Trofología y dieta disociada

Contenido

Introducción

Qué es la Trofología y qué es la dieta disociada

Volver a la Naturaleza

El pan blanco y las féculas refinadas

Principios básicos de la Trofología

Otros consejos universales

Apuntes finales

 

Introducción

En la vida diaria es usual encontrar personas que se quejan de enfermedades, dolencias y problemas de salud en general. Algunos males serán de relativo cuidado, otros mucho más severos, como diversos tipos de cáncer y diabetes. Quienes los padecen, usualmente siguen de una o de otra manera indicaciones médicas. Pero muchos de ellos por ningún motivo están dispuestos a cambiar sus hábitos alimenticios, a dejar de lado tradiciones, y costumbres  hondamente arraigadas a pesar que sus conductas los enfermen más y más. Pocos, realmente pocos  se deciden a vencer a su gula que en la mayoría de los casos es la responsable de su maltrecho estado de salud. Sumado a lo anterior, no se puede negar el ingrediente nefasto que aportan las condiciones anormales de vida existentes actualmente en el planeta.

En los estudios gnósticos, un tema de gran importancia es el denominado: “Los tres tipos de alimentos”, que nos enseña que el primer alimento esencial es el de la comida. El tipo de alimento que ingerimos por la boca y que después de un proceso de transformación digestiva se convierte en energía y sustancias útiles para el crecimiento, desarrollo y funcionamiento del cuerpo físico. En la Gnosis eterna y universal, los procesos evolutivos relacionados con la digestión del alimento físico constituyen un capítulo de especial interés debido a que el producto final de estas transformaciones deviene en la formación del Ens seminis y la energía creadora. En este contexto,  la ciencia gnóstica enseña que hay otros dos tipos de alimentos esenciales para el funcionamiento del cuerpo y para la transformación íntima del ser humano. Estos otros dos tipos de alimento son el aire y las impresiones. Ambos tipos de alimento requieren un estudio aparte. En esta entrada el estudio se centra en el primer alimento esencial de la máquina humana.

Las grandes y antiguas religiones del mundo, así como los diversos sistemas de enseñanza esotérica enseñan que el cuerpo físico es un vehículo indispensable para el crecimiento interior. Que el cuerpo tridimensional es el templo donde mora el Ser íntimo, el Espíritu divino, el dios interno. Por lo que es importante cuidarlo, así como trabajar con devoción para mantenerlo sano y limpio a fin de lograr la más auténtica, constante y cada vez más completa expresión del Ser.

Es así como, entre otras enseñanzas del venerable Maestro Samael Aun Weor, es importante aprender a seleccionar lo que se come, lo que se respira y lo que se piensa. En tal sentido resulta interesante y necesario visitar con frecuencia lugares donde se respire aire puro y ejercitarse para cambiar la forma de pensar que vaya acorde con las más elevadas aspiraciones del Espíritu.

En el caso de la alimentación diaria esta recomendación incluye observar hábitos alimenticios y aprender a cambiar los que resulten indeseables por otros que favorezcan la salud física y el bienestar. Esto significa, no limitarse a abandonar solo algún tipo específico de comida, por ejemplo dejar de comer carne de cerdo. El cambio aquí propuesto conlleva aprender a no consumir la llamada comida chatarra, comida de fábrica o las comidas y bebidas artificiales. Estos cambios constituirían el primer escalón hacia lo que podría significar el aprender a seleccionar adecuadamente los alimentos.

Quien esto escribe, hasta hace unos dos o tres años, era víctima de diversos errores y desórdenes alimenticios. Los indicadores de mala salud aumentaban alarmantemente: la presión arterial subía más y más; constantemente padecía de resfríos, gripe y demás; tenía reflujo, pésima digestión y debilidad crónica. Aparte de ello: el peso corporal se incrementaba ya de manera constante y lo más preocupante era que, supuestamente, “comía bien”.

Causas: durante muchos años, con el estrés de la vida moderna, un empleo del tipo de aquellos destinados para “gente acostumbrada a trabajar bajo presión”, la comida chatarra y pésimos hábitos alimenticios, condujeron a serios padecimientos del colon y otros órganos del cuerpo.

Cambio notable: después de mucho batallar con recomendaciones de médicos y naturistas y sin grandes resultados alentadores apareció en el camino lo que se conoce como: Dieta disociada. A los tres o cinco días de haber iniciado cambios básicos en la alimentación, las mejoras eran sorprendentes. Hoy la presión arterial es prácticamente normal, desapareció el reflujo, volvió la vitalidad, el colon al igual que demás órganos, han sanado u obtenido una mejoría asombrosa y la digestión es prácticamente normal. Además durante el primer año del nuevo régimen alimenticio, el peso corporal se redujo significativamente, bajando entre 15 y 20 kilos. Esto debido a que el cuerpo se desintoxicó de manera natural.

Qué es la Trofología y qué es la dieta disociada

En el presente artículo se explicarán algunos principios básicos de la Trofología: la ciencia de la alimentación sana. La propuesta que se da a continuación es un sistema de alimentación que va acorde con el postulado gnóstico ya anotado: “hay que aprender a seleccionar lo que comemos”. Además es una excelente oportunidad para el estudio de sí, para el conocimiento interior, para luchar contra la gula, sin pasar hambre, a desarrollar la voluntad consciente, la disciplina consciente y la continuidad de propósitos. ¿Qué se requiere? estar dispuesto a cambiar malos hábitos alimenticios, por otros de mejor calidad.

La dieta disociada es resultado de la observación consciente y continuada de la función instintiva y de los efectos beneficiosos o perjudiciales de los alimentos, así como de la forma de consumirlos. Se explica con la comprensión y cambio de conducta y hábitos derivados de la observación de sí, de aprender a preferir los alimentos “que caen bien” y dejan sensación de bienestar dejando de lado las comidas que provocan reacciones molestas y hasta indeseables después de consumirlas. No es el tipo de dieta que se le “ocurrió” a un famoso para reducir peso corporal. Tampoco es la invención de alguien que se saltó a la fama con la publicación de un libro que cuenta sus puntos de vista de su propuesta alimenticia. No requiere de ningún tipo de conteo de calorías, ni de pesar las raciones a comer. Sigue simplemente los principios de la Naturaleza. Va más allá de la formulación de una “olla alimentaria” y de una pirámide alimenticia. Consiste en la adecuada selección y combinación de alimentos en cada ocasión de comer.

Forma parte de los saberes ancestrales de la humanidad, conservados, estudiados y sistematizados en grandes escuelas de regeneración. Se enseña y practica en el Budismo tibetano y en el Taoísmo, entre otras escuelas. En los libros sagrados de la humanidad hay reminiscencias de que fue parte del conocimiento de los grandes guías espirituales. Ejemplos de ellos se encuentran en el Pentateuco en los capítulos y versículos en los que Moisés formula determinadas leyes y disposiciones hacia los alimentos. En tiempos relativamente recientes, la cultura popular y la percepción instintiva de la realidad permitían que las personas de diferentes pueblos del mundo siguieran muchos de sus principios. Desafortunadamente, en los tiempos actuales, la penetración del estilo de vida norteamericano y la adopción de su dieta, así como la invasión de los amos del capital en la industria de la comida ha provocado que la humanidad actual le haya volteado la espalda a la Naturaleza y se haya olvidado de la sana forma de comer de sus antepasados. Aún en la actualidad, los adultos mayores conservan hábitos alimenticos altamente saludables y que resultan extraños a las nuevas generaciones por la adopción del nuevo estilo o moda de comer.

