento filosófico de la verdad, sino como un saber que surgía en el corazón de una forma intuitiva y misteriosa y, por ello, en al menos uno de los textos gnósticos (el Evangelio de la verdad) es denominado Gnosis Kardias, el conocimiento del corazón”.

“Evidentemente se trata de un concepto religioso que es a la vez sumamente psicológico, ya que el significado y el propósito de la vida no es ni la fe –con su énfasis en la certeza ciega de la existencia de Dios y su igualmente ciega represión- ni las buenas obras, sino el discernimiento y la transformación interior, para decirlo en pocas palabras, un proceso psicológico profundo”.

Philip Gardiner en su libro: Gnosis el Secreto del templo de Salomón revelado, dice lo siguiente:

“Son muchas las personas que no comprenden lo que significa la palabra gnosis; otras creen que significa simplemente conocimiento, y lo dejan ahí. Sin embargo, existe un significado más profundo. Es una palabra que da origen al título de gnóstico, o alguien que tiene un conocimiento especial. La verdadera definición del término gnosis es la experiencia mística directa de lo Divino en el yo. Es la realización de nuestra verdadera naturaleza, y no se puede discernir mediante un dogma o una doctrina intelectual, sino sólo a través de la experiencia”.

David Grez en su versión de Los Evangelios Gnósticos afirma lo siguiente: “el nombre lo tomaron de la palabra gnosis, vocablo griego que significa conocimiento. Este término había sido ya empleado por diversas corrientes de la filosofía griega, sobre todo por los platónicos y los pitagóricos. Con esta expresión designaban ellos al conocimiento verdadero de la esencia de algo, por oposición al conocimiento de las apariencias de las cosas, sometido a los vaivenes del cambio. Es decir que el término gnosis exige un objeto al que referirse. Ese objeto en la mayoría de los textos gnósticos es Dios”.

“La gnosis, sería pues, el conocimiento de Dios o de alguna propiedad de Dios, pero se trata de un conocimiento inmediato y absoluto, es decir, que es recibido a la manera de una revelación o una visión, sin necesidad de sucesivas y progresivas deducciones del entendimiento. Por tanto, es un conocimiento muy alejado de la manera racional y cartesiana a la que los europeos modernos estamos acostumbrados”.

Más adelante dice: “los gnósticos creían en la posibilidad de alcanzar un conocimiento completo de la verdad mediante un despertar o una revelación inmediata, que ampliaría sus capacidades de comprensión hasta límites insospechados…”

En la biblioteca virtual de Google, se encuentra una obra de Francine Cuidaut: El nacimiento del cristianismo y del gnosticismo, publicada por ediciones Akal. De Torrejón de Ardoz, Madrid. El autor cita a Orígenes, Clemente e Ireneo; para quienes la palabra Gnosis, designa al cristianismo auténtico. Explica también que la Gnosis, “implica, como indica su nombre, un conocimiento que se quiere salvador y que revela a los iniciados el secreto de su origen y los medios para alcanzarlo”. Además aclara que: “Para empezar, el gnóstico conoce mediante una revelación. Él no cree, pues la fe es inferior al conocimiento, y su gnosis, «el conocimiento de la grandeza inefable es por sí sola la redención perfecta». Cita a Clemente de Alejandría, en su obra Extractos de Teódoto, explicando que el gnóstico sabe: “Quiénes éramos y en quiénes nos hemos convertido, dónde estábamos y adónde hemos sido arrojados, hacia dónde nos apresuramos y de dónde somos redimidos, qué es la generación y la regeneración”.

Cuidaut, cita inmediatamente a Monoimo, del que ya se mencionó a través de Pagels, quien a través de Hipólito, en Revelación de todas las herejías, volumen VIII, expresa con palabras un tanto distintas, lo ya apuntado: “Renuncia a buscar a dios y a buscar la creación y las otras cosas análogas: búscalo partiendo de ti mismo y advierte quién en ti, sin que te des cuenta, se apropia de toda cosa y dice: “Mi Dios, mi espíritu, mi pensamiento, mi alma, mi cuerpo”. Aprende de dónde viene la pena y la alegría, el amor y el odio, de dónde, que uno venga sin quererlo, que uno ame sin quererlo. Si buscas exactamente estas cosas, las encontrarás en ti mismo”.

Para Francisco García Bazán, en su obra: Sobre el gnosticismo y los gnósticos, “la palabra “conocimiento” (gr. gnôsis, copto, soouen) utilizada entre los gnósticos de los primeros tiempos cristianos, se refiere al conocimiento confinado en sí mismo, o sea, entendido absolutamente. En esta acepción propia, el conocimiento es saber directo, inmediato y revelado por tradición. Es decir, libre de los velos que le pongan obstáculos (la expectativa, el olvido o el error) y de los intermediarios basados en los medios sentimentales o racionales que lo hacen un fin mediato y lo debilitan cognoscitivamente (el deseo, el querer, el juicio y el razonamiento deductivo e inductivo), además, adquirido tradicionalmente”.

En forma similar, García Bazán, en su obra Gnosis, la Esencia del Dualismo Mágico, explica que “gnóstico es el que posee la gnosis. Y la gnosis es un conocimiento. Pero este conocimiento escapa a los normales análisis racionalistas. El correlato de este conocimiento es el Sí-Mismo: la intimidad infinita o espiritual de la persona, que es lo verdadero y simple. Se conoce al Sí-Mismo como objeto de conocimiento, pero el Sí-Mismo sólo es cognoscible por él mismo; el Sí-Mismo, por lo tanto, se auto-conoce en la gnosis, es sujeto y objeto de conocimiento, porque es una misma cosa lo que conoce y lo conocido, conocer y conocerse. Pero, aclaremos, no es que el hombre sea el Sí-Mismo, o que lo más aparente de lo que se suele llamar el hombre, la unidad psico-física, sea el Sí-Mismo, sino que éste, según tales sentidos, es algo totalmente diferente del hombre. Tampoco es correcta la declaración inversa, a saber, que el Sí-Mismo sea el hombre y que, por lo tanto, al conocerse el Sí-Mismo sea el hombre el que se conoce a sí mismo. No: el Sí-Mismo se conoce a sí y esta auto-gnosis es la gnosis”.

“El hombre, lo repetimos, como lo enfocan las ciencias y como lo tiende a idealizar la antropología ingenua del creyente común, puede ser que se experimente y que se conozca, hasta ignoramos qué entresijos humanos, pero este conocimiento, bien lo llamemos de su yo, de su intimidad o de su individualidad, es un conocimiento que tendrá que ver todo lo que se quiera con los más finos análisis de los instrumentos sensoriales, psicológicos, racionales o de la imaginación reproductora, pero que nada tiene que ver con el conocimiento gnóstico. Y porque la gnosis tiene este carácter peculiar que hemos señalado, se dice que es revelación y no conocimiento, o que es conocimiento revelado”.

«Efectivamente, no existe posibilidad humana de aceptación, afectividad o cognoscibilidad que pueda alcanzar la gnosis. El auto-conocimiento del Sí-Mismo es extra y supra-humano. Es un conocimiento supra-consciente que depende de sí, que nada tiene que ver con lo humano, que pertenece a otra esfera de ser. El hiato que existe entre el Sí-Mismo y el hombre es infranqueable y por eso el pneuma se re-conoce, y este reconocerse es un acto autónomo para el que la razón, el sentimiento o la voluntad, como facultades psíquicas, resultan ineficaces”.

“Ahora bien, tampoco este conocimiento revelado es idéntico a la fe, aunque ésta se mueva en el ámbito espiritual; y lo será menos cuando la experiencia de fe, fenómeno común en nuestros días y antes, tiende a confundirse con la creencia y con el mismo lenguaje religioso que ha generado. Pero ambas experiencias, aunque diversas y jerárquicamente diferentes, pueden aproximarse, si se tiene en cuenta que la fe es obra de la gracia y que ésta posee una autonomía propia que depende sólo de lo sobrenatural. Y si la revelación gnóstica se basa en la auto-gnosis, hemos de afirmar también que su forma de conocimiento ha de ser inmediata, directa o intuitiva, ajena, por lo tanto, a la menguada forma racional deductiva y mucho más a la experiencia y ensamble de datos sensoriales”.

Al llegar a este punto la discusión, es importante hacer algunas aclaraciones semánticas. En este sentido, Samael Aun Weor, explica en el capítulo titulado: Antropología Gnóstica, de su obra: La doctrina secreta de Anáhuac, lo siguiente: “Incuestionablemente, el conocimiento gnóstico escapa siempre a los normales análisis del racionalismo subjetivo. El correlato de este conocimiento es la intimidad infinita de la persona, el Ser. La razón de ser del Ser es el mismo Ser. Solo el Ser puede conocerse a sí mismo. El Ser, por lo tanto, se auto conoce en la Gnosis. El Ser, revaluándose y conociéndose a sí mismo, es la auto-gnosis. Indubitablemente, esta última, en sí misma, es la Gnosis. El auto-conocimiento de Ser es un movimiento supra-racional que depende de Él, que nada tiene que ver con el intelectualismo. El abismo que existe entre el Ser y el Yo es infranqueable y, por esto, el Pneuma, el Espíritu, se reconoce y este reconocerse es un acto autónomo para el que la razón subjetiva del mamífero intelectual resulta ineficaz, insuficiente, terriblemente pobre. Auto-conocimiento, auto-gnosis, implica la aniquilación del Yo como trabajo previo, urgente, impostergable. El Yo, el Ego, está compuesto por sumas y restas de elementos subjetivos, inhumanos, bestiales, que incuestionablemente tienen un principio y un fin”.

“La Esencia, la Conciencia, embutida, embotellada, enfrascada entre los diversos elementos que constituyen el mí mismo, el Ego, desafortunadamente se procesa dolorosamente en virtud de su propio condicionamiento. Disolviendo al Yo, la Esencia, la Conciencia, despierta, se ilumina, se libera, entonces deviene como consecuencia o corolario el auto-conocimiento, la auto-gnosis. Indubitablemente, la revelación legítima tiene sus basamentos irrefutables, irrebatibles, en la auto-gnosis. La revelación gnóstica es siempre inmediata, directa, intuitiva; excluye radicalmente a las operaciones intelectuales de tipo subjetivo y nada tiene que ver con la experiencia y ensamble de datos fundamentalmente sensoriales. La inteligencia o nous en su sentido gnoseológico, si bien es cierto que puede servir de basamento a la intelección iluminada, se niega rotundamente a caer en el vano intelectualismo. Resultan palmarías y evidentes las características ontológicas, pneumáticas y espirituales de nous (inteligencia)».

«En nombre de la verdad declaro solemnemente que el Ser es la única real existencia, ante cuya transparencia inefable y terriblemente divina eso que llamamos Yo, Ego, mí mismo, sí mismo, es meramente tinieblas exteriores, llanto y crujir de dientes. La auto-gnosis o reconocimiento auto gnóstico del Ser, dada la vertiente antropológica del Pneuma o Espíritu, resulta algo decididamente salvador. Conocerse a sí mismo es haber logrado la identificación con su propio Ser divinal. Saberse idéntico con su propio Pneuma o Espíritu, experimentar directamente la identificación entre lo conocido y lo cognoscente, es eso que podemos y debemos definir como auto-gnosis».

«Ostensiblemente, esta develación extraordinaria nos invita a morir en sí mismos a fin de que el Ser se manifieste en nosotros. Por el contrario, alejarse del Ser, continuar como Ego dentro de la herejía de la separatividad, significa condenarse a la involución sumergida de los mundos infiernos. Esta reflexión evidente nos conduce al tema de la «libre elección» gnóstica. Incuestionablemente, el gnóstico serio es un elegido a posteriori. La gnóstica experiencia permite al sincero devoto saberse y auto realizarse íntegramente. Entiéndase por Auto-realización el armonioso desarrollo de todas las infinitas posibilidades humanas”.

Con justa razón, Marvin Meyer y Willis Barnstone, en la Introducción a su obra La Biblia Gnóstica, publicada por Shambala, afirman que: “Los humanos en este mundo están encarcelados, dormidos, borrachos, caídos, ignorantes. Necesitan encontrarse a sí mismos, ser liberados, despertados, tornarse sobrios, levantarse y alcanzar la iluminación. En otras palabras, necesitan regresar a la gnosis”. En la misma Introducción, afirman que: “En otras palabras, el llamado al conocimiento es el despertar de la conciencia, desde adentro y afuera, de «lo que es, lo que era, y lo que está por venir. “Es una visión. Es gnosis”.

Meyer y Barnstone, explican que: “El término gnóstico se deriva de la antigua palabra griega gnosis, «conocimiento». Gnosis es una palabra común en griego, y puede designar diferentes tipos del conocimiento. A veces, como en los textos sagrados incluidos en este volumen, la gnosis significa conocimiento personal o místico. Entendido de esta manera, la gnosis puede significar conocimiento, es decir, el conocimiento como conocimiento personal de uno mismo u otra persona o incluso Dios, o puede significar la penetración, es decir, el conocimiento como conocimiento inmediato de verdades profundas. Estas formas de entender la gnosis son no mutuamente excluyentes, ya que el conocimiento puede implicar la conciencia inmediata de uno mismo o de otro, en una unión personal o comunión que proporciona una visión profunda de la verdadera naturaleza de todo. Como ya lo hemos hecho notar… La gnosis buscada por los autores de estos textos es apenas conocimiento ordinario. Un texto de la biblioteca Nag Hammadi, La Exégesis sobre el alma, declara que la restauración del alma a un estado de plenitud ««no se debe a las frases de rutina ni a las habilidades profesionales o al aprendizaje de libros». En efecto, los místicos comúnmente han enfatizado, en muchos libros, que el conocimiento místico no se puede lograr simplemente leyendo libros”.

Otros textos describen este tipo de gnosis haciendo una lista de preguntas que deben abordarse si se quiere aclarar por el conocimiento. En el Libro secreto de Juan, el Salvador o Revelador anuncia que ella o él enseñará «lo que es, lo que fue y lo que está por venir», y en el Libro de Thomas el revelador ordena, «Examínese y entienda quién tú eres, cómo existes y cómo llegarás a ser». Para alcanzar este conocimiento, convertirse en un gnóstico, es conocerse a sí mismo, a Dios y a todo. O, en las palabras de la máxima del antiguo centro oracular dedicado a Apolo en Delphos, Grecia, una máxima citada con frecuencia en los textos de este volumen: gnothi Sauton, «conócete a ti mismo». De acuerdo con muchos de estos textos sagrados, conocerse verdaderamente es alcanzar este conocimiento místico y alcanzar este conocimiento místico es conocerse a uno mismo de verdad. El conocimiento gnóstico, entonces, se basa en la experiencia mística vivida, en el conocimiento de toda la línea de tiempo del mundo, pasado, presente y futuro, y en el conocimiento de sí; de dónde venimos, quiénes somos, a dónde vamos y del viaje del alma”.

El Coloquio de Mesina

En 1966, del 13 al 18 de abril, en la ciudad de Mesina, Italia, se realizó el Coloquio internacional sobre los orígenes del gnosticismo o Coloquio de Mesina. Según las fuentes oficiales del Coloquio y que se encuentran fácilmente en la web, “fue una reunión de eruditos y expertos académicos en Gnosticismo que tuvo lugar en la Universidad de la ciudad de Mesina, Italia, con el propósito de examinar la cuestión de los orígenes del gnosticismo desde el punto de vista de la historia de las religiones. También se procuró definir y consensuar el núcleo esencial de las doctrinas gnósticas del cristianismo primitivo”. Cuidaut dice al respecto que “La variedad de enfoques en este terreno y la imprecisión del vocabulario utilizado pusieron de relieve la necesidad de clarificar la terminología mediante un doble método: histórico y tipológicos. Tal fue la meta que se impuso el primer gran Congreso Internacional de Mesina en 1966”, que, desde nuestro punto de vista, bien podría equipararse al Concilio de Nicea en el año 300, ya que en el Coloquio de Mesina, se reconoce oficialmente en el mundo académico la importancia de los sistemas gnósticos.

Francisco García Bazán, en su obra Gnosis, la Esencia del Dualismo Mágico, refiriéndose al Coloquio, explica que “un grupo de ilustres y experimentados especialistas en Gnosis fue encargado de proponer con exactitud el significado correspondiente a las palabras «gnosis»«gnosticismo»«pre-gnosticismo»«proto-gnosticismo» y «gnóstico», el que se pudiera generalizar como científicamente válido y aceptable como consenso del Congreso. Aunque las caracterizaciones logradas no fueron totalmente aceptadas por todos los asistentes”.

“En la realización del Coloquio cooperaron la Asociación Internacional para la Historia de las religiones y la Sociedad italiana de la historia de las religiones y ayudaron financieramente, el Ministerio italiano de Instrucción Pública y la Universidad de Mesina. La organización del Coloquio y la edición de las ponencias que en él se presentaron, se realizó bajo la dirección del Profesor Ugo Bianchi de la Universidad de Mesina. Asistieron 69 expertos de diversas nacionalidades, entre otros H.J. Drijvers, Hans Jonas, Ugo Bianchi, Jean Daniélou y A.F.J. Klijn. Se trataron 43 ponencias y otras 15 fueron enviadas por participantes (como Gilles Quispel) que no asistieron personalmente. Fue aprobado y enviado a la Unesco un voto concerniente a la urgencia de la publicación definitiva de todos los textos de los manuscritos de Nag Hammadi confeccionado por un comité formado por los profesores T. Säve-Söderbergh, M. Krause y J.M. Robinson”.

“Los participantes en el Coloquio internacional sobre los orígenes del gnosticismo propusieron, con el fin de evitar su uso indiferenciado, delimitar exactamente el significado de los términos «gnosis» y «gnosticismo», de tal modo que el término gnosis quedaría reservado para significar «Conocimiento de los misterios divinos reservados a una élite» y gnosticismo designaría «un cierto grupo de sistemas del siglo II d.C. que todos están de acuerdo en designar de este modo».

Willis Barnstone y Marvin Meyer, en la Introducción a su obra La Biblia Gnóstica, refiriéndose al Coloquio afirman que: “Los estudiosos de las religiones antiguas y tardías han intentado ordenar a través de los problemas de definición y taxonomía para alcanzar cierta claridad con respecto a la gnosis y el gnosticismo. En 1966 muchos de los principales estudiosos de la gnosis se reunieron en una conferencia internacional en Messina, Italia, y produjeron un conjunto de declaraciones que están destinadas a definir la gnosis y el gnosticismo. Gnosis, ellos la definen como «conocimiento de los misterios divinos reservados para una élite», y esto es un término de amplia aplicación. Por otro lado, el gnosticismo es «coherente serie de características que se pueden resumir en la idea de una chispa divina en el hombre, derivada del reino divino, caída en este mundo del destino, nacimiento y muerte, y que necesita ser despertada por la contraparte divina de sí para finalmente ser reintegrado». El gnosticismo es, por lo tanto, un movimiento religioso representado por grupos religiosos que surgieron en el siglo II  de la EC y después, especialmente dentro del contexto del Cristianismo, grupos como los seguidores de Basilides y Valentinos, dos cristianos particularmente significativos maestros de la religión gnóstica.

En relación con la definición acordada en el Coloquio, los gnósticos contemporáneos, la reconocemos como correcta, válida y aplicable en todo momento. Es la utilizada por el Presidente fundador de las instituciones gnósticas contemporáneas, en el capítulo titulado: Antropología Gnóstica, de su obra La Doctrina secreta de Anahuac. Es similar también, a la que da José Motserrat Torrents en su versión de El Evangelio de Judas, publicado por Edaf. Según Torrents, en sentido estricto: Gnosis, significa: «Conocimiento religioso reservado a una élite». En sentido estrictísimo: «Un determinado grupo de sistemas judíos y cristianos antiguos». Torrents, contextualiza además los acuerdos del Coloquio de Mesina y explica que: «Los dos últimos sentidos se ajustan a las definiciones desciptivas acoradadas en un Coloquio de especialistas reunidos en mesina en 1966. A pesar de las reticencias de ciertos historiadores, siempre reacios a someterse a la disciplina de las terminologías pactadas, no veo motivo alguno para apartarme de las delimitaciones tan laboriosamente acordadas hace cuatro decenios».

“En el documento conclusivo del Coloquio de Mesina se señalaron, junto con las anteriores, otras definiciones descriptivas como hipótesis de trabajo”:

1.- El gnosticismo de las sectas del siglo II, implica una serie coherente de características que pueden resumirse en la concepción de la presencia en el hombre de una chispa divina, que proviene del mundo divino, que ha caído en este mundo sometido al destino, al nacimiento y a la muerte, y que tiene que ser despertada por la contraparte divina del ser humano-su intimidad infinita o espiritual para ser finalmente reintegrada -en el reino de lo divino, lugar de donde procede-.

2.- El tipo de gnosis que implica el gnosticismo está condicionado por un cierto número de fundamentos ontológicos, teológicos y antropológicos. Desde esta perspectiva no toda gnosis es gnosticismo, tan sólo aquella que implica, la idea de una connaturalidad divina de la chispa que debe ser reanimada y reintegrada; esta gnosis del gnosticismo implica la identidad divina del cognoscente (el gnóstico), de lo conocido (la substancia divina de su Ser Intimo trascendente) y del medio por el cual conoce (la gnosis como facultad divina implícita que debe ser despertada y actualizada).

García Bazán, amplía estas conclusiones, indicando que “Sólo las doctrinas gnósticas que incluyan los fundamentos mitológicos, teológicos y antropológicos dichos, forman parte del gnosticismo. Y esta connaturalidad de la partícula pneumática con lo divino hace que la gnosis del gnosticismo sobreentienda la identidad del cognoscente, de lo conocido y del medio del conocimiento, es decir, la gnosis, que como facultad superior implícita debe ser actualizada. Esta gnosis es una revelación-tradición. Debe tenerse en cuenta la existencia en esta designación de formas de pensamiento contemporáneas a los grandes sistemas gnósticos cristianos y que presentan ciertas similitudes con la doctrina y escuelas del gnosticismo: el hermetismo, ciertos neoplatónicos, etc., que también deben ser examinadas y clasificadas”

3.- El pensamiento «pregnóstico» es aquel que presenta caracteres que pueden ser identificados exteriormente con los sistemas gnósticos, pero estando esos rasgos integrados en una concepción, en su conjunto, ajena al gnosticismo. Pensamiento que no es y es gnóstico y esta dualidad quedaría expresada con el vocablo “pregnóstico”.

4.- Lo «protognóstico» tendría como término de denotación a todo sistema gnóstico incipiente o germinal, es decir, movimientos espirituales que están impregnados por una actitud similar a la que caracteriza a los sistemas gnósticos consagrados.

En la obra de García Bazán, se encuentra información relativa a los conceptos: gnóstico y gnostizante, que a continuación se transcriben:

e) El adjetivo «gnóstico» puede aplicarse tanto a concepciones que se vinculan a la gnosis como al gnosticismo. En realidad, stricto sensu, su significación tiene mayor parentesco con gnosis que con gnosticismo, pues, como veremos, éste contiene a aquella como su aspecto fundamental, y aquel lo que hace es determinarla en movimientos históricos que encierran ciertos caracteres fijos. La ambigüedad del término, por consiguiente, es intransferible y sólo el contexto literario puede facilitar su significado exacto.

f) Queda finalmente por tratar el término «gnostizante». Éste se encuentra bastante próximo por su significación a «pre-gnóstico», ya que el vocablo hace referencia a rasgos que poseen analogía con el gnosticismo, pero integrados en un sistema no gnóstico. Preferimos usar el adjetivo «pre-gnóstico» para aquellos casos que se presentan como anteriores a los grandes sistemas del siglo II y siguientes, y «gnostizante» para los contemporáneos y posteriores.

Como lo aclara el Kalki Avatar, el término gnostizante, «se relaciona con aspectos intrínsecos que poseen cierta similitud con el Gnosticismo Universal, pero integrados en una corriente no definida como Gnosis». En cierta medida, tal como lo afirman algunas escuelas gnósticas, el término puede referirse a una labor de enseñanza tendente a promover la Gnosis. Sin embargo, en nuestra comprensión del término, en este caso, esa labor no se realiza explícitamente como gnóstica, sino más bien en un contexto más abierto y libre asociado al ecumenismo y principios de inter espiritualidad, holismo, transdisciplinariedad, mística, despertar espiritual, meditación, búsqueda de la verdad, liberación espiritual, diálogo interreligioso, religión comparada, rescate de cosmovisiones antiguas; entre otros.

El concepto ha sido utilizado por diferentes autores, como Xavier Alegre en su disertación sobre “El concepto de salvación en las Odas de Salomón: contribución al estudio de una soteriología gnostizante y sus posibles relaciones con el cuarto evangelio”, por Domingo Muñoz León, en su obra: “Palabra y gloria Excursus en la Biblia y en la literatura intertestamentaria”, Sofía Torallas Tovar en su obra: Gramática de copto sahídico y por Henri Charles Puech, en su obra: En torno a la Gnosis, para citar algunos estudiosos que han usado el término.

4 Influencia y legado del Coloquio

“A pesar del tiempo transcurrido desde su realización y de que algunas de sus conclusiones y modo de abordar el fenómeno gnóstico han sido contempladas desde nuevas perspectivas – es necesario reseñar que en el momento de la realización del Coloquio, no habían sido traducidos todavía la mayor parte de los Códices de Nag Hammadi-. El Coloquio de Mesina es un referente en la historia del estudio y análisis académico del gnosticismo de lo primeros siglos del cristianismo”.

Universalidad de la Gnosis

El más exaltado gnóstico del mundo contemporáneo: Samael Aun Weor, afirma que: Como quiera que los estudios gnósticos han progresado extraordinariamente en estos últimos tiempos, ninguna persona culta caería hoy, como antaño, en el error simplista de hacer surgir a las corrientes gnósticas de alguna exclusiva latitud espiritual. La palabra «Gnosticismo» encierra dentro de su estructura gramatical la idea de sistemas o corrientes dedicadas al logro de la Gnosis en el ser humano». Y esta conquista va más allá en el tiempo del siglo II de la era Cristiana y más allá también del entorno de las culturas que florecieron por esa época en torno del mar Mediterráneo..

«Si bien es cierto que debemos tener en cuenta en cualquier sistema gnóstico sus elementos helenísticos orientales, incluyendo Persia, Mesopotamia, Siria, India, Palestina, Egipto, etc., nunca deberíamos ignorar a los principios gnósticos perceptibles en los sublimes cultos religiosos de los nahoas, toltecas, aztecas, zapotecas, mayas, chibchas, incas, quechuas, etc., etc., etc., de Indo América».

