Psicología Gnóstica

La Psicología Gnóstica, es conocida también con los siguientes nombres: Psicología Esotérica, Psicología Revolucionaria o Psicología del Despertar. Es muy distinta a lo que actualmente se conoce como Psicología. Desde sus orígenes y la interpretación de la etimología de la palabra, surge un enfoque y objeto de estudio distinto.
La primera diferencia entre la Psicología Gnóstica y las formas convencionales de Psicología se refiere al origen y las fuentes de esta ciencia. Desde el punto de vista de la Gnosis, la Psicología no es una ciencia nueva. Al contrario, es una ciencia muy antigua. A este respecto, nos permitimos citar a Piotr Demiánovich Ouspensky, el gran iniciado ruso, discípulo de G. I. Gurdjieff, quien en la primera de sus: “Conferencias Psicológicas”, dictadas en Londres a partir de 1921 y escritas en 1934, explica lo siguiente: Para comprender cómo se puede definir la Psicología es necesario darse cuenta de que la Psicología nunca ha existido bajo su propio nombre, excepto en tiempos modernos. Por una u otra razón siempre se ha sospechado de tendencias equivocadas o subversivas de la Psicología, ya sean religiosas, políticas o morales, y por lo tanto ha tenido que usar diferentes disfraces. Por miles de años la Psicología existió bajo el nombre de filosofa.

En la India todas las formas de Yoga, que son esencialmente psicología, se describen como uno de los seis sistemas de filosofía. Las enseñanzas sufíes, que ante todo son psicológicas, se consideran en parte religiosas y en parte metafísicas. En Europa, hasta no hace mucho tiempo, en las últimas décadas del siglo diecinueve, muchos trabajos sobre psicología eran considerados como filosofa. Y a pesar de que casi todas las subdivisiones de la filosofía, tales como la lógica, la teoría del conocimiento, la ética, la estética, se referían al trabajo de la mente humana o de los sentidos, la psicología era considerada como inferior a la filosofía y como relacionada sólo con los lados más bajos o más triviales de la naturaleza humana. Paralelamente a su existencia bajo el nombre de filosofía, la psicología existió aún por más tiempo conectada con una u otra religión. Esto no quiere decir que la religión y la psicología alguna vez fueron una y la misma cosa, ni que la conexión entre religión y psicología fuera reconocida.
Esa interrelación entre diferentes expresiones de la cultura mística y esotérica de todos los tiempos con la Psicología, la encuentra también Elaine Pagels, distinguida profesora de historia del cristianismo primitivo en la Universidad de Princeton, graduada de Stanford y con un doctorado de Harvard. En el capítulo titulado: “Gnosis, el conocimiento de sí mismo como conocimiento de Dios”, de su libro: “Los Evangelios gnósticos”, en las páginas 174 y 175 de la edición en español publicada por Editorial Crítica, Pagels afirma lo siguiente: Así pues, muchos gnósticos hubiesen estado de acuerdo en principio, con Ludwing Feuerbach, el psicólogo del siglo XIX en que “la teología es en realidad antropología (el término, huelga decirlo, se deriva de anthropos y significa <>). Para los gnósticos, explorar la psique se convirtió explícitamente en lo que hoy es implícitamente para mucha gente, una búsqueda religiosa. No está demás afirmar que el libro citado de Pagels, es una reconocida introducción a la Gnosis antigua, especialmente la que se encuentra contenida en la biblioteca de Nag Hammadi.
Profundizando un poco más en el tema de los orígenes de la Psicología Gnóstica, Samael Aun Weor, Presidente fundador de las instituciones gnósticas de la época actual, afirma en el capítulo titulado precisamente: «Psicología Revolucionaria» de su obra: «Educación Fundamental«, que: La Psicología es una ciencia antiquísima que tiene su origen en las viejas escuelas de los misterios arcaicos. Más adelante, Samael Aun Weor, explica en la obra citada que: En las antiguas escuelas de misterios de Grecia, Egipto, Roma, India, Persia, México, Perú, Asiria, Caldea, etc., etc., etc., la Psicología siempre estuvo ligada a la Filosofía, al Arte objetivo Real, a la Ciencia y a la Religión. De ahí que en la Gnosis, todas las ciencias y artes, se integren, y al estudiar Psicología, resulte también conveniente el estudio de la Antropología Gnóstica
El Avatara de Acuario Samael Aun Weor, continúa diciendo: En los antiguos tiempos la Psicología se ocultaba inteligentemente entre las formas graciosas de las danzas sagradas, o entre el enigma de los extraños jeroglíficos o las bellas esculturas, o en la poesía, o en la tragedia y hasta en la música deliciosa de los templos. Antes de que la Ciencia, la Filosofía, el Arte y la Religión se separaran para vivir independientemente, la Psicología reinó soberana en todas las antiquísimas escuelas de misterios.
Investigaciones de fondo en el terreno del Gnosticismo nos permite hallar esa maravillosa compilación de diversos autores gnósticos que viene de los primeros tiempos del Cristianismo y que se conoce bajo el título de Philokalia, usada todavía en nuestros días en la Iglesia Oriental, especialmente para instrucción de los monjes. Fuera de toda duda y sin el más mínimo temor a caer en engaños, podemos afirmar enfáticamente que la Philokalia es esencialmente pura Psicología experimental.
En forma similar, Stephan A. Hoeller en el capítulo titulado «Jung y el Gnosticismo», de su libro «Jung Gnóstico«, página 56, obra publicada por Editorial Sirio, afirma lo siguiente: En términos de psicología jungiana, podríamos decir que los gnósticos utilizaron un lenguaje poético y mitológico para expresar experiencias en el proceso de individuación. Al hacerlo, sacaron a luz un abundante material de la mayor relevancia, que contenía una penetrante comprensión de la estructura de la psique, del contenido del inconsciente colectivo y de la dinámica del proceso de individuación.
Es importante resaltar que el gran médico y psiquiatra suizo, fundador de la Psicología analítica fue un dedicado estudioso de la Gnosis y como apunta Stephan A. Hoeller en la página 51 de la obra citada: Desde el comienzo de su carrera psicoanalítica hasta el momento de su muerte, Jung mantuvo un vivo interés hacia los gnósticos. En la página 55, afirma lo siguiente: Jung reconoció a los gnósticos justamente por lo que habían sido, profetas que sacaron a la luz las creaciones primigenias y originales del misterio que él llamó lo inconsciente.
Para obtener una mejor comprensión de lo que es Gnosis, su relación con el significado de la palabra Psicología y su objeto de estudio, hemos elegido, del Diccionario de la Real Academia Española o Drae, las siguientes acepciones. (De psico– y –logía). 1. f. Parte de la filosofía que trata del alma, sus facultades y operaciones. 2. f. Todo aquello que atañe al espíritu. 3. f. Ciencia que estudia los procesos mentales en personas y en animales.
En enciclopedias y manuales de Psicología, se explica que la etimología de la palabra Psicología es: («psico», del griego ψυχή, alma y «logía», –λογία, tratado o estudio). Y aquí surge otra gran discrepancia entre la Psicología Gnóstica y cualquier sistema de Psicología contemporánea, ya que la mayoría de escuelas de Psicología niegan la existencia del alma. Por otro lado, el alma, es aceptada como un dogma irrenunciable en todas las formas religiosas del cristianismo y muchas otras religiones.
El Gnosticismo universal, desde los tiempos antiguos plantea una posición intermedia al respecto. Los tratados gnósticos, tanto de la antigüedad, como de actualidad, así como los grandes maestros gnósticos de todos los tiempos, plantean que el Alma existe, pero que solo la poseen seres humanos auténticos. A la luz de la Gnosis, se entiende que mujeres y hombres verdaderos, son seres iluminados, santos, iniciados de misterios mayores, maestros espirituales, personas con conciencia despierta, individuos auténticos que han eliminado los elementos subjetivos de las percepciones y han alcanzado el Nacimiento Segundo o nacimiento espiritual
Ejemplos de seres humanos de verdad: Jesucristo y sus 12 apóstoles, María Magdalena y demás iniciadas discípulas del gran maestro Jesús de Nazaret. Muchos santos del cristianismo, como san Agustín o San Francisco de Asís. Pero también, los hombres dioses de las civilizaciones antiguas: los hombres de maíz del Popol Wuj, Quetzalcoatl, Budha, Krishna, Moisés, entre otros. También grandes iniciadas reconocidas en la historia del esoterismo, como la gran mártir del siglo XIX, Helena Petronila Blavatsky (HPB), maestros como Moria, Kout Humi, o el Conde de San Germain y muchos más.
De acuerdo con los estudios gnósticos, la mayor parte de la humanidad actual, somos seres humanos incompletos y no poseemos Alma. Eso sí: poseemos el material psíquico básico, fundamental, para fabricar eso que se llama Alma. Esa materia prima es conocida en las tradiciones gnósticas, como la Esencia maravillosa, el Budhata o fracción de alma.
La afirmación de que entre la humanidad, pocas personas se distinguen como mujeres y hombres auténticos, no es nueva. Se ha planteado siempre a lo largo de los siglos por diferentes profetas, iniciados, místicos e incluso filósofos. Es muy conocida la historia del recorrido que hiciera por Atenas, el filósofo griego Diógenes de Sínope (siglos V y IV a. C.), con una lámpara en la mano, buscando en vano a un hombre. Los mayas hablaban del Halach Uinic, el hombre verdadero. En el nuevo testamento, precisamente en el Capítulo 3 del Evangelio de Juan, se encuentra el diálogo entre Jesús y Nicodemo. Relativo al Nacimiento segundo. El mismo Juan en su primera epístola explica ampliamente las características de los auténticos hijos de Dios.
La humanidad actual es un aglomerado de seres aún no completos, seres sin Alma, desalmados. Por este motivo la humanidad es imperfecta. Ahí se encuentra la explicación de las guerras, la barbarie humana, la impunidad, el asesinato, el genocidio, la mentira, la traición, la crueldad, la codicia, el orgullo, el ansia de poder, la desmedida necesidad de acumulación de riquezas, el negativo impacto ambiental de los actos humanos, la degeneración sexual y muchas manifestaciones inconcebibles para seres humanos auténticos o verdaderos hijos de Dios.
Desde la perspectiva de la sabiduría gnóstica, el ser humano sin alma, es decir, la gran mayoría de hombres y mujeres que poblamos la Tierra, somos definidos como humanoides, animales intelectuales o máquinas humanas. Somos los “bípedos destructores de los bienes de la Naturaleza”, según Gurdjieff, los muertos vivientes de las sagradas escrituras. “Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no han leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos”. (Mr 12:26-27). “deja que los muertos entierren a los muertos”(Mt 8:22).
De acuerdo con la Psicología Gnóstica, los animales intelectuales o seres humanos sin Alma, nos encontramos con la conciencia dormida. A este respecto, resulta necesario comprender la íntima relación entre la conciencia y la Gnosis. El material psíquico, nuestra Esencia, está atrapada, encarcelada, “embotellada” por los elementos subjetivos de las percepciones. Esos elementos subjetivos, constituyen la causa de los errores humanos, del fracaso espiritual de la humanidad. A estos, comúnmente, se les denomina: defectos de carácter o pecados y han sido alegorizados de múltiples maneras en la tradición esotérica. En términos de la Psicología Gnóstica, constituyen el Ego, el yo, el mí mismo.
Para el estudiante de Psicología Gnóstica, la Esencia y el Ego son totalmente distintos. La Esencia o conjunto de virtudes, es la sumatoria de valores positivos que poseemos en forma innata. Son valores innatos, el amor, la sabiduría, la voluntad. El Ego es la sumatoria de valores negativos. El Ego es múltiple, de ahí que en la Gnosis, se hable del yo pluralizado o yo psicológico. Los yoes son agregados psicológicos, entidades energéticas sutiles. Del Nuevo Testamento, es muy conocido el encuentro de Jesús con los endemoniados gadarenos. “Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamó; porque somos muchos” (Mr 5:9). El yo pluralizado es una verdadera legión de demonios en nuestra psiquis.