Volver a la Naturaleza

En el mundo actual, en especial, en las sociedades urbanas, las personas son cada vez más influenciadas por la “comida de fábrica” y otras formas anormales de producción de alimentos surgida principalmente en Norte América. Con estas prácticas, son conducidas a una vida cada vez más  alejada de la Naturaleza. Las condiciones anormales de vida presentes en nuestro planeta son terribles. Sin embargo, el poder hipnótico que ejerce el enemigo secreto de la humanidad es tan poderoso que muy pocas personas perciben el gran daño que ocasiona adoptar o adaptarse a una vida artificial en la que prevalece el desarrollo de la personalidad, se menosprecia el crecimiento de la Esencia y la sana práctica de vivir en armonía con la Naturaleza.

Ya en la primera mitad del siglo XX, George Ivanovich Gurdjieff en su obra: “Del todo y de todo”, explicó ampliamente que la causa primordial por la cual gran parte de la humanidad ha dañado severamente su sistema digestivo, se encuentra en que se han habituado a no comer alimentos frescos, como también alimentos de otras regiones, en particular de ultramar. Muchas personas basan su dieta alimenticia en comidas refrigeradas, conservas enlatadas y en esencias y otros productos artificiales. Además han adquirido la tendencia a exagerar la cocción o sobre cocinar los alimentos creyendo equivocadamente que así comerán alimentos libres de gérmenes nocivos.

Sabido es que las fuentes primarias de los alimentos naturales tienden a descomponerse inmediatamente y que pierden la vida. Esto es muy evidente con las frutas. Por ejemplo, una manzana fresca, una vez partida en dos o más partes, empieza a oxidarse, a cambiar de color y a perder su sabor. La causa de esa pérdida de cualidades se encuentra en que los valores vitales, el shakty sustancial, se evaporan vertiginosamente. Es claro que las comidas, entre más tiempo permanezcan en refrigeración, mayor pérdida de valores vitales tendrán, hasta que de ellos no quede absolutamente nada. Situación similar ocurre con las conservas enlatadas y otros procedimientos de industrialización de alimentos. En el caso de las esencias, es claro que ya se han convertido en alimentos artificiales o muertos, con ausencia total de valores vitales.

En palabras de Gurdjieff, la mayoría de seres humanos “casi nunca consumen para su alimento eseral (esencial) primario un producto comestible que conserve todos los elementos activos colocados en todo ser por la gran Naturaleza como requisito indispensable para asimilar poder para la existencia normal; ellos «conservan», «congelan», y «extractan» de antemano todos esos productos y sólo los utilizan cuando la mayoría de los elementos activos necesarios para la existencia normal se han volatilizado ya”.

Explica además el maestro G que: “En el caso al que me refiero, si tan sólo unos pocos de esos infortunados poseyeran ese instinto característico de los seres tricerebrados, podrían —gracias, aunque más no sea, a las habituales asociaciones eserales (del Ser), y a confrontaciones accidentales— primero, volverse conscientes y, luego, informar a todos los demás de que, en cuanto se interrumpe la conexión con la Naturaleza común de cualquier producto útil en general como alimento eseral primario, aunque este producto sea conservado completamente aislado, es decir, «herméticamente cerrado», «congelado» o «extractado», debe, como todo lo que existe en el Universo, cambiar su forma y descomponerse de acuerdo con el mismo principio y en el mismo orden en que se formó”.

La época actual es aún más complicada con la invasión de los llamados “hornos de microondas” en los hogares contemporáneos. Mucho se ha cuestionado por parte de clarividentes y personas altamente sensibles, el uso de estos aparatos ya que destruyen los valores vitales contenidos en los alimentos. En conclusión, lo que consumen las personas es basura. En forma similar surge el cuestionamiento a los productos transgénicos que constituyen la moda más reciente en la alimentación humana.

Otra de las prácticas contrarias a la Naturaleza y que ha sido denunciada de múltiples formas, en especial en la web, es la relacionada con el maltrato, llevado hasta el martirio al que son víctimas los animales destinados para el consumo humano en las gigantescas fábricas de comida de las grandes multinacionales alimenticias. Tal es el caso de las granjas avícolas y criaderos de reses y cerdos.

El pan blanco y las féculas refinadas

Otro ejemplo ilustrativo de las condiciones anormales de la alimentación actual, lo constituye el proceso para la obtención de la harina blanca del trigo, materia prima fundamental para producir el pan blanco. El Kalki Avatar, en su obra: “Transformación social de la humanidad”, explica lo siguiente: “Los sabihondos no respetaron siquiera este grano divino, base de toda alimentación sana. Los científicos norteamericanos inventaron gran variedad de máquinas por medio de las cuales raspan, peinan, suavizan y pulen el trigo, hasta destruir miserablemente todos los elementos activos concentrados maravillosamente en la superficie de los granos, precisamente debajo de lo que se denomina vaina”.

“Ahora aun cuando los señores panaderos tengan muy buenas intenciones con el pueblo, la realidad es que la harina del trigo con la que ellos amasan el pan no sirve para nada porque no contiene ya los principios vitales del trigo. Esta harina de trigo lo único que produce ahora, es gases y gusanos nocivos para la salud. Empero la Naturaleza recibe un beneficio de todo esto aún cuando el hombre no lo recibe. Es claro que los gusanos esos sirven a la Naturaleza en el funcionalismo aquel del proceso trogo auto egocrático cósmico común (el proceso de alimentación recíproca). Los gusanos son también seres por medio de los cuales se transforman las sustancias cósmicas. El pan de ahora es muy bello, muy lindo, pero sin elementos útiles para el organismo. No hay duda de que esa clase de pan contribuye a arruinar los estómagos”.

Explica además el Avatar de la Era de Acuario que: “los elementos activos se hallan siempre debajo de la vaina  del grano, esa clase de elementos activos o son quemados, o son arrojados a los cerdos, así es como proceden los sabihondos de estos tiempos”. Como complemento a lo dicho anteriormente, obsérvese que el pan blanco, prácticamente no se descompone nunca, lo único que le ocurre es que se endurece. Un principio trofológico enseña que se deben comer aquellas sustancias susceptibles de descomponerse, pero que no están aún descompuestas, es decir, consumir alimentos frescos y naturales.

Daniel Reid, en el primer tomo de su obra “El Tao de la salud, el sexo y la larga vida” explica: “A causa de la degeneración dietética provocada por la civilización, la dieta humana actual -sobre todo en el mundo occidental- se compone principalmente de alimentos refinados, desnaturalizados y excesivamente cocidos, indiscriminadamente combinados entre sí. Algunas de las consecuencias que ha de padecer la gente por haber eliminado los alimentos fibrosos de su dieta y dedicarse en cambio a las proteínas animales concentradas y a las féculas refinadas las describe a continuación el Dr. Robert Jackson:

“La eliminación de esta sustancia de desecho (la fibra) elimina también de nuestros alimentos el estímulo natural para la actividad muscular de la pared intestinal… Esto conlleva una disminución en la velocidad del flujo intestinal. La menor velocidad del flujo intestinal conlleva a su vez la descomposición de las proteínas y una fermentación muy superior a la que correspondería normalmente para los hidratos de carbono; la primera tiene como consecuencia la producción de toxinas muy activas, y la segunda, de sustancias irritantes para la pared intestinal… Así se crea un círculo vicioso, que conduce a un estado de intoxicación crónica del cuerpo desde el aparato digestivo, pues la menor velocidad con que circulan los alimentos en el organismo no sólo provoca fermentación y descomposición, sino que también deja más tiempo para que la sangre absorba las toxinas así producidas”.