Montserrat Torrents, en relación con ese hermoso legado del Coloquio y los componentes ontológicos de la Gnosis, es decir, los que conciernen directamente al Ser, resalta que: «El documento conclusivo del Coloquio de Messina, describe de este modo el mencionado componente: La concepción de la presencia en el hombre de una centella divina, que proviene del mundo divino, que ha caído a este mundo sometido al destino, al nacimiento y a la muerte, y que tiene que ser despertada por la contraparte divina del Yo para ser finalmente reintegrada». Que constituye elemento primordial en la Cosmovisión Gnóstica, al plantear la realidad que el ser humano actual, la humanidad mecánica, no posee Alma, sino solamente una fracción de la misma. Una chispa divina o Esencia maravillosa, que mediante el camino, la didáctica propuesta en la historia de Pistis Sophia, quien busca la verdad y la encuentra, se hace libre al realizar dentro de sí el misterio del «salvador salvado», realizando enormes transformaciones íntimas, en pareja, en castidad, eliminando al querido Ego, despertando conciencia y auto realizándose a fondo. De esta manera, la Gnosis se hace vida en quien encuentra la verdad, al iniciar el proceso de auto descubrimiento y despertar de la conciencia. Por tal razón, el Quinto de los Siete afirma: «Hablando muy francamente y sin ambages diremos: La Gnosis es un funcionalismo muy natural de la conciencia, una Philosophia perennis et universalis«. La Gnosis es eterna y universal.

En este sentido, Cuidaut del que ya se han realizado referencias en párrafos anteriores, cita a F.C. Baur, de quien afirma “es sin duda el verdadero fundador de la investigación sobre la gnosis”, quien presenta el estudio de la Gnosis “no como una herejía, sino como una nueva religión, como una síntesis de fuerzas religiosas paganas anteriores al Cristianismo… como una interpretación alegórica del N.T.” “Para Baur, la gnosis es el punto de partida de una filosofía religiosa cristiana cuyo punto culminante serían los trabajos de Hegel”. Cita también a W. Bousset, un exégeta del N.T. para quien “los mitos de la salvación en el gnosticismo no provienen del cristianismo, sino que son anteriores”.

Más adelante, se apoya en R. Reitzenstein, quien “escruta el pensamiento oriental para poder llegar a comprender mejor el cristianismo. Nos revela nuevas fuentes, en particular el Canto de la perla (que se encuentra en los Hechos de Tomás). Lo ve como un texto capital para la comprensión de la gnosis, y descubre en él el mito del «salvador-salvado». La gnosis hunde sus raíces en Oriente y lleva en su seno el misterio redentor iranio, que se origina en Persia y encuentra su forma más pura en el maniqueísmo y en el mandeísmo, y cuyo centro es la identidad entre Dios y el alma.

García Bazán, en su obra: Sobre el gnosticismo y los gnósticos, plantea que: “La gnosis es una revelación-tradición, y hay en los grandes sistemas gnósticos cristianos similitudes con la doctrina y escuelas representadas por el Hermetismo, algunos neoplatónicos y escritores cristianos alejandrinos”. En su obra: La Gnosis eterna, explica que: “La palabra «gnosis» significa conocimiento. Deriva de una antigua etimología indoeuropea, jñd, también presente en el sustantivo sánscrito jñâna, con un significado idéntico: el conocimiento en sí mismo. Es decir, el saber directo e inmediato, despojado tanto de los velos que lo obstaculizan (el error, o el olvido), como de los intermediarios que lo fracturan y lo debilitan (el juicio y la razón). De acuerdo con este sentido, primero la gnosis posee una especificidad que la distingue de los fenómenos cognoscitivos que derivan de la percepción sensible y el raciocinio, pero asimismo una universalidad que la emparenta con el tipo de conocimiento que se origina en la intelección (nóesis) platónica, la intuición (anubhâva) del hinduismo y, en general, las corrientes metafísicas y religiosas que basan la fuente del conocimiento en la revelación profunda, la experiencia directa de lo que es real, es decir, lo verdadero e inmutable; o bien, gnosis es la tradición comunitaria que se inspira en estas raíces”.

La Gnosis Cristiana

La Gnosis cristiana, más específicamente, la gnosis ligada al Cristianismo primitivo, se encuentra en los Evangelios gnósticos. Algunos Evangelios gnósticos son: el Evangelio de María Magdalena, el Evangelio de Tomás, el Evangelio de Felipe y el Evangelio de Judas. La mayoría de los Evangelios gnósticos, forman parte de la gran Biblioteca gnóstica Copta del museo de El Cairo o Biblioteca de Nag Hammadi, declara Patrimonio mundial de la humanidad por la UNESCO.

Sin embargo, al escudriñar el Antiguo Testamento y los evangelios canónicos, es posible encontrar referencias a la Gnosis, como es el caso del Evangelio de Juan. “Si me conocieses, también a mi padre conocerías; y desde ahora le conoces y le has visto” (Jn 14:7). “El espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero ustedes le conocen, porque mora con ustedes y estará en ustedes” (Jn 14:17). “Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste” (Jn 17:25).

En el libro de Oseas se lee: “Mi pueblo perece por falta de conocimiento. Porque tú has rechazado el conocimiento, yo te rechazaré de mi sacerdocio; porque has olvidado la instrucción de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos”.

En Mateo 11, “Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la Tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó.  Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”.

En el Evangelio de Lucas se explica por qué las palabras de Jesús  a sus discípulos fueron gnósticas y el resto de la humanidad recibió solo alegorías o parábolas: “Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Qué significa esta parábola? Y él dijo: A ustedes les es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan”. (Lc 8:9,10)

Pablo, quien traslada el Evangelio de la Gnosis Cristiana entre los gentiles, dice en la Epístola a los Colosenses: “para que se consuelen sus corazones, instruidos en caridad y para toda la riqueza de la plenitud de la inteligencia, en conocimiento del misterio de Dios Padre y Cristo; en quien están todos los tesoros de la sabiduría y ciencia ocultos” (Col 2:2-3, Septuaginta)

El Buda Maitreya, en su obra El Matrimonio perfecto, explica que: “Ya está definitivamente comprobado que Jesús, el Cristo fue gnóstico. El Salvador del mundo fue miembro activo de la casta de los esenios, místicos que jamás se cortaban el cabello ni la barba. La Iglesia Gnóstica es la auténtica Iglesia primitiva cristiana cuyo primer Pontífice fue el iniciado gnóstico llamado Pedro. A ella perteneció Pablo de Tarso. Este fue nazareno. Los nazarenos fueron otra secta gnóstica…”

“Nosotros francamente hemos tomado la resolución de hacer conocer públicamente la raíz del Cristianismo: el Gnosticismo. Esta es la Iglesia Cristiana Primitiva. A esta Iglesia Gnóstica perteneció el Patriarca Basílides, célebre alquimista que dejó un libro de plomo con siete páginas, el cual según dice el Maestro Krumm Heller, se conserva en el museo de Kircher en el Vaticano. Este libro no puede ser entendido por los arqueólogos porque es un libro de ciencia oculta. Basílides fue discípulo de San Matías…”

“A la Iglesia Gnóstica Católica Cristiana Primitiva pertenecieron santos como Saturnino de Antioquía, célebre cabalista. Simón el Mago, quien se desvió lamentablemente. Carpócrates, que fundó varios conventos gnósticos en España, Marción de Ponto, Santo Tomás, Valentín. El gran maestro de Misterios mayores llamado San Agustín. Tertuliano, San Ambrosio, Irenio, Hipólito, Epifanio, Clemente de Alexandría, Marcos, el gran gnóstico, que cuidó de la Santa Unción Gnóstica, y nos dejó enseñanzas extraordinarias sobre el camino de las fuerzas sexuales a través de las doce puertas zodiacales del organismo humano. Gnósticos fueron también: Cerdón, Empédocles, San Jerónimo y muchos otros santos de la Antigua Iglesia Gnóstica”.

La obra monumental de la Gnosis es el: Pistis Sophia, el libro de la sabiduría poder, que permite elevarse al ser humano de una simple creencia, hacia la real sabiduría.

En la Enciclopedia Práctica Jackson, volumen V, se lee lo siguiente “El término se deriva de gnosis (conocimiento), ello es, el propósito de elevarse desde la fe (pistis), en la autoridad de Dios y de la Iglesia, hasta un saber racional de las cosas divinas. La filosofía de la gnosis se vincula al neoplatonismo. Dios produce por emanación, una serie de seres intermedios llamados eones. Entre Dios y la materia sitúan los gnósticos el mundo. La emanación de los eones en serie descendente se recorre nuevamente en línea ascendente hasta llevar a la salvación. La creación del mundo y la redención del hombre son hechos naturales”. En dicha Enciclopedia se cita a gnósticos de la época del Cristianismo primitivo: Marción, Apeles, Basílides, Manes, Clemente de Alejandría, Orígenes. De este último se lee lo siguiente: “Orígenes fue el filósofo más grande de la época inicial de la Patrística. Su obra: De los Principios constituye la primera suma teológica”.

Arnoldo Krumm Heller, Huiracocha, en su obra: La Iglesia Gnóstica explica que: “Así como en todas la religiones existe un libro sagrado o Biblia o conjunto de todas las enseñanzas y doctrinas que integra cada una, del mismo modo, los gnósticos, dentro de nuestra Iglesia, disponemos también de un libro santo, y con algunas referencias sobre él quisiere comenzar con mi estudio, advirtiendo, desde luego que para comprender los diferentes autores, hay que considerar la época y el sentido esotérico de en que fueron escritos”.

“Lo que es el Talmud para los semitas, el Bhagavad−Gita para los budistas, el Corán para los musulmanes y la Biblia para los Cristianos, es para nosotros la Pistis sophia. Veamos, pues, en síntesis, lo que acerca de ella dice un historiador y veremos que Pistis es n libro y entidad espiritual a la vez”.

“Se trata, del libro cumbre de todas las doctrinas gnósticas, el cual fue publicado en latín el año 1851 por Schwartze y Petermann, con arreglo a un código del museo de Londres, llamado Askeniano, cuya vejez se remonta al siglo III, aunque algunos opinen que al Siglo V. (Opus Gnosticum Valentino adjudicatum est Códice manuscripto Cóptico Londinensi descripsit et latine vertit M.G.Schwartze”).

“El original griego de esta obra, que sirvió de base en los primeros siglos, no ha podido ser hallado. Sólo se tiene el texto Sahídico, que es una traducción al Copto del Manuscrito Primitivo. El Papiro Copto, en cambio, fue encontrado en Egipto sin que nada pueda atestiguar si el Original Griego fue compuesto, asimismo, en este Pueblo. En lo que sí concuerdan todos los Críticos, es en que está Obra proviene de algunas de las múltiples Escuelas o Sociedades Gnósticas Primitivas, creyéndose más bien que pertenecería a los Ophitas”.

“Se divide en 148 Capítulos y en cuatro grandes partes o libros. El primero y el cuarto, no llevan inscripción alguna, mientras que el segundo es encabezado por este título: Segundo Libro de la Pistis Sophia. Lleva también un rótulo al final que dice: Parte de los Volúmenes del Salvador”.

 Gracias a la Gran obra realizada por el Verbo de Dios y otros precursores, la Gnosis contemporánea se ha difundido en gran parte del mundo. Por otro lado: el descubrimiento de la biblioteca de Nag Hammadi y otros códices gnósticos, entre ellos, los códices de Oxirrinco ampliaron la difusión de la Gnosis y el horizonte gnóstico se ensanchó hasta permitirnos comprender que la Gnosis es eterna y universal.

La gran difusión que provocó el Código Da Vinci de Dan Brown y la revaloración de María Magdalena como la gran Apóstol del Señor y a la vez, en su representación de esposa-sacerdotisa confirma la importancia de la sexualidad sagrada en todas las antiguas religiones. Otro movimiento gnóstico de gran importancia en la Edad Media ha resurgido: El Catarismo, la religión de “los puros”, de manera que a medida que pasa el tiempo, en la actualidad, resurgen corrientes gnósticas en el seno de todas las grandes religiones.

 

 

Los goralot hebreos y la tradición de echar suertes

En publicaciones anteriores, nos hemos referido a diferentes métodos hebreos para predecir el futuro, para anticipar y prever acontecimientos del porvenir y que por su medio, elegir la mejor opción. En este blog, hemos dado ya una introducción general a los métodos de predicción en la entrada titulada El arte ciencia de los oráculos. Además, hemos realizado un estudio preliminar a  la ciencia hebrea de la Cábala. El arte ciencia de la Cábala se relaciona con el Tarot. Predice y explica acontecimientos y fenómenos asociados a números, letras, nombres y formas geométricas. Del segundo método de predicción, ya nos referimos también. Son las piedras Urim y Tummim las piedras del oráculo en la Biblia que usaron profetas, reyes y rabinos. En los estudios gnósticos, constituyen métodos de predicción de especial interés, junto a los utilizados por otros pueblos, como el Tzité de los mayas de Guatemala y el I Ching chino; entre otros.

Ya hemos explicado que los rabinos tienen tres tipos de libros complementarios entre sí. El primero es la Biblia o más bien dicho, el Antiguo Testamento: el Tanaj, que incluye la Torá o Pentateuco. Es decir, los primeros cinco libros de la Biblia: Bereshit o Génesis, Shemot o Éxodo, Vayikrá o Levítico, Bemidbar o Números y Devarim o Deuteronomio; así como Nevi’im o Los Profetas, que incluye los libros de los diferentes profetas, como Isaías, Jeremías, Ezequiel y los profetas menores; junto con los libros de Jueces y Reyes. También forma parte del Tanaj, los Ketuvim, es decir, Los Escritos, que incluyen Salmos, Proverbios, el libro de Job, el Cantar de los Cantares, los libros de las mujeres de la Biblia, como Rut y Ester; entre otros. Otros dos libros sagrados entre los hebres, pero poco conocidos, son el Talmud y el Zohar que contiene la Cábala y que a la vez, es el espíritu de la doctrina. Como bien dice la escritora, esoterista y cabalista británica Violet Mary Firth Evans (1890-1946), más conocida como Dion Fortune, en su magnífica obra: “La Cábala mística”: “Esta antigua tradición mística de Los hebreos poseía tres escrituras: los Libros de la Ley y Los Profetas, que se conocen como el Antiguo Testamento; el Talmud, o colección de comentarios eruditos sobre aquél y la Cábala, o interpretación mística del mismo. De estos tres libros, Los antiguos rabís decían que el primero era el cuerpo de la tradición, el segundo su alma racional y el tercero su espíritu inmortal. Las personas ignorantes pueden leer con provecho el primero y Los eruditos pueden estudiar el segundo, pero Los sabios son Los que meditan sobre el tercero. Es realmente muy extraño que el Cristianismo no haya buscado las claves del Antiguo Testamento en la Cábala”.

Nosotros diremos que es lamentable que el Cristianismo haya olvidado la Cábala y el Tarot, y en consecuencia, no haya reencontrado los antiguos métodos de predicción de los hebreos, entre ellos, el derivado del uso consciente de las piedras sagradas de Urim y Tummim o el método de “echar suertes” al que nos referiremos a continuación; a pesar que fue el utilizado por los apóstoles para decidir quien sustituiría a Judas Iscariote o Judas de Cariot, entre los dos candidatos: José, llamado Barsabás, quien tenía por sobrenombre Justo y a Matías. «Y orando dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cual de estos dos has escogido». (Hch 1:24)  “Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles”. (Hch 1:26)

En esta ocasión, dedicaremos este espacio al Goral o Goralot (Goralót), un antiguo sistema que en sus formas degeneradas y burdas; así como mal traducido del Antiguo Testamento, se asocia con lotería y “echar suertes”. La sagrada tradición del goral o goralot, se usaba para para tomar una decisión o elección, por mandato de Jehová en relación con un sino, destino o karma futuro y ante la imposibilidad de poder discernir mediante la razón, cuál sería la decisión correcta en caso de una gran encrucijada, controversia o indecisión. Por eso se lee en Proverbios: “La suerte pone fin a los pleitos, y decide entre los poderosos”. (Pr 18:18)  Goral, en singular, goralot (goralót), en plural.

En varios pasajes del Antiguo Testamento de la Biblia cristiana o del Tanaj, según el Judaísmo, se hace referencia al goral o goralot. Así en Levítico 16, se hace una descripción del famoso ritual hebreo relacionado con el sacrificio del macho cabrío y que en la tradición popular da origen al famoso dicho del “chivo expiatorio” que se enviaba al desierto, durante el sagrado día de la Expiación, el día de Quippúr, más conocido como Iom Quippúr (Iom Kipur o Yom Kipur), en la tradición hebrea y que se relaciona también con El misterio del Bafometo. Corresponde a uno de los días relacionados con el Año Nuevo Judío y a los “diez días terribles”, dedicados al arrepentimiento. Es el día más santo y solemne del calendario judío. Es un día de ayuno y espiritualidad, abstinencia y de reposo total, en el que ni siquiera se permite el aseo corporal; por lo que no es laborable y no se debe ingerir bocado alguno, ni se bebe ninguna clase de líquidos. Todo el día está dedicado a prepararse para recibir el perdón de HaShem (Dios). Durante toda la ceremonia el Sumo Sacerdote debe conservar su pureza desde siete días antes del sagrado día.

Es la conmemoración del perdón, y del arrepentimiento del corazón. Es el día en el que con base en mucha reflexión y oración, se busca la total misericordia divina, así como la reconciliación con el Creador y el perdón por los errores cometidos. Es el tiempo en el que mediante la profunda introspección y meditación se debe adquirir un compromiso serio para realizar cambios de conducta. Para el día de Kippúr, los judíos acostumbran vestir ropa blanca y limpia llamado kitel, similar a la mortaja que se coloca a los fallecidos antes de la sepultura. Resulta oportuno reflexionar en que es una ceremonia de descargo, similar en alguna medida a la confesión cristiana y al pratimokcha budista y está asociada con el trabajo en la muerte mística.

Pero en esta ocasión, nos interesa analizar no tanto el Día de la Expiación, sino un aspecto casi ignorado de dicho ritual. La ceremonia del goral o de echar suertes. Veamos lo que dice la Biblia: “Y hará traer Aarón el becerro de la expiación que es suyo, y hará la reconciliación por sí y por su casa. Después tomará los dos machos cabríos y los presentará delante de Jehová, a la puerta del tabernáculo de reunión. Y echará suertes Aarón sobre los dos machos cabríos; una suerte por Jehová, y otra suerte por Azazel. Y hará traer Aarón el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Jehová, y lo ofrecerá en expiación. Mas el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Azazel, lo presentará vivo delante de Jehová para hacer la reconciliación sobre él, para enviarlo a Azazel al desierto. (Lv 16: 6-10). Este mismo pasaje, en la Vayikrá (versión judía de Levítico, en la Torá o Toráh), sigue más o menos la misma historia con, al menos, un cambio significativo y es que cambia el nombre de Jehová por Adonai.

En los Haftarot del libro de Levítico (Vayikrá) con traducción, supervisión y selección exegética del rabino Marcos Edery, publicado por Editorial Sinai de Tel Aviv, se explica que: “En cuanto a las suertes “goralót”, eso se hacía para distinguir claramente entre los grupos por quienes se haría la expiación, a saber: los cohaním y el pueblo de Israel”. (Vayikrá, 130)

En Números, cuando Jehová da la orden para repartir la tierra, se lee: “Pero la tierra será repartida por suerte; y por los nombres de las tribus de sus padres heredarán. Conforme a la suerte será repartida su heredad entre el grande y el pequeño”. (Nm 26: 55-56) En los Haftarot del libro de Números (Bemidbar) se explica el procedimiento para el reparto: “Pues antes de repartir toda la tierra en cincuenta y siete partidos –acorde al número de los jefes de familia- había que repartir en doce zonas o provincias, acorde al número de tribus. Se procedía de la siguiente manera: se inscribían los nombres de las doce provincias o zonas en doce tablillas que se depositaban en una segunda urna. El encargado, después de mezclar las tablillas de cada urna, sacaba con una mano una tablilla correspondiente al nombre de la tribu, y con la otra, una correspondiente al partido que le sería asignado”. (Bemidbar, 215). En forma similar en la definición de límites y repartición de Canaán, se lee: “Y heredaréis la tierra por sorteo por vuestras familias; a los muchos daréis mucho por herencia, y a los pocos daréis menos por herencia; donde le cayere la suerte, allí la tendrá cada uno; por las tribus de vuestros padres heredaréis”. En el Haftarot del libro de Números (Bemidbar)el comentarista Abarbanel, explica lo siguiente: “Mi opinión es que el “goral” –suerte- indicaba en qué región del país se asentaría cada tribu…”. Esa ordena se sigue ya en tiempos de Josué para la repartición de la tierra: “solamente repartirás tú por suerte el país a los israelitas por heredad, como te he mandado”. (Jos 13:6). “Por suerte se les dio su heredad, como Jehová había mandado a Moisés”. (Jos 14:2). “Y yo os echaré suertes aquí delante de Jehová nuestro Dios”. (Jos 18:6).

En el estudio que se hizo del Urim Tumim se hace mención a la petición del rey Saúl en la que no fue favorecido con la suerte (1 S 14:41-42). En forma similar, se lee en el libro de Jonás, cuando él no quiere obedecer a Jehová que vaya a predicar a Nínive para que se arrepienta de sus pecados, se sube a una barca que ya en el viaje está a punto de hundirse. “Y dijeron cada uno a su compañero: Venid y echemos suertes, para que sepamos por causa de quién nos ha venido este mal. Y echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás”. (Jon 1:7).

En el Salmo 22, el Salmo profético de la Pasión del Señor, donde está escrito el papel a representar por los diferentes personajes del Drama Cósmico en los acontecimientos finales de Semana Santa en Viernes Santo. Así se lee: “Repartieron entre sí mis vestiduras, y sobre mi ropa echaron suertes” (Sal 22:18), tal como se narra en los cuatro Evangelios canónicos. “Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes, para que se cumpliese lo dicho por el profeta: Partieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes”. (Mt 27:35)

Diversos cabalistas afirman que la ceremonia del goral o goralot, ha sido mal interpretada como lotería o un simple acto de “echar suertes” de una manera mundana o vulgar; como también derivado del acto de echar suertes a las ropas del Señor, se percibe como una práctica perversa e indigna; cuando en realidad, se refiere a la búsqueda del sino, destino o karma. Se busca de esta manera, la intervención divina, cuando no es posible una respuesta racional, donde la mente no puede discernir entre el bien y el mal. En tal sentido lanzar el goral implica una respuesta más allá de la razón, lo que nos lleva a las formas más elevadas del conocimiento: la imaginación, la inspiración y la intuición. La imaginación es la capacidad de ver el ultra de las cosas, lo invisible, los mundos internos. Es la maravillosa facultad de la clarividencia. La inspiración es la capacidad de sentir con la emoción superior las verdades ocultas. La intuición es la capacidad de captar el hondo contenido de la verdad encerrada en un fenómeno. Es la Gnosis Kardias de los místicos del Cristianismo primitivo, la voz del corazón, la voz del Padre interior, del Dios interior, el Ser, Atman o Chesed.

La palabra Goralot, nos recuerda también a Lot, el sobrino de Abraham, de quien se habla en los capítulos 11 al 14 del Génesis, así como en la historia de Sodoma y Gomorra narrada en el capítulo 19. Los filólogos afirman que Lot, etimológicamente, Lot tiene los siguientes significados: el de rostro cubierto, sobre, cubierta y en consecuencia: envuelto, oculto, cubierto, velado, escondido, de color oscuro. Otros dicen que significa piedra o piedrecita. La piedra oculta. De allí, el significado de Goralot que se da a las piedras, piedrecitas, guijarros o trozos de madera que, en la antigüedad, diferentes pueblos semitas, entre ellos, caldeos e israelitas echaban en una vasija. En las piedras habían escrito previamente un asunto a decidir, el nombre de una persona a elegir o cualquier consulta específica. Las piedras las revolvían en la vasija en movimiento y luego sacaban una de ellas, conforme la decisión a tomar. Previo a la “echada de suertes”, “lots” o “goralot”; pedían a Dios su dirección para elegir la piedra correcta. De allí, vendrá la palabra lote, como sinónimo de  la parte procedente de la división de algo que se ha de distribuir entre varias personas, ya sea dinero, objetos , una parcela procedente de la división de un terreno y la palabra lotería, un sorteo tradicional, así como aquellos asuntos cuyo resultado depende de la suerte. Sin embargo, en términos sagrados, Lots o goralot significa heredad, parte, porción que se obtiene por voluntad divina, Dharma o buen karma. Así, en en Proverbios, se lee: “La suerte se echa en el regazo; más de Jehová es la decisión de ella”. (Pr 16:33).