El trabajo que propone la Psicología Gnóstica se orienta, entre otros, al desarrollo de la Esencia y a la eliminación del Ego. Este trabajo psicológico constituye un elemento fundamental para fabricar eso que se llama Alma.
La Psicología Gnóstica explica profundamente lo concerniente al sueño de la conciencia. Desde el punto de vista de la Gnosis, la mayoría de los actos humanos, son inconscientes porque la conciencia está dormida en las máquinas humanas. El humanoide está dormido y el esfuerzo por despertar constituye un objetivo crucial en el trabajo esotérico gnóstico. En todos los libros sagrados y tradiciones antiguas de la humanidad, se enfatiza en que la humanidad está dormida y en la necesidad del despertar de la conciencia. Desafortunadamente, en forma pública, no se da la fórmula para ese despertar. La didáctica del despertar de la conciencia se encuentra en la Psicología Gnóstica.
En el Nuevo Testamento, se encuentra el pasaje del huerto de Getsemaní. En esa lectura se habla claramente del sueño de la conciencia y la necesidad del despertarla, pero las gentes no lo entienden. “Entonces Jesús les dijo : mi Alma está muy triste, hasta la muerte; quédense aquí, y velen conmigo” (Mt 26:38). Más adelante se lee: “Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no has podido velar conmigo una hora?” (Mt 26:40). Unos versículos después, aparece el siguiente texto: “Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño” (Mt 26:43).
Los ojos cargados de sueño los tienen las personas con la conciencia dormida, son las expresiones de los ojos que tienen los dormidos, en especial, cuando están solos o cuando viajan en un autobús u otro medio de transporte y no van haciendo nada, solo soñar. Son los ojos de zombies, de los muertos vivientes en quienes la conciencia se encuentra ausente del aquí y del ahora. La conciencia de los dormidos se encuentra a cada instante en el pasado o en el futuro y fuera del cuerpo físico, aún si el cuerpo físico está activo. En caso de duda de lo que significan los ojos cargados de sueño, compare los ojos de cualquier persona adulta con los de un niño o niña menor de 7 o 5 años. Niños y niñas muy pequeños se encuentran despiertos.
“Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño, mas permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con él”. (Lc 9:32). La parábola del siervo vigilante es muy elocuente respecto de la diferencia entre una persona dormida y quien se encuentra despierto. “Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor , cuando venga, halle velando”. (Lc 12:37).
La mayoría de personas al referirse al despertar, piensan en algo metafórico, en un cuento infantil, y le restan importancia. Anthony de Mello escribió muchas páginas acerca del sueño de la conciencia y la didáctica para el despertar. Sin embargo, la humanidad no lo entendió. A lo más que se acercan sus lectores, es a comentar lo lindo que escribía. Baste al lector consultar el ejercicio titulado: “Sensación del cuerpo” del capítulo: “Sadhana, un camino de oración”, de los Escritos Esenciales del padre De Mello. “Para tener éxito en la vida de oración es decisivo desarrollar la capacidad de entrar en contacto con el presente y de permanecer en él. Y el mejor método que yo conozco para permanecer anclado en el presente es salir de la cabeza y volver a los sentidos”. (página 35 de la versión publicada por Editorial Sal Terrae).
Ouspensky cuenta una experiencia extraordinaria cuando “ve a los dormidos”, en el capítulo XIII de su monumental obra: “Fragmentos de una Enseñanza Desconocida: caminaba por la calle Troitsky; de repente vi que el hombre que venía hacia mí estaba dormido. No podía haber la menor duda. Aunque sus ojos estaban abiertos, andaba manifiestamente sumergido en sus sueños, que le corrían por la cara como nubes. Me sorprendí pensando que si pudiera mirarlo durante bastante tiempo, vería sus sueños, es decir, comprendería lo que él veía en sus sueños. Mas el hombre pasó. Después vino otro, igualmente dormido. Un cochero dormido pasó con dos clientes dormidos. Y de repente me vi en la situación del príncipe de la “Bella Durmiente”. Todo el mundo a mí alrededor estaba dormido. Era una sensación precisa que no dejaba lugar a duda alguna. Entonces comprendí que podemos ver, ver con nuestros ojos, todo un mundo que no vemos habitualmente. (Tomado de la página 348 de la edición publicada por Hachette, Argentina, 1975).
En la página 176 de la obra que citamos de Elaine Pagel, la autora explica lo siguiente: El movimiento gnóstico, compartió ciertas afinidades con los métodos contemporáneos de exploración del ser a través de técnicas psicoterapeutas. Tanto el gnosticismo como la psicoterapia valoran sobre todo el conocimiento, el autoconocimiento que es percepción íntima. Coinciden en que, careciendo de él, la persona experimenta la sensación de ser movida por impulsos que no entiende. Esos impulsos inexplicables para la Psicología convencional vienen del ego, del yo pluralizado.
El inconsciente de Jung, se explica en la Psicología Gnóstica por el encarcelamiento de la Esencia a causa del Ego o yo psicológico. Debido a que la Esencia está embotellada entre el Ego, la conciencia se encuentra dormida. Este es el sueño de la conciencia. Por esta causa, los actos humanos son inconscientes La conciencia es el grado de auto conocimiento que tiene la Esencia. Así surge otro componente del trabajo psicológico gnóstico: convertir el inconsciente en consciente. Este es el trabajo del despertar de la conciencia. El trabajo del despertar de la conciencia va paralelo al conocimiento de sí mismo, a la auto gnosis. En una de sus acepciones,Gnosis es el conocimiento de uno mismo, el conocimiento del propio Ser. Dicho conocimiento es resultado de esfuerzos conscientes, de la experiencia mística directa y de un tipo de conocimiento distinto a la razón. Tipo de conocimiento asociado a la imaginación, la inspiración y la intuición.
La Psicología Gnóstica, estudia profundamente los distintos tipos de personalidad, los diferentes estados y grados de la conciencia, las causas del sueño de la misma y los recursos que tiene a la disposición la Esencia para el despertar: el desarrollo de la fuerza de atención, el recuerdo de sí, la auto observación, entre otros. El trabajo psicológico gnóstico incluye además el estudio de las funciones psicofisiológicas: intelecto, emoción, movimiento, instinto y sexo.
Ahondando un poco más en el origen, significado y objeto de estudio de la Psicología, Ouspensky, en la obra citada afirma que todos los sistemas de Psicología científica contemporánea estudian al ser humano: tal como ellos lo encuentran, o tal como ellos suponen o lo imaginan ser. Samael Aun Weor, nos explica que la Psicología Gnóstica pertenece a las distintas doctrinas que estudian al ser humano: desde el punto de vista de la Revolución de la Conciencia. estas últimas son en verdad las doctrinas originales, las más antiguas, sólo ellas nos permiten conocer los orígenes vivientes de la Psicología y su profunda significación.
José Jesús Leal, en su obra: Psicología del Despertar, afirma que esta: “tiene como objetivo destruir los elementos que constituyen la conciencia falsa, para dejar dentro de nosotros mismos la verdadera conciencia que es una para todos los seres humanos que han despertado radicalmente”. Más adelante explica que: La Psicología es un conocimiento que hasta ahora no ha sido explicado realmente. Inclusive los grandes tratadistas modernos tienen un concepto equivocado del método que sigue dicho estudio. Unos suponen que el estudio psicológico puede lograrse mediante la aplicación de los métodos deductivos-inductivos, prácticos, históricos y que así puede obtenerse un conocimiento real de ella mediante la observación o percepción de los sentidos externos.
En la Psicología Gnóstica se dice que el método seguido por la Psicología contemporánea no es exacto porque la manifestación del Ser en las diferentes regiones ontológicas, no es aprehendido por percepciones externas”. Leal, continúa diciendo que “la Psicología Trascendental puede definirse como el descubrimiento real y definitivo de todos los elementos afines a la conciencia, complementado con la destrucción de los elementos subjetivos que personifican nuestros errores. Este trabajo psicológico constituye una parte fundamental de lo que en la Psicología Gnóstica se denomina: Revolución de la Conciencia. Por este motivo, Samael Aun Weor, cierra el capítulo que hemos citado en su obra Educación Fundamental, con las siguientes palabras: Cuando todos nosotros hayamos comprendido en forma íntegra y en todos los niveles de la mente, cuan importante es el estudio del hombre desde el nuevo punto de vista de la Revolución de la Conciencia, entenderemos entonces que la Psicología es el estudio de los principios, leyes y hechos íntimamente relacionados con la transformación radical y definitiva del individuo.