Explica además Reids: “que la típica dieta norteamericana, rica en calorías procesadas y pobre en fibra natural, avanza por el canal digestivo con tanta lentitud que gran parte de la comida se descompone y fermenta en vez de ser digerida, y los resultantes desechos tóxicos se retienen durante días e incluso semanas, conduciendo a un estado de toxemia crónica (una forma de autointoxicación de la sangre causada por la constante presencia de toxinas en el estómago, colon, hígado y otros órganos). Tal estado es el responsable de numerosas enfermedades que rara vez se dan en las sociedades primitivas, tales como artritis, estreñimiento, gastritis, fatiga, infertilidad, impotencia y falta de defensas contra las enfermedades infecciosas…”

“En muchos casos, los alimentos permanecen en el interior del cuerpo durante meses e incluso años. Estos alimentos se pudren y descomponen, y se incrustan en los pliegues y rendijas del colon… En la mayoría de la gente, el colon, en lugar de ser un sistema de alcantarillado rápido y eficaz, se ha convertido en un pozo negro estancado”.

Afortunadamente, en la actualidad se ha puesto de moda la comida orgánica, los huertos en casa o los huertos hidropónicos que no requieren gran  espacio físico. En tal sentido es aconsejable dejar el microondas y consumir cada vez menos las comidas refrigeradas, cambiar gradualmente el pan blanco por el pan integral y excluir totalmente de la dieta el azúcar refinado. Además, es aconsejable: no combinar bebidas o comidas muy calientes, con bebidas o comidas exageradamente frías. Mejor si se come y bebe alimentos a temperatura ambiente o que no estén demasiado calientes. Es altamente beneficioso para la salud y para la economía familiar abandonar el hábito de consumir bebidas y comidas artificiales como los refrescos de soda o bebidas carbonatadas o gaseosas y “alimentos” cargados de tóxicos, conservantes, saborizantes y edulcolorantes industriales como es el caso de la margarina y muchos bocadillos o snack de fábrica (boquitas en Guatemala o botanas en México, chucherías en Centroamérica).

Principios básicos de la Trofología

En la literatura gnóstica contemporánea se cuenta la historia de la lamasería de “la fuente de la  juventud” y la historia del coronel Bradford que buscó y encontró en monasterio tibetano en busca de la “fuente de la juventud” a través de la práctica de una serie de ejercicios que al combinarse con oración, meditación, imaginación, voluntad y tenacidad logran resultados sorprendentes para la salud, la vitalidad y la recuperación de la juventud. La historia es narrada en el libro: “Secretos tibetanos de la eterna juventud”, escrito por Peter Kelder y en el libro gnóstico: “Transformación radical” . Entre los relatos del coronel Bradford se incluye su experiencia al adoptar el estilo de la alimentación de los lamas  con quienes él convivió.

Bradford explica que: “ningún lama es exigente respecto a lo que come. No puede serlo, ya que hay muy poco de donde escoger. La dieta de ellos consta de alimentos sanos y buenos, pero como regla ingieren un solo tipo en una comida. De por sí este es un importante secreto para mantener la salud. Cuando se come un solo tipo de alimento no se registran choques en el estómago entre alimentos distintos, y chocan porque la fécula no se mezcla bien con las proteínas. Por ejemplo: si el pan, que es una fécula, se come con proteínas como carne, huevo o queso, se produce una reacción química en el estómago. Esto no solo puede causar gases y un malestar físico inmediato, sino que con el tiempo, contribuye a acortar la vida y que esta tenga menor calidad”.

Bradford comenta además que a su regreso a la vida en las ciudades: “la diversidad de alimentos en una comida era otra cosa que me aterraba. Habiendo adquirido el hábito de ingerir uno o dos tipos de alimentos en una comida, me estremecí una noche al contar veintitrés variedades de alimentos en la mesa de mi anfitrión. No en balde los occidentales tienen una salud tan miserable. Al parecer saben muy poco o nada sobre la relación de la dieta con la salud y la fortaleza”.

Platos fuertes y guarniciones. Un principio trofológico importante que podemos obtener del relato anterior es que los más recomendable es que en un mismo tiempo de comida se combine la menor cantidad de alimentos posibles. Además que no es conveniente combinar féculas con proteínas debido a que ambos tipos de alimentos dentro del sistema digestivo se anulan entre sí, cada uno impide la digestión del otro. En consecuencia, los alimentos se empantanan en el sistema digestivo, se putrefactan y desencadenan toxemia. En conclusión, las proteínas (carnes, pescado y mariscos, pollo, huevo) no se combinan con los carbohidratos: arroz, papa (patata), yuca (mandioca, guacamota o casabe), pan, pastas, entre otros. Es recomendable combinar siempre abundantes vegetales con proteínas o féculas (carbohidratos concentrados). Complementario a lo anterior, es recomendable tender a consumir comida cruda o evitar la exagerada cocción o  el sobrecalentamiento de los alimentos. Puede optarse por un tiempo de comida a base de carbohidratos, otro a base de proteínas y otro a base de frutas.

Para ampliar lo anterior, Reids explica que: “está científicamente comprobado por la medicina occidental que para iniciar la buena digestión de cualquier proteína animal concentrada, el estómago debe secretar pepsina. Pero también está demostrado que la pepsina sólo puede actuar en un medio sumamente ácido, que debe mantenerse durante varias horas hasta la completa digestión de las proteínas. Otro hecho igualmente comprobado por la ciencia es que, cuando masticamos un pedazo de pan, de patata o de cualquier otro hidrato de carbono/fécula, las glándulas salivales segregan de inmediato ptialina y otros jugos alcalinos. Después de tragada, la fécula alcalinizada necesita hallar en el estómago un medio alcalino para acabar de ser digerida por completo”.

“Todo el mundo puede comprender lo que ocurre, pues, cuando se ingieren simultáneamente féculas y proteínas. El estómago, en respuesta a la presencia de las proteínas y las féculas, segrega al mismo tiempo jugos ácidos y alcalinos que se neutralizan entre sí y dejan una solución acuosa incapaz de digerir correctamente ni una cosa ni otra. Lo que sucede a continuación es que las proteínas se pudren y las féculas fermentan, debido a la constante presencia de bacterias en el canal digestivo”.

La leche. Es conveniente subrayar lo que muchos afirman en la actualidad: los adultos no debemos consumir lácteos, entre otras razones, porque ya no producimos la enzima especialmente diseñada para digerir la leche. Muchos sabios han recomendado la observación hacia la Naturaleza: ningún otro mamífero vuelve a beber leche después del destete. Claro está: solo las mascotas a las que se les ha forzado al indiscriminado y anormal estilo de comer occidental característico de las ciudades actualmente.

Daniel Reids explica al respecto que: “aunque la leche es un alimento proteínico completo cuando se consume al natural, también contiene grasa, lo cual quiere decir que combina mal con cualquier otro alimento salvo ella misma. Sin embargo, muchos adultos tienen la costumbre de acompañar sus comidas con leche fría. La leche se cuaja nada más llegar al estómago, de modo que, si hay otro alimento presente, los grumos se coagulan en torno a las partículas de comida y las aíslan de la acción de los jugos gástricos, retrasando su digestión el tiempo suficiente para que comience la putrefacción. Por consiguiente, la primera y más importante norma a tener en cuenta sobre el consumo de leche es: «Bébala sola o no la beba».