En Crónicas, se narra la distribución de las funciones sacerdotales que tendrían los descendientes de Aaron. “Los repartieron, pues, por suerte los unos con los otros”. (1 Cr 24:5). “La primera suerte tocó a Joiarib, y la segunda a Jedaías, la tercera a Harim, la cuarta a Seorim, la quinta a Malquías, la quinta a Mijamín…(1 Cr 24:7-17). “Estos también echaron suertes, como sus hermanos los hijos de Aarón, delante del rey David, y de Sadoc y de Ahimelec, y de los jefes de las casas paternas de los sacerdotes y levitas; el principal de los padres igualmente que el menor de sus hermanos”. Es notorio que el acto de “echar suertes”, no era, en ningún sentido, un pasatiempo, un acto trivial, un deporte, un entretenimiento, una lotería en el sentido profano actual o un juego de azar; ni implicaba apuestas para obtener ganancias o pérdidas, ni perseguía el enriquecimiento de alguien; sino una ceremonia a la que se le daba el debido respeto. Similar condición se observa en la distribución que hicieran el rey David y los jefes de su ejército en la elección de músicos y cantores “para que profetizasen con arpas, salterios y címbalos”, como se narra en el capítulo 25 del libro primero de Crónicas. “Y echaron suertes para servir por turnos, entrando el pequeño con el grande, lo mismo el maestro que el discípulo”. (1 Cr 25:8). En otro pasaje del citado libro de Crónicas; se narra el uso del mismo procedimiento para la distribución de porteros: “Echaron suertes, el pequeño con el grande, según sus casas paternas, para cada puerta”. (1 Cr 26:13)

En Nehemías, también se narra el uso del método del goralot para el servicio de leña en el templo. “Echamos también suertes los sacerdotes, los levitas y el pueblo, acerca de la ofrenda de la leña, para traerla a la casa de nuestro Dios, según las casas de nuestros padres, en los tiempos determinados cada año, para quemar sobre el altar de Jehová nuestro Dios, como está escrito en la ley”. (Ne 10:34); como también para decidir quién viviría en Jerusalén: “Habitaron los jefes del pueblo en Jerusalén; mas el resto del pueblo echó suertes para traer uno de cada diez para que morase en Jerusalén, ciudad santa, y las otras nueve partes en las otras ciudades”. (Ne 11:1)

En forma similar, hay un hermoso, significativo y profundamente simbólico pasaje narrado en el primer libro de Samuel, relativo al rey Saúl y de su heroico hijo Jonatán; en la guerra contra los filisteos. Saúl ha advertido a su pueblo que no deben comer nada, sino hasta caer la noche y haber vencido a sus enemigos. (1 S 14:24) Sin embargo, Jonatán había tomado la iniciativa y se había lanzado al combate mucho antes de que se diese tal orden (1 S 14:1-15), por lo que la desconocía y cuando todo el pueblo llegó a un bosque  “Pero Jonatán no había oído cuando su padre había juramentado al pueblo, y alargó la punta de una vara que traía en su mano, y la mojó en un panal de miel, y llevó su mano a la boca; y fueron aclarados sus ojos” (1 S 14:27) Luego viene la victoria sobre los filisteos y el pueblo hebreo come carne con sangre (1 S 14:32), por lo que ha transgredido la ley de Moisés. Ante tal situación, “dijo Saúl a Jehová Dios de Israel: Da suerte perfecta. Y la suerte cayó sobre Jonatán y Saúl, y el pueblo salió libre”. (1 S 14:41). Luego, por mediación del pueblo, Jonatán salió libre (1 S 14:45) No podemos dejar de hacer un breve análisis del simbolismo oculto tras estos relatos. Es claro que el pueblo de Israel, es el pueblo que sigue los misterios de Isis y Ra, los misterios de Él, el Ser, el Padre. Los filisteos, a los que hay que vencer y aniquilar, representan a nuestro querido Ego, a los elementos indeseables de conducta que en nuestro interior cargamos, nuestros defectos de carácter, viva personificación de nuestros errores. La vara de Jonatán, es la vara de los profetas, de Mosiés y de Aarón, el báculo de poder, la varita mágica que representa la columna vertebral donde se encuentran ocultos los poderes que divinizan. La miel ese maravilloso producto alquímico elaborado por las abejas, representa el soma, el Prana, el chi, el ens seminis, la energía creadora. La abeja, nos recuerda a Débora, la jueza y profetiza del Antiguo Testamento, mujer de Lapidot (que encierra en su nombre el sagrado IAO) y que recuerda la piedra, la lápida funeraria símbolo ineludible de la muerte del querido Ego, del sí mismo, del mí mismo; Débora, quien acostumbraba sentarse bajo una palmera, símbolo de la columna vertebral por donde sube la energía creadora. Débora, por quien los hijos de Israel subían a consultarle y a someterse a su juicio. El nombre de Débora significa “abeja” o “avispa”. Las abejas, esas pequeñas e incansables obreras, capaces de hacer grandes construcciones geométricas (la gran Obra). Para los antiguos egipcios, la abeja, simbolizaba el alma y estaba asociada a Ra (el Sol). Para san Bernardo, las abejas… son imagen de las almas que saben y pueden elevarse con las alas de la contemplación, que se separan, por decirlo así, de sus cuerpos, igual que el industrioso insecto abandona su colmena para volar hasta el jardín de las celestiales voluptuosidades. Allí encuentran reunidas todas las flores como el más rico de los tesoros, y saborean sus ricas delicias.

La miel de abejas, aparte de sus maravillosas propiedades como alimento sagrado, fue utilizada antiguamente en ceremonias iniciáticas. Así en el culto a Mitra, los sacerdotes daban a probar miel a los iniciados y les hacían lavar las manos con miel. Para los antiguos persas, la miel era parte de la composición del celeste Soma (la bebida sagrada, símbolo de la energía creadora). En el Rig Veda las abejas ofrecen su miel a los Ashwins, y Krishna lleva una abeja azul en la frente. En la mitología de Creta, el dios supremo nacido de la Diosa Madre (Deméter Ceres) fue alimentado en una gruta por una princesa cretense con la leche de Amaltea y la miel de la reina abeja Melisa (cuyo significado también es abeja). El nombre de Débora, también tiene como raíz la palabra hebrea  דבר  (Dabar) que significa palabra, aconsejar, cosa, anunciar, añadir, declarar, someter etc.

Entendido el profundo simbolismo de la miel, se explica el motivo por el cual todo el pueblo judío, todas las masas humanas. no se atreven a probar de esa miel sagrada y en consecuencia mantienen la mente turbada y confundida. Solo los valientes como Jonatán, son capaces de alimentarse con ese manjar exquisito y solo a ellos se les aclara la visión. Por eso, en el diálogo de Jesús y la mujer samaritana, el Señor explica: “Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber, tú le pedirías, y él te daría agua viva” (Jn 4:10) y la manda a llamar a su marido, porque ese santo alimento, se obtiene en pareja: “Ve, llama a tu marido, y ven acá”. (Jn 4:16) Solo mediante, la no fornicación y el sabio aprovechamiento de la energía creadora, se comprende el texto referente a los ríos de agua viva: “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”. (Jn 7:38) Así como la visión de Ezequiel sobre las aguas salutíferas: “Y toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos, vivirá”. (Ez 47:9) y en la profecía de Zacarías: “saldrán de Jerusalén aguas vivas, la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, en verano y en invierno”. Es claro que la Jerusalén celestial es la nueva ciudad interior, donde una mujer o un hombre auténticos, se habrá liberado de la tiranía del Ego.  Esos dos ríos, esas dos aguas; son los mismos ríos con los que Hércules limpia los establos de Augias en la mitología clásica. Son también “las dos olivas, los dos testigos ante el trono del Señor representados en el caduceo del dios Mercurio, símbolo de la medicina universal.

Después de este paréntesis, con la lectura de todos los párrafos en los que se hace referencia a los goralot, inferimos que este método de “echar suertes”, lots o goralot constituye una ceremonia sagrada, un ritual de teúrgia o “magia blanca superior”, que requería o requiere del uso del poder de la oración, de la oración consciente, de la atención dirigida, de recuerdo de sí o sensación plena de uno mismo, del tercer estado de conciencia, de cierta interiorización, concentración y conexión con el Ser, con el Íntimo, con el Padre interno, con las partes superiores de uno mismo e invocar la voluntad del Padre para obtener la respuesta correcta, cuando el intelecto falla y nos acuerdo posible entre personas.

Así se infiere de la lectura del siguiente pasaje del libro de Ester: “En el mes primero, que es el mes de Nisán, en el año duodécimo del rey Asuero, fue echada Pur, esto es, la suerte, delante de Amán, suerte para cada día y cada mes del año; y salió el mes duodécimo, que es el mes de Adar”. (Est 3:7) Algunos estudiosos afirman que Pur, viene del Asirio y también significa piedra.Es decir, un método de echar suertes, pero no con el consentimiento de Jehová, tal como se lee en “La fiesta de Purim: “Porque Amán hijo de Hamedata agagueo, enemigo de todos los judíos, había ideado contra los judíos un plan para destruirlos y había echado Pur, que quiere decir suerte, para consumirlos y acabar con ellos. Mas cuando Ester vino a la presencia del rey, él ordenó por carta que el perverso designio que aquél trazó contra los judíos recayera sobre su cabeza; y que colgaran a él y a sus hijos en la horca”. (Est 9:24-25)

Los cabalistas explican que “Adar”, viene de la palabra “Aderet”, que significa manto tal como está escrito acerca de Elías (Reyes I 19:19): “y echó sobre él su manto”. “Adéret” es “Adéret Sear” (cabellera), que se discierne como Searot (cabellos) y Dinim (juicios), que son los pensamientos extraños e ideas que surgen a lo largo del trabajo, y que lo distancian a uno del Creador; se cierran los ojos y con ello se nubla el razonamiento para abrir la puerta de la Gnosis o conocimiento por iluminación y revelación divina. En conclusión, el uso del goral, era en tiempos antiguos, uno de los variados procedimientos usados en Israel para conocer el destino en relación con una toma de decisiones donde la razón se nubla y queda ciega.

Fuentes:

http://www.kabbalah.info/es/biblioteca/baal-hasulam-art%C3%ADculos-de-shamati/33-las-suertes-en-yom-kipurim-y-con-ham%C3%A1n

http://www.mercaba.org/DicTF/TF_judaismo.htm

http://www.judaismovirtual.com/nombres/1_valor_nombre.php

https://lascronicasdelmesias.org/2013/04/16/urim-y-tumin-profetas-y-profecia-parte-cuarta/

https://es.wikipedia.org/wiki/Or%C3%A1culo

http://www.angelfire.com/ns2/publicaciones/meditaciones/GORAL.htm

https://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/1200002775

La Santa Biblia. Antiguo y Nuevo Testamento. Antigua versión de Casiodoro de reina (1569) Revisada por Cipriano de Valera (1602). (1960. Sociedades bíblicas unidas.

Levítico (Vayikrá) y Haftarot en versión castellana con traducción, supervisión y selección exegética del rabino Marcos Edery. 1994. Tel Aviv. Editorial Sinai.

Génesis (Bereshit) y Haftarot en versión castellana con traducción, supervisión y selección exegética del rabino Marcos Edery. 1994. Tel Aviv. Editorial Sinai.

 

Urim y Tummim las piedras del oráculo en la Biblia

En los estudios gnósticos, resulta de especial interés el estudio del Arte ciencia de los oráculos ya que por sus diferentes métodos de predicción, se  puede acceder a la Gnosis o «conocimiento intuitivo de las cosas divinas» o conocimiento de Dios mediante una «visión», «revelación», «gracia», «carisma» o aprehensión de una verdad mediante la experiencia mística. Este es el caso de uno de los métodos de predicción o consulta poco conocidos y que utilizaban profetas, reyes y rabinos hebreos. Otro es el método del goral o goralot; del que se hace un estudio aparte.

En el Antiguo Testamento, específicamente en Éxodo, en todo el capítulo 28, se hace referencia a un antiquísimo método de oráculo, predicción o consulta a la divinidad para discernir la voluntad divina: la consulta a la divinidad medinte las piedras de Urim y Tummim. En la versión hebrea del Éxodo (Shemot) o segundo libro del Pentateuco o Toráh (Torá), se lee: “Y harás el pectoral de juicio, labor de entretejedor, como la labor del efod lo habrás de hacer: de oro, de púrpura violácea, de púrpura escarlata, de carmesí y de lino fino de hilo torzal lo habrás de hacer. Cuadrado habrá de ser, plegado. Un palmo de longitud y un palmo de anchura (Ex 28: 15-16) Y portará Aharon los nombres de los hijos de Israel en el pectoral de juicio, sobre su corazón, al entrar él al Santuario, por remembranza ante Adonai, siempre. Y pondrás en el pectoral de juicio los Urim y los Tummim y estarán sobre el corazón de Aharon al entrar él ante Adonai y portará Aharon el juicio de los hijos de Israel sobre su corazón, ante Adonai, siempre”. (Ex 28:29-30)

Urim y Tumim se traducen generalmente como luces y perfecciones y de manera más amplia se refiere a las piedras de la revelación y la verdad. Los vocablos se asemejan a los babilónicos urtu y tamitu que significan oráculo e instrucción.

Según la tradición rabínica, se dice que los Urim y Tumim iluminaban la palabra y por su medio salía la perfección de las palabras. El Exégeta hebreo Rashban dijo acerca de las piedras de Urim y Tumim: “Si a las naciones paganas sus oráculos les hablaban a través de un espíritu impuro y de magia, salvando las enormes diferencias, la santidad puede expresarse”. (Toráh, 269)

El procedimiento de consulta permitía tomar decisiones sobre la base de preguntas específicas, que permitieran una respuesta afirmativa o negativa, un sí o un no. Según se entiende, las piedras brillaban o no y en tal sentido se obtenía la respuesta. Si brillaban la respuesta era afirmativa; si daban sombra o permanecían opacas, la respuesta era negativa. En alguna medida como consultar a los dados o a la moneda y obtener la respuesta según dé cara o cruz (escudo) o como ocurre con el I Ching. Por ese motivo, se lee en el Salmo 80: “Oh Dios, restáuranos; haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos”. (Sal 80:3). En tal sentido, la consulta de los Urim y los Tumim se clasifica dentro del tipo de arte ciencia de predicción denominada cleromancia.

El sumo sacerdote usaba estas piedras para averiguar cuál era la voluntad de Dios con respecto a asuntos de dudosa posibilidad, que tenían que ver con el bienestar de la nación. Así se lee en Números: “Y Jehová dijo a Moisés: Toma a Josué hijo de Nun, varón en el cual hay espíritu, y pondrás tu mano sobre él; y lo pondrás delante del sacerdote Eleazar, y delante de toda la congregación; y le darás el cargo en presencia de ellos. Y pondrás de tu dignidad sobre él, para que toda la congregación de los hijos de Israel le obedezca. Él se pondrá delante del sacerdote Eleazar, y le consultará por el juicio del Urim delante de Jehová; por el dicho de él saldrán, y por el dicho de él entrarán, él y todos los hijos de Israel con él, y toda la congregación”. (Nm 27:18-21). Asimismo, en Levítico, se lee que “Entonces Moisés hizo acercarse a Aarón y a sus hijos, y los lavó con agua. Y puso sobre él la túnica, y le ciñó con el cinto; le vistió después el manto, y puso sobre él el efod, y lo ciñó con el cinto del efod, y lo ajustó con él. Luego le puso encima el pectoral, y puso dentro del mismo los Urim y los Tumim”. (Lev 8:6-8). En Nehemías, hay otro versículo alusivo a los Urim y Tumin: “Y les dijo el gobernador que no comiesen de las cosas más santas, hasta que hubiese sacerdote con Urim y Tumim”. (Neh 7:65).

En el primer libro de Samuel, se hace referencia implícita a la consulta a la divinidad mediante este tipo de oráculo. Así se lee que Saúl hizo consulta a Jehová “Da suerte perfecta. Y la suerte cayó sobre Jonatán y Saúl, y el pueblo salió libre. Y Saúl dijo: Echad suertes entre mí y Jonatán mi hijo. Y la suerte cayó sobre Jonatán (1 S 14:41-42). Como también David “Y dijo David: Jehová Dios de Israel, tu siervo tiene entendido que Saúl trata de venir contra Keila, a destruir la ciudad por causa mía. ¿Me entregarán los vecinos de Keila en sus manos? ¿Descenderá _Saúl, como ha oído tu siervo? Jehová Dios de Israel, te ruego que lo declares a tu siervo. Y Jehová dijo: Sí, descenderá”. (I S 23:10-11). “Y consultó Saúl a Jehová; pero Jehová no le respondió ni por sueños, ni por Urim, ni por profetas”. (I S 28:6)

Al igual que con otros oráculos, se requería de preparación espiritual especial para recibir la respuesta, es decir, elevados estados de conciencia, intuición y clarividencia. En este sentido, es importante ampliar la explicación acerca de los oráculos usados antiguamente por los profetas, rabinos y reyes registrados en el Tanaj o Antiguo Testamento. Todos ellos usaban las piedras del Urim y Tumin, además de la Cábala de predicción, interpretando el significado astral de los números y formas geométricas, así como la interpretación onírica (los sueños proféticos, altamente simbólicos) y la Gnosis o conocimiento por intuición y revelación. Además, como se infiere en el versículo ya anotado de Nehemías, el oficiante debía comer cosas santas y habría de ser una persona piadosa: “A Leví dijo: Tu Tumim y tu Urim sean para tu varón piadoso”. (Dt 33:8)

En el capítulo titulado Pkude, en El Zohar, se lee: “R. Abba era un visitante frecuente de R. Simeon. Una vez le dijo: Respecto de los Urim y Tumim que se debían poner en el pectoral, hemos aprendido que se los llamaba Urim (luces) porque sus palabras eran una clara y directa respuesta que se les dirigía; y Tumimtamim, perfecto, completo— porque sus palabras se cumplían a la perfección. Y bien, parece que hubiera algo más por conocer acerca de este recóndito asunto. R. Simeon dijo: Seguramente es así. El pectoral y el efod corresponden a los Urim y Tumim, y estos, a su vez, a las filacterias (te f ilim) y al lazo de las filacterias. li. Simeon citó aqui el versículo: «Y verás mi espalda, mas mi rostro no será visto» 3985. Dijo: Esto significa que el Santo, Bendito Sea, hizo que Moisés viera el lazo de las filacterias, pero no las filacterias mismas. «Mi rostro» señala las filacterias que contienen el sublime misterio del Nombre Divino, mientras que «mi espalda» incluye el misterio contenido en el lazo de las filacterias. Como saben los Compañeros, el primero designa el brillante espejo, y el segundo designa el espejo opaco. Así, en correspondencia, Urim significa las palabras iluminadas, mientras que Tumim señala las palabras en su cumplimiento. La misma correlación mística se encuentra entre «voz» y «lenguaje»: pues la voz ilumina al lenguaje a pronunciarse, mientras que el lenguaje trae el acabamiento de la palabra, y los dos están indisolublemente fusionados entre sí. Concluyo: El pectoral y el efod corresponden, así, respectivamente, al «rostro» y a la «espalda», siendo los dos uno e inseparable”.(Zohar, pp 889-.890)

Más adelante, se lee: “está escrito: «y pondrás dentro del pectoral del juicio el Urim y el Tumim». El término Urim (literalmente, luz, iluminación) significa el espejo luminoso, que consistía en cl grabado del Nombre Divino compuesto de cuarenta y dos letras por las que el mundo fue creado; mientras que el Tumirn consistía del no luminoso espejo hecho del Nombre Divino según se manifiesta en las veintidós letras. La combinación de ambos se llama Urim y Tumim. Observad que por el poder de estas letras hundidas, las otras letras, es decir, las letras levantadas formaban los nombres de las tribus, ya iluminados, ya oscurecidos. Las letras del Nombre Divino abarcan el misterio de la Tora, y todos los mundos son una proyección del misterio de estas letras”. (ibid, 898)

Un pasaje muy interesante del Zohar, relativo a los Urim y Tummin, hace referencia a la necesidad del matrimonio para todo sacerdote. “A un sacerdote que no tiene mujer le está prohibido efectuar el servicio, como está escrito, «Y el hará expiación por sí y por su casa». R. Isaac dijo que la razón es que la Schejina no mora con uno que no es casado, y el, sacerdote en especial debe ser uno con quien mora la Schejina. Junto con la Scheiina se posa sobre los sacerdotes Teced (Gracia) Y se los llama Jasidim, (dotados de gracia), v como tales corresponde que bendigan al pueblo. Asi la Escritura dice: «Y tus santos (jasi= lita) te bendecirán»: también «Tus Tumin v tus Urim estarán con tu santo (jasid)». (op. Cit 1067)

En este sentido es oportuno hacer una aclaración importante. En el Cristianismo y Judaísmo se advierte de no consultar con adivinos; pero no se dice lo contrario de la consulta con profetas. Así, en Zacarías, se lee: «Porque las imágenes han hablado vanidad, y los adivinos han visto mentira, y han hablado sueños vanos, en vano consuelan. Por lo cual se fueron ellos como ovejas, y fueron humillados porque no tuvieron pastor». (Vers. 2. Cap. 10. ZACARÍAS).

Es imprescindible hacer diferenciación entre los adivinos y los profetas. Eliphas Levi, dice lo siguiente: «Adivino viene de la palabra divinaris, divinus, que significa ejercer la divinidad». Pero se le olvidó al Abate Alfonso Luis Constant la partícula A, que precede a la palabra divino. Sin embargo, la Gramática dice lo siguiente: A, preposición que denota separación, alejamiento, Vg. Teo, significa Dios, pero si le anteponemos la partícula A, formamos la palabra ATEO, con el que denominamos al que no cree en Dios. Adivino, representa precisamente lo contrario de lo divino, es decir, lo diabólico. Apolítico, significa un individuo no político. Si leemos la Biblia cuidadosamente, no encontramos una sola palabra a favor de los adivinos.

Cuando el rey Nabucodonosor mandó a llamar magos, astrólogos, adivinos y encantadores para que le adivinaran el sueño de la estatua, no hubo un solo adivino que revelase al rey este arcano, solo un profeta de Dios respondió delante del rey y dijo. «El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos, ni adivinos, lo pueden enseñar al rey». «Mas hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y Él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer al cabo de días».  Esto es textual del capítulo segundo del Libro de Daniel, e invita a meditar Daniel el profeta del Dios vivo, fue el único que pudo revelarle el sueño a Nabucodonosor.

Los adivinos son videntes tenebrosos, son magos negros o en todo caso médiums, charlatanes o farsantes. Los profetas son videntes de la luz, son magos blancos. Los adivinos ven las imágenes del abismo, y sueñan sueños del abismo, con los cuales pronostican acontecimientos que pueden fallar, porque no todas las veces cristalizan en el mundo físico las imágenes tenebrosas del abismo. Las escenas tenebrosas del abismo, son realmente en el abismo, pero no siempre cristalizan en el mundo físico. Los profetas son videntes de la luz, varones y mujeres de Dios iluminados por el Espíritu Santo, y sus pronósticos son exactos porque sus glándulas pineal y pituitaria están totalmente iluminadas por el fuego sagrado.

Los chelas de la fraternidad blanca son aprendices, son discípulos de los profetas, y por ello pueden servir de mensajeros de los profetas, y hablar palabra de los santos Maestros a los hombres. Para ser profeta se necesita recibir el Espíritu Santo. Empero, los discípulos de la Logia Blanca, que viven conforme al sendero óctuple del Budismo (recto sentir, recto pensar, recto actuar, entre otros); son fieles al Cristo y viven en castidad; son mensajeros de los profetas y discípulos de los profetas.

El arte ciencia de los oráculos

“que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad

lo que aún no era hecho; que digo: 

Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero”

(Is 46:10)

Un oráculo es un pronóstico o predicción de algo que ocurrirá en el futuro. Es una respuesta de la divinidad dada por sacerdotes, sacerdotisas, pitias o pitonisas (sacerdotisas de Apolo), canalizadores, profetas o expertos. Estos sirven de mediadores entre el consultante y la divinidad (el Ser, el Íntimo, Chesed, Atman, el Padre interno, Dios en nosotros) mediante la intuición o voz del corazón.

La persona que sirve de intermediaria, ya sea sacerdote o sacerdotisa, pitia o pitonisa, sibila, profeta, gurú, guía espiritual o simplemente una persona con conocimientos prácticos relativos a las claves del oráculo; ha desarrollado las tres formas de conocimiento interior, como lo son la imaginación creadora, la inspiración y la intuición. La Teomancia, el don de la profecía a través de los auténticos oráculos y métodos de predicción permitidos por la divinidad, constituye motivo de aprendizaje, reflexión y práctica en los estudios gnósticos. El don de la profecía mediante la interpretación de oráculos, forma parte de los principios y vida cotidiana en la cosmovisión gnóstica y constituye una amalgama de arte y ciencia esotéricas, una sabia combinación holística y transdisciplinar de saberes.

La interpretación de oráculos, no debe confundirse con el trabajo de adivinadores, prestidigitadores o magos de espectáculo o con médiums y personas que para dar sus respuestas consultan a los ídolos del Antiguo Testamento, al Ego o entidades negativas del submundo o bajo mundo astral. En toda la historia ha habido también adivinaciones de este tipo, como las que realizaban los habitantes de Siria y de Judea mediante sacrificios humanos repugnantes; auténticos trabajos de magia negra

En la antigüedad varios pueblos, entre ellos, los griegos y romanos buscaban la respuesta de la divinidad ante una consulta, generalmente, a través de un intermediario y en un lugar sagrado. Fue famoso el oráculo de Apolo en Delfos, el de la Sibila de Cumas, el de Heliópolis y el de Amón Ra en el oasis de Siwa, en el antiguo Egipto. Hay múltiples y variados oráculos. Incluso animales, plantas o piedras, pueden servir de intermediarios, como una bastante curiosa y singular en la actualidad descrita por Jesús Iglesias Janeiro, en su Cábala de predicción, acerca de los cocodrilos, en las islas del lago Victoria Nyanza. Platón, menciona a los oráculos en varios de sus Diálogos. Así, en el Fedro, pone en labios de Sócrates que “los sacerdotes del santuario de Júpiter en ‘Dodona’ decían que los primeros oráculos salieron de una encina”. En dicho diálogo, el gran sabio, hace mención al oráculo de Ammón. Platón en La República, cita el oráculo dado al último rey de Lidia, Creso: escapa a lo largo del Hermo pedregoso sin miedo a que alguno le llame cobarde.

 Platón, vuelve a citar el oráculo de Ammón, en el Segundo Alcibíades, en relación con una consulta que hicieran los atenienses, quienes no entendían por qué los lacedemonios (espartanos), siempre les vencían en batalla, a pesar que los atenienses frecuentemente ofrecían a los dioses grandes procesiones, ofrendas y sacrificios. Sócrates, narra y explica ampliamente la respuesta breve del oráculo: “He aquí lo que Ammón responde a los atenienses: que estima más las bendiciones de los lacedemonios que todos los sacrificios de los atenienses. El profeta no dijo más. Por estas bendiciones de los lacedemonios entendía, a mi juicio, sus oraciones, que en efecto difieren de las de los demás pueblos; porque todos los otros griegos, ya ofrezcan toros con sus cuernos dorados, o ya consagren ricas ofrendas, piden en sus oraciones todo lo que les sugieren las pasiones, sin averiguar si son bienes o males. Pero los dioses que oyen sus blasfemias, no agradecen sus procesiones ni sus sacrificios suntuosos. Se necesita, a mi parecer, mucha precaución y mucha atención para saber lo que se debe decir y lo que se debe callar. En Homero encontrarás un ejemplo semejante al precedente: Mientras construían un fuerte, dice, los troyanos ofrecían a los inmortales grandes hecatombes, y los vientos llevaban de la Tierra al Cielo un olor agradable; y sin embargo los dioses se negaron a gustarlo, porque tenían aversión a la ciudad sagrada de Troya, a Príamo y al pueblo de este rey hábil en el manejo de la lanza. Y así, en vano era hacer sacrificios y ofrecer dones a los dioses, que les aborrecían; porque no es posible, dada la naturaleza de los dioses, dejarse corromper por presentes como un codicioso usurero; y seriamos unos insensatos, si pretendiéramos por este medio hacernos más agradables a sus ojos que los lacedemonios”.

Son muchas las referencias históricas en los distintos pueblos, en los que se habla de un anuncio, un destino manifiesto, una nabia, profecía u oráculo de algo que acontecerá, de ciertos signos que aparecerán en determinado momento. Tal es el caso de la peregrinación mexica y el oráculo de Aztlán, en el que se encontrarán con el águila sobre el nopal, devorando una serpiente.

La tradición esotérica relativa a los oráculos es antiquísima. Samael Aun Weor, en su obra Curso Zodiacal, explica que: “En la Atlántida existieron siete oráculos importantes en el mundo físico, donde los hombres estudiaban la sabiduría de las estrellas y consultaban a los dioses siderales. Los guardianes de esos misterios eran grandes iniciados. En el oráculo de Marte se enseñaba el ocultismo marciano; en el oráculo de Júpiter, la religión jupiteriana; en el oráculo de Venus, las artes, sabiduría venusina; en el oráculo de Saturno, la sabiduría de Saturno; en el oráculo de la Luna, el ocultismo lunar; en el oráculo de Mercurio, la sabiduría mercuriana; y en el oráculo solar, nuestra sabiduría gnóstica. Los antiguos sacerdotes enseñaban a sus discípulos a interpretar las señales del firmamento; esas señales se interpretan basándonos en la ley de las analogías filosóficas”.