.

El arte de amar (sexta parte y conclusión)

“En el amor nada importa, ciertamente, ni el dolor ni la alegría, sino sólo eso
que se llama Amor”.
“Mientras el amor libre ata, la desunión lo mata, porque Eros
es lo que realmente une”.
“El amor se enciende con amor, como el fuego con el fuego. Pero, ¿de dónde
salió la primera llama?
En ti salta bajo la vara del dolor, tú lo sabes”.
“Luego, ¡oh dioses!, cuando el fuego escondido sale llameando, lo de dentro y
lo de fuera son una sola cosa
y todas las barreras caen hechas cenizas”.
“El amor comienza con un destello de simpatía, se consubstancializa
con la fuerza del cariño y se sintetiza en adoración.
Un matrimonio perfecto es la unión de dos seres,
uno que ama más y otro que ama mejor”.
“El amor es la mejor religión asequible.
¿Amar? ¡Cuán bello es amar; sólo las almas puras y simples saben amar!”
“¡Gnósticos: avivad la llama del espíritu con la fuerza de Eros!” (Samael Aun Weor, El Misterio del Áureo Florecer)
*
Desde un punto de vista trascendental, cuando las parejas se unen según los cánones o reglas del arte amatorio, entonces “el amor por el o la cónyuge se vincula, místicamente, con representaciones espléndidas que tienen su origen en el mundo del espíritu puro”.
El arte amatorio del gnosticismo universal jamás comete el error de separar el sexo y sus funciones de la espiritualidad trascendente, y con gran énfasis declara que ha llegado la hora de mirar las funciones sexuales no como motivo de vergüenza, tabú o pecado, sino como algo infinitamente elevado, sublime y terriblemente divino.
Este arte amatorio, que en el presente seminario analizamos, con su sexo-yoga, maithuna o magia sexual nos transfigura radicalmente y acentúa la idea de lo sexual en el alma de cada uno de nosotros. Es decir, nos lleva a comprender que el verdadero amor o amor consciente, nunca puede estar separado de la supra-sexualidad.
Es incuestionable el fondo cósmico-trascendental de la sexualidad; la sexología esotérica nos permite realizar un enlace entre lo físico, lo anímico y lo espiritual. Por eso sólo son capaces de practicar el arte amatorio o alquimia sexual aquellas personas inteligentes y comprensivas que tratan de trascender el dualismo, aquel que separa al mundo anímico de los sentidos.
Ahora bien, él y ella, esposo y esposa, unidos con lazos de verdadero amor, constituyen la célula fundamental de la sociedad. De la unión sexual entre marido y mujer nacen los hijos y surge la familia.
Tal como psicológicamente son las parejas, así serán los hijos; tal como interna o psicológicamente son las familias, así será la comunidad, el barrio, la urbanización, la nación, el Estado y su Gobierno, los sindicatos, los partidos políticos, los grupos religiosos, los organismos culturales y de manera global cualquier agrupación humana.
Si él y ella poseen valores estéticos dentro de sí mismos, si poseen belleza interior, por ley de afinidades psicológicas y de imantación universal procrearán hijos con muchos valores anímicos y los educarán con esa fuerza maravillosa del amor que emana de la belleza íntima.
El amor se deriva, pues, del misterio de la belleza. La hermosa luz del amor es la única energía cósmica que puede consolidar a las parejas, que puede darle un piso firme y sólido a la vida matrimonial, y por lo tanto, la vida familiar y a la vida social.
El amor humano es una chispa del amor divino. El amor, encarnado mediante los procedimientos de la revolución gnóstica de la conciencia en el corazón de él y de ella, le dan una razón de ser al sacramento del matrimonio porque las parejas entienden que el sexo no sólo tiene funciones generadoras sino también regeneradoras; además, comprenden cuál es el exacto sentido de vivir en este mundo físico y se tornan personas generosas, magnánimas y caritativas.
Lo cierto es que la fuerza misteriosa del amor imprime un sello particular al Cosmos, a la Naturaleza y a la existencia humana, creando sexualmente y volviendo a crear. Podemos aseverar que puede haber (y lo hay, lamentablemente) mucho sexo sin amor, pero eso es simplemente lujuria, pasión animal; y actúa como fuerza desintegradora, no creadora ni enaltecedora.
Con base en hechos y no en especulaciones intelectivas; tomando en cuenta la verdadera estructura psicofísica de la criatura humana, es decir, como ente que además de un cuerpo físico tiene una particular psicología, afirmamos solemnemente que la belleza interior origina pensamientos luminosos de amor, sentimientos o emociones superiores de amor, acciones de amor, instintos amorosos y, finalmente, amor sexual. Así se produce un equilibrio perfecto en los cinco centros de la máquina orgánica: el intelectual, el emocional, el motor, el instintivo y el sexual.
Como se ha dicho a lo largo de este seminario, los terrícolas no sabemos amar porque hemos separado la función sexual de la espiritualidad, e ignoramos (entre muchas otras cosas) que este Sistema Solar donde vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser, tuvo, al igual que los otros sistemas solares, un origen divino y sexual, y que lo que el Demiurgo Creador hizo en el Cosmos infinito, eso mismo debemos hacer nosotros en el propio microcosmos. Vale decir: el camino de la regeneración humana o vía para crear un nuevo hombre y una nueva mujer, es exclusivamente un asunto de amor sexual, pues ninguna creación es posible sin el concurso de las dos polaridades: la fuerza sexual masculina y la fuerza sexual femenina, conciliadas ambas por una tercera fuerza de cohesión, la del amor.
Cabe señalar que la desaparición, en el ambiente cultural moderno, de la idea del acto amoroso como un hecho espiritual ha provocado en nosotros una merma de valores anímicos, sobre todo de valores estéticos. Y a medida que avanzamos tecnológica y científicamente, retrocedemos o involucionamos en relación con el antiquísimo arte amatorio, en relación con el misterio entre los sexos, fundamentado en el influjo mágico del verdadero amor. Merced a ese olvido, hemos llegado a creer que el sexo sólo sirve para generar nuevas criaturas y para el disfrute pasional de un solo instante.
Existen, ciertamente, aspectos subjetivos-sexuales, es decir, la utilización de la sexo-energía en forma mecanicista, lujuriosa, concupiscente, libidinosa; lo que de hecho conduce al fortalecimiento del ego animal y a la formación de nuevos “agregados psíquicos” o “yoes”. Sin embargo, en el sexo también existe un poder objetivo-creador que, debidamente utilizado nos lleva a un erotismo superior, en el que el ansia sexual y el anhelo espiritual en plena fusión mística, conducen inteligentemente a la unidad del alma con la sensualidad, o sea, hacia la sexualidad vivificada; entonces lo sexual deja de ser motivo de vergüenza, tabú o “pecado” y se torna profundamente religioso.
Así, con basamentos sólidos de tipo científico, artístico, filosófico y místico, la Gnosis afirma que de la plena fusión integral del entusiasmo espiritual con el ansia sexual, deviene la conciencia mágica, la conciencia capaz de realizar todos los prodigios del amor. Es de este modo y no de otro, como pueden las parejas que se adoran (él y ella) emanciparse del círculo vicioso del acoplamiento vulgar, común y corriente, y penetrar en la esfera gloriosa del equilibrio magnético, evitando ser víctimas del hastío, del cansancio, de la frustración amorosa producto de la fornicación y el adulterio.
Cuando se practica el arte amatorio según las leyes de la alquimia sexual, se redescubre en el ser amado, se halla en él la senda que conduce a la unión con el ser, con el Dios íntimo que habita en las profundidades de la conciencia individual.
Contrario a lo que muchos piensan, en la relación de parejas no son hormonas ni vitaminas de patente (fabricadas por los modernos laboratorios) lo que se necesita para la vida matrimonial, sino auténticos sentimientos de TÚ y YO, y por ende, el intercambio de las más selectas facultades afectivo-eróticas entre el varón y la mujer.
Escrito está con carbones encendidos en el libro extraordinario de la vida, que el amor ardiente o amor sexual entre varón y hembra, obra mágicamente… La magia es, según Novalis, el arte de influir conscientemente sobre el mundo interior. El amor es pues, la base de la posibilidad de la magia y de adquisición de la sabiduría del ser; porque en el amor está contenido el sumum de la sabiduría.
El amor, en efecto, es la potencia mágica por excelencia. La ley fundamental de todo influjo mágico es la de la polaridad. La magia sexual, sexo-yoga, kundalini-yoga o arte amatorio entre marido y mujer, tiene su fundamento potencial en el sexo. Porque, ciertamente, todos tenemos algo de fuerzas eléctricas y magnéticas y ejercemos, igual que un magneto, una fuerza de atracción y de repulsión. Entre los amantes es especialmente poderosa esa fuerza magnética y su acción llega muy lejos.
Para nosotros los gnósticos el cuerpo físico es algo así como alma materializada, condensada; no un elemento impuro o pecaminoso, como suponen los tratadistas religiosos de la ascética absoluta de tipo medieval.
Tales planteamientos, como ese de que el sexo obstaculiza al alma, tiene un aspecto negador de la vida y en contraposición surge (como por encanto) la ascética revolucionaria de la Nueva Edad de Acuario: mezcla inteligente de lo sexual y lo espiritual, dirigida a preparar, ordenar y enlazar esos miles de millones de dispositivos físicos y psíquicos que constituyen nuestro propio universo interior, particular.
La lujuria, la pasión animal separa al cuerpo de la esencia anímica, de eso que tenemos de alma humana y por añadidura nos separa del ser, de Dios-Padre y de Dios-Madre que habita en nuestra intimidad; separación que provoca la inevitable ruptura entre las parejas.
Es incuestionable que con la aplicación práctica de los métodos del arte amatorio, las parejas que verdaderamente se aman pueden conservar toda la vida la luna de miel. Sólo así, mediante la mutua e íntima aspiración esotérica en dirección al ser, pueden los varones y mujeres que se adoran, llegar a ser completos, íntegros, uni-totales.
Digamos finalmente, que el acto sexual, como función unificadora de espíritu, alma y cuerpo, puede convertirse en inter-acción cósmico-mágica y, por ende, es constructivo. El acto sexual como simple satisfacción del instinto animal, con exclusión de la voluntad de amor anímico-espiritual, obra sólo de manera exteriorizante y, por ende, es desintegrador” (Vea libro titulado La magia del sexo, de Charles Waldemar).
*
El arte de amar
(Conclusión)
“Así que, la cuestión de los temperamentos es muy importante.
No solamente se necesita que haya correlación entre los
distintos centros de la máquina orgánica: intelecto, emoción,
movimiento, instinto y sexo,
sino que haya también temperamentos afines.
Sólo así, habiendo temperamentos afines y perfecta inter-relación
de los distintos centros de la máquina,
puede haber una auténtica afinidad entre las parejas, lo cual daría felicidad”.
(Samael Aun Weor, conferencia titulada Sexología trascendental)