“Hoy en día, la leche se vuelve todavía más indigerible a causa de la práctica generalizada de la pasteurización, que destruye todas las enzimas naturales y altera sus delicadas proteínas. La leche al natural contiene las enzimas activas lactasa y lipasa, que hacen posible que se digiera por sí misma. La leche pasteurizada, desprovista de lactasa y demás enzimas activas, no puede ser correctamente digerida por los estómagos adultos, e incluso resulta difícil para los niños, como lo demuestran los cólicos, erupciones, problemas respiratorios, gases y demás afecciones tan frecuentes en los bebés alimentados con biberón. Además, la ausencia de enzimas y la alteración de las proteínas vitales hace que el calcio y los restantes minerales contenidos en la leche no sean bien asimilados…”

“Para la industria lechera resulta mucho más rentable pasteurizar la leche a fin de alargar su tiempo de vida en el comercio, aunque esta leche desnaturalizada no haga ningún bien en absoluto a la salud humana. Además, la pasteurización hace que la leche de las vacas enfermas en vaquerías poco sanitarias resulte relativamente «inofensiva» para el hombre, ya que mata algunos de los gérmenes peligrosos -aunque no todos-, y esto también contribuye a abaratar los costes de producción de la industria…”

“La homogeneización consiste en fragmentar y pulverizar las moléculas grasas hasta el punto de que no puedan separarse del resto de la leche. Pero los minúsculos fragmentos de grasa así obtenidos se filtran con facilidad a través de las paredes del intestino delgado y aumentan considerablemente la cantidad de colesterol y grasas desnaturalizadas absorbidas por el cuerpo. En realidad, se absorbe más grasa láctea bebiendo leche homogeneizada que consumiendo nata pura. Las mujeres preocupadas por la osteoporosis deberían tomar buena nota de todos estos datos sobre los productos lácteos pasteurizados: esta leche desnaturalizada no aporta el calcio suficiente para combatir la citada enfermedad, como queda plenamente demostrado por el hecho de que las mujeres

norteamericanas, que consumen grandes cantidades de diversos productos lácteos pasteurizados, presentan una mayor incidencia de osteoporosis que las de cualquier otro país del mundo. La col cruda, por ejemplo, proporciona muchísimo más calcio asimilable que cualquier cantidad de leche pasteurizada o sus derivados, como yogures, quesos y todos los demás productos lácteos desnaturalizados”.

Frutas. Se comen con el estómago vacío, es decir, cuando aparece la sensación de hambre. Nunca con otras comidas o inmediatamente después de estas. No es conveniente comerlas como postre.

Las frutas ácidas no se consumen al mismo tiempo que las dulces. Por ejemplo: naranja o piña con banano o plátano. Los melones [melón, papaya (fruta bomba) y sandía (melón de agua)]  se consumen sin combinarse con ninguna otra fruta. Se comen por aparte, incluso sin mezclarse entre ellos. Mejor si se destina un tiempo de comida solo a las frutas o al menos, dejar un tiempo suficiente para que sean digeridas: 20-30 minutos antes de ingerir otras comidas. Es claro que lo más conveniente es consumir frutas frescas, crudas, de temporada y de la propia región en la que se viva.

Otros consejos universales

Comer despacio y masticar los alimentos. La observación diaria evidencia que en el mundo contemporáneo, prácticamente: ¡solo los adultos mayores mastican! Es lamentable que ese maravilloso hábito lo haya perdido la civilización actual. Es inconcebible que prácticamente todos, a través de la “educación mecanicista y cansona”, como la define el Buda Maitreya, “aprenden” en la escuela primaria o básica la importancia del bolo alimenticio y la función de la saliva. Pero ese “aprendizaje” fue únicamente para el cerebro, de tipo intelectual, no fue un “aprendizaje significativo” como lo recomienda el gran pedagogo norteamericano Ausubel. Fue un aprendizaje “muerto”, ya que casi nadie lo lleva a la práctica. En la actualidad es común observar a las personas que literalmente engullen o tragan sus alimentos sin masticarlos.

En el clásico de la medicina natural: “Cúrese usted mismo” de Carlos Kozel, se afirma que: “el que mastica mal también digiere mal”. Kozel denomina a la boca “el primer estómago”  y explica que: “Cada órgano en el cuerpo tiene bien determinado su trabajo, el cual sólo podrá ser cumplido si el hombre, que sabe portarse a veces tan imprudentemente, no le estorba en su tarea. Una falta que se comete con respecto a la forma de alimentación es el no masticar lo suficiente. Pues el estómago no está provisto como para hacer el trabajo que pertenece a la boca y a la saliva; él no puede realizar la transformación de los carbohidratos (almidones) en sustancias azucaradas. El estómago no tiene a disposición ninguna clase de humores que puedan transformar el almidón en maltosa, ya que este es el trabajo de la saliva mediante la acción de la ptialina”. Reids transcribe una cita de Gandhi: «Bebe tu comida y mastica tus bebidas», lo cual quiere decir que los alimentos sólidos deben masticarse hasta que adquieran una consistencia líquida antes de ser tragados, mientras que los líquidos deben ser ingeridos tan lentamente como los alimentos sólidos”.

 Otro aspecto importante relacionado con los desordenes alimenticios de la vida contemporánea,, lo constituye el sobrepeso y que principalmente es producto del exceso de toxinas que se acumulan en el cuerpo. Estas son resultado de la mala alimentación, de lo que el organismo no puede digerir y no puede expulsar. ¿Qué opción le queda a la máquina humana? Almacenarlo en bodegas de basura en todo el cuerpo, empezando por el abdomen. El sobrepeso desaparece con estos consejos de vida dados por la Trofología. Pero además es aconsejable consumir cada vez más alimentos crudos ya que estos contienen un alto contenido de enzimas, que entre otras funciones, barren con toda la basura del organismo y la llevan al torrente sanguíneo para su eliminación. Además es impostergable la limpieza periódica del colon, entre otras maneras naturales, mediante el ayuno.

La ciencia del ayuno. Otro consejo crucial. Todas las antiguas religiones y, prácticamente, en todos los libros sagrados de la humanidad se recomienda el ayuno. La dieta disociada explica que este no tiene únicamente razones espirituales. Es determinante para eliminar las toxinas del cuerpo. Quien esté habituado a un ayuno semanal de 24 horas o a uno de 2-3 días cada mes o cada 3 meses sabe por experiencia que prácticamente no enferma nunca.

Es aconsejable iniciar el proceso de desintoxicación a base de semi ayunos consistentes en consumir únicamente frutas o legumbres, como el que se narra en la Biblia, en el libro de Daniel. Realizar un semi ayuno periódico de un día cada mes, luego cada semana e ir incrementando el período de duración a 2-3 días. Más adelante iniciar ayunos completos de un día al mes, hasta habituarse a un día a la semana. Es claro que se recomienda un razonable consumo de agua. Además puede acompañarse de la ingesta de psillium. Una cucharada cada tres horas mientras dure el ayuno. No está demás recomendar que al salir del ayuno, hay que seleccionar adecuadamente los primeros alimentos. Es preferible consumir alimentos fáciles de digerir y con alto contenido de enzimas. Nunca reiniciar el proceso del comer con carnes o féculas concentradas. Quien nunca ha realizado ayunos y empieza a realizarlos, pronto   comprobará plenamente la mejoría notable en su estado de salud, recuperación de la vitalidad y bienestar en general.

Apuntes finales

 Los médicos, un día aprendieron “mecánicamente” el gran consejo de Hipócrates, pero ya no lo recomiendan a sus pacientes porque están hipnotizados por los milagros de “El Anticristo” y las grandes farmacéuticas. Respecto de lo anterior, el V.M. Huiracocha, en su obra: “Plantas sagradas” afirma. “La alimentación es, asimismo, un factor de incalculable importancia para la curación de cualquier enfermedad, aunque los galenos se concreten tan sólo a aconsejar la dieta. Generalmente se denomina dieta, a no comer carne y a alimentarse exclusivamente de leche; pero muy pocos son los médicos que se toman el trabajo de estudiar un plan dietético para cada caso, como lo hacemos los médicos rosa cruces gnósticos. Sostenemos el lema de Hipócrates: “Que vuestro alimento sean vuestras medicinas y que vuestras medicinas sean vuestros alimentos”.

Es claro que habrá ocasiones especiales que tocará salirse del régimen debido, entre otros, a los casos derivados de invitaciones a comer por parte de personas que no comparten estas ideas o que no se les tienen suficiente confianza para pedir “gustos especiales”. Pero ahí también resulta una oportunidad valiosa para la observación íntima, para estudiar conductas indeseables, reacciones del Ego, así como para estudiar el organismo y comprobar de mejor manera los resultados de la dieta aquí propuesta.