Es frecuente el lenguaje simbólico, alegórico, en clave, de los oráculos para que quien “tenga el entendimiento, que entienda”. Es mediante el lenguaje de la intuición, de la Gnosis Kardias, la Gnosis del corazón, que se expresan e interpretan los oráculos. En este sentido, Pedro Ouspensky, en su obra Un Nuevo modelo del Universo cita a Oswald Wirth, quien en su libro Le Symbolisme Hermetique, habla del lenguaje de los símbolos de una manera muy interesante:

“Un símbolo puede estudiarse siempre desde un número infinito de puntos de vista, y cada pensador tiene el derecho de descubrir en el símbolo un significado nuevo de acuerdo con la lógica de sus propias concepciones. En realidad la finalidad de los símbolos es la de despertar ideas que duermen en nuestra conciencia. Despiertan un pensamiento por medio de la sugestión y hacen que la verdad que se encuentra oculta en lo profundo de nuestro espíritu salga a la luz. Para que los símbolos puedan hablar, es esencial que tengamos en nosotros mismos los gérmenes de las ideas, cuya revelación constituye la misión de los símbolos. Pero no es posible ninguno revelación si la mente se encuentra vacía, estéril e inerte. “Por esta razón los símbolos no llegan a todo el mundo, no pueden hablar a todas las gentes. Rehúyen especialmente a las mentes que se precian de ser positivas y que basan su razonamiento solo en inertes formulas científicas y dogmáticas. La utilidad práctica de estas fórmulas no puede discutirse, pero desde el punto de vista filosófico son la expresión solo del pensamiento estático, artificialmente limitado, inmóvil a tal grado, que parece estar muerto en comparación con el pensamiento vivo, indefinido, complejo y móvil, que se refleja en los símbolos. “Queda perfectamente claro que los símbolos no han sido creados para expresar aquello a lo que se llama verdades científicas. “Por su propia naturaleza los símbolos deben permanecer elásticos, vagos y ambiguos, como los designios de un oráculo. Su papel es descubrir misterios, dejando a la mente toda su libertad”.

Volviendo a la predicción mediante la consulta a la encina y a las piedras, el ocultista francés Alphonse Louis Constant, más conocido como el abate Constant o Eliphas Levi, en su obra: El libro de los esplendores, cita al sueco Emanuel Swedenborg, “ese místico admirable, sostenía que el Universo es, en realidad, un hombre inmenso, con cabellos luminosos, brazos y piernas estrelladas; que este hombre está hecho tan inmenso y tan brillante que ningún ojo humano puede verle. Aun en nuestros días, los mormones se imaginan que el Universo es limitado, y que Dios, bajo la forma de un hombre gigantesco que ocupa el centro, está sentado sobre una colosal Urim-Thumin, es decir, sobre dos piedras talladas en innumerables facetas, en las que ve reflejarse cuánto pasa en los mundos. En tal sentido no son más progresivas que los escandinavos, quienes sientan a Odín sobre una encina, por cuyo tronco una ardilla sube y baja sin cesar para decirle al oído cuánto ocurre en el Universo”.

Respecto de las piedras que funcionan como oráculo, el Kalki Avatar, en su obra Las tres montañas, anota lo siguiente: “Incuestionablemente las «piedras animadas» que en la antigua Arcadia modificaron radicalmente la forma de pensar del sabio Pausanias (historiador y geógrafo griego), pueden ser clasificadas en dos clases: ophites y siderites, la «piedra-serpiente» y la «piedra-estrella». Eusebio, especialmente, nunca se separaba de sus ophites que llevaba en su seno, y recibía oráculos de ellas, proferidos por una vocecita que se parecía a un tenue silbido. Arnobio cuenta que siempre que encontraba una piedra de estas, no dejaba de dirigirle alguna pregunta que ella contestaba con una vocecita clara y aguda”.

El Presidente fundador de las instituciones gnósticas, amplía la explicación de las “piedras parlantes”, en su obra Mensaje de Navidad 1968-69, La Magia de las runas: “En los antiguos tiempos existieron gigantescas piedras que andaban, hablaban, pronunciaban oráculos y hasta cantaban. La “piedra de Cristo”, la “roca espiritual” que, seguía a Israel, escrito está que se convirtió en Jupiterlapis devorado por su padre Saturno bajo la forma de un pedernal. Si no hubieran existido gigantes que moviesen rocas tan colosales, jamás hubieran tenido realidad, un Stonehenge, un Carnac (Bretaña), y otras semejantes construcciones ciclópeas. Si en los tiempos idos, no hubieran existido sobre la faz de la Tierra, la verdadera y legítima ciencia mágica, jamás hubiera habido tantos testimonios de piedras, «oraculares y parlantes». En un poema atribuido a Orfeo, estas piedras son divididas en ophites y siderites, la «piedra-serpiente» y «piedra-estrella».

La ophites es áspera, dura, pesada, negra, y tiene el don del habla; cuando uno va a tirarla, produce un sonido semejante al grito de un niño. Por medio de esta piedra fue como Heleno predijo la ruina de Troya, su querida patria”.

“Antiquísimos documentos sagrados afirman que Eusebio jamás en la vida se separaba de sus ophites y que recibía oráculos de ellas, proferidos por una vocecita que se a un tenue silbido, el mismo que escuchó Elías o Elijah después del terremoto en la boca de la cueva. La famosa piedra de Westminster era llamada Laifail, la «piedra parlante » y solo elevaba su voz para nombrar al rey que debía ser elegido. Esa piedra tenía una inscripción borrada ahora por el polvo de los siglos que decía: ni fallat fatum, scoti quocumque locatum invenient lapidem, regnasse tenenturibiden. Suidas, habla de un hombre, que podía distinguir de una ojeada, las piedras inanimadas de las que estaban dotadas de movimiento. Plinio menciona piedras que se apartaban cuando una mano se aproximaba a ellas. Las piedras monstruosas de Stonehenge eran llamadas antiguamente chior-gaur o el “baile de los gigantes”.

“Varios autores muy eruditos hablando sobre las ruinas de Stonehenge, Carnac y West Hoadley, dan informes maravillosos sobre este asunto tan especial. En esas regiones se encuentran inmensos monolitos, pesando algunos sobre 500 000 kilogramos. Fueron los “gigantes” de los antiguos tiempos quienes pudieron un día levantar esas moles, colocarlas en forma simétrica perfecta, y asentarlas con tan maravilloso equilibrio que parece que apenas tocan el suelo, y que aun cuando el contacto más ligero de un dedo las pone, en movimiento, resistirían, sin embargo, la fuerza de veinte hombres que intentasen desplazarlas. Fueron “gigantes” los que transportaron las piedras para la construcción de las pirámides de Egipto. La “piedra oscilante”, fue un medio de adivinación usado por los gigantes, pero ¿por qué oscilan? Las más enormes de ellas son, evidentemente, reliquias de los atlantes; las más pequeñas, como las “rocas de Brimham”, son piedras giratorias en su cúspide, son copias de los lithoi más antiguos”.

Los escritos clásicos abundan en referencias a los oráculos. Así, en la tragedia de Sófocles: Edipo rey, se lee el siguiente canto: “¡Oh dulce oráculo de Zeus! ¿Con qué espíritu has llegado desde Pito, la rica en oro, a la ilustre Tebas? Mi ánimo está tenso por el miedo, temblando de espanto, ¡oh Dios, a quien se le dirigen agudos gritos, Delios, sanador! Por ti estoy lleno de temor. ¿Qué obligación de nuevo me vas a imponer, bien inmediatamente después del transcurrir de los años? Dímelo, ¡oh hija de la áurea esperanza, palabra inmortal! Sabido es que el oráculo de Apolo anunció la tragedia de Edipo, quien mataría a su padre y se casaría con su madre. De esa cuenta, la ciudad fue castigada con un extraño karma y resultó sacudida por una peste. Edipo envía a su cuñado, Creonte a consultar “a la morada Pítica de Febo, a fin de que se enterara de lo que tengo que hacer o decir para proteger esta ciudad.” Es decir, lo envió a consultar al oráculo de Apolo en Delfos.

En labios de Creonte, se escucha la respuesta del oráculo: “Diré las palabras que escuché de parte del dios. El soberano Febo nos ordenó, claramente, arrojar de la región una mancilla que existe en esta tierra y no mantenerla para que llegue a ser irremediable… Con el destierro o liberando un antiguo asesinato con otro, puesto que esta sangre es la que está sacudiendo la ciudad”. El oráculo manda entonces castigar al asesino de Layo, el anterior rey. Piden al clarividente Tiresias que devele el misterio. Tiresias le explica a Edipo que el mismo soberano es el azote impuro de esa tierra, por ser el asesino del rey anterior y porque. ha estado conviviendo muy vergonzosamente, sin advertirlo, con los que le son más queridos.

Yocasta, madre y esposa de Edipo le narra el oráculo que fue revelado a Layo, su primer esposo y la forma en que le dieron muerte: “Una vez le llegó a Layo un oráculo -no diré que del propio Febo, sino de sus servidores- que decía que tendría el destino de morir a manos del hijo que naciera de mí y de él. Sin embargo, a él, al menos según el rumor, unos bandoleros extranjeros le mataron en una encrucijada de tres caminos. Por otra parte, no habían pasado tres días desde el nacimiento del niño cuando Layo, después de atarle juntas las articulaciones de los pies, le arrojó, por la acción de otros, a un monte infranqueable”.

Edipo, narra a la vez, su propia historia y cómo, huyendo del oráculo, vino a cumplir el destino manifiesto. “Mi padre era Pólibo, corintio, y mi madre Mérope, doria. Era considerado yo como el más importante de los ciudadanos de allí hasta que me sobrevino el siguiente suceso, digno de admirar, pero, sin embargo, no proporcionado al ardor que puse en ello. He aquí que en un banquete, un hombre saturado de bebida, refiriéndose a mí, dice, en plena embriaguez, que yo era un falso hijo de mi padre. Yo, disgustado, a duras penas me pude contener a lo largo del día, pero, al siguiente, fui junto a mi padre y mi madre y les pregunté. Ellos llevaron a mal la injuria de aquel que había dejado escapar estas palabras. Yo me alegré con su reacción; no obstante, eso me atormentaba sin cesar, pues me había calado hondo. Sin que mis padres lo supieran, me dirigí a Delfos, y Febo me despidió sin atenderme en aquello por lo que llegué, sino que se manifestó anunciándome, infortunado de mí, terribles y desgraciadas calamidades: que estaba fijado que yo tendría que unirme a mi madre y que traería al mundo una descendencia insoportable de ver para los hombres y que yo sería asesino del padre que me había engendrado. Después de oír esto, calculando a partir de allí la posición de la región corintia por las estrellas, iba, huyendo de ella, adonde nunca viera cumplirse las atrocidades de mis funestos oráculos”.

“En mi caminar llego a ese lugar en donde tú afirmas que murió el rey. Y a ti, mujer, te revelaré la verdad. Cuando en mi viaje estaba cerca de ese triple camino, un heraldo y un hombre, cual tú describes, montado sobre un carro tirado por potros, me salieron al encuentro. El conductor y el mismo anciano me arrojaron violentamente fuera del camino. Yo, al que me había apartado, al conductor del carro, le golpeé movido por la cólera. Cuando el anciano ve desde el carro que me aproximo, apuntándome en medio de la cabeza, me golpea con la pica de doble punta. Y él no pagó por igual, sino que, inmediatamente, fue golpeado con el bastón por esta mano y, al punto, cae redondo de espaldas desde el carro. Maté a todos. Si alguna conexión hay entre Layo y este extranjero, ¿quién hay en este momento más infortunado que yo? ¿Qué hombre podría llegar a ser más odiado por los dioses, cuando no le es posible a ningún extranjero ni ciudadano recibirle en su casa ni dirigirle la palabra y hay que arrojarle de los hogares? Y nadie, sino yo, es quien ha lanzado sobre mí mismo tales maldiciones. Mancillo el lecho del muerto con mis manos, precisamente con las que le maté. ¿No soy yo, en verdad, un canalla? ¿No soy un completo impuro? Si debo salir desterrado, no me es posible en mi destierro ver a los míos ni pisar mi patria, a no ser que me vea forzado a unirme en matrimonio con mi madre y a matar a Pólibo, que me crio y engendró. ¿Acaso no sería cierto el razonamiento de quien lo juzgue como venido sobre mí de una cruel divinidad? ¡No, por cierto, oh sagrada majestad de los dioses, que no vea yo este día, sino que desaparezca de entre los mortales antes que ver que semejante deshonor impregnado de desgracia llega sobre mí!”

Entre los himnos homéricos, en el Himno a Apolo, se lee: “Tenga yo la cítara amiga y el curvado arco, y con mis oráculos revelaré a los hombres la verdadera voluntad de Zeus”.

De los oráculos caldeos, la ocultista y escritora inglesa Violet Mary Firth Evans; más conocida como Dion Fortune, en su obra: La sacerdotisa del mar, cita la siguiente frase: “así dicen los oráculos caldeos: «El hombre sabio mira hacia la Naturaleza y contempla en ella el rostro luminoso del Eterno, y la naturaleza humana —me contaba— es una parte de la Naturaleza, y se aprende bastante sobre ella, la Naturaleza y los dioses si lo estudias».

Platón, en la Apología de Sócrates narra que Jenofonte acudió a Delfos y se atrevió a preguntar a la pitia si habría en Atenas hombre más sabio que Sócrates, a lo que la pitia respondió que no había nadie más sabio. Muy oportuno resulta citar nuevamente a Platón, quien en el Primer Alcibiades, pone también en labios de Sócrates, las siguientes palabras acerca de Delfos y la Gnosis: “Así, mi querido Alcibiades, sigue mis consejos, y obedece al precepto que está escrito en el frontispicio del templo de Delfos: Conócete a ti mismo”. Frase que repite en el Protágoras: consagraron a Apolo, como primicias de su sabiduría, estas dos sentencias que están en boca de todo el mundo y que hicieron que se fijaran en la portada del templo de Delfos: Conócete a ti mismo y nada en demasía. ¿Por qué os he referido todo esto? Es para haceros ver que el carácter de la filosofía de los antiguos consistía en cierta brevedad lacónica. (Platón, 129)

 Virgilio, en la Narración de los viajes de Eneas, en el libro III de su Eneida, al narrar el éxodo de los sobrevivientes troyanos a la guerra con Grecia, en búsqueda de la tierra prometida, narra cómo Eneas y su tripulación en su viaje divisan la isla del oráculo de Delfos. “En medio del mar, se alza una frondosa isla, tierra sagrada, gratísima a la madre de las Nereidas y a Neptuno egeo; errante en otro tiempo por los mares de playa en playa, el dios flechador, compadecido, la fijó entre Micón y la alta Giaro, concediéndole que permaneciese inmoble y arrostrase el furor de los vientos. Allí vamos a parar, aquella apacible isla nos recibe, fatigados navegantes, en su seguro puerto. Ya desembarcados, saludamos con veneración la ciudad de Apolo, Anio, rey de aquellos pueblos y al mismo tiempo sacerdote de Febo, ceñidas las sienes de la real diadema y del sacro laurel, nos sale al encuentro y reconoce a su antiguo amigo Anquises; nos damos las manos en señal de hospitalidad y le seguimos a su palacio. Voy luego a adorar a Apolo en su templo, labrado de vetustas piedras. «Concédenos», le dije, «¡oh Timbreo! morada propia…»” (Virgilio, 35, 36)

 El Avatar de la Era de Acuario, en su obra Mensaje de Navidad 1968-69 –La magia de las runas, comenta la consulta que hicieran Eneas y los troyanos sobrevivientes a la guerra de Troya: “Reverendísimo lugar al que llegó Eneas: ¡Delos! Lugar de arcaicas leyendas hiperbóreas que se esconden como piedras preciosas en el fondo profundo de todas las edades. Y protestando en tierra, mordiendo el polvo de los siglos, invocó dentro del sagrado recinto a Apolo, el dios del fuego, suplicándole con su adolorido corazón que protegiera a la ciudad que iba a fundar, la segunda Pérgamo troyana. Dice la historia que este ínclito varón, consultó a Apolo sobre el lugar que le designaba para establecerse. Entonces la tierra tembló espantosamente. El héroe y su gente, agazapados y abrazados al suelo, poseídos de un misterioso temor, escuchó y escucharon todos, la terrible voz de Febo Apolo que decía «¡Fuertes descendientes de Dárdano! Para estableceros de modo perdurable habéis de buscar la tierra de donde sois originarios; la primera que os ha llevado en su seno. Ahí la estirpe de Eneas dominará todo el país, y los hijos de sus hijos, y los que nazcan de aquellos». Cuenta el épico líder, que después de escuchar el Oráculo de Apolo, lleno de preocupación, pensaba en cuál podía ser la tierra más remota de su origen…” Es entonces, cuando Anquises, su anciano padre confunde la profecía y los motiva para asentarse en Creta.

El Buda Maitreya comenta de esta manera, cómo tiempo después el héroe llegó  la correcta interpretación del oráculo: “En la mente de Eneas, furibunda, se desató la tempestad del pensamiento, y desesperado como un náufrago, agarrado a la roca cruel, pensó en regresar al santuario de Apolo, el Dios del Fuego, para consultar el oráculo nuevamente. Pero aquélla misma noche, en esas horas deliciosas en que el cuerpo duerme y el alma viaja por los mundos superiores fuera del organismo físico, se encontró Eneas con sus dioses penates; los genios tutelares de su familia, los jinas o ángeles de Troya. Y hablaron los señores de la llama: «No es necesario, hijo, que regreséis navegando a donde está el oráculo de Apolo, interpretasteis mal la profecía. Vuestra patria de origen no es Creta, sino Hesperia, la antigua tierra que ahora llaman Italia. De ahí salieron los antiguos fundadores de la raza de Troya, el héroe dárdano y su antepasado Jasio. Anda y relátale a tu padre esta noticia».

“Y sorprendido su padre recordó entonces a Casandra, la profetisa troyana, esa pobre mujer que había dicho lo mismo antes de la destrucción de la soberbia llión, y a quien nadie hizo caso pues Apolo la tenía castigada. Esa noble mujer que se llamaba Casandra, tan adorada y bendecida pagó un tipo de karma muy singular, por mal uso de sus divinales facultades en vidas anteriores. Y cuenta la leyenda de los siglos, que Eneas y su gente, sin perder más tiempo se hizo nuevamente a la mar, rumbo a las tierras del Lacio”. En la Eneida, se encuentran las siguientes palabras del anciano Anquises: “Hijo mío, trabajado por los adversos hados de Ilión, Casandra era la única que me presagiaba estos sucesos y ahora recuerdo que presagió a mi linaje la posesión de un imperio, al que unas veces daba el nombre de Hesperia, otras el de Italia; pero ¿quién habría de creer que los teucros irían a las playas de Hesperia? O ¿a quién entonces hacían fuera los vaticinios de Casandra? Rindámonos a Febo, y persuadidos de su oráculo, sigamos mejores rumbos”. (Virgilio, 38)

 Respecto de la relación entre Platón y los sacerdotes egipcios, Eliphas Levi, en su Historia de la magia, apunta lo siguiente: “La doctrina de Platón hizo época en la historia del género humano, pero él no la inventó, pues, comprendiendo que fuera de la religión la verdad no existe, acudió para consultar a los sacerdotes de Memfis y obtener la iniciación en sus Misterios. Incluso se le acredita un conocimiento de los libros sagrados judíos. En Egipto, su iniciación pudo ser solo imperfecta, porque los sacerdotes de entonces habían olvidado el significado prístino de los jeroglíficos, como lo indica la historia de aquel sacerdote que pasó tres días descifrando una inscripción hierática de la tumba de Alcmene, enviado por Agesilao, rey de Esparta. Cornufis, que sin duda era el más erudito de los hierofantes, consultó las viejas recopilaciones de signos y caracteres; al fin descubrió que la inscripción estaba hecha en la escritura de Protheus, que es el nombre griego del Libro de Thoth, consistente en jeroglificos móviles, capaces de variaciones tan numerosas como combinaciones posibles de caracteres, números y figuras elementales. Pero el Libro de Thot, al ser la clave de los oráculos y la obra elemental sobre ciencia, no hubiera implicado tan prolongada indagación antes de ser identificados sus signos, si Cornufis hubiese sido realmente experto en el arte sacerdotal. Otra prueba de que las verdades prístinas no eran claras en este período radica en el hecho de que los oráculos que registraban sus afirmaciones sobre el particular tenían un estilo que ya nadie entendía”.

“Luego de regresar de Egipto, Platón viajó con Simmias hasta los confines de Caria donde unos hombres de Delos que le encontraron le rogaron que interpretase un oráculo de Apolo. Este oráculo declaraba que para terminar con las aflicciones de Grecia la piedra cúbica debía ser doblada. Se hizo un intento con una piedra del templo de Apolo; pero la tarea de doblarla por todos lados dio por resultado un poliedro de veinticinco caras; para restaurar la forma cúbica tenían que aumentar veintiséis veces el volumen original de la piedra, mediante un proceso de dobleces sucesivos. Platón envió emisarios al matemático Eudoxo, diciendo que el oráculo aconsejaba el estudio de la Geometría. Si este no entendió el hondo sentido del símbolo o desdeñó revelarlo a los ignorantes son cuestiones que deben quedar libradas a la conjetura; pero lo cierto es que la piedra cúbica y su multiplicación explica todos los secretos de los números sagrados, incluido el misterio del movimiento perpetuo, ocultado por los adeptos y perseguido por los necios bajo el nombre de cuadratura del círculo. Mediante esta aglomeración cúbica de veintiséis cubos en torno de un solo cubo central, el oráculo indicaba a los delios no solo los elementos de la Geometría sino también la clave de las armonías creadoras, explicada mediante la interrelación de las formas y los números”.

Acerca del oráculo de Apolo, Iglesias Janeiro, dice lo siguiente de la historia del último rey de Lidia y la conquista Persa: “Si Creso cruza el Halys será destruido un gran imperio” —contestó el oráculo cuando el rey de Lidia lo consultó acerca de si debía avanzar, contra Ciro. El oráculo se cumplió, aunque no en el sentido que supuso Creso, pues el imperio destruido fue el suyo”.

Acerca de la predicción como ciencia sagrada, Iglesias Janeiro explica lo siguiente: “Los datos más antiguos acerca de la predicción presentan esta ciencia como un atributo de la divinidad, que se manifiesta en los templos erigidos para ese objetivo cuando el fervor religioso de las multitudes que acudían a ellos para ese propósito hacía propicio el oráculo. Los medios empleados para emitir el augurio eran muy variados, existiendo el directo y el indirecto en el primer caso, manifestándolo la misma deidad, como dice Homero que ocurría en el Templo de Dolona, en el que el propio Zeus la pronunciaba, oyéndose su voz en el murmullo que producían las hojas de la encina sagrada que existía en su recinto; el indirecto tenía lugar a través de sacerdotes o sacerdotisas, a los que se consideraba inspirados por la gracia divina, unas veces por la preparación religiosa que habían recibido, y otras por virtud de nacimiento, emitiéndose, asimismo, por intermedio de animales, fenómenos de la Naturaleza o cosas inanimadas, por ejemplo, el silbido de una serpiente, el mugido de un toro, las columnas de humo que se formaban al arrojar incienso en el fuego sagrado o, cual ocurría en el templo de Venus, en Aphaca, arrojando diversos objetos al lago que rodeaba el oráculo y notando la forma en que sobrenadaban o se hundían”.

“Así como podía manifestarse el atributo divino a través de distintos medios, la solicitud del conocimiento que se deseaba obtener también se hacía de múltiples maneras. Es tradición que en los buenos tiempos del oráculo de Ammón, en que acudían grandes multitudes desde tierras lejanas en busca del consejo del dios, los sacerdotes iniciaban la marcha precedidos de una barca dorada, armada con múltiples páteras de plata que pendían a sus costados y seguidos de una numerosa comitiva de matronas y vírgenes, que cantaban himnos especiales para la ocasión y ejecutaban danzas sagradas. En otros templos, en cambio, la ceremonia era sumamente sencilla, reduciéndose en algunos a depositar la consulta por escrito y recibir la respuesta en igual forma. Aunque todos los oráculos tuvieron su época de esplendor, los que adquirieron mayor fama fueron los directos, esto es, aquellos en que la propia deidad daba al consultante la respuesta que este pedía. ¿En qué forma se producía el fenómeno? De múltiples maneras: unas veces moviéndose el brazo de la estatua que representaba al dios, otras declarando este de viva voz lo que se le solicitaba, algunas haciendo movimientos afirmativos o negativos con la cabeza, muchas moviendo uno o ambos ojos, las más combinando los gestos y los movimientos, y todas proporcionando una respuesta explícita a lo que se le pedía”.

“Es fama que Ammón, de viva voz declaró a los habitantes de Morea y de Apis que eran egipcios y no libios; de viva voz también advirtió a Mykerinos que solo viviría seis años, y de viva voz dijo Latona a Psamético que sería vengado por hombres de color bronce, todo ello cumplido a su tiempo. De viva voz, el mismo Ammón ordenó a Hatshopsuitus que enviase una expedición a reconocer la tierra de Puanit, y palabras pronunciadas de viva voz por dicha deidad son las que componen el augurio conservado en la estela encontrada en Karnack indicando a Tutmosis III las tierras que este faraón debía conquistar y las victorias que obtendría en sus luchas. Célebre es el veredicto dado por el mismo Ammón en el proceso que se siguió a Tutmosis por malversación de fondos mientras desempeñaba el cargo de tesorero real, esta vez, sin embargo, no de viva voz, sino por un movimiento de su brazo, escogiendo tres veces seguidas, en presencia del faraón y de los jueces, el escrito en que se declaraba la inocencia del acusado, inocencia que se comprobó más tarde al ser hallado el verdadero culpable. Por un movimiento del brazo de Ammón, se designaba también al nuevo soberano, para lo cual se reunían los hermanos reales en el templo de Yebel Barkal y desfilaban, uno a uno, ante el dios, siendo proclamado el que Ammón tocaba con su mano al pasar. Oráculos de respuesta directa se consideraban, asimismo, las inspiraciones por sueños, en las que el consultante hacia la petición a la deidad y esperaba que esta le diese la respuesta mientras dormía. De sueños, inspirados se servía Path para indicar a sus sacerdotes lo que debían hacer y revelarle el porvenir, y se dice que fue por virtud de una de esas inspiraciones que el sumo sacerdote de Ammón predijo la decadencia de Persia y la entrega, sin lucha, de Babilonia, detallando con riqueza de pormenores las conquistas de Alejandro y la época en que se efectuarían siglos más tarde”.

