Poesía: Mi yo

Mi yo

he comprendido que eres mi dueño,

que he sometido plenamente mi voluntad a ti

y te he convertido en mi dios, mi rey, mi todo…

Eres lo más importante y grande a cada hora,

y no hay día o noche sin consagrarla a ti.

Mi yo

Contrato en blanco, he firmado contigo,

acepté conforme y lleno de placer tu tiranía.

Reconozco mi esclavitud completa hacia ti,

estoy dispuesto a complacerte plenamente

y a satisfacer con creces todos tus deseos.

Mi yo

por mi propia decisión eres mi carcelero eterno,

encadenado en mazmorra de placer y de congoja estoy.

Sin intención sincera de escapar, de liberarme.

En cofre secreto guardo la llave de la independencia;

Pero es nula mi intención de abandonarte.

Mi yo

eres un tirano al que cedí todo su poder,

tu fuerza hipnótica me embriaga y me cobija.

Con tus hechiceros encantos me engañas día a día.

Y aunque me dieran tesoro y cielo, no rompo tus cadenas

que me atan a ti desde la más lejana antigüedad

Mi yo

Sabes que soy tu esclavo fiel,

que por ti he levantado templos y altares…

En tu honor he organizado fiestas y caras ofrendas,

he compuesto canto, poesía y culto para alabarte.

Mis mejores tiempos, fuerzas y talentos te he ofrendado.

Mi yo

No han podido palabras, ni escritos, ni actos en tu contra.

No ha surgido verbo o gesto con poder de abandonarte.

No he encontrado sabio convincente

que guíe mi entendimiento para no adorarte,

para buscar la luz que disipe tu  plena oscuridad

Mi yo

a quien convertí en mi todopoderoso,

a quien busqué en todo complacerte.

Por quien me identifico con la vida y con la nada.

A quien defiendo, me aferro y esclavizo,

a quien quiero más que mi sagrada vida.

Mi yo

mi acompañante diario indispensable.

Por quien rompo los más caros compromisos.

Quien anima e inspira todos mis deseos…

Por ti, justifico el error, la locura y desvarío

y te guardo, oculto y escondo en mi interior.

Mi yo

te defiendo de todos y de todo.

Y también por ti, me condeno y me flagelo,

para salvar tus faltas, delitos y crueldades

y enaltecer tu cinismo y desvergüenza;

en la perdida existencia que me has dado

Mi yo

cruel, insensato e insaciable.

Has crecido como gigante mitológico

y te has multiplicado a mis expensas,

llevándome a cumplir infinitas exigencias.

Por ti: todo, por ti: nada.

Mi yo

la causa real de mi fracaso existencial.

Dueño de poder ficticio,

soberano de mis ínfimas pasiones,

obstáculo principal a mis íntimos anhelos,

guía oscuro del camino tenebroso.

Mi yo

falsa luz en mi entendimiento,

embaucador ante nobles y propósitos sublimes,

arrullo incansable de mi sueño eterno,

estafador de espirituales inversiones,

desvío principal de iniciáticos senderos.

Mi yo

tu tiempo tiene fin,

tu falsa promesa se descubre,

los encantos de tu magia son ilusos

y tu ficticia sombra al comprenderte se disipa,

pues tu destino es polvo con la lanza de mi diosa.

JG