Fraternalmente

 

La atención

Contenido

Introducción

El Dhammapada y la atención

Los tipos de atención

La división de la atención

La atención y el recuerdo de sí

El desarrollo de la atención

La atención consciente

Saber escuchar

La clave de SOL y el despertar de la conciencia

El despertar y las dimensiones superiores del espacio

 

Introducción

En los estudios gnósticos, en congruencia con las diferentes escuelas esotéricas y espirituales del mundo oriental, el desarrollo de la atención tiene un especial interés. Todas las antiguas religiones hacen referencia a que el ser humano en el estado en el que se sitúa actualmente, se encuentra dormido y hacen el llamado al despertar de la conciencia. Pero un requisito fundamental para lograr ese despertar se centra en desarrollar la fuerza de atención.

La atención, es decir, la acción de atender, en el diccionario se define a partir del término latino attentio del que surge el origen etimológico del término. Un vocablo que se compone de tres partes: el prefijo ad– que es sinónimo de “hacia”, el verbo tendere que puede traducirse como “estirar” y finalmente el sufijo –ción que es equivalente a “acción y efecto”.

En este sentido, el escritor norteamericano William Walker Atkinson, más conocido como Yogui Ramacharaka en “Serie de lecciones sobre Raja Yoga dice: “Podemos definir toscamente la atención diciendo que es la activa dirección de la mente a cualquier objeto». La palabra «atención» deriva de las latinas ad tendere, que significan «extender hacia».

Para William James (1842-1910), la atención es la capacidad de tomar posesión de la mente. La realidad es aquello a lo que se le pone atención. De manera que, es crucial, la toma de control de la mente y esto se logra, mediante la atención, clave para auto conocerse y observarse a sí mismo. En neurociencia se compara la atención con la lámpara de un minero. Se ve, solo aquello que se enfoque. La atención, por una parte, actúa como filtro de los estímulos ambientales y permite decidir qué es lo más relevante a lo que hay que concentrarse. Por otro lado, es el mecanismo que controla y regula los procesos cognitivos. Su acción permite seleccionar lo esencial de la actividad mental, vigila el curso de la actividad mental. La capacidad de seleccionar los estímulos que llegan al aparato psíquico, como la necesaria concentración y focalización intencional, están asociadas a la atención.

En la Psicología Gnóstica se habla de las cinco funciones psicofisiológicas: intelecto, emoción, movimiento, instinto y sexo. Cada una de ellas tiene su centro de gravedad, es decir, en conjunto son los cinco  centros de la máquina humana. Con la práctica, el estudiante evidencia que cada centro a su vez está dividido en tres partes: una mcánica, una emocional y una intelectual.

Pedro Demianovich Ouspensky, en su obra: “Fragmentos de una enseñanza desconocida» refiriéndose al centro pensante define la atención, como: “la dirección de la actividad del centro intelectual», es decir, podemos afirmar que la atención es la dirección de la actividad, de la actividad de los centros y que: “el estudio de la atención hace posible distinguir el trabajo de las diferentes partes de los centros”.

Quien esto escribe, cuando empezó a estudiar con seriedad la Psicología Gnóstica, recibió de su instructor de Cuarto camino la recomendación de que se dedicara a desarrollar la fuerza de atención. La instrucción práctica consistió en “darse cuenta de lo que entra y de lo que sale” por su aparato psíquico. Es claro que para realizar esta práctica se requiere vivir el presente, llevar a la práctica la filosofía de la momentaneidad. Para tal efecto, es preciso sujetar a la mente al cuerpo físico. Al inicio del ejercicio, el estudiante descubre que la mente viaja constantemente fuera del cuerpo. La mente oscila entre el pasado y el futuro, rara vez se encuentra en el cuerpo en “tiempo real”. Otra consecuencia o síntoma de la falta de atención en las personas es la falta de memoria o la nula o poca capacidad para escuchar.

Lo contrario de la atención, es decir, la ausencia de la atención se denomina: distracción. Muchas personas aman la distracción, anhelan la distracción ignorando que con esta tendencia desperdician inútilmente la energía psíquica, así como la energía creadora, el Ens seminis. De esta manera pierden miserablemente reales posibilidades de crecimiento interior, de lograr un día lo que en la divina Gnosis se define como: la Auto realización íntima del Ser. Prestar atención conlleva aprender a dedicarse a una sola actividad a la vez, efectuar una y solo una acción, una tarea en cada momento. Aprender a estar aquí y ahora en cada instante. La distracción es el resultado inútil de pretender hacer varias actividades a la vez.

Samael Aun Weor, en su obra: “Mensaje de Navidad 1964-65” afirma lo siguiente: “la Gnosis vive en los hechos, se marchita en las abstracciones y es difícil de hallar, aún en los pensamientos más nobles”. El Maestro propone que en medio de las actividades diarias: “trabajemos y descansemos felices abandonándonos al curso de la vida. Agotemos el agua turbia y podrida del pensamiento habitual y en el vacío fluirá la Gnosis y con ella la alegría de vivir”. Explica además que: “esta tensión continua de la mente, esta disciplina, nos lleva al despertar de la conciencia” y aclara que: “Si estamos comiendo y pensando en negocios es claro que estamos soñando. Si estamos manejando un automóvil y estamos pensando en la novia, es lógico que no estamos despiertos, estamos soñando; si estamos trabajando y estamos recordando al compadre o a la comadre, o al amigo, o al hermano, etc., es claro que estamos soñando”. Es claro que la distracción, la ausencia de atención, permitir que la mente viaje errante fuera del cuerpo físico y del “tiempo real”, estar sumergido en abstracciones mientras se realiza una actividad distinta, realizar varias actividades a la vez, todo ello en conjunto, conduce al sueño de la conciencia.

El Venerable Maestro Samael, en el libro citado, narra la siguiente anécdota: “-Le preguntaron al maestro Bokuju: «¿Tenemos que vestir y comer todos los días? ¿Cómo podríamos escapar de éste?» -El Maestro respondió:

-«Comemos, nos vestimos».

—»No comprendo» –dijo el discípulo.

«Entonces vístete y come» – dijo el Maestro.

“Esta es precisamente la acción libre de los opuestos: ¿Comemos, nos vestimos? ¿Por qué hacer un problema de eso?, ¿por qué estar en otras cosas mientras estamos comiendo y vistiendo? Si estas comiendo, come; y si estas vistiéndote, vístete, y si andas por la calle, anda, anda, anda, pero no pienses en otra cosa, haced únicamente lo que estáis haciendo, no huyas de los hechos, no los llenes de tantos significados, símbolos, sermones y advertencias. Vívelos sin alegorías, con mente receptiva de instante en instante”.

Para mantener la atención de manera continua, Ramacharaka propone: “interceptar gradualmente todo pensamiento o impresión del mundo externo, ‘del cuerpo, y aún de los mismos pensamientos, para concentrarse y meditar sobre el «Yo soy» pero sin decir «Soy esto» o «Soy aquello» o «Hago esto» o «Pienso aquello», sino simplemente: «yo soy «. Este ejercicio enfocará la atención en el centro mismo de la existencia interna y reunirá todas las energías mentales, en vez de dejar que se dispersen sobre las cosas externas. Un sentimiento de paz, fuerza y poder será el resultado, porque la afirmación con el pensamiento en ella subyacente, es en el alto grado poderosa e intensa, porque es una afirmación de positiva y real existencia y una introspección del pensamiento hacia esta verdad”.

Ramacharaka advierte que: “a primera vista parece muy fácil, pero la práctica mostrará lo difícil que es sostener firmemente la atención. La mente propende a vagar y trasladarse de un objeto o asunto a otro, y será necesario mucha práctica para mantenerla en el punto conveniente”.