Iglesias Janeiro, explica más adelante que “Aunque en la actualidad los pueblos incultos que habitan en diversas regiones recurren al empleo de animales en la predicción, haciendo suponer que lo mismo debió ocurrir en tiempos lejanos a los que hoy son civilizados, los oráculos más famosos de Egipto, Persia, Grecia, México, Perú, Roma, etc., se servían únicamente de seres humanos, hombres unas veces, mujeres otras, en algunos casos una mujer como médium inspirado y un hombre como intérprete, casi en todos actuando en presencia del consultante, pero en cada uno después de una preparación especial”.

 Explica además Iglesias que “los oráculos estaban situados en lugares cuyo clima, topografía, orografía, geología, etc., eran propicios. El de Delfos, por ejemplo que fue uno de los más famosos en tiempos relativamente recientes, se hallaba en Krisa, al pie del monte Parnaso, sobre una fuente cuyas aguas despedían vapores que incitaban el delirio y muy cercano a una laguna de aguas corrompidas, que la leyenda consideraba antigua morada de Pitón, el dragón hembra, monstruo que diera a luz Hera un día de cólera y que asoló la comarca hasta que Apolo le dio muerte a fin de que, en agradecimiento, los hombres le levantasen un templo y le rindiesen culto. Teniendo esa fuente por estrado, y por trono el brocal de un profundo pozo sobre el que se apoyaba el trípode de la Pitonisa, rodeado todo ello por las aguas sagradas y recibiendo las emanaciones que subían de lo profundo del pozo, la joven que actuaba de augur preparaba su ánimo por medio de abluciones y purificaciones, machacando hojas de laurel, tomando agua de la fuente y sentándose en el trípode profético en estado extático, sin conocimiento de lo que hacía o decía, totalmente ajena a lo que ocurría a su rededor…”

Respecto de las características del oráculo de Delfos, Helena Petronila Blavatsky (HPB), explica en el tomo I de su obra Isis sin Velo que: “Según Plutarco, Jámblico, Lamprías y otros filósofos, las pitonisas eran jóvenes delicadamente sensibles, de costumbres puras y familia humilde, que estaban adscritas a su respectivo templo, donde se les destinaba habitación rigurosamente aislada del mundo, en la que solo podían entrar los sacerdotes y los videntes; de modo que la vida de las pitonisas superaba en ascetismo a la de las actuales monjas de clausura. Para ejercer su ministerio se sentaba la pitonisa en un trípode de bronce, colocado sobre una grieta del suelo que comunicaba con un subterráneo, en donde se quemaban ciertas drogas cuyos vapores subían por la grieta hasta envolver a la pitonisa en una atmósfera excitante que determinaba el frenesí mántico; y en tal estado daba el oráculo. También llamaban a la pitonisa ventrilocua vates o sea profetisa ventrílocua. (En el Glosario teosófico, se da la cita de Aristófanes, en Vœstas, I, reg. 28 y se explica que por esa razón es su voz de estómago).Los brahmanes colocaban la conciencia astral (yuch’) en el ombligo, y lo mismo creyeron Platón y otros filósofos. El versículo cuarto del segundo himno del Nâbhânedishtha dice así: “Oíd, ¡oh hijos de los dioses!, al que habla por su ombligo (nâbhâ) y os saluda en vuestras viviendas”. Muchos orientalistas convienen en que esta es una de las más antiguas creencias induistas. Los modernos fakires, lo mismo que los antiguos gimnósofos, concentran su pensamiento en el ombligo y permanecen inmóviles en la contemplación para identificarse con Átmân y unirse a la Divinidad”.

En el Glosario teosófico, se amplía la explicación con el siguiente texto: “Los autores antiguos situaban el alma del hombre (el manas inferior) o su conciencia personal, en la boca del estómago. Así encontramos en el verso cuarto del segundo himno nâbhânedichta de los Brahmanas: “Escuchad, ¡oh hijos de los dioses!, a uno que habla por el ombligo (nâba), porque os llama en vuestras moradas”. Este es un fenómeno de sonambulismo moderno. El ombligo era considerado en la antigüedad como “el círculo del sol”, el asiento de la divina luz interior. Por esto, el oráculo de Apolo estaba en Delphi, la ciudad de Delphus, matriz o vientre, así como el asiento del templo era denominado omphalos, ombligo. Como es bien sabido, un gran número de sujetos mesmerizados pueden leer cartas, oír, oler y ver por dicha parte de su cuerpo. Aun hoy día existe en la India (y también entre los parsis) la creencia de que los adeptos tienen en el ombligo llamas que aclaran para ellos todas las tinieblas y quitan el velo del mundo espiritual. Entre los zoroastrianos se les da el nombre de lámpara de Deshtur o “sumo sacerdote”, y entre los indos, “luz o esplendor del Dikchita (iniciado)”. Se explica además que Delfos, significaba útero u ombligo. Todos sus símbolos eran femeninos y de significación lunar.

De la literatura renacentista, es famoso el Oráculo manual y arte de la prudencia escrito por el jesuita Baltasar Gracián (1601 – 1658), que contiene 300 aforismos, de los cuales, el consultante puede formular una pregunta y mediante dados u otro procedimiento al azar, buscar la respuesta en el número correspondiente.

En la actualidad, muchas personas consultan sus decisiones leyendo al azar un versículo de la Biblia. Sin embargo, los antiguos rabinos, reyes y profetas hebreos disponían de varios sistemas de predicción, entre ellos, la interpretación de sueños, como es el caso de la interpretación de los sueños de Faraón, por parte de Josué y los de Nabuconodosor por parte de Daniel. Además usaban la Cábala, el Pectoral del juicio, junto con las dos piedras Urim y Tummim; así como los goralot. Asociado a la Cábala está el Tarot y sus arcanos mayores y menores. Otros pueblos, como los nórdicos desarrollaron la predicción mediante las runas, los chinos el I Ching y los mayas el tzité, entre otros.

 

Referencias

Blavatsky, Helena. Isis sin velo.T I.

Levi, Eliphas. El libro de los esplendores. México. Gómez Gómez hnos.

Levi, Eliphas. Historia de la magia. Buenos Aires. Kier. 1988.

Gracián, Baltasar, Oráculo manual y arte de la prudencia. México. Alamah clásicos. 2002.

Iglesias Janeiro, Julio, Cábala de predicción. Buenos Aires. Kier. 1984.

Platón. Diálogos. México. Porrúa. 1976.

Samael Aun Weor. Cuso Zodiacal. México. Rena Ser. 2010.

Samael Aun Weor. Magia rúnica. México. Rena Ser. 2010.

Samael Aun Weor. Las tres montañas. México. Rena Ser. 2009.

Virgilio. Eneida Geórgicas + Bucólicas. México. Porrúa. 1978.

La onda dionisíaca

Dioniso

Dioniso, dios griego, habitante del Olimpo, hijo de Zeus (Júpiter), dios del vino y de la vendimia, de la inspiración, del delirio místico, del éxtasis y de la meditación. Divinidad de la sexualidad (sagrada), patrono de las artes (el teatro), dios libertador de la ilusión. Preside toda exaltación espiritual. Se dice que fue hijo de Deméter (diosa de la agricultura, en especial, los cereales e hija de los titanes Crono y Rea), También se dice que fue hijo de Perséfone (a la vez, hija de Deméter), Deméter (Ceres) y Perséfone (Proserpina), son las diosas gemelas y a la vez: madre e hija relacionadas con el verano y el invierno y también, las diosas del Cielo y del Infierno.

En otras tradiciones, Dioniso, es considerado hijo de Sémele (hija de Cadmo, rey de Tebas y de la diosa Harmonía), también se dice que fue hijo de Io (quien a la vez, fue hija de Ïnaco (el sagrado IAO) y Melia, doncella de Argos y sacerdotisa de  Hera. Io, fue convertida en Ternera por esta diosa debido a su amor con Zeus o Júpiter). Io es el nombre oculto de la madre divina y es profundamente simbólico IO, nos recuerda el número diez y las dos formas básicas del líquido vital, el agua: en forma de río circulante o fuerza positiva y de lago, laguna o charca, representando la fuerza pasiva de la Naturaleza. En otras versiones de la tradición clásica, Dioniso, es hijo de Dione (madre de Afrodita y equivalente a Rea e hija de Urano y Gea). El nombre de esa diosa, significa simplemente: La diosa, equiparándola como esposa de Zeus (Júpiter). El nombre de Dioniso, significa: “hijo de Dios”; lo cual, es profundamente significativo.

Los atributos de Dioniso, son los mismos que los de Osiris, a la vez que los de su madre Deméter se equiparan a los de Isis. En algunas tradiciones, es esposo de Deméter y en otros de Perséfone; de manera que forma una relación singular con la diosa que es a la vez madre, esposa, hermana; tal como ocurre en el mito de Horus, Isis y Osiris. En todas las tradiciones, Dioniso cae víctima de sus enemigos, muerto y desmembrado. Luego es cocido, asado y comido. Su hermana-esposa-madre, logra rescatar sus miembros, reconstruirlo y resucitarlo. En algunas tradiciones solo un miembro no logra rescatar: el phalo. En otras es a partir del phalo que logra reconstruirlo y resucitarlo. Su culto se asocia al de los misterios de Deméter, en Eleusis y al hierosgamos,  la unión sexual sagrada de la pareja divina. Existió una ceremonia anual en que las mujeres griegas desfilaban portando cestas en la cabeza. Dentro de la cesta un pene de madera de higuera que representaba el del dios Dioniso. Su celebración, las dionisias ocurría en marzo. La higuera representa las fuerzas sexuales y su fruto, el higo nos recuerda a la vagina femenina.

Dioniso porta el tirso o bastón ceñido de hojas de parra y de hiedra, con un remate cónico (piña de pino, símbolo fálico). El bastón, báculo o vara se asocia a la columna vertebral. Es considerado dios de los dos veces nacidos. A los seis meses de gestación de Dioniso, su madre murió fulminada por un rayo de Zeus. En otras tradiciones, su madre, es fulminada por Hera. Durante los últimos tres meses de gestación Zeus tuvo a Dioniso cosido en su muslo (después de extraerlo del seno de su madre. Por eso se le conoce como el «nacido dos veces». De niño Hermes (Mercurio) le dio forma de cabrito y fue criado por las ninfas (Híades). En la mitología romana, fue criado por las nueve musas Adoptaba la forma de toro o macho cabrío o cabro. Se dice que prefería la forma de toro o de macho cabrío a todas las demás. Recordemos que el misterio del Bafometo generalmente se encuentra unido al macho cabrío de la ciudad de Mendes, en el bajo Egipto.

En la simbología esotérica y desde tiempos remotos, el macho cabrío, así como los cabros, cabrones y cabras están asociados al fuego sexual, la fecundación y la fertilidad.

Por ese motivo en diversos pueblos al referirse a los jefes y reyes, se les asociaba el adjetivo de cabrones o machos cabríos. Incluso en la Biblia, libro sagrado de las diferentes formas religiosas del Cristianismo, hay referencias interesantes al respecto. Es de entender que en tiempos antiguos, la condición de líderes o caudillos estaba asociada a la valentía, al arrojo y a la potencia sexual simbolizada en cabros o machos cabríos.

Mammón

Mammón, es el demonio fenicio de la riqueza. A él se le suplicaba  riqueza. Entre los griegos fue Pluto, demonio lobuno de la riqueza en especial, la del subsuelo. Le enseñó a la humanidad a extraer las riquezas del interior de la Tierra a través de la minería. Es el demonio de la avaricia, de la riqueza, la codicia, la corrupción, la injusticia, el materialismo. Es el príncipe de los tentadores. Ante este demonio se arrodillan los esclavos del dinero, los adoradores del consumismo, los atados al beneficio material y las utilidades económicas. Sonríe ante los abusos del capitalismo salvaje. Es el jefe de los amos del capital.

Es el arquetipo de la avaricia, codicia y materialismo. Promueve la brecha entre ricos y pobres, la servidumbre del alma humana a la sed desmedida por adquirir dinero. Gobierna el mundo a través del dinero. Es el Embajador del infierno que observa el mundo desde una cueva llena de riquezas inimaginables. Fue mencionado por Jesucristo en el sermón de la montaña: “No podemos servir a Dios y a Mammón”. (Lc 16:13 y Mt 6:24 – Biblia de los setenta o Septuaginta). En otras versiones dice: a la riqueza (al dinero). En las notas de la Biblia Reina-Valera o “del oso”, la referencia a las riquezas se asocia a Mammón.

Dante  Alighiere en el cuarto círculo (canto VII de la Divina Comedia), lo describe como un demonio lobo, ya que en la Edad Media, a los lobos se les asociaba con la avaricia. Santo Tomás de Aquino decía que Mammón sale del infierno ayudado por un lobo, para venir al mundo y corromper el corazón del hombre con la codicia. Gran parte de la humanidad le rinde culto a Mammón mediante el Culto a la riqueza y al dinero, a la avaricia, codicia, abundancia deshonesta, el amor al dinero y el materialismo.

Las eras zodiacales

Cada era está relacionada directamente con uno de los 12 signos del Zodiaco: Acuario, Piscis, Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio. Los primeros dos mil años de la era cristiana corresponden a la era de Piscis. Jesús y Juan Bautista iniciaron la Era de Piscis. Jesús es el salvador del mundo. Juan Bautista fue el Avatar de la Era de Piscis. El pez estuvo asociado a la prédica de Cristo: “Los haré pescadores de hombres”. Antes de la Era de Piscis existió la Era de Aries y mucho antes, la Era de Tauro. Ejemplos: Aries y el culto al macho cabrío. Aries y el becerro de oro. Tauro y el culto al buey Apis. Géminis y los gemelos Castor y Polux.

De acuerdo con el Principio de correspondencia, que dice: “Tal como es arriba es abajo”; así como existe el año terrestre, también existe el gran año sideral. Un año terrestre es la vuelta de la Tierra alrededor del Sol. Un año sideral, es una revolución completa del Sistema Solar en torno del cinturón zodiacal. El recorrido solar, en el cinturón zodiacal, ocurre en 25 780 años. Cada era tiene una duración aproximada de 2140 años. Las eras astrológicas, tienen correspondencia con las edades, yugas, soles de otras cosmovisiones. En la cultura clásica las edades de oro, plata, bronce, de los héroes y la de hierro. En la cosmovisión hindú, los yugas: satya, dwapara, treta, kali. En la cosmovisión azteca, los cinco soles. En la cosmovisión maya, los baktunes. Piscis se corresponde con La edad de hierro, el Kali Yuga, el Baktún 13, el quinto sol, la edad negra.

Relación contrapuesta entre Mammón y Dioniso

Incuestionablemente Mammón y Dioniso, por ser incompatibles tanto en su continente como en su contenido, jamás podrían conciliarse. En forma axiomática, irrefutable, podemos y hasta debemos definir a Mammón con dos términos:

a.)Intelectualismo
b.)Dinero. (Oro, riquezas)

Correctamente, y de modo contundente y definitivo, urge definir a Dioniso así:

a.) Transmutación voluntaria de la libido

b.) Éxtasis místico trascendental

Resulta oportuno citar ahora entre los fastos de esta pobre humanidad pigmea, aquella fecha y hora 4 de febrero de 1962 entre 2 y 3 de la tarde -, en que todos los planetas de nuestro sistema solar se reunieran en supremo concilio cósmico, precisamente en la brillante constelación de Acuario, para iniciar la nueva era entre el augusto tronar del pensamiento.

Desde esa fecha memorable y bajo la regencia de Urano, el muy venerable y meritísimo señor de Acuario, vibra intensamente en toda la naturaleza la Onda dionisíaca. No está demás enfatizar en el presente capítulo, la noticia trascendental de que tal planeta citado, ha sido, es y será siempre, el brillante astro que rige y gobierna inteligentemente a las glándulas endocrinas (sexuales). Ahora os explicaréis por vosotros mismos, el intrínseco motivo que en estos instantes origina la intensiva vibración dionisíaca.

Empero, resulta evidente, palmario y manifiesto, el hecho concreto de que los terrícolas en su abrumadora mayoría, no estuvieron a la altura de las circunstancias; no fueron capaces de polarizarse positivamente con tal Onda. Definir los dos aspectos -positivo-negativo- de esa vibración cósmica, es inaplazable, urgente, indispensable.

Polo positivo dionisíaco. Deleite sexual subliminal, transmutación voluntaria de la entidad del semen, conciencia despierta, conocimiento objetivo, intuición superlativa, música trascendental de los grandes maestros clásicos, etc..

Polo negativo dionisíaco. Degeneración sexual, infrasexualismo de toda clase: abuso del sexo y pederastía o abuso sexual de menores, ultraje y violación sexual; homosexualismo, lesbianismo; placeres demoníacos en los mundos infiernos mediante la droga, hongos, alcohol; música infernal como la de la nueva ola, etc., etc., etc. Comprender a fondo los procesos íntimos de estos dos polos de la Onda dionisíaca, es algo muy urgente. Como ejemplo viviente de este par de polos diametralmente opuestos, correspondientes a la mencionada ondulación, resulta oportuno citar aquí a título de ilustración a dos movimientos revolucionarios contemporáneos. En forma delicada quiero referirme claramente y sin ambages, al «Movimiento Gnóstico Cristiano Internacional Universal» y, también al anverso de la medalla dionisíaca, conocido con el tristemente célebre nombre de: «Movimiento hippie».

Incuestionablemente las dos mencionadas antípodas psicológicas constituyen «Per se», una viviente demostración manifiesta de par de polos opuestos de la tremenda vibración Dionisíaca. En llegando juiciosamente a esta parte del presente capítulo, deviene ineludible la necesidad de una confrontación didáctica.

Embriaguez dionisíaca, éxtasis, shamadí; obviamente resultan indispensables cuando se trata de experimentar eso que es la verdad, lo real. Tal exaltación es ciento por ciento posible a través de la técnica de la meditación.

Psicodelia es diferente: tradúzcase este término así: psiquis, alma. Delia, droga.
Especificando diremos: Lo psicodélico es el antipolo de la meditación; el infierno de las drogas está en el interior del organismo planetario en que vivimos; bajo la misma epidermis de la corteza terrestre. Los hongos alucinantes, pastillas L.S.D., marihuana, etc., etc., etc., intensifican evidentemente la capacidad vibratoria de los poderes subjetivos, más es ostensible que jamás podrían originar el despertar de la conciencia.

Las drogas alteran fundamentalmente los genes sexuales y esto ya está demostrado científicamente. Como secuencia de tales mutaciones negativas, genéticas, resulta evidente el nacimiento de niños monstruos. Meditación y psicodelia son incompatibles, opuestos, antagónicos; jamás podrían mezclarse. Incuestionablemente estos dos factores de la embriaguez dionisíaca, señalan, indican, rebelión psicológica.

Gnósticos y hippies se fastidiaron con el vano intelectualismo de Mammón; se aburrieron con tantas teorías; llegaron a la conclusión de que la mente como instrumento de investigación es demasiado miserable. ¿Zen? ¿gnana yoga? Eso es superlativo. Existen dentro de nosotros en estado latente facultades de cognición infinitamente superiores a la mente; mediante estas últimas podemos experimentar en forma directa eso que es lo real, eso que no es del tiempo.

El Movimiento Hippie prefirió el infierno de las drogas. Indubitablemente se definió perversamente. Los gnósticos, plenamente desilusionados del necio intelectualismo de Mammón, bebemos del vino de la meditación en la copa de la perfecta concentración. Cambios psicológicos, radicales y de fondo se hacen urgentes cuando nos desilusionamos de los bribones de la mente. Regresar al punto de partida original es lo indicado; sólo así es posible una transformación radical. ¿Sexología? ¡Válgame Dios y Santa María! Este tema horroriza a los puritanos. Escrito está con palabras de fuego en las sagradas escrituras, que el sexo es piedra de tropiezo y roca de escándalo…

Resalta la evidencia de que nosotros no somos hijos de ninguna teoría, escuela o secta. En la cruda raíz de nuestra existencia sólo encontramos un hombre, una mujer y un coito. Nacimos desnudos, alguien nos cortó el cordón umbilical; lloramos y buscamos luego el pecho materno. ¿Vestido?, ¿escuelas?, ¿teorías?, ¿erudición?, ¿dinero?, etc., etc., etc., todo eso vino después por añadidura.

Creencias de todo tipo existen por doquiera, empero, la única fuerza que puede transformarnos en forma íntegra, unitotal, es aquella que nos puso en el tapete de la existencia; quiero referirme a la energía creadora del primer instante, a la potencia sexual. El deleite amoroso, el disfrute erótico es por secuencia lógica, la dicha más grande. Saber copular sabiamente es indispensable cuando se anhela sinceramente un cambio psicológico definitivo. Los «hippies» presintieron todo esto cuando se sublevaron contra Mammón, pero erraron el camino; no supieron sintonizarse con el polo positivo de Dioniso. Los gnósticos somos diferentes; sabemos gozar, nos agrada transmutar y sublimar la libido. Esto no es un delito.

Mientras el «Movimiento Hippie» marchó resueltamente por el camino involutivo descendente del infrasexualismo. El «Movimiento Gnóstico Cristiano Internacional Universal» avanza victorioso por la vía ascendente revolucionaria de lo suprasexual.

La cosmovisión gnóstica (II)

Contenido

Introducción

El mito gnóstico

Jehová y no Yahveh

Los eones y el Pleroma

Barbelo

El Eterno femenino

La Creación, el amanecer del Día Cósmico

Los diez principios del ser humano

El Ser y el Yo

Elementos esenciales de la cosmovisión gnóstica

El conocimiento gnóstico y la revelación

Los principios religiosos

Introducción

En la parte I de este Tema: La cosmovisión gnóstica, se hizo una introducción acerca de lo que es una cosmovisión, se hizo una breve contextualización acerca de lo que podría ser la cosmovisión del lector y se explicaron los principios universales de las diferentes cosmovisiones, así como las leyes universales, en particular la ley de Evolución e Involución, hasta formular una descripción general de la cosmovisión gnóstica. Se abordaron los temas de multidimensionalidad del espacio, la divinidad suprema, los diferentes cosmos, entre ellos el macrocosmos y el microcosmos, hasta concluir en el estudio de los elohim.

Una cosmovisión, es una concepción del mundo, una interpretación del origen del Universo y del ser humano, de su razón de ser y de las leyes que rigen tanto al espacio infinito, como a la humanidad y demás seres. La cosmovisión gnóstica se fundamenta en los principios universales de las cosmovisiones de las grandes civilizaciones antiguas surgidas en Egipto, Mesopotamia, Grecia, China; así como  las de los pueblos originarios de América. Es holística, transdisciplinar y multidimensional. Para estudiar y entender la cosmovisión gnóstica, se requiere conocer muchos más aspectos. Algunos de esos contenidos, son abordados brevemente en esta publicación.

El mito gnóstico

Los mitos, son narraciones alegóricas tradicionales y maravillosas ubicadas en tiempos remotos. Son protagonizados por fuerzas sobrenaturales o seres divinos. Por su medio se explican fenómenos o acontecimientos extraordinarios, como el origen del cosmos, los seres divinos y grandes acontecimientos de la humanidad. Uno de los mitos más antiguos es el Mito Solar. En el caso de la cosmovisión gnóstica, Samael Aun Weor, establece que los “caracteres que especifican claramente al Mito gnóstico y que mutuamente se complementan entre sí son los siguientes:

  1. Divinidad Suprema.
  2. Emanación y caída pleromática.
  3. Demiurgo arquitecto.
  4. Neuma en el mundo.
  5. Dualismo
  6. Salvador.
  7. Retorno.

La Divinidad suprema gnóstica es caracterizable como Agnostos Theos, el Espacio abstracto absoluto. El Dios ignorado o desconocido. La Realidad una de la cual emanan los elohim en la aurora de cualquier creación universal. Recuérdese que Paranishpana es el Summum bonum, lo Absoluto, y por lo tanto, lo mismo que Paranirvana. Más tarde, todo cuanto al parecer existe en este Universo vendrá a tener real existencia en el estado de Paranishpana”.

Jehová y no Yahveh

El santo Tetragrámaton, son cuatro letras hebreas Iod (Jod), He, Vau, He (I-H-W-H) que se usan en sustitución del nombre de Dios.

Incuestionablemente, las facultades de cognición humana jamás podrían pasar más allá del Imperio cósmico del Logos macho-hembra, del Demiurgo creador, el Ejército de la Voz (el Verbo). Jah-Hovah, el Padre-Madre secreto de cada uno de nos, es el auténtico Jehová.

Jod, como letra hebrea, es el membrum virile (el principio masculino). Eve, Heve, Eva, lo mismo que Hebe, la diosa griega de la juventud y la novia olímpica de Heracles, es el yoni, el cáliz divino, el Eterno femenino.

El divino rabí de Galilea, en vez de rendir culto al Jehová antropomórfico de la judería, adoró a su divino Macho-Hembra (Jah-Hovah), el Padre-Madre interior. El bendito, crucificado en el monte de las Calaveras, clamó con gran voz diciendo: «-Padre mío, en tus manos encomiendo mi espíritu.» Ram-Io, Isis, su Divina madre Kundalini, le acompañó en el víacrucis.

Todas las naciones tienen a su primer Dios o dioses como andróginos. No podía ser de otro modo puesto que consideraban a sus lejanos progenitores primitivos, a sus antecesores de doble sexo, como seres divinos y dioses santos, lo mismo que hacen hoy los chinos.

En efecto, la concepción artificiosa de un Jehová antropomórfico, exclusivista, independiente de su misma obra, sentado allá arriba en su trono de tiranía y despotismo, lanzando rayos y truenos contra este triste hormiguero humano, es el resultado de la ignorancia, mera idolatría intelectual. Esta concepción errónea de la verdad, desafortunadamente se ha apoderado tanto del filósofo occidental como del religioso afiliado a cualquier secta desprovista completamente de los elementos gnósticos.

Lo que los gnósticos de todos los tiempos han rechazado no es al Dios desconocido, Uno y siempre presente en la Naturaleza, o en la Naturaleza «in abscondito», sino al Dios del dogma ortodoxo, a la espantosa deidad vengativa de la ley del talión (ojo por ojo y diente por diente). Muchos pensadores ateos se han atrevido a afirmar que no es Dios quien creo al ser humano; sino que fueron las personas, quienes se inventaron a Dios. En parte, su razonamiento es correcto. Fueron las humanas criaturas quienes crearon al falso dios o que adoran a falsos dioses.