Con la transcripción del capítulo Nº 1 del libro titulado El matrimonio perfecto, en el que el maestro Samael Aun Weor describe con extraordinarias pinceladas qué es el amor en sí mismo, colocamos punto final a este seminario cuyo objetivo consiste en arrojar un poco de luz sobre las tinieblas espantosas del odio; es decir, del contra-amor, del anti-amor, que como pesado manto funerario amenaza con destruir definitivamente a esta pobre humanidad doliente…
Escribe el maestro: Dios, como Padre es Sabiduría, Dios como Madre es Amor. Dios como Padre reside en el ojo de la sabiduría (el ojo de la sabiduría se halla situado en el entrecejo); Dios como Madre se halla en el templo-corazón.
Sabiduría y amor son las dos columnas torales de la gran logia blanca.
Amar ¡cuán bello es amar!; sólo las grandes almas pueden y saben amar.
El amor es ternura infinita, el amor es la vida que palpita en cada átomo, como palpita en cada Sol.
El amor no se puede definir porque es la divina madre del mundo, es eso que adviene a nosotros cuando realmente estamos enamorados.
El amor se siente en lo hondo del corazón; es una vivencia deliciosa, es un fuego que consume, es un vino divino, delirio del que lo bebe. Un simple pañuelito perfumado, una carta, una flor, promueven en el fondo del alma enamorada tremendas inquietudes íntimas, éxtasis exóticos, voluptuosidad inefable.
Nadie ha podido definir qué es el amor. El amor hay que vivenciarlo, hay que sentirlo. Sólo los grandes enamorados saben realmente qué es eso que se llama amor.
El matrimonio perfecto es la unión de dos seres que verdaderamente saben amar.
Para que verdaderamente haya amor se necesita que el hombre y la mujer se adoren en los siete grandes planos cósmicos. Para que haya amor se necesita que haya una verdadera comunión de almas en las tres esferas de pensamiento, sentimiento y voluntad.
Cuando los dos seres vibran afines en sus pensamientos, sentimientos y voliciones, entonces el matrimonio perfecto se realiza en los siete planos (o regiones) de conciencia cósmica.
Existen personas que están casadas en los planos (o mundos) físico y etérico, pero en el astral no lo están. Otras están casadas en los planos físico, etérico y astral, pero no lo están en el plano (o mundo) mental: cada cual piensa a su manera, la mujer tiene una religión y el hombre otra, no están de acuerdo en lo que piensan, etc.
Existen matrimonios afines en los mundos del pensamiento y del sentimiento, pero absolutamente opuestos en el mundo de la voluntad. Esos matrimonios chocan constantemente, no son felices.
El matrimonio perfecto debe efectuarse en los siete planos (o mundos) de conciencia cósmica. Existen matrimonios que no llegan ni siquiera hasta el plano (o región) astral; entonces no existe ni siquiera la atracción sexual. Esos son verdaderos fracasos, esa clase de matrimonios se fundamentan exclusivamente en la fórmula matrimonial.
Algunas personas están llevando vida matrimonial en el plano físico con determinado cónyuge, y en el plano mental llevan vida conyugal con otro cónyuge diferente. Rara vez encontramos en la vida un matrimonio perfecto. Para que haya amor se necesita afinidad de pensamientos, afinidad de sentimientos y de voluntades.
Donde existe el cálculo aritmético, no hay amor. Desgraciadamente en la vida moderna el amor huele a cuenta de banco, a mercancías y a celuloide. En aquellos hogares donde sólo existen sumas y restas, no existe el amor. Cuando el amor sale del corazón, difícilmente regresa; el amor es un niño muy esquivo.
El matrimonio que se realiza sin amor, únicamente sobre bases de interés económico o social, es realmente un pecado contra el Espíritu Santo. Esa clase de matrimonios fracasan inevitablemente.
Los enamorados, a menudo confunden al deseo con el amor, y lo peor del caso es que se casan creyéndose enamorados. Consumado el acto sexual, satisfecha la pasión carnal, viene entonces el desencanto, queda la terrible realidad.
Los enamorados deben analizarse a sí mismos antes de casarse para saber si realmente están enamorados. La pasión se confunde fácilmente con el amor; el amor y el deseo son absolutamente opuestos. Aquel que verdaderamente está enamorado es capaz de dar hasta la última gota de sangre por el ser adorado.
Examínate a ti mismo antes de casarte: ¿te sientes capaz de dar hasta la última gota de sangre por el ser que adoras? ¿Serías capaz de dar tu vida para que el ser adorado viviese? Reflexiona y medita: ¿existe verdadera afinidad de pensamientos, sentimientos y voluntades con el ser que adoras? Recuerda que si esa afinidad completa no existe, entonces tu matrimonio, en vez del cielo, será un verdadero infierno.
No te dejes llevar del deseo; matad no solamente el deseo, sino hasta la sombra misma del árbol tentador del deseo.
El amor comienza con un relámpago de simpatía deliciosa, se substancializa con la ternura infinita y se sintetiza en suprema adoración. Un matrimonio perfecto es la unión de dos seres que se adoran absolutamente.
En el amor no existen proyectos ni cuentas de banco. Si tú estás haciendo proyectos y cálculos, es porque no estás enamorado. Reflexiona antes de dar el gran paso: ¿realmente estás enamorado? ¡Cuídate de la ilusión del deseo!; recuerda que la llama del deseo consume la vida y queda entonces la tremenda realidad de la muerte. Contempla los ojos del ser que adoras, piérdete entre la dicha de sus pupilas, pero si quieres ser feliz, no te dejes llevar del deseo.
No confundas, hombre enamorado, el amor con la pasión, auto-analízate profundamente. Es urgente saber si ella te pertenece en espíritu, es necesario saber si sois completamente afín con ella en los tres mundos de pensamiento, sentimiento y voluntad.
El adulterio es el resultado cruel de la falta de amor; la mujer verdaderamente enamorada preferiría la muerte antes que el adulterio. El hombre que adultera no está enamorado.
El amor es terriblemente divino, la Bendita Diosa-Madre del Mundo es eso que se llama amor.
Con el fuego terrible del amor podemos transformarnos en dioses para penetrar, llenos de majestad, en el anfiteatro de la ciencia cósmica…________________________________________________________________
Franklin Ugas/Asociación Gnóstica Tlalok
Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela.
AGEAC