Explica también Ramacharaka que: “el gran obstáculo para el eficaz uso de la voluntad en la mayoría de las personas, es la falta de habilidad para enfocar la atención. Los yoguis comprenden claramente este punto y muchos ejercicios de Toga Raja están destinados a vencer esta dificultad. La atención es la prueba externa de la voluntad”. Más adelante cita a varios autores que afirman que: «el esfuerzo de la atención es el fenómeno esencial de la voluntad».»El primer paso hacia el desenvolvimiento de la voluntad consiste en el ejercicio de la atención”.

En forma similar en “La práctica del Zen”, Chang Chen-Chi, anota que las dos primeras sugerencias de la práctica Zen son: “atender interiormente al estado de ánimo antes de que surja un pensamiento. Cuando surge un pensamiento, interrumpirlo instantáneamente y volver a la actitud de atención interior”.

 El Dhammapada y la atención

El Dhammapada forma parte de la literatura canónica budista y, según el autor de esta versión, «fue aceptado en el Concilio de Asoka en el año 240 a. C.» y forma parte del Canon de los textos escritos en la lengua indoeuropea, el Pali que se ha conservado hasta la actualidad en Ceilán (Sri Lanka). En Wikipedia encontramos que: «En general «dhamma» hace referencia a la «doctrina» de Budda o a una «verdad eterna» o «virtud», y «pada» significa literalmente «pie» y en este contexto puede traducirse por «camino» o «verso»».

Resulta muy oportuno transcribir el capítulo II de este hermoso compendio budista de versos y que se titula precisamente: La atención. No están registrados créditos del traductor o de la editorial.

21. La atención es el camino hacia la inmortalidad; la inatención es el sendero hacia la muerte. Los que están atentos no mueren; los inatentos son como si ya hubieran muerto.

22. Distinguiendo esto claramente, los sabios se establecen en la atención y se deleitan con la atención, disfrutando del terreno de los nobles.

23. Aquel que medita constantemente y persevera, se libera de las ataduras y obtiene el supremo Nibbana.

24. Gloria para aquel que se esfuerza, permanece vigilante, es puro en conducta, considerado, auto controlado, recto en su forma de vida y capaz de permanecer en creciente atención.

25. A través del esfuerzo, la diligencia, la disciplina y el autocontrol, que el hombre sabio haga de sí mismo una isla que ninguna inundación pueda anegar.

26. El ignorante es indulgente con la inatención; el hombre sabio custodia la atención como el mayor tesoro.

27. No os recreéis en la negligencia. No intiméis con los placeres sensoriales. El hombre que medita con diligencia, verdaderamente alcanza mucha felicidad.

28. Cuando un sabio supera la inatención cultivando la atención, libre de tribulaciones, asciende al palacio de la sabiduría y observa a la gente sufriente como el sabio montañero contempla a los ignorantes que están abajo.

29. Atento entre los inatentos, plenamente despierto entre los dormidos, el sabio avanza como un corcel de carreras se adelanta sobre un jamelgo decrépito.

30. Por permanecer alerta, Indra se impuso a los dioses. Así, la atención es elogiada y la negligencia subestimada.

31. El monje que se deleita en la atención y observa con temor la inatención, avanza como el fuego, superando todo escollo grande o pequeño.

32. El monje que se deleita en la atención y observa con temor la inatención, no es tendente a la caída. Está en presencia del Nibbana.

 Los tipos de atención

Líneas arriba se habló de la división de los centros de la máquina humana (intelectual, emocional, motor, instintivo y sexual) y que cada uno de ellos se divide a su vez en tres partes: mecánica (instintiva-motriz), emocional e intelectual.

Ouspensky en sus “Conferencias psicológicas” explica que: “La división de un centro en tres partes es muy simple. Una parte mecánica trabaja casi automáticamente; no requiere ninguna atención. El trabajo de la parte emocional requiere atención plena, pero en esta parte del centro la atención no requiere ningún esfuerzo. Es atraída y mantenida por el mismo asunto, muy a menudo a través de la identificación, que generalmente es llamada «interés», o «entusiasmo», o «pasión» o «devoción». La parte intelectual del centro intelectual incluye en sí misma una capacidad de creación, construcción, invención y descubrimiento. No puede trabajar sin atención, pero la atención en esta parte del centro debe ser controlada y mantenida allí por la voluntad y el esfuerzo”.

La atención mecánica, se define en el trabajo psicológico gnóstico, como: atención cero. Es una atención errante, es la actitud o la acción de no prestar atención o vivir determinado momento sin atención. En los centros educativos de la educación mecanicista y cansona (la escuela, el colegio y la universidad), los docentes quieren que los alumnos presten atención. Los docentes más competentes y dedicados se apoyan en la motivación. Esta es una forma de explicar la atención “plena” o emocional. De esta manera se explica que las personas prestan atención y por consiguiente: aprenden, solo aquellos conocimientos que les gustan, que les atraen, que les motivan. En el camino del despertar de la conciencia, por encima de la atención emocional, es necesario construir la atención dirigida. Es claro que al realizar esfuerzos por desarrollar la atención dirigida, esta no debe desperdiciarse en asuntos inútiles o triviales. La atención superior, es el tipo de atención que interesa desarrollar en la Psicología Gnóstica.

Profundizando un poco más en los tres tipos de atención estudiados, José Jesús Leal, en su obra: «Psicología del Despertar» explica que: «las tres atenciones devienen a la existencia de acuerdo con el grado de conciencia; en la atención cero, por ejemplo,, se originan conocimientos mecánicos, constituyéndose como una serie de datos acumulados en la memoria, estos últimos devienen finalmente, como intelectualismo. El estado de atención plena es indispensable si se quiere llegar a comprender el concepto gnoseológico encerrado en cualquier trabajo científico, filosófico, artístico o místico; mas es indispensable hacer la disección analítica, el análisis superlativo, la autocrítica profunda y esto solamente es posible cuando se trabaja con las partes más conscientes de nosotros mismos. La atención dirigida por medio del esfuerzo y la voluntad induce al trabajo de las partes más conscientes de los centros, lográndose el trabajo armónico de la estructura interna del hombre».

 La división de la atención

Jean Vaysse, en su obra: “Hacia el despertar  a sí mismo” y publicado en español por Ganesha, explica que: “esta atención de la que tenemos necesidad aquí es sin duda lo que más falta nos hace. Ella es de una índole particular que no tenemos habitualmente y que hasta ahora no conocíamos. La atención que tenemos de ordinario es una atención en un solo sentido,, dirigida hacia lo que observamos. Con una atención de esta clase y la actitud que ella trae consigo, la observación, aplicada a uno mismo, permite un análisis elemental (el de la psicología corriente) pero no las constataciones integradas al conjunto que somos, tal como las buscamos. La atención que necesitamos es de otro nivel: aquella que, mientras la observación prosigue, toma en cuenta todo lo que somos: es una atención de doble sentido, una atención desdoblada: y ella trae consigo una actitud diferente de nuestra actitud habitual. No tenemos naturalmente una atención de este tipo, salvo por accidente en ciertos momentos de sorpresa o de peligro donde ella acompaña un vislumbre de conciencia; pero es posible tenerla “artificialmente” por un esfuerzo especial y puede ser desarrollada en nosotros mediante ejercicios apropiados”.

 La atención y el recuerdo de sí

Ouspensky explica además que estos “ejercicios apropiados” se orientan a alcanzar lo que en los estudios gnósticos se denomina: “Recuerdo de sí”. Para esto se requiere no solo estar atento hacia el mundo exterior, sino además: dividir la atención. Ouspensky lo explica de la siguiente manera:

“Los primeros ensayos de «recuerdo de sí» me hicieron recordar mis tentativas anteriores. En efecto, ambas experiencias eran casi idénticas, con la única diferencia de que al detener los pensamientos la atención está totalmente orientada hacia el esfuerzo de no admitir pensamientos, mientras que en el acto del «recuerdo de sí» la atención se divide: una parte se dirige hacia el mismo esfuerzo, otra hacia la sensación de sí”.