En la cosmovisión gnóstica, se hace también plena diferenciación entre Jehová y Yahveh. Yahveh, no tiene relación alguna con el nombre oculto de Dios y el santo Tetragramatón, las cuatro letras hebreas Iod, He, Vau, He (I-H-W-H) para designar el nombre de Dios. A este respecto, Samael Aun Weor, en su obra: “El Matrimonio Perfecto” cita a Saturnino de Antioquía, “el gran cabalista, dice que Yahveh es un ángel caído, el genio del mal, el diablo. Yahveh es un demonio terriblemente perverso. Yahveh es aquel demonio que tentó a Cristo en el desierto y que lo llevó a la montaña para decirle: “Todos estos reinos del mundo serán tuyos si te arrodillas y me adoras”. Yahveh llamó al pueblo judío “mi pueblo predilecto”; en referencia al capítulo IV, versículo 6 del Evangelio de Lucas, que en la Vulgata latina, se lee: Et ait illi: Tibi dabo potestatem hanc universam, et gloriam illorum:  quia mihi tradita sunt, et cui volo do illa.

Los eones y el Pleroma

En los diccionarios, se hallarán referencias a los eones, como la siguiente: Cada uno de los seres eternos, emanados de la unidad divina, que colman el intervalo entre la material y el espíritu, poniéndolos en relación. En Wikipedia se lee que un eón es cada una de las inteligencias eternas o entes divinos, de un sexo u otro, que en conjunto integran la plenitud de la divinidad suprema, de la cual emanan. Están dispuestos en una jerarquía descendente que llega hasta la materia. Los eones son emanaciones de lo Divinal incognoscible e inmanifestado. El término: eones, se refiere por un lado a los seres celestiales, los cosmocratores o elohim creadores; pero también a regiones celestiales.

José Montserrat Torrents, en su versión de “El Evangelio de Judas”, explica que: “Para designar de modo genérico a las entidades o personificaciones del Mundo Superior Espiritual, los gnósticos de todas las ramas adoptaron el término griego «eón» (aion). En este significado, y en los más usuales de «periodo de tiempo» y de «eternidad», los gnósticos no difieren de los escritos filosófico-religiosos de su tiempo. Entre los gnósticos, «eón» se contrapone al mundo inferior”. Explica además que este uso conceptual tiene su origen en un texto del Platón (Montserrat, 107)

Samael Aun Weor, explica en el capítulo titulado: “Antropología Gnóstica de su obra: “La Doctrina secreta de Anáhuac, que: “El mito gnóstico de Valentín, que en forma específica nos muestra a los treinta eones pleromáticos surgiendo misteriosos de entre el Espacio abstracto absoluto por emanaciones sucesivas y ordenadas en parejas perfectas, puede y debe servir como arquetipo modelo de un mito monista que en forma más o menos manifiesta se encuentra presente en todo sistema gnóstico definido”. En Pistis Sophia develada, explica además el maestro que los eones emanan resplandecientes del Pro-Padre. El Avatar de Acuario, también explica que los treinta eones surgen en la aurora de la creación y son los cosmocratores o elohim creadores.

El concepto de eones como regiones cósmicas o cielos se refiere a los doce eones y en especial, al eón trece, que corresponde a la región más profunda del Espacio Abstracto Absoluto, el Ain. En el Nuevo Testamento, en la Biblia, constantemente se hace referencia al “reino de los cielos” (en plural, indicando que son varios). Pablo en la segunda de Corintios habla del tercer cielo, cuando dice: “Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo”. (2 Co 12:2). Dante Alighieri describe detalladamente nueve cielos y los mayas hablan de trece cielos. Los trece cielos de la cosmovisión maya, son los 13 eones o regiones celestiales.

Los primeros nueve cielos se corresponden con cada uno de los planetas, según el orden del antiguo sistema de clasificación astronómica: Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Cada uno de esos cielos es la morada de una categoría especial de seres divinos, según la clasificación angélica. El orden es el siguiente: ángeles, arcángeles y principados; constituyen la primera triada. Potestades, virtudes y dominaciones; corresponden a la segunda triada. Tronos, querubines y serafines a la última y más alta triada. El ascenso a cada uno de los doce cielos, se corresponde con los doce trabajos de Hércules. Los tres cielos que se encuentran en lo más alto, corresponden a las tres regiones del Ain Soph.

Según Henri Charles Puech, en su obra: En torno a la Gnosis, el conjunto de emanaciones divinas forma el Pleroma. El Pleroma es el mundo divino, la morada de la luz.

El mundo divinal, el ámbito glorioso del Pleroma, surgió directamente de la Luz negativa, de la existencia negativa. Finalmente, el Nous, Espíritu o Neuma, contiene en sí mismo infinitas posibilidades susceptibles de desarrollo durante la manifestación. Entre los límites extraordinarios del Ser y del no Ser de la filosofía se ha producido la multiplicidad o caída. El mito gnóstico de la caída de Sophia (la divina sabiduría) alegoriza solemnemente a este terrible trastorno en el seno del Pleroma.

Barbelo

La primera emanación del Agnostos Theos o Espacio Abstracto Absoluto, el primer eón, es Barbelo, el desdoblamiento de la unidad en dualidad, en el aspecto femenino. El santo afirmar emana al santo negar, el aspecto femenino de la divinidad: Dios Madre. Barbelo aparece recurrentemente en la literatura gnóstica cristiana primitiva. Por tal motivo es motivo de análisis por parte de diferentes estudiosos del Gnosticismo histórico. En el Evangelio de los egipcios[1], Barbelo es reconocido como el eterno femenino, la madre inefable: “El segundo poder la Madre, la virginal barbelón…” (Los Evangelios Apócrifos, 119)

«En el Evangelio de Judas, Judas dice a Jesús: Tú has venido del inmortal eón de Barbeló»” (Montserrat, 40). El autor citado, expone además que “los textos designan a Barbeló «madre» y hablan de la «matriz» de Barbeló, que es fecundada por la luz del Espíritu…” (Monteserrat, 41)

En el capítulo 3 del libro secreto de Juan, se encuentran muchas evidencias del atributo femenino de Barbelo. El trato reverente a una divinidad femenina, la asociación al agua, a la virginidad, el gran vientre; son muy claros. Así se lee: “1 Porque el Perfecto se contempla a sí mismo en la luz que lo rodea. Este es el manantial del agua de vida que produce todos los mundos de todas las clases. 2 El Perfecto contempla su imagen, la ve en el manantial del espíritu y se enamora del agua luminosa. Este es el manantial de agua pura, luminosa, que rodea al Perfecto. Es el Pensamiento hecho activo, y la que apareció en presencia del Padre en luz brillante salió. 4 Ella es el primer poder: ella precedió a todo y salió de la mente del Padre como el Pensamiento Anterior de todo. 5 Su luz se parece a la luz del Padre; como el poder perfecto, ella es la imagen del perfecto e invisible Espíritu virgen. 6 Ella es el primer poder, la gloria, Barbelo, la gloria perfecta entre los mundos, la gloria emergente. 7 Ella glorificó y alabó al Espíritu virgen, porque había salido a través del Espíritu. 8 Ella es el primer Pensamiento, la imagen del Espíritu. Ella se convirtió en el vientre universal, porque ella lo precede todo, el Padre común, la primera Humanidad, el Espíritu Santo, el varón triple, el poder triple, el andrógino con tres nombres, el reino eterno entre los seres invisibles, el primero en salir”.

También se lee en dicho libro que Barbelo pidió al Espíritu virgen que le diera conocimiento anterior, inmortalidad, vita eterna, verdad y se las concedió (Gerz, 124). En los tres primeros versos del capítulo 4 se lee que “El Padre penetró a Barbelo con una mirada, con la luz pura, brillante, que rodea al Espíritu invisible. Barbelo concibió, y el Padre produjo un rayo de luz que se parecía a la luz bendita más no era tan brillante. Este rayo de luz era el Vástago único del Padre común que había salido, y el único retoño y el Vástago único del Padre, la luz pura” (Gerz, 125)

Entre las notas de El Evangelio de Judas, editado por Rodolphe Kasser, Marvin Meyer y Gregor Wurst; con traducción de Domingo Almendros y publicado por National Geografic, se hace un comentario al siguiente pasaje del Evangelio: “En los textos séticos Barbelo es la divina Madre de todos, de quien muchas veces se dice que es la Providencia (pronoia) del Padre, el Ser infinito El nombre Barbelo parece basado en una forma del Tetragrámaton, el sagrado nombre de cuatro letras de Dios en el judaísmo, y aparentemente viene del hebreo, tal vez “Dios (superlativo El) en (b-) cuatro (arb(a)”.

Más adelante, en las páginas 129 y 130 del mismo Evangelio, en el capítulo titulado: La conexión gnóstica, Marvin Meyer, explica: «La frase “el reino [o eón] inmortal de Barbelo” es frecuente en los textos séticos. Se refiere al reino superior de la divinidad más allá de este mundo, y está asociada con la figura divina de Barbelo, un personaje destacado de los textos séticos, donde asume el papel de nuestra madre en los cielos».

Barbelo es la primera emanación del Espacio Abstracto Absoluto, el “reino inmortal” y el principio femenino supremo. Es la Prakriti, la Madre Divina, la Diosa, el Eterno Femenino, la sustancia primordial de la Naturaleza, que da origen a las tres gunas o manifestaciones de la Naturaleza. Samael Aun Weor, en el capítulo de Virgo de su obra: “Tratado esotérico de Astrología Hermética”, explica que: “Cuando llega la Gran Noche, el Universo deja de existir, se disuelve entre el seno de la Prakriti. Explica también el maestro que: “Todo Cosmos nace de la Prakriti y se disuelve en la Prakriti. Todo mundo es una bola de fuego que se enciende y se apaga entre el seno de la Prakriti. Todo nace de la Prakriti, todo vuelve a la Prakriti. Ella es la Gran Madre”.

El Avatar de la Era de Acuario, explica además que: “Durante el Gran Pralaya (Noche Cósmica), la Prakriti es unitotal, íntegra. En la manifestación, en el Mahamvantara (Día Cósmico), la Prakriti se diferencia en tres aspectos cósmicos. Los tres aspectos de la Prakriti durante la manifestación, son: primero, el del Espacio infinito; segundo, el de la Naturaleza; tercero, el del hombre”. La Prakriti en su estado inmanifestado es Barbelo o mejor dijéramos, “la morada de Barbelo”, “la morada de luz”, “el océano de luz increada”, “el océano de la gran luz”, como lo explica el Kalki Avatar en Pistis Sophia develada.

Samael Aun Weor, en Pistis Sophia develada, explica que “Las grandes emanaciones de Barbelos, la Morada de la Luz, no pueden ser jamás comprendidas por la luz intelectual”.

El Eterno femenino

El principio femenino eterno y universal se encuentra presente en toda la Creación. Desde el seno del Pleroma, en la región de Barbelo, como en la Naturaleza y en el microcosmos, la segunda fuerza de la Naturaleza está presente. Ella es el Eterno Femenino, la Diosa, la Madre divina, en el espacio infinito; la Madre divina en la Naturaleza; la Madre divina en el ser humano. Estas son las tres madres; las tres Marías del Cristianismo, tal como se lee en los Evangelios: “Estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole, entre las cuales estaban María Magdalena, María la Madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo”. (Mt 27:55-56) “También había algunas mujeres mirando de lejos, entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé”. (Mr15:40) “Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas y María Magdalena”. (Jn 19:25) El misterio de las Tres Marías aparece también en el Evangelio de Felipe, en el que se lee: “Había tres Mariames que caminaban todo el tiempo con el Amo: su madre, su hermana y la Magdalena, ella que es llamada su pareja. Así su verdadera Madre, Hermana y Pareja, también se llama «Mariam»”.

La gran Diosa, venerada desde la cultura megalítica entre el paleolítico y el neolítico tiene múltiples representaciones, rostros y nombres. Ella es la Tierra, la Luna, Venus, la madre Naturaleza, la abuela, la madre y la esposa. De esta manera María, la madre de Jesús, es la misma Isis, Juno, Deméter, Ceres, Maía, etc., la Madre Cósmica o Kundalini (Fuego Sexual) del cual nace el Cristo Cósmico siempre. La María Magdalena es la misma Salambo, Matra, Ishtar, Astarté, Afrodita y Venus con la cual tenemos que practicar Magia Sexual para despertar el fuego. Otras formas de representar a las Tres Marías, a los tres aspectos de la Prakriti, de la Madre Divina, se encuentran en las figuras de la abuela, la madre y la esposa. En la mujer, es ella misma en su papel de abuela, madre e hija o madre, esposa e hija. Así aparece entonces, la figura de santa Ana, la madre de María en la tradición cristiana, como también la abuela Ixmucané, en la tradición maya.

La Creación, el amanecer del Día Cósmico

En el capítulo 1 y titulado: El Niño Sol del Mensaje de Navidad 1966-67, el Avatar de la síntesis, explica que: “En el amanecer del gran día cósmico, el Primer Logos, el Padre, dijo al Tercer Logos, el Espíritu Santo: «Id, fecundad a mi esposa, la materia caótica, la gran Madre, para que surja la vida; empero, tu verás.» Así habló el Padre, y el Tercer Logos se inclinó reverente, amanecía la aurora de la Creación. En los siete templos del Caos trabajaron los cosmocratores, el ejército de los constructores de la aurora, la hueste de los elohim, el Tercer Logos”.

“Tres fuerzas son indispensables para toda creación; la fuerza positiva, la fuerza negativa y la fuerza neutra. Ante el altar del templo un Elohim se polarizó en forma masculina, positiva, y el otro en forma femenina, negativa. La planta baja del templo, el coro de los Elohim, representó la forma neutra. Este orden de las tres fuerzas quedó así establecido en cada uno de los siete templos del caos primitivo. Cantaba el divino varón, cantaba la divina mujer, cantaba el coro de los Elohim”.

Ya se explicó en el apartado correspondiente que Elohim es una palabra plural y que significa “dioses y diosas”, es decir, que en el primer versículo de Bereshit (Génesis) en la Torá, cuando se lee: “En el comienzo creó Elohim los cielos y la tierra”; se refiere a los cosmocratores a los eones de la Creación en el seno del Pleroma. A este respecto, Dion Fortune, en su obra La Cábala Mística, explica lo siguiente: “El ser humano tiene que adorar tanto a diosas como a dioses. Boaz y Yakin son ambos pilares del Templo, pero solo de su unión nace el equilibrio. Una religión sin diosas está a mitad del camino del completo ateísmo. En la palabra Elojim (Elohim) encontramos la clave verdadera. Elojim se traduce como «Dios» en las versiones autorizadas y revisadas de la Biblia. En realidad debería traducirse «diosas y dioses», pues es un nombre femenino con una terminación plural masculina. Este es un hecho incontrovertible, al menos desde el punto de vista lingüístico; y es de presumir que los varios autores que integran los libros de la Biblia sabían bien lo que decían, y no usaron esa forma peculiar y única sin muy buenas razones. «Y el Espíritu de los principios masculino y femenino se cernía sobre la superficie de lo informe, y la Creación tuvo lugar».

“Toda la liturgia de los siete templos fue cantada y la gran Palabra hizo fecundo el vientre de la gran Madre Divina. «En, el Principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas y sin él nada de la que ha sido hecho fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres». El Verbo hizo fecundas las aguas de la vida, y el Universo en su estado germinal surgió espléndido en la Aurora. El Espíritu Santo fecundó a la gran Madre y nació el Cristo. El segundo Logos es siempre hijo de la Virgen madre”.

“Ella es siempre virgen antes del parto, en el parto y después del parto. Ella es María, Isis, Adonia, Isoberta, Rea, Cibeles, etc. Ella es el caos primitivo, la sustancia primordial, la materia prima de la gran Obra. El Cristo Cósmico es el ejército de la gran Palabra y nace siempre en los mundos y es crucificado en cada uno de ellos para que todos los seres tengan vida y la tengan en abundancia”.

Los diez principios del ser humano

En la cosmovisión gnóstica se reconoce que los diez sephirotes del Árbol de la Vida hebraica, se encuentran en el ser humano y constituyen diez principios inherentes a cada hombre y mujer. La relación entre el sistema de numeración decimal, los dedos de la mano, la búsqueda de alcanzar un punteo de 10 perfecto y la espiritualidad, es enorme. Esos diez principios constituyen, en su orden, la Trinidad en cada uno de nosotros, el Ser y sus dos almas (el alma divina y el alma humana) y los cuatro cuerpos: físico, vital, astral y mental.

La Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, en nosotros.

Debajo de la santísima Trinidad o Trimurti sagrada, se encuentra el septenario teosófico

El Ser, el Espíritu, Atman, Chesed, el Pneuma o Nous

El alma espiritual, alma divinal o alma femenina o alma conciencia. El budhi

El alma humana o alma masculina o alma voluntad. Manas superior o cuerpo de la voluntad

La mente o manas inferior

Las emociones, sentimientos y deseos; el cuerpo de deseos o cuerpo astral lunar en la mayoría de personas, el cuerpo kedsyano.

La vitalidad o cuerpo etérico

El cuerpo físico

Los antiguos rabinos hablan de los diez sephirotes de la Cábala: Keter, Chokmah, Binah, Chesed, Geburah, Tiphereth, Netzah, Hod, Jesod y Malkuth.

Keter es el Padre en nosotros, Chokmah es el Hijo en cada uno de nosotros, Binah, es el Espíritu Santo en nuestro interior.  Es claro que la Santísima Trinidad no es ajena a las diferentes religiones antiguas.  Así existe la Trimurti hindú: Brahma, Shiva y Visnú. En el antiguo Egipto se adoraba a Osiris, Isis y Horus y entre los mayas hay muchas formas trinitarias sagradas: Itzamná, Kukulkán y Chac o Ixchel son algunas representaciones. En la Naturaleza encontramos los polos positivo, negativo y neutro, en el hogar: papá, mamá, hijos. Por eso la representación de la Sagrada Familia.

A continuación de la Trinidad en nosotros viene lo que muchos denominan el Septenario teosófico integrado por un triángulo y el cuaternario inferior. Empecemos por listar el cuaternario inferior: cuerpo físico, la vitalidad, los deseos (emociones y sentimientos incluidos) y los pensamientos (la mente). Los siguientes principios son la voluntad, la conciencia y el Ser.

Algunas escuelas místicas al referirse al cuaternario inferior hablan de cuerpos espirituales. Los teósofos y yogas hablan del cuerpo de la vitalidad (vital o etérico), del cuerpo astral (o cuerpo de los deseos y las emociones), así como del cuerpo mental. En la literatura yogui y teosófica se usan nombres hindús un tanto extraños. Veamos por ejemplo lo que dice Helena Blavatsky:

Cuaternario.- El cuaternario, llamad o también cuaternario inferior, está constituido por los cuatro “principios” inferiores del hombre que forman su personalidad, a saber: el cuerpo denso o físico (sthûla zarîra), el doble etéreo o cuerpo astral (linga-zarîra), la vida o principio vital (prâna) y el centro de los deseos o pasiones animales (kâma-rûpa). –En otras clasificaciones se incluye entre los principios del cuaternario el manas inferior, o sea la inteligencia cerebral, la mente que tiende hacia abajo, al centro de los deseos y pasiones animales. Todos estos principios deben distinguirse del ternario o tríada superior imperecedera, que constituyen la individualidad, y son: el manas superior, el buddhi y el Âtman (o Yo supremo)”; que en la cosmovisión gnóstica, se denomina con más propiedad: El Ser y no yo supremo o yo superior.

Otras escuelas espirituales hacen una metáfora y relacionan al cuaternario, integrado por esos cuatro cuerpos inferiores, con un carruaje (el cuerpo físico), el caballo (el astral), el cochero (la mente) y el amo (la conciencia) que generalmente va dormido o distraído, es decir, tiene la conciencia dormida.

Mucho se ha hablado en la literatura mística acerca del doble astral, el eidolon o “cuerpo fantasmal”. Y es que todos tenemos ese doble. Bueno: todos tenemos los 10 principios, pero en esencia y pocos los tienen plenamente desarrollados. Los grandes seres, los apóstoles, un Buda, un Moisés o Jesucristo; es claro que desarrollaron plenamente su septenario y quizá alguno o todos los principios superiores.

Pues bien: la mayoría de personas tenemos solo un cuerpo astral fantasmal y por eso casi nunca nos percatamos que lo poseemos. Cada vez que nos acostamos a dormir, ocurre una separación del “alma”, en realidad, del doble astral que se desprende del cuerpo físico. Al día siguiente llamamos a este fenómeno: soñar. Mientras vivimos, el cuerpo físico está conectado con el astral, mediante el hilo de la vida o cordón plateado. Es claro que aprender a desdoblarse conscientemente, requiere práctica y tenacidad. En forma similar dominar los viajes astrales requerirá de mucha dedicación y tiempo. Debemos aprender a utilizarlo y a desarrollarlo hasta convertirlo en un auténtico cuerpo astral o espiritual. Ese es el cuerpo de los ángeles al ser vistos por un ser humano.

La triada superior y que cita la Blavatsky: atman, budhi, manas (superior) en la nomenclatura rabínica, corresponden a: Chesed, geburah, tiphereth. En la terminología cristiana: Chesed es el Espíritu, el Ser. Tiphereth es el alma humana o alma voluntad. Lo que ocurre es que budhi también es el alma; pero el alma conciencia, el alma divina. Esta es una de las razones por las que en la tradición se habla de las almas gemelas. Una es masculina (tiphereth) y la otra es femenina (budhi).

El Ser y el Yo

El Ser es lo real, lo auténtico en nosotros. Es lo que es, lo que siempre ha sido y lo que siempre será. El Ser es nuestro propio Espíritu, el Pneuma de los gnósticos.

El abismo que existe entre el Ser y el Yo es infranqueable y, por esto, el Neuma, el Espíritu, se reconoce y este reconocerse es un acto autónomo para el que la razón subjetiva del mamífero intelectual resulta ineficaz, insuficiente, terriblemente pobre.

El yo es el conjunto de valores negativos en la psiquis del animal intelectual, mal llamado ser humano, la personificación de los defectos de carácter, la suma de elementos indeseables de conducta en nosotros, los elementos subjetivos de las percepciones, entidades energéticas sutiles. El Yo, el Ego, está compuesto por sumas y restas de elementos subjetivos, inhumanos, bestiales, que incuestionablemente tienen un principio y un fin. El yo es múltiple, es pluralizado. Cada defecto de carácter está personificado por un yo. Las grandes religiones y los libros sagrados de la humanidad, se han referido al Ego pluralizado en múltiples formas alegóricas. Ellos son los endemoniados ganaderos del Evangelio, aquellos que a la pregunta: ¿cómo te llamas?, responden: “Legión me llamo; porque somos muchos”. (Mr 5:9), son el ejército de familiares y amigos a los que tiene que enfrentarse Arjuna en el Bhagavad Gita, son los nobles de Ítaca a los que debe enfrentar Ulises en la Odisea, para liberar su palacio y rescatar a Penelope, son los infieles del Islam, los demonios rojos de Seth de la tradición egipcia. Están representados en el Goliat bíblico al que David debe vencer con una piedra, son los cuatrocientos surianos a los que vence Huitzilopochtli en la tradición azteca, los adversarios de Hunahpú e Ixbalamqué, en el Popol Wuj.

Auto-conocimiento, auto-gnosis, implica la aniquilación del Yo como trabajo previo, urgente, impostergable. Por ese motivo, en todas las tradiciones místicas y en todas las mitologías, el héroe debe vencer a sus enemigos, como le ocurre a Hércules, quien debe vencer a la Hydra de Lerna, el monstruo de muchas cabezas. El ego es la causa de la idolatría condenada tanto en el Antiguo Testamento, ya que provoca que las humanas criaturas, se le arrodillen, se esclavicen y rindan culto por encima y antes del Padre que está en secreto.

Elementos esenciales de la cosmovisión gnóstica

La palabra «Gnosticismo» encierra dentro de su estructura gramatical la idea de sistemas o corrientes dedicadas al estudio de la Gnosis. Este Gnosticismo implica una serie coherente, clara, precisa, de elementos fundamentales verificables mediante la experiencia mística directa:

La maldición, desde un punto de vista científico y filosófico.

El Adam y Eva del Génesis hebraico.

El pecado original y la salida del Paraíso.

El Misterio del Lucifer interior.

La muerte del mí mismo.

Los poderes creadores que divinizan.

La esencia del Salvator Salvandus.

Los Misterios sexuales.

El Cristo íntimo.

La Serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes.

El descenso a los infiernos.

El regreso al Edén.

El don de Mefistófeles.

Solo las doctrinas gnósticas que impliquen los fundamentos ontológicos, teológicos y antropológicos arriba citados, forman parte del Gnosticismo auténtico y se enmarcan dentro de la cosmovisión gnóstica.

Establecidas estas aclaraciones semánticas, pasemos ahora a definir con entera claridad meridiana al Gnosticismo. El Gnosticismo es un proceso religioso muy íntimo, natural y profundo. Esoterismo auténtico de fondo, desenvolviéndose de instante en instante con vivencias místicas muy particulares, con Doctrina y ritos propios. Doctrina extraordinaria que fundamentalmente adopta la forma mítica y, a veces, mitológica. Liturgia mágica inefable con viva ilustración para la Conciencia superlativa del Ser.

El conocimiento gnóstico y la revelación

Gnosis es conocimiento, pero no cualquier conocimiento. Gnosis es la experiencia mística de lo divino en el Ser. El conocimiento al que aspira el gnóstico es el que devine de la auto-gnosis, es decir, el auto conocimiento, derivado de la experiencia. Pero esa experiencia, no es necesariamente cualquier experiencia. Por ejemplo, no es la experiencia derivada de años de práctica en determinado oficio o profesión. Es la experiencia del Ser, presente en el individuo despierto, en ausencia del yo, es la experiencia mística obtenida por imaginación e inspiración, como también por la “visita” a las dimensiones superiores del espacio. Todo ese tipo de experiencias místicas, se comprende a través de la intuición, es la revelación gnóstica. De allí que el Kalki Avatar afirme que: “El gnóstico esoterista acepta la revelación como procedente de seres divinos, las vidas manifestadas, pero jamás de la Vida Una no manifestable”.

Para mayor explicación de la afirmación del maestro, HPB en el tomo 1 de su obra La Doctrina Secreta afirma lo siguiente: El ocultista acepta la revelación como procedente de Seres divinos, si bien finitos, las Vidas manifestadas; pero jamás de la Vida Una no manifestable; si de aquellas Entidades llamadas Hombre Primordial, Dhyâni–Buddhas o Dhyân Chohans, los Rishi–Prajâpati de los indos, los elohim o hijos de Dios de los judíos, los Espíritus Planetarios de todas las naciones, los cuales han venido a ser Dioses para los hombres.

Los principios religiosos

En la cosmovisión gnóstica, se explica que todas las religiones tienen los mismos principios. Nosotros, los gnósticos, no estamos contra ninguna religión porque esto sería absurdo. Todas las religiones se necesitan. Todas las religiones son manifestaciones diversas de la Religión cósmica universal infinita. Lo grave, lo lamentable sería un pueblo sin religión. Creemos que todas las escuelas y sectas cumplen su misión enseñando, estudiando, discutiendo, etc. La Gnosis es la llama de donde salen todas las religiones, escuelas y creencias. La Gnosis es sabiduría y amor.