El esotérico pez en las aguas de la vida

El Pez es el soma de los misterios de Isis, María o Marah, de Stella Maris (la Estrella del Mar). Ella es el Vientre-Madre, la Noche-Madre, La iniciática Oscuridad sin límites del Espacio Abstracto Absoluto, donde las ondinas guardan el oro del Rhin o fuego del pensamiento divino y genesíaco. Ella representa a las aguas de la vida, al Caos espermático del primer instante, arriba y abajo.

Recordemos que el Pez nace y muere en las aguas de la vida. Recordemos al pez Dari de los Caldeos, que representa al HIJO DEL HOMBRE, saliendo de entre las aguas de la vida. Sin las aguas de la vida no es posible la regeneración y el Hijo del Hombre sale de las aguas de la vida.

Con respecto a los hombres-peces nos dice el Maestro Samael Aun Weor, en su obra «Mirando al Misterio»: «Yo siempre presentía que existían en el fondo de los océanos, hombres peces, criaturas inteligentes y hasta me parece que esto está relacionado en alguna forma con el famoso PEZ OANES de los caldeos.

No quiero quitarle al tal pez otras alegorías más profundas; sólo quiero enfatizar la idea de que tal símbolo se corresponde también con el misterio profundo de los hombres peces». Tiphon en el viejo Egipto de los faraones, despedazando el cuerpo de Osiris, tenía la Forma de un pez La forma del viejo ataúd de Osiris, trae a la memoria (por su semejanza y significado Iniciático) a otro “Pez”, representado magníficamente en el alfabeto semita con la letra samek, que ocupa el 15º lugar kabalístico, lo que indudablemente simboliza, en principio, a la famosa constelación de la Ballena, bajo cuya regencia debemos realizar todos los trabajos en la novena esfera.

Esa constelación esta relacionada con el acontecimiento de Jonás y tiene que ver con las medidas del ataúd de Osiris (que tiene la forma de un Pez) porque para ello tuvo Osiris que bajar al negro y horroroso precipicio, tuvo que pasar tres períodos. En el cuento infantil de Pinocho, también, el niño de madera, es tragado por la ballena y tiene que ser rescatado por su “padre” Gepetto.

Recordemos ahora que en Babilonia se adoraba a EA, una deidad mitad hombre, mitad pez, y a la que a veces se le representaba con un hombrecillo en una mano y una escuadra en la otra. El historiador Berosio lo Llama Ioannes (I.E.O.U.A. N.) y que para algunos es el mismo Jonás de la Biblia.

Si observamos el signo de PISCIS, vemos dos peces que simbolizan, en principio, la dualidad, la lucha entre las ideologías contrarias: el Espiritualismo y el Materialismo, tesis y antítesis, etc.

Por otra parte, los dos peces enlazados o unidos por un cordel, señalan a las dos almas (la Divina y la Humana), sumergidas entre las aguas profundas de la Noche-Madre, en maridaje eterno, hermanadas por ese cordel que es el Íntimo o Atman. Ellas trabajan bajo la dirección de Atman con el mercurio de los filósofos para separar las aguas de las aguas.

Nada podrían hacer Isis y Osiris sin el mercurio sexual; los dos peces eternos, se aman, se adoran y viven siempre creando y volviendo nuevamente a crear. El Gnosticismo Cristiano de los primeros tiempos fue simbolizado por el Pez. Lástima que millares de estudiantes de Ocultismo hayan olvidado la Gnosis del Pescado. La Edad de Piscis no ha debido ser un fracaso como realmente fue. La causa causorum del fracaso pisciano se debió a elementos tenebrosos que traicionaron a la Gnosis y predicaron ciertas doctrinas anti-Gnósticas o Agnósticas, subestimando al Pez, desechando la RELIGION-SABIDURIA y sumiendo a la humanidad en el Materialismo

La reacción contra el Gnosticismo fue el Materialismo repugnante sin Dios y sin Ley. Este fue el crimen más grave de la Edad de Piscis Jesús, el Cristo y sus 12 “pescadores”, Iniciaron una edad que bien habría podido ser de grandes esplendores; indicaron el camino preciso en la Edad de Piscis: El Gnosticismo, la sabiduría del pescado.

El Pez símbolo de la Era de Piscis se dice en griego «ICHTHYS» (Ijzýs). Puestas en vertical, estas letras forman un acróstico: «Iesús Christós Theos Yiós Sotér» («Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador»). El ancla o los panes que lo acompañan son símbolos de la salvación y del mercurio alquimista respectivamente. Es evidente la relación del Pez con el agua del Bautismo y la regeneración espiritual y es el «Alimento Supersubtancial» que se materializa multiplicado junto con el Pan.

Por: César Owen / España

Primer curso en el Monasterio Gnóstico Avallon

El pasado fin de semana, el equipo de gnosisguatemala, hizo una visita al Monasterio Gnóstico Avallon en el municipio de Taxisco, departamento de Santa Rosa, Guatemala, Centroamérica.

El Monasterio toma su nombre de Avallon o Avalon el sitio mítico en donde se desarrolla la leyenda del rey Arturo y los caballeros de la mesa redonda. Avallon o Avalon, corresponde esotéricamente, según los estudios gnósticos a los paraísos elementales o tierras jinas ubicadas en la cuarta dimensión. Respecto de esta dimensión, Samael Aun Weor explica en el capítulo X de su obra El Parsifal Develado lo siguiente: “La cuarta coordenada resúmese en dos aspectos totalmente definidos: el temporal y el espacial. Es incuestionable que el aspecto cronométrico de la cuarta dimensión viene a ser tan solo la superficie. Es indubitable que el aspecto espacial de la cuarta vertical está en el fondo. Dentro del mundo tridimensional en que vivimos existe siempre una cuarta vertical y esta en sí misma es el tiempo”.
Para llegar al Monasterio Gnóstico Avallon, tomamos la carretera al Pacífico de Guatemala (ruta CA-9) y luego, en jurisdicción de Escuintla, tomamos, la carretera a El Salvador rumbo a la frontera “Pedro de Alvarado” (ruta CA-2). A la altura del kilómetro 102, doblamos hacia la izquierda unos 8 kilómetros de terracería en un carro 4 X 4. Pasamos las aldeas La Libertad y La Campesina, hasta encontrarnos con la puerta de acceso a la finca Avallon. En el recorrido, hubimos de cruzar varios riachuelos. En el letrero está indicado que es prohibida la cacería de animales silvestres y que es una finca dedicada al estudio de la Gnosis.