“Esta última experiencia me capacitó para llegar a una cierta definición, posiblemente muy incompleta, del «recuerdo de si», que sin embargo probó ser muy útil en la práctica. Yo hablo del recuerdo de sí, en lo que se refiere a la división de la atención: siendo ésta su rasgo característico. Me la representé de la siguiente manera:

“Cuando observo algo, mi atención está dirigida hacia lo que observo.

Yo ———————————————> el fenómeno observado.

Cuando, al mismo tiempo, trato de recordarme a mí mismo, mi atención está dirigida a la vez

hacia el objeto observado y hacia mí mismo.

Yo <———————————————> el fenómeno observado.

“Habiendo definido esto, vi que el problema consistía en dirigir la atención sobre uno mismo sin permitir que se debilite o se eclipse la atención dirigida sobre el fenómeno observado. Más aún, este «fenómeno» podía estar tanto dentro de mí como fuera de mí”.

En el trabajo psicológico para el desarrollo de la fuerza de atención, es preciso, tener claro que el esfuerzo de atención se dirige a los dos sentidos de la atención, tanto hacia fuera, como hacia dentro de uno mismo. En tal sentido, es posible confundirse y creer que se está realizando un adecuado desarrollo de la atención, cuando el estudiante está “pendiente” de todo lo que ocurre en el exterior, de todo lo que le rodea; pero se olvida de sí mismo, se olvida de estudiar su interior, de prestarse atención a sí mismo, de percatarse como impactan en su psiquis las impresiones que vienen del mundo exterior. En tales circunstancias, lo más probable es que, al practicar la atención solo hacia el exterior, resulte identificándose con los objetos, personas o circunstancias que ocurren a su alrededor.

El acto de recuerdo de sí inicia con la detención interior o no identificación y la sensación plena de sí mismo, es decir, la sensación plena del propio cuerpo. En palabras de Gurdjieff: «la sensación plena de nuestra propia masa». Implica la toma de conciencia de la respiración  o respiración consciente y la relajación del cuerpo que permite conectar la mente con el corazón.

El recuerdo de sí y aprender a pasar por el corazón

En la Web, se lee que, etimológicamente, la palabra “recordar” viene del latín “recordari”, formado de re (de nuevo) y cordis (corazón). Recordad quiere decir mucho más que tener a alguien presente en la memoria. Significa “volver a pasar por el corazón”. «Si yo le digo a alguien que lo estoy recordando, le estoy diciendo que lo estoy volviendo a pasar por mi corazón”. Antiguamente, la sede de la memoria se sabía que estaba en el corazón. Actualmente, cuando la memoria pasa a la mente se lleva hacia el olvido. Los antiguos romanos y griegos no situaban la mente en la cabeza (caput, capitis), ni en el cerebrum (“los sesos”) sino dentro del pecho. Por ello significa casi lo mismo in pectore, in mente o in corde  ‘en el corazón’. Antiguamente, “recordar”, significaba, “despertar”, “salir del sueño”, “dejar de dormir”, “espabilarse”. Recordarse desde este punto de vista, vendría a “volver en sí”, que nos lleva al “Recuerdo de sí”, indispensable para el despertar de la conciencia.

 El desarrollo de la atención

Ouspensky explica además que algo sumamente importante del desarrollo de la atención es que debe volcarse hacia el recuerdo de sí. Pero qué mejor que ilustrar lo anterior con una anécdota del mismo Ouspensky:

“En cierta oportunidad estaba caminando a lo largo de la Liteiny hacia la avenida Nevsky y a pesar de todos mis esfuerzos no era capaz de mantener mi atención en el «recuerdo de mí mismo«. La bulla, el movimiento, todo me distraía. A cada instante perdía el hilo de mi atención, lo encontraba de nuevo y luego lo volvía a perder. Finalmente sentí una especie de ridícula irritación conmigo mismo y doblé hacia la calle de la izquierda, firmemente decidido, esta vez, a recordarme a mí mismo al menos por algún tiempo, y en todo caso hasta que hubiera llegado a la calle siguiente”.

“Llegué a la Nadesjdinskaya sin perder el hilo de mi atención salvo, quizás, por breves momentos. Entonces, dándome cuenta de que me era más fácil no perder la línea de mi pensamiento en las calles tranquilas y deseando probarme en las calles más ruidosas, decidí retomar la Nevsky, mientras continuaba recordándome a mí mismo. Llegué a la Nevsky sin haber cesado de recordarme a mí mismo y comenzaba ya a experimentar el extraño estado emocional de paz interior y de confianza que sigue a grandes esfuerzos de esta clase. Justamente a la vuelta de la esquina, en la Nevsky, había una cigarrería donde compraba mis cigarrillos. Todavía recordándome a mí mismo pensé pasar por ahí y encargar algunas cajas”

Dos horas más tarde, desperté en la Tavrisheskaya, es decir, muy lejos. Estaba yendo en un trineo hacia la imprenta. La sensación de despertar fue extraordinariamente vivida. Casi puedo decir que volvía en mí. De golpe recordé todo. Cómo había estado caminando a lo largo de la Nadejdinskaya, cómo había estado recordándome a mí mismo, cómo había pensado en los cigarrillos y cómo, en este pensamiento, había caído como anonadado en un profundo sueño. Sin embargo, mientras estaba sumido en este sueño, había continuado ejecutando acciones coherentes y oportunas”.

“Había salido de la cigarrería, telefoneado a mi departamento en la Liteyni y luego al impresor. Había escrito dos cartas. Luego había regresado a la casa nuevamente y retomado la Nevsky por la acera izquierda hasta la puerta Gostinoy con intención de llegar a la Offitzerskaya. Luego había cambiado de opinión porque se estaba haciendo tarde. Había tomado un trineo para ir a la imprenta en la Kavalergardskaya. Y por el camino, mientras me dirigía por la Tavricheskaya comencé a sentir una extraña inquietud, como si hubiese olvidado algo. Y de pronto me acordé de que había olvidado recordarme a mí mismo”

.“Hablé acerca de mis observaciones y deducciones a las personas de nuestro grupo así como a varios amigos literatos y otros. Les dije que éste era el centro de gravedad de toda la enseñanza y de todo trabajo sobre uno mismo; que ahora, el trabajo sobre sí ya no era una palabra, sino un hecho real, pleno de significación, gracias al cual la psicología se convertía en una ciencia exacta y al mismo tiempo práctica”.

“Dije que la Psicología occidental había pasado por alto un hecho de una importancia prodigiosa, es decir, que no nos recordamos a nosotros mismos; que vivimos, actuamos y razonamos en un sueño profundo, en un sueño que no tiene nada de metafórico sino que es absolutamente real, y sin embargo, que podemos recordarnos a nosotros mismos si hacemos los esfuerzos suficientes: que podemos despertarnos”.

 La atención consciente

La atención dirigida combinada con el recuerdo de sí, conduce a lo que en Psicología Gnóstica se denomina: El Tercer estado de conciencia. La atención consciente, es el estado de alerta. Los estudiantes gnósticos bien saben que: “el estado de alerta es indispensable”.

A quien se inicia en este tipo de trabajo, es natural que se le dificulte entender y vivenciar el profundo significado de la atención consciente. Algo que puede resultar ilustrativo es invitarlo a que se fije en la mirada de la mayoría de personas, en especial, cuando estas no se encuentren “haciendo nada”. Generalmente, encontrará que la mirada de las personas “está vacía” debido a que su atención es oscilante, es decir, es del tipo de atención mecánica. A continuación compare estos resultados con la mirada que tienen los niños menores de dos años de edad, con la mirada de la mayoría de animales, en especial la de los felinos o de un animal cuando está al acecho o cazando una presa. En estos casos, la mirada es distinta. Evidenciará que existe otro tipo de atención.