Los gnósticos no desdeñamos ni subestimamos ninguna religión. Todas las religiones son perlas preciosísimas engarzadas en el hilo de oro de la Divinidad. La cosmovisión gnóstica es asequible a las gentes de todas las religiones, escuelas, logias, sectas, órdenes, etc.

A través de la cosmovisión gnóstica, se comprende que la humanidad tiene a la disposición grandes tesoros. En el fondo de todas las religiones arcaicas se halla el principio Cristo, la búsqueda de la felicidad, el culto al amor, la clave suprema de la sexualidad sagrada o magia sexual y la eliminación de los elementos indeseables de conducta, el Ego y el anhelo por la liberación espiritual.

Continuará…

[1] David Gerz, Los Evangelios Gnósticos: Enseñanzas secretas de Jesús (Barcelona: Sirio, 2004), 119

La morada de Barbelo

En verdad os digo: Nada traje al mundo cuando vine a excepción de este fuego, esta agua, este vino y esta sangre. He traído el agua y el fuego de la región de la Luz de las Luces del Tesoro de la Luz; y he traído el vino y la sangre de la región de Barbelo. Y después mi padre me envió el espíritu santo en la forma de una paloma. (Pistis Sophia, cap 141,

En la Cosmovisión Gnóstica, uno de los conceptos que es preciso comprender con toda propiedad, es el de Barbelo. Barbelo aparece recurrentemente en la literatura gnóstica cristiana primitiva. Por tal motivo es motivo de análisis por parte de diferentes estudiosos de la Gnosis eterna y universal. Algunos investigadores, muchas veces, debido a que carecen de la vivencia propia de la Gnosis o que no se apoyan en fuentes complementarias provenientes del pensamiento holístico, no logran desentrañar plenamente su significado y otros conceptos gnósticos. Así ocurre con José Montserrat Torrents, quien es profesor de copto en la Universidad Autónoma de Barcelona. Torrents basado en los textos séticos o setianos “invita a adoptar un procedimiento puramente descriptivo de las gradaciones que los documentos setianos introducen para explicar el intervalo entre Dios y el mundo”[1].

Torrents, propone la categoría de estratos para referirse a los “grados de la «degradación de la divinidad de los setianos»” y distingue muchos estratos para explicar los textos. El primer estrato es el de “la absoluta trascendencia”, el “Espíritu Virginal”, es decir, conforme a la terminología gnóstica actual, el Agnostos Theos, el Espacio Abstracto Absoluto, Dios inmanifestado absoluto o simplemente El Inmanifestado, el Absoluto.

Los estudios gnósticos de todos los tiempos sostienen que Dios inmanifestado, se desdobla en Dios manifestado y a través de diversas emanaciones sucesivas crea o mejor dicho, recrea eternamente una serie de seres intermedios, los elohim, ángeles o dioses de todas las religiones y que en el Gnosticismo Universal reciben el nombre de eones. Estos seres intermedios divinales o eones, crean el Universo, la materia, la Tierra, los seres vivos incluido el ser humano.

La primera emanación del Agnostos Theos, es el primer eón, la morada de Barbelo. Surge por desdoblamiento de la unidad en dualidad. El santo afirmar emana al santo negar, el aspecto femenino de la divinidad: Dios Madre. Así se lee en el Evangelio de los egipcios[2], en el que Barbelo es reconocido como el eterno femenino, la madre inefable: “El segundo poder la Madre, la virginal barbelón…” (Los Evangelios Apócrifos, 119)

Según Montserrat Torrents, “El segundo estrato viene configurado por los eones superiores femeninos. El sujeto de este estrato recibe en casi todos los textos setianos un nombre femenino: Barbeló. «En el Evangelio de Judas, Judas dice a Jesús: Tú has venido del inmortal eón de Barbeló»” (Montserrat, 40). El autor citado, expone además que “los textos designan a Barbeló «madre» y hablan de la «matriz» de Barbeló, que es fecundada por la luz del Espíritu…” (Monteserrat, 41)

Sin embargo, Montserrat Torrents, en la explicación que da al comentario de Judas, en su versión del Evangelio de este apóstol: “Tú has venido del inmortal eón de Barbeló”, cree equivocadamente que Barbelo o Barbeló equivale al “Hijo”, es decir, al Cristo Cósmico. (Montserrat, 104)

En el capítulo 3 de El libro secreto de Juan, se lee: “1 «Porque el Perfecto se contempla a sí mismo en la luz que lo rodea. Éste es el manantial del agua de vida que produce todos los mundos de todas las clases. 2 El Perfecto contempla su imagen, la ve en el manantial del espíritu y se enamora del agua luminosa. Este es el manantial de agua pura, luminosa, que rodea al Perfecto. 3 Es el Pensamiento hecho activo, y la que apareció en presencia del Padre en luz brillante salió. 4 Ella es el primer poder: ella precedió a todo y salió de la mente del Padre como el Pensamiento Anterior de todo. 5 Su luz se parece a la luz del Padre; como el poder perfecto, ella es la imagen del perfecto e invisible Espíritu virgen. 6 Ella es el primer poder, la gloria, Barbelo, la gloria perfecta entre los mundos, la gloria emergente. 7 Ella glorificó y alabó al Espíritu virgen, porque había salido a través del Espíritu. 8 Ella es el primer Pensamiento, la imagen del Espíritu. Ella se convirtió en el vientre universal, porque ella lo precede todo, el Padre común, la primera Humanidad, el Espíritu Santo, el varón triple, el poder triple, el andrógino con tres nombres, el reino eterno entre los seres invisibles, el primero en salir”[3].

También se lee en dicho libro que Barbelo pidió al Espíritu virgen que le diera conocimiento anterior, inmortalidad, vita eterna, verdad y se las concedió (Gerz, 124). En los tres primeros versos del capítulo 4 se lee que “El Padre penetró a Barbelo con una mirada, con la luz pura, brillante, que rodea al Espíritu invisible. Barbelo concibió, y el Padre produjo un rayo de luz que se parecía a la luz bendita más no era tan brillante. Este rayo de luz era el Vástago único del Padre común que había salido, y el único retoño y el Vástago único del Padre, la luz pura” (Gerz, 125)

Para explicar el papel de Barbelo y los atributos de la divinidad femenina, aún inmanifestada, Elaine Pagels, profesora de religión en la Universidad de Princeton, hace el siguiente análisis: “Valentín, el maestro y poeta, parte de la premisa de que Dios es esencialmente indescriptible. Pero sugiere que la divinidad puede imaginarse como un cuerpo bivalente; consistente, por una parte, en el Inefable, el Profundo, el Padre Primero; y, por la otra, en la Gracia, el Silencio, el Vientre y la «Madre del Todo». Valentín hace el razonamiento de que el Silencio es el complemento apropiado del Padre, designando a aquél como femenino y a éste como masculino debido al género gramatical de las palabras griegas. Luego describe cómo el Silencio recibe, como en un vientre, la semilla de la Fuente Inefable; de ésta saca todas las emanaciones del ser divino, alineadas en parejas armoniosas de energías masculinas y femeninas”[4].

Los textos séticos, tienen origen setiano, uno de los grupos gnósticos de la época del Cristianismo primitivo, que según Elaine Pagels, “se decían hijos de Set, el tercer hijo de Adán y Eva”[5].  Entre los textos séticos, tal como lo explica Stephan Hoeller[6],  se encuentra el Evangelio de los egipcios, ya citado anteriormente.

Entre las notas de El Evangelio de Judas, editado por Rodolphe Kasser, Marvin Meyer y Gregor Wurst; con traducción de Domingo Almendros y publicado por National Geografic, se hace un comentario al siguiente pasaje del Evangelio: “Tú perteneces al reino inmortal de Barbelo”. “Admitir que Jesús viene del reino (o eón) inmortal de Barbelo es admitir, en términos séticos, que Jesús pertenece al divino reino celestial y es hijo de Dios. En los textos séticos Barbelo es la divina Madre de todos, de quien muchas veces se dice que es la Providencia (pronoia) del Padre, el Ser infinito El nombre Barbelo parece basado en una forma del Tetragrámaton, el sagrado nombre de cuatro letras de Dios en el judaísmo, y aparentemente viene del hebreo, tal vez “Dios (superlativo El) en (b-) cuatro (arb(a)”.

En la misma versión del Evangelio de Judas, en el capítulo titulado: La conexión gnóstica, Marvin Meyer, transcribe una frase de Judas dirigida a Jesús: “Sé quién eres y de dónde vienes. Tú perteneces al reino inmortal de Barbelo. Y yo no soy digno de pronunciar el nombre de quien te ha enviado. (Evangelio de Judas 35)”. Meyer, explica: «La frase “el reino [o eón] inmortal de Barbelo” es frecuente en los textos séticos. Se refiere al reino superior de la divinidad más allá de este mundo, y está asociada con la figura divina de Barbelo, un personaje destacado de los textos séticos, donde asume el papel de nuestra madre en los cielos»[7].

«El origen de Barbelo y de su nombre continúa sin estar aclarado, pero podría venir del inefable nombre de cuatro leras de Dios YHVH o Yahve usado en las Escrituras judías y en el judaísmo»[8]. De acuerdo con la cosmovisión gnóstica, Yahvé (Yahveh), no tiene nada que ver con YHVH, ni con Jehová o Iod-Heve el Demiurgo creador. Es oportuno aclarar lo dicho por Meyer en esta última cita, que Yahvé (Yahveh) tampoco tiene relación alguna con Barbelo. Para los gnósticos judíos, cristianos y contemporáneos, Yahvé (Yahveh) es demonio perverso, un mago negro.

Meyer continúa explicando que: «La palabra hebrea para “cuatro”, arba, puede designar el nombre sagrado, y el nombre de Arbelo puede estar derivado del hebreo mediante una expresión como “Dios (v. El) en (b-) cuatro (arb(a))”, es decir, Dios tal como se lo conoce por el nombre inefable». Líneas más adelante, Meyer explica que “Barbelo se convierte en el origen divino de la luz y la vida y la fuente —a menudo la Madre— del Niño divino en los textos séticos”[9].

Francisco García Bazán, en su versión de “El Evangelio de Judas” afirma que “el Señor viene de la Madre de la Vida, del Útero de Dios Padre”. En las notas correspondientes, explica que “Barbeló, es decir, be-arbá-elohá, en cuatro (letras) Dios, el Tetragrámaton o seno en silencio del Padre, de donde viene el Hijo, como lo expresa el arcaico himno-prólogo del Evangelio de Juan”[10]. En forma similar, Timothy Freke y Peter Gandy afirman que Barbelo es la primera emanación del Padre desconocido y que “se han avanzado varias etimologías para el nombre «Barbelo», incluida la sugerencia de que significa «en cuatro es Dios», obtenida de la tetraktys de los pitagóricos”[11]. Para Henri Charles Puech, la Madre es el pensamiento del Padre y la asocia con un doble aspecto, unas veces como Barbelo y otras como Sophia, ya sea como Entidad, virginal y trascendente o como Sophia caída[12]. Sin embargo, en la cosmovisión gnóstica, Sophia es hija de Barbelo, como se lee en el capítulo 137 de Pistis Sophia: “Y de nuevo hizo brotar otra fuerza de Pistis, la Sofía, hija de Barbelo”.

Barbelo es la primera emanación del Espacio Abstracto Absoluto, el “reino inmortal” y el principio femenino supremo. Es la Prakriti, la Madre Divina, la sustancia primordial de la Naturaleza. Samael Aun Weor, en el capítulo de Virgo de su obra: Tratado esotérico de Astrología Hermética”, explica que: “Cuando llega la gran noche, el Universo deja de existir, se disuelve entre el seno de la Prakriti. Explica también el maestro que: “Todo Cosmos nace de la Prakriti y se disuelve en la Prakriti. Todo mundo es una bola de fuego que se enciende y se apaga entre el seno de la Prakriti. Todo nace de la Prakriti, todo vuelve a la Prakriti. Ella es la Gran Madre”. El Avatar de la Era de Acuario, explica además que: “Durante el gran Pralaya (noche Cósmica), la Prakriti es unitotal, íntegra. En la manifestación, en el Mahamvantara (día Cósmico), la Prakriti se diferencia en tres aspectos cósmicos. Los tres aspectos de la Prakriti durante la manifestación, son: primero, el del Espacio infinito; segundo, el de la Naturaleza; tercero, el del hombre”. La Prakriti en su estado inmanifestado, es Barbelo o mejor dijéramos, “la morada de Barbelo”, “la morada de luz”, “el océano de la luz increada”, “el océano de la gran luz”, como lo explica el Kalki Avatar en Pistis Sophia develada.

Como se ha visto, en Pistis Sophía, el libro monumental de la Cosmovisión gnóstica, hay varias referencias a la morada de Barbelo. Así, se lee: “Y cuando volvió de lo alto hacia mí, le vertí de allí la primera fuerza que había recibido de Barbelo” (Pistis Sophía, cap 8, 39)

Cuando salió de Barbelo, se convirtió en cuerpo material para ti y proclamó la región de la verdad”. (Pistis Sophia, cap 61) «En verdad os digo: Nada traje al mundo cuando vine a excepción de este fuego, esta agua, este vino y esta sangre. He traído el agua y el fuego de la región de la Luz de las Luces del Tesoro de la Luz; y he traído el vino y la sangre de la región de Barbelo. Y después mi padre me envió el espíritu santo en la forma de una paloma.» (Pistis Sophia, cap 141). Este último texto coincide con el que aparece en la Misa gnóstica citando las palabras del Adorable al momento de bendecir la santa unción Gnóstica: “En verdad os digo que no he traído nada al mundo sino el fuego, el agua, el vino y la sangre de redención.He traído el fuego y el agua del lugar de la luz, de allí donde la luz se encuentra. Y he traído el vino y la sangre de la morada de Barbelo”. Más adelante se lee en la Misa: “La sangre me fue dada como símbolo del cuerpo humano, el que recibí en la morada de Barbelo, la gran fuerza del Dios universal”.

Finalmente, Samael Aun Weor, en Pistis Sophia develada, explica que “Las grandes emanaciones de Barbelos, la Morada de la Luz, no pueden ser jamás comprendidas por la luz intelectual”.

[1] José Montserrat Torrents, El Evangelio de Judas (Madrid: Edaf/Arca de sabiduría, 2006), 40

[2] David Gerz, Los Evangelios Gnósticos: Enseñanzas secretas de Jesús (Barcelona: Sirio, 2004), 119

[3] Fernando Klein, Los Evangelios Gnósticos (España: Alzmuzara/Espiritualidad, 2008), 124

[4] Elaine Pagels, Los evangelios gnósticos (Barcelona: Crítica/Biblioteca de bolsillo, 2005), 93

[5] Elaine Pagels, 62

[6] Stephan A. Hoeller, Jung y los evangelios perdidos  (Barcelona: Obelisco, 2005), 267

[7] Rodolphe Kasser, Marvin Meyer y Gregor Wurst (editores), El Evangelio de Judas (Barcelona: National Geographic Society/RBA Libros), 129, 130

[8] Rodolphe Kasser, Marvin Meyer y Gregor Wurst (editores), El Evangelio de Judas, 130

[9] Rodolphe Kasser, Marvin Meyer y Gregor Wurst, 130

[10] Francisco García Bazán (ed), El Evangelio de Judas (Madrid: Trotta/Pliegos de oriente, 2006), 20

[11] Timothy Freke y Peter Gandy, Jesús y la diosa perdida (Barcelona: Integral, 2006), 426

[12] Henri Charles Puech, En torno a la Gnosis (Madrid, Taurus, 1982), 200, 201

 

Ayuno y espiritualidad

Contenido

  • Introducción
  • El ayuno y la purificación
  • La Biblia y el poder espiritual de los ayunos
  • El ayuno y el trabajo interior
  • El ayuno, la relajación, el pulso y latidos del corazón
  • Ayuno y ejercicio
  • El ayuno en la Gnosis
  • Oportunos testimonios
  • El ayuno y las invocaciones de maestros espirituales
  • El ayuno no lo es todo
  • El ayuno que agrada a Dios
 Introducción

 

En una anterior publicación de este blog, se hizo un profundo estudio acerca de La ciencia del ayuno. En dicha exposición, se explicó ampliamente qué es el ayuno y cuáles son sus beneficios para la salud; en especial, los relacionados con la limpieza del colon de forma natural y como método de purificación del organismo. También se explicó el riesgo de intentar limpiar el sistema digestivo mediante laxantes artificiales. Se hizo una clasificación del ayuno en semi ayunos, mini ayunos y verdaderos ayunos. Los primeros como preparatorios para irse preparando para ayunos de cuatro, cinco, siete o nueve días.

En el desarrollo de ese tema, se hizo énfasis en los enormes beneficios para la salud, no solo la del sistema digestivo sino de todo el cuerpo en general que se obtiene con los ayunos. Desde la opción de adoptar el hábito de mini ayunos de 24 horas cada cierto tiempo, hasta lograr la costumbre de practicarlos mensualmente e incluso semanalmente. Un ayuno o mini ayuno consiste en detener durante un tiempo el consumo de alimentos sólidos. En la entrada ya citada, se explica ampliamente acerca de las sustancias naturales, que combinadas con abundante agua, se recomienda ingerir. No se descarta la opción de realizar periódicamente semi ayunos, en los que se permite y aconseja el consumo de  frutos u hortalizas. Esto en especial, para aquellos que aún no han aprendido a ayunar por lo  menos durante 24 horas continuas. También son recomendables en determinadas circunstancias en las que no es posible o no hay predisposición orgánica para realizar un mini ayuno o ayuno de varios días.

Es muy importante, tomar el consejo de los sabios y guiarse preferentemente por la orientación o la guía de quienes ya tienen práctica en la ciencia del ayuno y tener claros los propósitos por los que se quiere ayunar. Osho, en “El equilibrio entre la mente y el cuerpo” da el siguiente consejo acerca del ayuno: “el ayuno es un medio, nunca un fin”. También es oportuno advertir que no se trata de huir del comer o del gusto por la comida y entregarse a incesantes ayunos. En tal sentido, Osho, también recomienda: “Come bien, disfruta lo más que puedas. Recuerda, la regla es que si no disfrutas la comida, comerás más para compensar. Si disfrutas la comida, comerás menos, no habrá necesidad de compensación. Si comes despacio, saboreando cada bocado, masticando bien, te involucras de lleno en el acto. Comer debería ser como una meditación”. Al respecto, Osho amplía la explicación cuando afirma que: “Una persona sana es la que está equilibrada; en todos sus actos siempre se halla en el medio. No cae en los extremos, porque éstos no crean más que ansiedad y tensiones. Cuando comes demasiado surge la ansiedad, porque el cuerpo está atiborrado. Cuando no comes suficiente, también hay ansiedad, porque el cuerpo tiene hambre”.

El ayuno y la purificación

En el presente tema, la exposición se centra en los beneficios espirituales del ayuno, en la importancia del ayuno, ya sea para la purificación espiritual, para el trabajo interior, el conocimiento del propio cuerpo, para el estudio del centro instintivo, para el dominio de la gula, para someter a prueba la continuidad de propósitos, para la meditación y desarrollo de los chacras; como apoyo para el despertar o la iluminación; como también para los trabajos en la auténtica magia (la alta magia o teúrgia). En estos casos, es aconsejable buscar épocas especiales del año, como Semana Santa, vísperas de Navidad o la época de vacaciones; como también cuando se disfruta de retiros, cursos de espiritualidad o estancias más o menos prolongadas en monasterios o áshram.

Entre las razones por las cuales se utiliza el ayuno como método de purificación espiritual está que para el trabajo interior, para el despertar y la teúrgia, el cuerpo debe tener una vibración más alta, debe estar desprovisto de toxinas, de sustancias venenosas muy pesadas que lo aprisionen a la tierra, a la materia.  Es claro que en estos casos, son aconsejables los auténticos ayunos, es decir, aquellos que implican siete, nueve o hasta cuarenta días. Un símil muy apropiado para entender la importancia del ayuno para la purificación espiritual es que cuando el cuerpo no se alimenta de ningún tipo de comida, se está alimentando, pero del alimento espiritual.

Al realizar ayunos con propósitos espirituales, es aconsejable combinar sabiamente los ayunos, con la soledad y el silencio, con la penitencia, la oración consciente, la reflexión, la contemplación y la meditación. En la búsqueda de estados superiores de conciencia y de vivencias místicas trascendentales. Es conveniente también, procurarse una actitud positiva, acompañada del recto actuar, recto pensar, recto sentir. Otro aspecto a no descuidar, será el de prepararse esos días para estar en armonía con la Naturaleza y, preferentemente, estar en contacto con ella, sentir la gratitud y la compasión. Así como desconectarse del teléfono, la televisión y las redes sociales; entre otras condiciones previas para favorecer mejores resultados con el ayuno que conlleve propósitos para la purificación interior.

Los libros sagrados y las tradiciones de diferentes cosmovisiones dan especial importancia a la práctica del ayuno para la purificación; tanto después de haberse contaminado espiritualmente, como también para la debida preparación de ceremonias y danzas especiales. Diego de Landa, en su obra: “Relación de las cosas de Yucatán”, narra que, previo a la ceremonia del bautismo, los padres de los bautizados y los oficiales, practicaban tres días de ayuno y abstinencia. Ceremonias sagradas, como el baile del Palo volador, en Chichicastenango en el departamento de Quiché y el Rabinal Achí, en Rabinal, Baja Verapaz; en la república de Guatemala, exigen también de muchos días de preparación espiritual, la penitencia, la plegaria, el ayuno y la abstinencia entre los danzantes. En el libro sagrado de los quichés en particular y de los mayas, en general, el Popol Wuj, se lee que, antiguamente, los mayas hacían grandes ayunos: “eran grandes en esencia y eran grandes sus ayunos. Era su manera de agradecer su propia creación de agradecer su señorío. Por largo tiempo ayunaban y hacían penitencia delante de sus deidades” (versión de Luis Enrique Sam Colop, para el Popol Wuj, Ed Cholsamaj, 207). También se lee que en su Éxodo mítico, en el amanecer del Día Cósmico, desde oriente, desde Aztlán, Tulán o Avalon;  los primeros hombres de maíz realizaban ayunos rituales. «Ayuno completo observaba Balam Ki’tze’ junto con su esposa Kaqa Palo Ja’, se llamaba la esposa. Lo mismo hacía Balam Aq’ab con su esposa, chimi Ja’, llamada. También Majuk’utaj mantenía ayuno completo junto con su esposa tz’ununi Ja’ llamada; e Ik’i Balam con Kak’ixa Ja’ que era el nombre de su esposa. Ellos eran, pues, los que ayunaban en la oscuridad en el amanecer». (Sam Colop, Popol Wuj, 151)

En el compendio del “Yoga Vásishtha” realizado por Ernesto Ballesteros Arranz, con apoyo de la sociedad de estudios Índicos orientales y publicado por Etnos, se narra la historia de un brahmán que después de presenciar un crimen, se sintió igualmente contaminado; optó por viajar a un lugar santo y someterse a rigurosas penitencias y prolongados ayunos para purificarse. En la Biblia, en el libro de Crónicas, se narra el ayuno pregonado por Josafat para lograr la victoria del pueblo de Israel ante los moabitas y amonitas quienes se vieron confundidos en batalla. Así también en Nehemías se habla de la reunión de los hijos de Israel ocasión en la que confesaron pecados e iniquidades de sus padres. En el Judaísmo, el ayuno es una práctica tradicional asociada a la tristeza y al duelo.

En ese sentido se lee en varias referencias del Nuevo Testamento acerca del ayuno, como se encuentra en el libro de Joel: “convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento” (Jl 2:12). En dicho capítulo se proclama ayuno a todo el pueblo para que pida perdón a Jehová. En el libro de Jonás se lee del ayuno que hizo el pueblo de Nínive clamando el perdón divino.

Entre los judíos, están instituidos varios ayunos nacionales; en especial, el ayuno asociado a Iom Kippur (Yom Kipur), el día sagrado de la expiación, explicada ampliamente en la entrada El misterio del Bafometo (I), de este blog. Otro ayuno nacional judío lo celebran los primogénitos, anterior al Pesaj, la Pascua judía, la fiesta de los ázimos que recuerda la salida de Egipto. La Pascua judía ocurre por la época en la que antiguamente se celebraban las fiestas de primavera. En el Cristianismo se conmemora el Drama Cósmico y que tiene profunda relación con la última cena del Señor y la fiesta de los panes sin levadura, en Jueves Santo.

En el mundo cristiano, se recomiendan ayunos en determinadas fiestas. Una de ellas en celebración del Miércoles de Ceniza, después de las fiestas de Carnaval, así como durante toda la Cuaresma, en especial, practican mini ayunos los viernes de Cuaresma. Muchos cristianos de las diferentes denominaciones, durante esos días optan por los semi ayunos, es decir, evitan las carnes y se alimentan solo de vegetales. Otros, en la dieta de esos días, no excluyen el pescado; que en este caso no tendrá todos los beneficios de un auténtico semi ayuno y estrictamente hablando deja de ser un semi ayuno.

En este sentido, como bien lo explica Gurdjieff, en “El Todo y de todo”, un “ayuno” de este tipo ya no permite a los practicantes experimentar ningún tipo especial de choque consciente por el cambio vibracional derivado de la práctica de un auténtico ayuno o semi ayuno. El venerable maestro G. explica en dicha obra que los primitivos cristianos practicaban el ayuno por la época de Pascua, con el propósito de disminuir el efecto de las fuerzas de primavera o fuerzas de Enoch. Dichas fuerzas, por esos días, se expresan en toda su potencia. Se acumulan especialmente en la carne delos animales, en forma  de toxinas. El ser humano, al consumir carne animal, ingiere esos tóxicos o sustancias nocivas, que entre otros efectos, rebajas su frecuencia vibratoria. La psiquis es nutrida con hidrógenos o energías muy pesadas y en consecuencia, fácilmente es víctima de la expresión del Ego, de las bajas pasiones y de la fornicación.

La Biblia y el poder espiritual de los ayunos

 

Las sagradas escrituras hebreas y cristianas narran diversos acontecimientos extraordinarios relacionados con el ayuno. Ya se narró el que se relaciona con el semi ayuno de Daniel en la corte de Nabuconodosor. En el libro de Ester, se narra un ayuno de tres días que realizan todos los judíos a pedido de la reina Ester. El propósito del ayuno es lograr que el rey Asuero cambie la orden de exterminar a todos los judíos de la región entre la India y Etiopía, reino de Asuero: “ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunen por mí, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente…”

En el capítulo 17 del Evangelio de Mateo, hay un pasaje particularmente interesante acerca del poder espiritual del ayuno, incluso para poderosos trabajos de magia blanca, como el que ahí se narra: 14 Cuando llegaron al gentío, vino a él un hombre que se arrodilló delante de él, diciendo: 15 Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. 16 Y lo he traído a tus discípulos, pero no le han podido sanar. 17 Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá. 18 Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora. 19 Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? 20 Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. 21 Pero este género no sale sino con oración y ayuno.