Avallon tiene una extensión superficial de media caballería (32 manzanas o 22.5 hectáreas) sobre un terreno montañoso de la boca costa del océano Pacífico de Guatemala. Se encuentra entre una bella zona boscosa, colindante con otras fincas con vocación diversa. En Avallon, hay plantaciones de maíz, café, cítricos y otros árboles frutales y plantas medicinales. El paisaje es bello, desde donde se divisa a lo lejos, buena parte de la línea costera del país, incluidos los puertos Quetzal y San José, así como la playa y reserva de vida silvestre de Monterrico.

El Monasterio Gnóstico Avallon es el resultado del enorme esfuerzo y dedicación por la Gran Causa desplegado por el paladín gnóstico: Víctor Manuel G. y otros estudiantes gnósticos de los grupos gnósticos «Los Samaelianos, entre los que destacan: Giovanni, Mario y Nestor. Después de 5 años de buena inversión de capital, enorme esfuerzo y gran trabajo tesonero, sacrificando muchos fines de semana se construyó la casa de dos plantas que sirve de alojamiento y escuela de estudio gnóstico para los participantes en el curso. Además, el Monasterio se encuentra a la disposición de todas las escuelas gnósticas en Guatemala y el mundo

El Monasterio

En el primer nivel de la construcción, se ubica la cocina, bodega, área de usos múltiples (comedor, aula de clases), habitación principal, así como una terraza desde la cual se divisa la costa. La habitación principal es la que usa el Abad del Monasterio. La segunda planta está destinada para las habitaciones de los estudiantes, una pequeña sala de estudio y socialización; así como dos terrazas, desde las cuales se puede disfrutar del bello paisaje que rodea la finca. En el sótano se encuentran las duchas y servicios sanitarios de los estudiantes.
Avallon no tiene todas las comodidades de la vida en una ciudad del siglo XXI. Se encuentra fuera de la zona de servicio eléctrico nacional. Sin embargo, gracias a la buena voluntad de Juan (el guardián de la finca) y al ingenio de Víctor, se obtiene un poco de energía eléctrica de un panel solar, lo que permite iluminar las habitaciones, por algunas horas durante la noche. Asimismo y nuevamente, gracias a la dedicación de estos y otros hermanos, a su ingenio, creatividad y buena voluntad, hay agua potable abundante que se obtiene de un manantial, situado un kilómetro arriba en la montaña.

La vida en el Monasterio
Un poco antes de las cuatro de la mañana arranca la actividad en el Monasterio Gnóstico Avallon. Los teléfonos celulares empiezan a anunciar con sus despertadores, a los 10 estudiantes que inicia una nueva jornada. De las 4:00 a las 5:00 de la mañana transcurre la etapa del aseo personal y preparación para la primera sesión de ejercicios gnósticos. El agua fría, pero abundante, termina de despertar a los madrugadores estudiantes, que llenos de alegría y motivación hacen turno en las 3 duchas instaladas.
A las 5:00 de la mañana, inicia la actividad académica esotérica gnóstica. Arranca con la suficiente dosis de oraciones que llenan de religiosidad y fervor espiritual a todos. Entre las oraciones destaca el Padre Nuestro y el Ave María, en la forma que enseña la Gnosis y los maestros gnósticos a lo largo de la historia, entre ellos el V.M. Huiracocha, en su monumental obra: La Iglesia Gnóstica. De acuerdo con los basamentos de la Gnosis, las oraciones no se limitan a la repetición mecánica de las plegarias. Implican una importante dosis de concentración, imaginación, recepción adecuada de sutiles impresiones psico-espirituales y un poco de teúrgia o magia crística.
Continúa la primera clase con una larga etapa de ejercicios respiratorios o pranayamas y vocalizaciones o canto de letras mágicas (mantras). Finaliza, a eso de las 7:00 de la mañana, después de un repaso práctico de la serie de asanas o posturas gnósticas establecidas en el yudo cósmico o ejercicios rúnicos: la gimnasia del espíritu.
Terminada la primera sesión práctica, los estudiantes se reparten tareas de limpieza y cocina, conforme a una rotación previamente establecida por el Abad. Cada quien sabe la tarea a desempeñar ese día. A cada alumno le toca un día dedicarse, en pareja, a la cocina. Preparar el desayuno, el almuerzo y la cena de todos. La comida es modesta, pero satisface. Esta experiencia es altamente edificante y esencialmente dignificante para los estudiantes. Muchos de ellos, nunca habían cocinado alimentos en su vida. Todos tienen que lavar su propia ropa. Así aprenden valores adicionales importantes para todo ser humano y esenciales para el estudiante gnóstico que un día se dedique a difundir esta sublime enseñanza. El trabajo cooperativo, la solidaridad, la humildad, el afán de servicio afloran maravillosamente en los estudiantes.
A eso de las 9:00 de la mañana empieza la clase de estudios académicos. Los alumnos reciben explicaciones de los diferentes temas de estudio y de los principios gnósticos. Durante nuestra estadía, se ampliaron explicaciones de lo Qué es Gnosis. También se estudió Psicología Gnóstica: se dedicó tiempo a las funciones psicofisiológicas o centros de la máquina humana, se dieron explicaciones para el despertar de la conciencia: el recuerdo de sí, desarrollo de la atención y observación de sí.
Se clarificó ampliamente la clave de SOL, los enfoques erróneos de esta formidable clave como reloj despertador de la conciencia y se propusieron ejercicios adecuados que posteriormente los estudiantes llevaron a la práctica. Se estudiaron temas como las leyes de Evolución e Involución, los tres factores de la revolución de la conciencia, los Universos paralelos o la Multidimensionalidad del Espacio. Se dieron recomendaciones prácticas para experimentar por sí mismos el mundo Astral. También, a la luz de la Antropología Gnóstica, se hizo un breve estudio de la Gnosis en la Civilización Maya. Todos los estudiantes, tenían asignados temas de los ya estudiados, que en turnos deberán pasar a exponer.
A las 11:00 horas, los estudiantes hacen otros ejercicios de gimnasia gnóstica, mediante la práctica de los ejercicios de la Lamasería El Manantial de la Juventud, una recopilación de los mejores ejercicios esotéricos del mundo para mantener o recuperar la salud y la juventud. Estos ejercicios organizados sabiamente por lamas tibetanos, reúnen prácticas hindúes, derviches y mayas, entre otros.
A las cuatro de la tarde y siete de la noche, se realizan dos sesiones de una hora de duración, cada una, con ejercicios prácticos para que los estudiantes gnósticos desarrollen facultades internas. Después de la última sesión práctica, los estudiantes pueden buscar el descanso reparador, en el momento que prefieran.

Los estudiantes del curso

El primer curso gnóstico en el Monasterio Avallon, inició el pasado 4 de octubre de 2009. Tendrá una duración de 3 meses y en él, participan estudiantes gnósticos de diferentes edades. Sergio Andrés, es el alumno de menor edad (10 años), Rafael, de nacionalidad hondureña, tiene 50 años de edad y Juan, 53, de quien se dijo es el guardián del Monasterio. Es vecino del parcelamiento Comayagua; los dos, son los estudiantes de mayor edad. Otros estudiantes del curso, son Jairo (12), Diana, William, Henry, Genser, Santo y Venancio. La mayoría de estudiantes ronda los 20 años de edad. Resulta asombroso observar el entusiasmo y dedicación de todos. Notamos como, hasta los más pequeños, cuando se les asigna, son capaces de dirigir de manera seria y responsable diversas oraciones y ejercicios.

Un curso ideal de vacaciones

En los países de Centroamérica, las vacaciones escolares coinciden con la época de fin de año. Es así, como este primer curso gnóstico en Avallon, resulta ideal para las vacaciones escolares de hijos de estudiantes gnósticos. También para estudiantes que toman su descanso anual por esta época. En el curso, son admitidos estudiantes de Primera y Segunda Cámara. El costo de participación es de Q40.00 diarios ($5.00), pero buena parte de los alumnos, asiste becado. No es indispensable asistir todo el mes. Se admite estudiantes para que asistan durante solo unos días, así seasolo fines de semana.
Del Abad del Monasterio

El hermano y Misionero Gnóstico Internacional: Guillermo León Quintero es el Abad del Monasterio Gnóstico Avallon. Es indiscutible que este paladín gnóstico, en forma desinteresada se dedica con mucho fervor y entusiasmo. Invierte gran parte de su tiempo a la formación de estudiantes gnósticos de diferentes países. Con mucho amor a la Gran Obra, pero también paciencia, disciplina y firmeza, trabaja con este grupo de estudiantes en el estudio, práctica y comprensión diaria de la Gnosis en Guatemala. El hermano León Quintero, de nacionalidad colombiana, radica a orillas del río Calderón en Leticia, Colombia. Estuvo, previamente impartiendo un curso similar en el Monasterio Gnóstico de San Vicente en la vecina República de El Salvador.
Felicitaciones a Víctor y Guillermo por la extraordinaria y estupenda labor que realizan. Que los venerables maestros de la gran Logia Blanca los protejan y asistan. Que el Omnimisericordioso y la bendita Madre María-Isis-Ramio los bendigan. Paz Inverencial.

