El cuervo de los alquimistas

Para algunos, esta criatura de la Naturaleza está asociada a la oscuridad, la mala magia, la podredumbre y la traición. Recordemos, por ejemplo, el dicho popular: «cría cuervos y te sacarán los ojos». O en todo caso, podemos recordar también como se le asocia siempre, por parte de dibujantes y guionistas, con la brujería, quienes lo presentan o dibujan, conjuntamente, como parlantes e inseparables amigos de los que se dedican a las malas artes.

Lo cierto es que nada en la Naturaleza es bueno ni malo; todo depende del uso que hagamos de las cosas: un cuchillo (que no es ni bueno ni malo) puede servimos para cortar la carne y los alimentos o de arma para herir o matar a alguien. De igual modo el cuervo, como elemental de la Naturaleza, no es ni bueno ni malo y si algunos lo han utilizado para el mal, hay otros que lo han utilizado para el bien. Como prueba de ello, está el simbolismo alquimista, que lo utiliza para representar la primera fase de la Gran Obra: La Putrefacción. Esto se debe a que el cuervo es el símbolo de la corrupción y la muerte de los
«elementos inhumanos» que llevamos dentro.

Para realizar la Gran Obra alquimista, en principio, se necesita preparar el mercurio o arché, porque sin esta materia prima no se podría realizar este Magnus Opus.¿Y cómo se prepara el mercurio de los sabios? Pues, mediante el secreto secretorum de la Alquimia. Se trata de un sencillo artificio: conexión del lingam-yoni, sin la pérdida del ens-seminis, porque dentro del ens-seminis está el ens-virtitus del fuego.

Inicialmente, cuando la pareja alquimista comienza a trabajar con el A.Z.F., las
aguas mercuriales son negras y se les representa con el cuervo. Y dicen los alquimistas en forma simpática y alegórica que «de entre esas aguas negras hay que sacar la gelatina blanca, es decir, refinar estas aguas para convertirlas en blancas y puras; convertir al cuervo negro en paloma blanca».

Por otro lado veamos lo que nos dice el V M. Samael sobre esta enigmática criatura: «Fuera de toda duda, hay criaturas repugnantes en la Naturaleza que acusan marcada involución. Los antiguos egipcios, por ejemplo, aborrecían las ratas. Es obvio que estas se encuentran en estado de franca involución. Otro es el estado de los cuervos. Estos, aunque se alimentan de la muerte, por el hecho de desenvolverse en el Rayo de Saturno, poseen ciertos poderes maravillosos
que indican evolución. Yo he podido evidenciar lo que son las facultades del cuervo… En cierta ocasión, hallándome en un pequeño poblado de Venezuela, en cierta casa donde un pequeño niño se encontraba gravemente enfermo, vi con asombro un grupo de cuervos que muy tranquilos se habían posado sobre el techo de aquella casa. Aquellas gentes sencillas, me declararon lo siguiente: Este niño morirá… Cuando pregunté el motivo de tal sentencia, ellos (por toda respuesta) me señalaron aquellas aves negras. Entonces comprendí… El caso no tuvo remedio, y
realmente la criatura murió. Lo que más me asombró fueron las facultades de aquellos elementales, que sabían que la criatura iba a morir y posados sobre el tejado de aquella mansión aguardaban el supremo momento para el festín. Indubitablemente, la cena macabra nunca pudo llegar, porque a la criatura se le
dio cristiana sepultura; sin embargo, las aves llegaron y la Ley se cumplió…”

Así las cosas, el cuervo se nos presenta bajo un aspecto diferente y con sus maravillosos poderes; se hace partícipe de la alta magia y es un gran símbolo alquimista del Rayo de Saturno y aunque algunos tenebrosos lo hayan utilizado para el mal, lo verdad es que es una criatura inocente y bella de la Madre Naturaleza.

Por: César Owen / España

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