El ayuno y el trabajo interior

A mediados del siglo XX, Pedro Ouspensky, escribió un libro que narra los ocho años que estuvo trabajando fuertemente sobre sí, en una escuela de Cuarto camino, como discípulo de George Ivanovich Gurdijeff (el maestro G o simplemente G). Esa obra se titula: Fragmentos de una enseñanza desconocida o En búsqueda de lo milagroso, según sea la traducción y editorial responsable. En dicha obra hace una breve descripción de cómo relacionar miniayunos con ejercicios respiratorios y la oración para disciplinar la atención, de manera que lograr con más eficacia la capacidad de “estar en el aquí y ahora” y alcanzar estados superiores de conciencia:

“Apoyándome en cierta experiencia en esta dirección, que había tenido antes, comencé a ejercitarme muy seriamente. Llevé a cabo una serie de ayunos de corta duración pero muy intensos. Los llamo «intensos» porque de ninguna manera ayunaba por razones de salud; por el contrario, trataba de dar a mi organismo los choques más fuertes posibles. Además, me puse a «respirar» según un sistema preciso que, aplicado al mismo tiempo que el ayuno, me había dado antes interesantes resultados psicológicos; también me ejercitaba en la «repetición» según los métodos de la «oración mental», que antes me había ayudado mucho a concentrarme y a observarme. En fin, me entregué a una serie de ejercicios mentales, bastante difíciles, para disciplinar mi atención. No voy a describir estos ejercicios; no los emprendí, después de todo, sino para tantear el terreno, sin saber exactamente adonde me podrían conducir”.

“Mas en conjunto, todos estos esfuerzos, así como nuestras conversaciones y nuestras reuniones, me mantenían en un estado de tensión desacostumbrada, y de esta manera me prepararon, en gran parte, para la serie de experiencias extraordinarias por las cuales iba a pasar. En efecto, G. cumplió su palabra: vi «hechos», y comprendí simultáneamente lo que él tenía en mente cuando dijo que antes de los hechos eran necesarios muchos otros elementos. Los otros elementos eran una mejor preparación, una comprensión más profunda de ciertas ideas, y la necesidad de encontrarse en cierto estado. La necesidad de este estado, que es emocional, es seguramente la menos reconocida, quiero decir que no comprendemos que tal estado es indispensable, y que sin él los «hechos» son imposibles”.

El ayuno, la relajación, el pulso y latidos del corazón

A continuación otro relato de Ouspensky acerca de las enseñanzas de G y que tienen relación con el ayuno. No está demás mencionar que es sabido que muchos yogúis y budistas tienen la capacidad de controlar a voluntad los latidos de su corazón.

“Uno de los ejercicios más interesantes era el de la «sensación circular», como lo llamaba G. Un hombre se echa de espaldas. Después de haber soltado todos los músculos, concentrando su atención, trata de tener la sensación de su nariz. Cuando lo logra, lleva la atención a la oreja derecha; una vez que la ha «sentido» lleva la atención al pie derecho, luego del pie derecho al pie izquierdo, luego a la mano izquierda, luego a la oreja izquierda, nuevamente a la nariz y así sucesivamente”.

“Todo esto me interesaba particularmente, porque ciertos experimentos me habían llevado antes a la conclusión de que los estados físicos que están ligados a nuevas impresiones psíquicas comienzan con la sensación del pulso en todo el cuerpo, lo que nunca sentimos en las condiciones ordinarias. En este caso, el pulso se siente de inmediato como un solo latido en todas las partes del cuerpo. En mis experimentos personales, obtenía esta «sensación» de una pulsación en todo el cuerpo, por ejemplo después de ciertos ejercicios de respiración combinados con varios días de ayuno. Estos experimentos no me llevaban a ningún otro resultado definido, pero guardaba la profunda convicción de que el control sobre el cuerpo comienza por el control sobre el pulso. Al adquirir por poco tiempo la posibilidad de regular, acelerar o disminuir el pulso, era capaz de acelerar o disminuir los latidos del corazón, lo que a su vez, me dio interesantes resultados psicológicos. En general, constaté que el control sobre el corazón no podía provenir de los mismos músculos del corazón, sino que dependía del control del pulso correspondiente a la «gran circulación», y G. me lo había hecho comprender bien al precisar que el control sobre el «corazón izquierdo» depende del control de la tensión de los músculos; pues si no poseemos ese control, es ante todo por la mala e irregular tensión de los diversos grupos de músculos”.

“Habíamos comenzado a practicar los ejercicios de relajamiento muscular y nos llevaron a resultados muy interesantes. Así, uno de nosotros se encontró capacitado de repente para hacer desaparecer un dolor neurálgico en su brazo. Por otra parte, el relajamiento muscular tenía una inmensa repercusión en el sueño verdadero, y cualquiera que hiciera seriamente estos ejercicios no tardaba en darse cuenta de que dormía mucho mejor, necesitando menos horas de sueño”.

Ayuno y ejercicio

Pedro Ouspensky, en su obra: “Fragmentos de una enseñanza desconocida”, amplía la importancia del ayuno y explica que con la adecuada ayuda de un maestro competente, es posible combinar el ayuno con el ejercicio físico. A continuación, lo que narra Ouspensky al respecto: “Durante el mismo período en Essentuki, entre otras cosas G. nos hizo hacer un pequeño experimento de ayuno. Anteriormente yo había hecho experimentos de este género, y me eran en gran parte familiares. Pero para muchos otros, era nueva esta impresión de días interminables, de vacío total, de la futilidad de la existencia. —Bien, dijo uno de nosotros, ahora veo muy claramente por qué vivimos y el lugar que tiene el alimento en nuestras vidas.» Pero en cuanto a mí, lo que me interesaba particularmente, era constatar el lugar que tenía en la vida el parlotear. A mis ojos, este primer ayuno se reducía para cada uno a charlar sin parar sobre el ayuno, durante varios días: » dicho de otra manera, cada uno hablaba de sí mismo. A este respecto, recordé viejas conversaciones que había tenido con uno de mis amigos en Moscú sobre el hecho de que el silencio voluntario debía ser la disciplina más severa a la cual un hombre pudiera someterse”.

“El breve ayuno de que he hablado se acompañaba también con ejercicios especiales. Desde el comienzo, G. explicó que la dificultad en el ayuno consistía en no dejar sin usar las substancias que se elaboran en el organismo para la digestión de los alimentos. —Estas substancias, dijo, son soluciones muy concentradas. Y si no se les presta atención, envenenan el organismo. Deben ser utilizadas hasta agotarlas. Pero ¿cómo agotarlas si el organismo no toma ningún alimento? Sólo con un aumento de trabajo, con un exceso de transpiración. La gente comete un temible error cuando se pone a «ahorrar sus fuerzas», a hacer la menor cantidad posible de movimientos, etc… mientras ayuna. Por el contrario, hay que gastar la mayor cantidad posible de energía. Sólo entonces el ayuno puede ser de provecho.» Cuando comenzamos nuestro ayuno, G. no nos dejó en paz ni un solo segundo. Nos hacía correr en pleno calor unos tres o cuatro kilómetros, o quedarnos con los brazos extendidos, o marcar el paso a un ritmo acelerado, o ejecutar toda una serie de curiosos ejercicios de gimnasia que él nos enseñaba”.

“Durante todo este ayuno, G. insistía sin cesar en que estos ejercicios no eran los verdaderos, sino simplemente preliminares y preparatorios. Con relación a lo que G. decía referente a la respiración y a la fatiga, hice un experimento que me explicó muchas cosas, particularmente porque es tan difícil llegar a algo en las condiciones ordinarias de la vida. Con relación a lo que G. decía referente a la respiración y a la fatiga, hice un experimento que me explicó muchas cosas, particularmente porque es tan difícil llegar a algo en las condiciones ordinarias de la vida”.

“Había ido a un cuarto donde nadie me podía ver y me puse a marcar el paso a un ritmo acelerado, tratando al mismo tiempo de regular mi respiración mientras contaba: aspiraba durante un cierto número de pasos, y espiraba durante otro número de pasos. Al cabo de cierto tiempo, cuando estaba un poco cansado, me di cuenta, o para ser más exacto sentí muy claramente, que mi respiración se había vuelto artificial e inestable. Sentí que en pocos segundos más sería incapaz de respirar de esa manera continuando marcando el paso, y que mi respiración normal — acelerada por supuesto — volvería a tomar el mando a pesar de la cuenta. Se me hacía cada vez más difícil continuar respirando y marcando el paso sin dejar de observar la cuenta de las respiraciones y de los pasos. Estaba bañado en sudor, mi cabeza comenzaba a dar vueltas y pensé que me iba a caer. Desesperaba por obtener el más mínimo resultado y estaba a punto de detenerme, cuando de repente me pareció que algo se rompía o se desplazaba dentro de mí; entonces mi respiración regresó tranquila y normalmente al ritmo que yo quería, pero sin ningún esfuerzo de mi parte, y sin dejar de procurarme la cantidad de aire que necesitaba. Era una sensación extraordinaria, y de lo más agradable. Cerré los ojos y continué marcando el paso, respirando cómoda y libremente; me parecía que una fuerza crecía en mí y que yo me volvía más ligero y más vigoroso. Pensé que si pudiera correr de esta durante cierto tiempo, obtendría resultados todavía más interesantes, porque habían comenzado a invadir mi cuerpo olas de temblorosa alegría. Y esto — lo sabía por mis experimentos anteriores — precedía siempre lo que yo llamaba la apertura de la conciencia interior”.

“Pero justo en ese momento alguien entró en el cuarto y me detuve. Mi corazón latió muy fuertemente durante mucho tiempo, pero esto no me era desagradable. Había marcado el paso y respirado durante más o menos media hora. No aconsejaría este ejercicio a las personas de corazón débil. En todo caso, este experimento me enseñó con precisión que un ejercicio dado podía ser transferido al centro motor, o dicho de otra manera que era posible hacer trabajar al centro motor de una manera nueva. Al mismo tiempo, me había convencido de que la condición de esta transferencia era una fatiga extrema. Se comienza un ejercicio con la cabeza; y es sólo cuando se llega al último estado de fatiga, que el control puede pasar al centro motor. Eso explicaba las palabras de G. sobre los «super-esfuerzos», y hacía inteligibles sus últimas recomendaciones. Pero después, a pesar de los esfuerzos que hice, no llegué a repetir más este experimento, es decir a provocar las mismas sensaciones. Es verdad que el ayuno había terminado y que el éxito de mi experimento se debía en gran parte a éste. Cuando le conté a G. lo que había experimentado, me dijo que sin un trabajo general, sin un trabajo del organismo entero, tales hechos sólo podían suceder por accidente. Más tarde, les oí, a los que estudiaban con G. las danzas y los movimientos de derviche, describir varias veces experiencias muy parecidas a la mía”. (Ouspensky)

El ayuno en la Gnosis

 

En los estudios gnósticos es de particular importancia que el estudiante comprenda la importancia que tiene el ayuno. El valor del ayuno es multidimensional y se relaciona en primer lugar con el cuerpo físico y el centro instintivo. La Gnosis, enseña la importancia del conocimiento propio del ser humano, el auto conocimiento. El ayuno es un excelente recurso didáctico para que el estudiante aprenda a conocerse a sí mismo y que aprenda a seleccionar lo que come. En este sentido, Samael Aun Weor enseña que es importante aprender a seleccionar lo que comemos, lo que respiramos y lo que pensamos.

Continuando con las explicaciones que da el venerable maestro Samael Aun Weor acerca de la ciencia del ayuno, en su obra: El Cristo Social, nos enseña acerca de los enormes beneficios para la salud que derivan de la práctica del ayuno de nueve días: “hay muchas personas que han estudiado la ciencia del ayuno. Muchas enfermedades pueden ser curadas mediante el ayuno, el organismo humano dispone de magníficas reservas de vitalidad que sólo necesitan de libertad de acción. El ayuno libera esas fuerzas vitales para que sanen los órganos enfermos. Es aconsejable practicar un ayuno de nueve días sin comer absolutamente nada. Durante ese ayuno sólo se debe beber agua pura. El resultado suele ser maravilloso, el organismo se desintoxica durante el ayuno y las fuerzas vitales de reserva lo curan totalmente.

Afirma además el maestro lo siguiente: “Nosotros aconsejamos la ciencia del ayuno para sanar de las peores enfermedades… Es necesario abandonar la mecanicidad durante el acto de comer, realmente conviene concentrarnos en los alimentos que estamos comiendo, a fin de que la mente trabaje armoniosamente produciendo por medio del cerebro todos los elementos bioquímicos necesarios para la digestión”.

Fernando Salazar Bañol, en su obra: En el corazón del maestro, comenta una forma de semiayunos que realizaba el maestro Samael Aun Weor: “La alimentación del Maestro Samael era hecha de acuerdo con las indicaciones dadas por su Madre Divina, desde los planos Internos. Si, por ejemplo, como aconteció en cierta época, tenía que comer solamente frutas durante un mes, para purificar su cuerpo, así lo hacía. Samael siempre obedeció rigurosamente todas las orientaciones dadas por su Madre Kundalini”.

En su conferencia: La salud del cuerpo físico, El Avatar de la Era de Acuario, explica lo siguiente: “Es necesario, siquiera una vez al año, hacer un ayuno científico, con el propósito de limpiar el estómago. Si ustedes quieren una forma de ayuno esotérico y científico, exacto (para depurar el organismo, limpiarlo de toda clase de podredumbre, putrefacción y suciedades), háganlo en la siguiente forma: siete días (óiganlo bien) cada año, una vez al año. Durante el ayuno se comen ajos, pero ajos puros, limpios, sin cocinarlos; así, al natural, crudos, y jugo de limón. Los hombres podrán tomar, jugo de limón puro, sin mezclar con agua, pues una vez al día, y el resto pueden mezclar agua con limón. Las mujeres, pues, pura agua con limón (mezcladita, no el limón puro, mezcladita con agua). Ellas usarán menos limón y más agua, porque la mujer para el (limón es un poco delicada; el cuerpo de la mujer, no está lo mismo hecho para el limón que el del hombre. Cuando mucho, unas gotitas de limón entre el agua y ya, nada más”.

“Tampoco quiero que comiencen ustedes con un ayuno fuerte, no. Por ejemplo, pueden practicar (si quieren ustedes) un ayuno de esta clase, un solo día nada más. Durante el día, harán ustedes sus tres buenas comidas con puros «diente de ajo, una bebida fuerte de limón al levantarse y el resto del día agua con, limón las mujeres, únicamente un poquito, unas gotitas de limón entre el agua, y durante el día, sus vasos de agua con limón y «dientes de ajo”. Tal ayuno, una sola vez un día nada más”.

“Es claro que el limón y el ajo van a acabar con todas las putrefacciones que se forman en el intestino, producto de los diversos alimentos; van a acabar con los parásitos intestinales, que los hay por montones en el estómago y en los intestinos, etc., etc., etc.; van a hacer una limpieza, porque el estómago es como la raíz de donde se nutre todo el árbol del organismo y hay que limpiarlo. Empiecen ustedes, pues, con un día de ayuno durante el año, en el año siguiente dos días (con este tipo de ayuno), tres al siguiente y así, cada año, le van aumentando un día hasta llegar a nueve. Después de nueve años, ya pueden ustedes seguir con ayunos de nueve días cada año (cada año nueve días), a base de limón y ajos, y yo les garantizo a ustedes que pueden llegar a rejuvenecer el organismo, y los que están jóvenes pueden mantenerse jóvenes, así, durante muchísimos años. La vejez no es sino desgaste y nada más que desgaste de células orgánicas; o mejor dicho: uno gasta las células, las deteriora miserablemente y no reconstruíamos el organismo por ignorancia. Pero teniendo uno sabiduría, puede (perfectamente) estar creando nuevas células y mantenerse joven, y si esta viejo, recobrar la juventud. No olviden que ustedes pueden escoger: siete días de ayuno, o nueve. ¡Ustedes elijan, elijan, elijan, hasta que lleguen al máximum!”

Entre las leyendas asociadas a los peregrinos del Sumum Supremum Sanctuarium de la Sierra Nevada se cuenta que en el caso de aquellos estudiantes gnósticos fuertemente habituados al intelectualismo y con dificultades para desarrollar la intuición, el maestro los motivaba a realizar retiros en el Sumun y practicar ayunos prolongados, incluso hasta de cuarenta días. Es innegable que después de años de comer tanta basura, las toxinas acumuladas en el colon inciden negativamente en los chacras del bajo vientre estimulando su actividad. Además que la pesadez de esa región recargará la presencia de hidrógenos pesados en la psiquis que impulsarán a las personas a la materialidad y al inframundo. En sentido inverso, el ayuno frecuente liberará esos hidrógenos pesados y propiciará la liberación de la psiquis atascada en las esferas inferiores.

El Avatar de Acuario en su obra “El Mensaje de Acuario” indica que: “F + A = C. Fuego más agua, igual conciencia. El fuego y el agua producen el despertar de la conciencia cósmica. Entonces profetizamos por mil doscientos y sesenta días vestidos de sacos y de cilicios, haciendo ayuno y penitencia”. Cuenta también el Kalki Avatar, en el Mensaje de Navidad 1964-65 que en la antigua Babilonia, el “muy santo”, “enviado de lo Alto”, Ashyata Shiemash, “hizo tres tremendos ayunos de cuarenta días cada uno acompañado de sufrimiento intencional y voluntario. El primer ayuno él lo dedicó a la oración y a la meditación. El segunda ayuno fue dedicado a revisar toda su vida y las vidas pasadas. El tercer ayuno fue el definitivo, fue dedicado a acabar con la asociación mecánica de la mente, no comió y solo bebió agua y cada media hora se arrancaba dos pelos del pecho”.

En Magia Crística Azteca, el Verbo de Dios, afirma que: “Ketzalcoatl es el Cristo Cósmico nawa que en el año Ce Akatl (895) encarnó en el hogar de Iztakmixkoatl y Chimalma. De naturaleza mística y austera, muy joven comenzó a practicar el ayuno y la penitencia”. En dicha obra, Samael Aun Weor, explica además que: los tlamatinime acudían al ayuno en los templos para iniciar neófitos: “Preparado por el ayuno, el recogimiento y la oración, el candidato a la ordalía era sentado cómodamente en el templo donde permanecía con los ojos cerrados”.

Oportunos testimonios

A continuación, un testimonio interesante para un ayuno de seis días. Quien da el testimonio explica que ha ido subiendo gradualmente, un día más la duración de ayunos cada seis meses: “Ayer terminé mi primer ayuno del año que fue de 6 días. Cada vez me impresiona más el efecto sanador del ayuno y no hablo del cuerpo sino del alma. Yo sueño muy esporádicamente. Sin embargo desde el tercer día de ayuno empecé a tener muchísimos sueños cada noche, uno tras otro… y me despertaba asombrada de estar soñando tanto, volvía a dormir y volvía a soñar. Después de tres días de sueños, caí en cuenta que había un sueño recurrente, con distintos matices pero era el mismo tema. Medité al respecto y descubrí que «allí» había algo que resolver. Ese día, que fue el quinto de ayuno, tomé una decisión al respecto. Esa noche, tuve un sueño en el que me mostraba la situación resuelta… y anoche… ya no soñé nada al respecto y solo tuve una noche muchísimo más tranquila…”

“Cada día de ayuno siento un silencio interior para el que no necesito sentarme a meditar… llega solo, como si al no comer se apagara un motor interno.  Si a eso añadimos la limpieza que se hace del organismo, pues no me cabe la menor duda de que es una de las mejores prácticas que podemos realizar. Indra Devi recomendaba hacerlo por lo menos una vez cada semestre o «cuando tuvieras una decisión importante qué tomar».

“Yo lo hice completo. Solo tomaba agua, agua con limón. Si te sientes débil tomas agua con limón y miel dos veces al día. Después del 3er. Día, caldo de hierbas con sal, pero sin comerte la hierba”. (I.L)

Un estudiante gnóstico, narra su experiencia durante nueve días de ayuno en condiciones naturales especiales, entre la selva amazónica en el monasterio gnóstico de Leticia. Entre los asombrosos cambios que pudo experimentar, fueron los del desarrollo impresionante de la agudeza de sus sentidos, durante los días del ayuno, podía escuchar sonidos imperceptibles en condiciones usuales y su capacidad olfativa se desarrolló asombrosamente.

El ayuno y las invocaciones de maestros espirituales

En su obra El Cristo Social, Samael Aun Weor afirma: “Nosotros aconsejamos el ayuno, la meditación y la oración para obtener materializaciones de grandes maestros”. En forma similar, el Buda Maitreya, explica en el Tratado de Medicina Oculta y Magia Práctica que para trabajos de alta magia, en particular la invocación a genios planetarios, para ser merecedor que se materialicen en el mundo físico   coros de ángeles, previamente, es imprescindible realizar intensos ayunos.

Y, nuevamente, en El Cristo Social, amplía dicha explicación: “En el mundo de las inquietudes espirituales se habla mucho de materializaciones de mahatmas, esas materializaciones son posibles con el ayuno, más la meditación y la oración. El cuerpo planetario, (cuerpo físico), vibra normalmente con las siete notas de la escala musical Do- Re- Mi- Fa- Sol- La- Si. Dicha escala puede repetirse en octavas superiores desde el Do hasta el Si. Normalmente los ángeles y mahatmas viven en una octava superior y por ello son invisibles para los ojos físicos, empero nosotros podemos elevar la tasa de vibraciones de nuestro cuerpo planetario, (cuerpo físico), Para pasarlo a la octava superior musical donde viven los ángeles y mahatmas”.

“Quien quiera elevar la tasa de vibraciones del cuerpo físico para pasarlo a la octava superior, debe utilizar para ello el ayuno, el silencio, la oración, la meditación, y el buen incienso, se hace necesario quemar buen incienso dentro de su recámara, y no hablar con nadie durante el ayuno. Se hace necesario concentrase únicamente en el ángel o maestro con el cual deseamos relacionarnos, así se eleva nuestra tasa de vibraciones y pasamos a una octava musical superior, entonces nosotros subimos y el maestro baja para platicar con nosotros, así se obtienen las famosas materializaciones de que tanto se habla en la literatura ocultista, teosofista, etc., etc., etc”.

De nuevo, en el Tratado de Medicina Oculto y Magia Práctica, Samael Aun Weor, explica que: “Se debe hacer un ayuno de nueve días. Durante el ayuno se debe beber agua pura con miel de abeja y limón. La invocación se hará en el noveno día del ayuno.  El agua pura endulzada con miel de abeja y algunas gotas de limón, hace posible el ayuno. Los ángeles auxilian de acuerdo con la Ley y hasta donde ésta lo permita. El auxilio que los ángeles nos brindan, se procesa de acuerdo con la Ley y nunca de acuerdo con nuestros caprichos meramente personales. Cuando no se nos concede algo, es porque debemos pagar lo que debemos y entonces en vez de protestar, debemos inclinarnos humildemente ante el veredicto de la Ley”. Respecto del enorme poder en la alta magia, ya se hizo mención con antelación al pasaje del Nuevo Testamento en que Jesús advierte que ciertos trabajos para liberar “posesos”, se requiere de mucho ayuno y oración.

El ayuno no lo es todo

Sin embargo, no se trata de fanatizarse, ni de ver el ayuno como la vía para la auto realización íntima del Ser. Por eso, en su obra: “la Revolución de la Dialéctica”, el maestro nos advierte que: “Conocemos fariseos que hacen tremendos ayunos y espanto­sas penitencias, están muy seguros de ser justos y sabios, pero sus víctimas lloran lo indecible. Casi siempre son sus mujeres, sus hi­jos, las víctimas inocentes de sus maldades, pero ellos continúan con sus sagrados ejercicios, convencidos de ser justos y santos”. Muy oportuna resulta la lectura de la parábola del publicano y del fariseo:

«Dos hombres subieron al Templo a orar; uno era Fariseo y el otro Publicano. El Fariseo, puesto en pie oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aún como este Publicano; Ayuno dos veces a la semana, doy diezmo de todo lo que gano. Más el Publicano estando lejos, no quería ni alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: «Dios sé propicio a mí, pecador». Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido». (Lucas XVIII, 10-14)

También, en Rosa Ignea, el avatara advierte que: “ya conociste hijo mío, al griego y al romano, tomaste parte en todos los éxodos bíblicos y los austeros Sacerdotes de todas las religiones de la tierra apenas te brindaron el consuelo de un día. Llevaste silicios, ayunos y penitencias, y pórticos de todos los Templos de todas las religiones de la tierra apenas pudieron consolar tu adolorido corazón, pero el aguijón del tiempo te despertó a duras asperezas de la existencia, y no pudiste encontrar en tu camino ningún viandante que te pudiera consolar”.

Explica también el Kalki Avatar que el ayuno, a pesar de todos los beneficios que proporciona al practicante, tampoco nos lleva a la auto realización íntima del Ser. “El Señor Lahiri Lahasaya había vivido durante muchas reencarnaciones en los Himalayas dedicado a la vida contemplativa. Empero no se había realizado a pesar de tantas penitencias y ayunos. El Señor Lahiri Lahasaya sólo vino a realizarse a fondo, cuando se casó. Y es que, tal como lo explica en su obra “La Gran Rebelión”: “El Cristo Intimo, la palabra, el Logos Creador viviendo siempre en constante actividad tiene que eliminar en nuestro interior, en sí mismo y por sí mismo los elementos indeseables de la inercia, de la pereza, del estancamiento. El Señor de perfección acostumbrado a todos los ayunos, templado, jamás amigo de borracheras y de grandes banqueteos tiene que eliminar de sí mismo los abominables elementos de la gula”.

El ayuno que agrada a Dios

Para finalizar esta entrada, es pertinente, volver a citar el Antiguo Testamento, donde se encuentran unos versículos del libro de Isaías, muy alusivos a lo que se ha venido abordando respecto del ayuno, de que este, tal como se concibe, como evitar el consumo de alimentos durante algún tiempo. En realidad, el concepto holístico del ayuno va más allá. Va por ejemplo en el orden de aprender a no quejarse, aprender a no “comer prójimo”, es decir, no hablar mal de los ausentes; no seguir agrediendo verbalmente a determinada persona, no seguir deseando al automóvil, la casa o la pareja del otro. En síntesis: no darle alimento al Ego. Copio a continuación los versículos correspondientes del capítulo 58 del libro de Isaías: El verdadero ayuno.

“Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado. Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese hecho justicia, y que no hubiese dejado la ley de su Dios; me piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios. ¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de tu ayuno buscas tu propio gusto, y oprimes a todos tus trabajadores. He aquí que para contiendas y debates ayunas y para herir con el puño inicuamente; no ayunas como hoy, para que tu voz sea oída en lo alto. ¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamarás esto ayuno, y día agradable a Jehová? “

“¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompas todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia”.

“Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad; y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía. Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar”. (Is 58: 1 – 12)