El arte de amar (Cuarta y quinta parte)

Cuarta parte
¡Amar, cuán bello es amar; sólo las grandes almas pueden y saben amar! (Samael Aun Weor)
Te doy amor, en el cual está contenido el sumum de la sabiduría. (Hermes Trimegistro)

¿Por qué Jesús, el Gran Kabir o Varón Divino, sintetizó todos los mandamientos en el “amaos los unos a los otros”? ¿Y por qué las sagradas escrituras afirman que Dios es amor? Eso es lo que, seguidamente, vamos a estudiar y reflexionar…
Para reflexionar leamos ahora lo que sobre el amor nos dice el V.M. Samael Aun Weor en sus libros y conferencias.
“El primer mandamiento es: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. El mandato del Primer Misterio es equivalente al mandato del Padre” (“Pistis Sophía” develada por Samael Aun Weor).
“El amor, en sí mismo, es una fuerza cósmica, una fuerza universal que palpita en cada átomo, como palpita en cada Sol”.
“Las estrellas también saben amar. Observémoslas en las noches deliciosas de plenilunio: ellas se acercan entre sí y a veces se fusionan o integran totalmente. ¡Una colisión de mundos!, exclaman los astrónomos, mas en realidad lo que ha sucedido es que dos mundos se han integrado con los lazos del amor”.
“Los planetas de nuestro Sistema Solar giran alrededor del Sol, atraídos incesantemente por esa fuerza maravillosa del amor. Observemos el centelleo de los mundos en el firmamento estrellado: comulga (tal centelleo luminoso, las ondas de luz, las radiaciones luminosas) con el suspiro de la flor…
Hay amor en la estrella y en la rosa que lanza al aire su perfume delicioso. El amor, en sí mismo, es profundamente divino, terriblemente divino.”
(Conferencia titulada “El milagro del amor” de Samael Aun Weor).

*
Transitando pues, por las vías que señalan los textos sagrados del oriente y del occidente del mundo, podemos afirmar que el amor es la primera y última de todas las ordenanzas o mandatos divinos, que el amor es una ley, pero amor consciente. Por lo tanto, sin amor consciente no es posible cumplir ley o mandamiento alguno.
Por ejemplo, uno de los principales preceptos de la cultura gnóstico-cristiana dice: ¡No matarás!, pero uno comienza a matar con el resentimiento que guarda en su corazón, e incluso mata lo que más quiere. La guerra y la muerte que vemos por doquier, comienza con el odio que hay dentro de nosotros mismos y que se manifiesta con la pugnacidad entre las parejas, con la violenta relación entre los parientes, entre los vecinos, etc.
Al respecto, el Maestro Samael refiere que “El asesinato es, fuera de toda duda, el acto de corrupción más grande que existe en el mundo”, pero aclara que “no solamente se extingue o apaga la vida ajena con revólveres, gases, cuchillos, venenos, piedras, palos, horcas, etc., sino que también se aniquila la vida de nuestros semejantes con palabras duras, miradas violentas, actos de ingratitud, con la infidelidad, la traición, las carcajadas, etc.
Muchos padres y madres de familia aún vivirían si sus hijos no le hubieran quitado la vida mediante sus malas acciones; multitud de esposas o esposos aún respirarían bajo la luz del Sol si el o la cónyuge se lo hubiese permitido. Recordemos que el ser humano mata lo que más quiere. Cualquier sufrimiento moral puede enfermarnos y llevarnos al sepulcro; toda enfermedad tiene causas psíquicas.” (Vea El parsifal develado. Capítulo Nº 37 de Samael Aun Weor).

El odio es la antítesis fatal del amor; el odio es el “agregado psíquico” o elemento psicológico más abominable que existe dentro de la criatura humana.
En este seminario conviene que todos los participantes comprendamos lo que significa violar leyes, concretamente lo que implica violar la ley del amor.
La violación de la ley del amor conduce inevitablemente a la violencia y a la guerra, la violación de esa ley cósmica destruye el cuerpo físico y mata el alma.
Hay almas que están decididamente muertas para todo posible desarrollo interior, que poco a poco han ido perdiendo las posibilidades de crecimiento y perfección, un derecho que por falta de amor la gente no utiliza. Y con el alma dormida, embotellada entre el ego (muerta, digamos), es imposible dejar de odiar, blasfemar, deshonrar, matar, fornicar, robar, mentir, adulterar, etc., aún cuando posea un vasto conocimiento intelectual sobre los mandamientos o sobre las leyes que rigen la convivencia fraternal entre los seres humanos.
Y es que el arte de amar está más allá de los conceptos intelectivos, es un asunto que no se relaciona con las creencias o las opiniones que sobre Dios y sobre el Amor tenga cada persona. De allí la frase: “A Dios no se llega con el intelecto, sino con el corazón”…
Pensar sobre el amor es distinto a sentir el amor. Los pensamientos que alguien pueda elaborar sobre el amor, no son el amor. Pero en nuestro tiempo ha sucedido que todo lo hemos reducido a intelecto, hemos encasillado la vida dentro de rígidos moldes intelectuales y ese vano racionalismo subjetivo nos ha deshumanizado, nos tiene convertidos en robots-humanoides que piensan en el amor, pero cuyos corazones están vacíos, no contienen esa fuerza cósmico-divinal maravillosa, extraordinaria.
Es imposible aceptar el hecho de que el amor es una ley mientras no hayamos comprendido, en forma integral, el complejo problema de la mente.
La mente sensorial, esa que únicamente se nutre con los datos que le aportan los cinco sentidos físicos, es el peor enemigo del amor. De allí que en los países que presumen de ser “super-civilizados”, de estar “altamente desarrollados”, el amor ya no existe porque todo el pensamiento de quienes los habitan está colocado en la búsqueda de dinero, comodidades y diversiones.
La mente sensorial, embotellada entre el ego, entre el “yo pluralizado”, entre el “mí mismo”, es (repetimos) el peor enemigo del amor y obviamente nos aleja del arte amatorio; nos impide cumplir con la ley suprema o primer mandamiento que ordena “amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo”.
“Hay quienes tienen la mente embotellada entre los celos, en el odio, en el deseo de ser rico, en la buena posición social, o entre el pesimismo, en el apego a determinadas personas, en la identificación con sus propios sufrimientos, en sus familiares, etc. Y hay quienes viven fantaseando sobre el amor, quieren que el amor opere de acuerdo con sus gustos y disgustos, normas intelectuales, prejuicios, preconceptos, recuerdos, experiencias mecánicas…”
Obviamente unos y otros jamás podrán saber realmente qué es la ley divina del amor y en qué consiste el arte de amar. De hecho, aunque sin saberlo, ese tipo de personas se han convertido en enemigas del amor. Es necesario, por lo tanto, comprender a fondo todos esos procesos mentales del “yo”, del “mí mismo”, del ego, que acaban con la belleza íntima del verdadero amor. (Vea el libro titulado Educación fundamental de Samael Aun Weor).
Los mecanismos de la mente sensual, por otra parte, nos llevan hacia la confusión, nos impiden comprender que hay una diferencia radical entre el amor y eso que es respeto, miedo, dependencia.
Ejemplos: “respetamos por temor a nuestros superiores y entonces creemos que les amamos. Teme el niño al látigo, a la férula, a la mala calificación, al regaño en la casa o en la escuela y cree entonces que ama a sus padres y maestros, cuando en realidad sólo siente miedo”…
“Dependemos del empleo, del patrón, tememos a la miseria, a quedarnos sin trabajo, y entonces suponemos que amamos al jefe y que lo respetamos y hasta velamos por sus intereses, pero eso no es amor, es simplemente miedo, temor, y nada más”…
“Muchísimas mujeres creen que adoran a sus maridos y todos los días aguardan con ansiedad infinita que regresen del trabajo, o de alguna fiesta o reunión, o de algún viaje, pero en realidad no los aman, sólo tienen miedo de quedarse sin marido, sin protección, etc.”
De igual manera, “cuando la esposa está de parto o en peligro de muerte por cualquier enfermedad, el esposo cree que la ama mucho más, pero ciertamente sucede que teme perderla, pues depende de ella para muchas cosas: comida, sexo, caricias, lavado de ropa, cuidado de los niños, etc., y eso es tan sólo miedo y dependencia, no legítimo amor”…
En el terreno de la religiosidad “millones de personas tienen miedo de pensar por sí mismas en los misterios de la vida y de la muerte, miedo a inquirir, a investigar, a estudiar y comprender los misterios divinos, y entonces exclaman: ¡Dios me ama y yo amo a Dios y con eso es suficiente!” Es decir, piensan que aman a Dios, pero sólo temen al castigo en los mundos infiernos y por miedo codician la supuesta recompensa en el reino de los cielos.
La esclavitud física y psicológica, la dependencia, el depender física y psicológicamente de alguien, no implica sentir amor hacia aquellas personas de las cuales dependemos.
En conclusión, la mayoría de la gente no sabe amar; si los terrícolas supiésemos amar, el planeta que habitamos sería en verdad un paraíso.
*
Quinta parte