Samael Aun Weor, en su obra: “Educación Fundamental”, explica lo siguiente: “En las escuelas, colegios, y universidades se les enseña a los estudiantes a poner atención en las clases y los alumnos y alumnas ponen atención para evitarse el regaño, el jalón de orejas, el golpe con la férula o con la regla, etc., etc., etc. Mas desgraciadamente no se les enseña a comprender realmente lo que es la atención consciente. Por disciplina el estudiante pone atención y gasta energía creadora muchas veces en forma inútil”.

Continúa explicando el Kalki Avatar que: “Si sabemos poner atención consciente podemos ahorrar energía creadora. Desafortunadamente los maestros y maestras no le enseñan a sus discípulos lo que es la atención consciente. Doquiera dirijamos la atención gastamos energía creadora. Podemos ahorrar esa energía si dividimos la atención, si no nos identificamos con las cosas, con las personas, con las ideas. Cuando nosotros nos identificamos con las personas, con las cosas, con las ideas, nos olvidamos de sí mismos y entonces perdemos la energía creadora en la forma más lastimosa”. Identificarse implica, atarse, aferrarse, apegarse a las personas, partes del cuerpo, sentimientos, ideas, y objetos.

Saber escuchar

Ya se explicó líneas arriba que el ser humano, en el estado ordinario actual en el que se encuentra, no tiene desarrollado el sentido de la atención. En consecuencia, no sabe escuchar y su memoria es débil e infiel. En sentido inverso, aprender a escuchar, saber escuchar constituye una cualidad extraordinaria. Muy ilustrativa resulta la historia de Momo, escrita por Michael Ende. Momo es una niña que no sabe hacer nada, solo sabe escuchar. Gracias a esa maravillosa capacidad: todos quieren ser amigos de ella. También, Momo sabe  propiciar que los niños jueguen con entusiasmo y desarrollen su imaginación creadora. Momo siempre está despierta y en su presencia los demás niños viven el presente.

Para adquirir la capacidad de saber escuchar, el Avatar de la Era de Acuario, en su obra: “La Revolución de la Diálectica”, explica  lo siguiente: “Hay que aprender a escuchar. Para aprender a escuchar hay que despertar la conciencia. Para saber escuchar hay que saber estar presente. El que escucha, siempre se escapa por el país y la ciudad psicológicos. La personalidad humana no sabe escuchar, como tampoco el cuerpo físico, porque es su vehículo. La gente está llena de sí misma, de sus orgullos, de sus facultades, de sus teorías”.

“No hay un rinconcito o lugar vacío para el conocimiento, para la palabra. Nosotros debemos tener la escudilla hacia arriba, como el Buda, para recibir la palabra crística. Escuchar psicológicamente es muy difícil. Hay que aprender a estar atento para saber escuchar. Hay que volverse más receptivo para la palabra”.

Explica además el maestro Samael que: “Por olvido del Ser, la gente comete muchos errores. Grandes cosas le suceden a uno, cuando nos recordamos a nosotros mismos. Consultar es necesario, pero lo importante es saber escuchar. Para saber escuchar hay que tener los centros emocional, motor e intelectual en suprema atención. La falsa educación le impide a uno escuchar. La falsa educación daña los cinco centros de la máquina humana -intelectual, motor, emocional, instintivo y sexual-. Hay que escuchar con la mente espontánea, libre de supuestos mentales, teorías y preconceptos. Hay que abrirse a lo nuevo con la mente integral, con la mente no dividida por el batallar de las antítesis”.

La clave de SOL y el despertar de la conciencia

La clave de SOL es un ejercicio maravilloso. Sin embargo, algunas personas lo han confundido totalmente. Hay quienes piensan que se trata únicamente de preguntarse ¿Quién soy” y responder su propio nombre. Al referirse al objeto, lo confunden con objetivo o propósito y se olvidan de establecer una diferencia entre ellos mismos y su mundo exterior.

En este sentido, el Presidente fundador de las instituciones gnósticas, explica en el «Mensaje de Navidad 1966-67», lo siguiente: “Quien quiera despertar conciencia debe empezar por dividir la atención en tres partes: sujeto, objeto, lugar. Sujeto, íntima recordación de si mismo de momento en momento. No olvidarse de sí mismo ante ninguna representación, ante ningún acontecimiento. Objeto, no identificarse con cosa alguna, con circunstancia alguna, observar sin identificación, sin olvidarse de si mismo. Lugar, preguntarse a si mismo: ¿Qué lugar es éste? observar el lugar detalladamente, preguntarse a sí mismo: ¿Por qué estoy en este lugar? La división de la atención en tres partes conducirá a los aspirantes hasta el despertar de la conciencia”.

El Buda Maitreya, amplía esta explicación en su obra: “Educación Fundamental”: “cuando aprendemos a no olvidarnos de sí mismos, cuando aprendemos a dividir la atención entre sujeto, objeto y lugar, ahorramos energía creadora para despertar conciencia. La atención consciente excluye eso que se llama identificación. Cuando nos identificamos con las personas, con las cosas, con las ideas, vienen la fascinación y esta última produce sueño en la conciencia. Hay que saber poner atención sin identificación. Cuando ponemos atención en algo o en alguien y nos olvidamos de sí mismos, el resultado es la fascinación y el sueño de la conciencia”.

El despertar y las dimensiones superiores del espacio

Al final de la entrada anterior titulada: “El poema del carpintero”, sugerimos un ejercicio para ir incrementando gradualmente la frecuencia depráctica de la clave de SOL. La dedicación, constancia y tenacidad redundará en resultados maravillosos relacionados con la experiencia mística directa.

En consonancia con lo anterior, el Venerable Maestro Samael, en su obra: “Tratado de Astrología Hermética», explica que: “Dentro de este factor lugar, debemos incluir la cuestión dimensional, pues podría darse el caso de encontrarnos realmente en la cuarta o en la quinta dimensión de la Naturaleza durante el momento de observación; recordemos que la Naturaleza tiene siete dimensiones. Dentro del mundo tridimensional reina la Ley de la gravedad. Dentro de las dimensiones superiores de la Naturaleza, existe la Ley de la levitación”.

“Al observar un lugar, no debemos olvidar jamás la cuestión de las siete dimensiones de la Naturaleza; conviene entonces preguntarnos a sí mismos: ¿En qué dimensión estoy?, y luego es necesario, a modo de verificación, dar un saltito lo más largo posible con la intención de flotar en el ambiente circundante. Es lógico que si flotamos es porque nos encontramos fuera del cuerpo físico. No debemos olvidar jamás que cuando el cuerpo físico duerme, el Ego con los cuerpos lunares y la Esencia adentro, ambula inconsciente como un sonámbulo en el mundo molecular. La división de la atención entre sujeto, objeto y lugar, conduce al despertar de la conciencia”

“Muchos estudiantes gnósticos después de acostumbrarse a este ejercicio, a esta división de la atención en tres partes, a estas preguntas, a este saltito, etc., durante el estado de vigilia, de momento en momento, resultaron practicando el mismo ejercicio durante el sueño del cuerpo físico, cuando realmente estaban en los mundos superiores y al dar el famoso saltito experimental, flotaron deliciosamente en el ambiente circundante; entonces despertaron conciencia, entonces recordaron que el cuerpo físico había quedado dormido entre la cama y llenos de gozo pudieron dedicarse al estudio de los misterios de la vida y de la muerte, en las dimensiones superiores”.

“Es apenas lógico decir que un ejercicio que se practica de momento en momento diariamente, que se convierte en un hábito, en una costumbre, se grava tanto en las distintas zonas de la mente, que después se repite automáticamente durante el sueño, cuando realmente estamos fuera del cuerpo físico y el resultado es el despertar de la conciencia”.