“En verdad que vivimos felices si no odiamos a aquellos que nos odian,
si entre hombres que nos odian habitamos libres de rencor.
En verdad que vivimos felices si nos guardamos de afligir a quienes nos afligen,
si viviendo entre hombres que nos afligen, nos abstenemos de afligirlos.
En verdad que vivimos felices si estamos libres de codicia entre los codiciosos;
moriremos libres de codicia entre hombres que son codiciosos.
En verdad que si vivimos felices aunque a ninguna cosa la llamemos nuestra, seremos semejantes a Dioses resplandecientes que se nutren de felicidad”.
(El Dhammapada, obra sagrada del Buda, Siddharta Gautama)

*
Prosiguiendo con este tema de cardinal importancia para nuestras vidas, veamos cómo en forma sencilla y coloquial el V.M. Samael Aun Weor nos platica sobre eso que se llama “amor”…
En una de sus muchas conferencias, el Maestro toma su parábola y dice: “Al hablar de amor, tenemos que ser precisos en el análisis. No olviden ustedes que los gnósticos somos matemáticos en la investigación y exigentes en la expresión”.
“La palabra amor, en sí misma, es un poco abstracta; necesitamos especificarla para saber qué es eso que se llama amor. Ante todo nos toca consultar un poco el Evangelio Crístico. El Gran Kabir Jesús dijo: En que os améis los unos a los otros demostraréis que sois mis discípulos. También hay otra frase bíblica muy interesante: Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo, o también, No hagáiss a otros lo que no queréis que os hagan a vosotros”…
“Las gentes, al escuchar la palabra amor, sienten algo que les llega al corazón, pero como no han dado objetividad a su pensamiento, obviamente no captan la honda significación de tal palabra. Es necesario pues, e inaplazable, entender qué es el amor”.
“Aquella frase, no hagás a otros lo que no quieres que te hagan a ti, podría ser traducida así: haceos conscientes de los otros y de ti mismo. Aquella de amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo, podría ser traducida como: haceos conscientes de la divinidad que hay en vuestro interior, y del prójimo y de ti mismo… Así, pues, necesitamos hacernos conscientes de eso que se llama Amor, que podría traducirse como conciencia”.
“¿Cómo podría uno amar a sus semejantes (es decir, comprenderlos) si uno no es consciente de sus semejantes? Debemos hacernos conscientes de nuestros semejantes, si es que verdaderamente queremos comprenderlos, porque sólo comprendiéndolos sentiremos por ellos amor. Pero, para poder hacernos conscientes de nuestros semejantes, debemos primero hacernos conscientes de sí mismos”.
“Si un hombre no es consciente de sí mismo, ¿cómo va a hacerse consciente de sus semejantes? Y si no es consciente de sus semejantes, ¿cómo podría comprenderlos? Y si no los comprende, ¡cuál sería su conducta con relación a ellos? Esto es muy importante.”
Hasta allí la cita. Observemos que el mandato divino, aclarado por el Maestro, ordena amar al prójimo sin hacer diferenciaciones entre uno y otro, sin clasificarlo dentro de grupos familiares, políticos o religiosos, o de amigos, de bienhechores, de compatriotas, etc. Además, el primero y el más determinante de todos los mandamientos ordena “amar a Dios sobre todas las cosas”, vale decir, más que al esposo o a la esposa, por encima o mucho más allá del afecto hacia los hijos, hacia los familiares en general, hacia los amigos, etc.
Desde luego, la frase sobre todas las cosas es explícita e indica que el amor a Dios es más importante que el título universitario, la posición social o económica y en general que muchas otras actividades de la vida diaria, aún cuando éstas sean indispensables.
El amor a Dios y al prójimo es importante porque no es posible cambiar las estructuras familiares, económicas, políticas y sociales sin el ingrediente del amor; porque no es posible formar un hombre y una mujer diferentes, de tipo superior, conscientes e inteligentes, sin un método psicológico que explique cómo desarrollar la capacidad de amar a Dios y al prójimo.
Todos vivimos constantemente relacionándonos, nuestra vida se desenvuelve en el mundo de las relaciones. Dar prioridad a nuestra relación con el propio cuerpo físico y con el medio ambiente y las personas que nos rodean, subestimando o ignorando nuestra relación con el ser íntimo y sus 49 partes fundamentales, es auto condenarse a la involución, a la degradación o degeneración.
La correcta relación de nuestra esencia o conciencia con el ser particular, individual, es sin duda, la que verdaderamente se necesita para el desarrollo de la capacidad de amar. Cuando esta relación es incorrecta o inexistente, hay conflictos íntimos y proyección de esa conflictividad interna en el medio ambiente en que nos desenvolvemos.
En consecuencia, los vínculos sociales que establece cada persona, entre ellos el vínculo matrimonial, dependen de los valores psicológicos que posea. Tales valores conforman o estructuran un modo de ser, una manera específica de ser. Si, por ejemplo, somos odiosos, rencorosos, orgullosos, vanidosos, celosos, vengativos, o personas a quienes les anima el deseo revanchista, es evidente que el sentido estético no está presente en nuestro mundo interior, que carecemos de belleza íntima y nuestras relaciones con el prójimo resultan inevitablemente ásperas, duras, violentas, carentes de armonía y de comprensión.
El problema del amor queda resuelto si emprendemos la tarea de conocernos y de comprendernos a nosotros mismos. “Necesitamos auto-conocernos y auto-comprendernos antes de conocer y comprender a los demás”.
Para tal efecto, para amar verdaderamente al prójimo, es urgente aprender a ver el punto de vista ajeno, saber colocarse en la posición de otras personas. Cuando así procedemos, descubrimos que los defectos psicológicos o “yoes” que tanto criticamos en la novia o el novio, en la esposa o esposo, en los hijos, parientes, amigos y conocidos en general, los tenemos muy sobrados en nuestro mundo interior. La crueldad que provoca el “yo” pluralizado (particularmente el “yo” del odio), continuará existiendo sobre la faz de la Tierra hasta tanto no hayamos aprendido a dispensar los defectos ajenos, a tolerarlos, a comprenderlos, y esto sólo es posible haciéndonos conscientes de nosotros mismos, auto-comprendiéndonos.
Tengamos en cuenta que el amor es un hecho y que, lógicamente, se demuestra con hechos. De allí el refrán español: “Obras son amores y no buenas razones”. Pero si uno no tiene el valor de verse a sí mismo, de auto-observar los propios defectos psicológicos con el firme propósito de comprenderlos para luego eliminarlos, ¿cómo o de qué manera podrían nuestros hechos estar impulsados por la fuerza cósmica del amor?
Escrito está que cuando uno ama, ayuda desinteresadamente al prójimo; que cuando hay amor en el corazón, uno sabe colocarse en el lugar de los demás para comprenderlos, para sentir dentro de uno mismo cuáles son sus necesidades, cuáles sus sufrimientos, sus padecimientos físicos y problemas en general.
Pablo, el gran iniciado gnóstico-cristiano, en su “Carta a los Corintios”, capítulo 18, versículos 4 al 8, traza magistralmente una definición del verdadero amor con los siguientes términos: El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo cree, todo lo espera, todo lo sufre, todo lo soporta…
De esa definición del amor, la más hermosa de todas cuantas se hayan dicho o escrito, podemos inferir que los “yoes” o “agregados psíquicos” de la envidia, la jactancia, la vanidad, el egoísmo, la ira, el rencor, la injusticia, la mentira y la malignidad en general, nos obligan a actuar “en forma indebida” y por consiguiente son contrarios al amor, que en sí mismo es benigno y nada hace incorrecto.
En todo caso, el problema del desamor, es decir, el problema del odio y todo lo relativo al arte de amar, es un asunto de experiencia íntima directa, de interiorización gradual, pues de lo contrario nos perderíamos en el intrincado laberinto de las opiniones eruditas de enjundioso contenido intelectual, o bien románticas y sensibleras sobre eso que se llama amor.
*

Continúa este tema en: El arte de amar (sexta parte y conclusión).