Manda a los hijos de Israel que echen del campamento a (…) todos los que padecen flujo de semen, y a todo contaminado con muerto. (Libro de Números, 5:2).
Y derramaste tus fornicaciones a cuantos pasaron. (Libro de Ezequiel, 16:15).
Huye de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. (1ª carta a los Corintios 6:18).
Contenido
La fornicación no significa casarse antes del matrimonio
La fornicación no es el adulterio, la idolatría o cometer actos impuros
La simbología sexual de la fornicación
El verdadero significado de la fornicación
En los estudios gnósticos, la fornicación, tiene un significado radicalmente distinto al que la mayoría de religiones confesionales le otorgan. Para los gnósticos, el significado de la palabra fornicación, es incluso muy distinto al que da el diccionario.
La fornicación no significa casarse antes del matrimonio
Según el DRAE, la fornicación es la acción de fornicar y esta palabra, significa: “tener ayuntamiento o cópula carnal fuera del matrimonio”. En wikipedia, se lee que: la fornicación (del latín: fornicari, que significa «tener relaciones sexuales con una prostituta «, que deriva de: fornix, zona abovedada —donde habitualmente se apostaban las prostitutas romanas—, burdel) es un término usado en referencia a la relación sexual fuera del ámbito matrimonial, es decir, aquella relación sexual que se dé entre dos personas que no están unidas por este vínculo conyugal.
En ciertos ámbitos, y por su sentido originario —lo que se hace bajo el fornix —, se conoce como fornicación a la relación sexual a cambio de dinero. A los que actúan de este modo, se los ha denominado como «fornicarios». Este significado le da la mayoría de religiones confesionales. Sin embargo:
Desde la antigüedad, existe el matrimonio de hecho e históricamente, se denomina: consumar el matrimonio al primer acto sexual de una pareja después de haberse casado. Es decir, un matrimonio se consuma, se hace real, en la cópula, en el primer coito o primer acto sexual. De ahí que, en la misma Biblia, encontremos aclaraciones, como la siguiente: “¿O no sabes que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: los dos serán una sola carne”. (1 Co. 6:16). “No han leído que el Creador, desde el comienzo, “los hizo varón y hembra”, y que dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne”. De manera que ya no son dos, sino una sola carne”. (Mt. 19:4-5).
A la luz de la Gnosis, se comprende fácilmente que el matrimonio es la unión sexual entre dos personas y que resulta ilógico pensar en un “matrimonio” antes del matrimonio. Asimismo, el acto vergonzoso de la fornicación era reconocido desde tiempos remotos, incluso antes de que se instituyeran las formalidades civiles y religiosas del matrimonio. Es innegable que al profundizar en la enorme importancia que en tiempos antiguos se le dio al mandamiento: “No fornicar”, se concluye que su verdadero significado es totalmente distinto. Tampoco significa practicar el coito con una trabajadora del sexo o prostituta; ya que como se lee en diversos pasajes bíblicos, son denominados fornicarios y fornicarias, personas que no entran en estas características.
En relación a la falsa presunción de que no existe fornicación dentro del matrimonio, basta escudriñar las sagradas escrituras y verificar que hay muchos versículos bíblicos que hacen referencia a la fornicación entre hombres y mujeres casados. «Tamar tu nuera ha fornicado, y ciertamente está encinta a causa de las fornicaciones. (Gn. 38:24). «Cuando vio Joram a Jehú, dijo: ¿Hay paz, Jehú? Y él respondió: ¿Qué paz, con las fornicaciones de Jezabel tu madre, y sus muchas hechicerías? (2 Reyes. 9-22).
El Nuevo Testamento es muy claro al respecto. Basta leer Mateo 19. Allí se lee: “ Aconteció que cuando Jesús terminó estas palabras, se alejó de Galilea, y fue a las regiones de Judea al otro lado del Jordán. Y le siguieron grandes multitudes, y los sanó allí. Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? El, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así. Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.
Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse. Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado. Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba”. Las palabras de Jesús en este capítulo, son claras: si la fornicación ocurriera solo antes del matrimonio, no podría darse la condición de una pareja de esposos y el divorcio a causa de fornicación. Más adelante, explicaremos con detalle, el verdadero significado de la palabra fornicación; así como la explicación a la referencia a los eunucos por amor a Dios, los eunucos espirituales, los auténticos castos, que jamás fornican. En caso contrario, surgiría una contradicción difícil de resolver con lo que se sentencia en Deuteronomio “No entrará en la congregación de Jehová el que tenga magullados los testículos, o amputado su miembro viril”. (Dt 23:1)
La fornicación no es el adulterio, la idolatría o cometer actos impuros
Referirse al sexto mandamiento de las tablas de la ley, como cometer actos impuros es una generalidad demasiado amplia que conduce a múltiples confusiones y extravíos. Existen tantos actos que pueden considerarse impuros y que pueden no tener relación alguna con la fornicación. Adicionalmente, todos los pecados, vicios o malas costumbres, podrían considerarse actos impuros.
Algunos confunden el adulterio con la fornicación y sustituyen deliberadamente la palabra fornicación por adulterio y caen nuevamente en repeticiones ilógicas cuando colocan en punto y aparte la sentencia: “no codiciarás a la mujer de tu prójimo”. Es claro que, en este caso, implícitamente se quiere negar la posibilidad del adulterio en la mujer, que también existe. Por otro lado, el adulterio va más allá del significado sexual. Adulterar es también alterar el estado natural de las cosas. Se adultera la leche y otros alimentos, se adulteran plantas en la práctica de los injertos, se adulteran especies, como el caso del nacimiento de una mula o un mulo.
Por otro lado, el diálogo de Jesús y los fariseos es concluyente: «Le dijeron: «Pues ¿por qué Moisés prescribió dar acta de divorcio y repudiarla?» Les dijo: «Moisés, teniendo en cuenta la dureza de su corazón, les permitió repudiar a sus mujeres; pero al principio no fue así. Ahora bien, les digo que quien repudie a su mujer – no por fornicación – y se case con otra, comete adulterio.» (Mt 19:8-9).
Es evidente que aunque la fornicación y el adulterio sean vicios sexuales, son distintos y ambos pueden ocurrir dentro del matrimonio. Pueden ser practicados por hombres o por mujeres y no solo entre hombres y trabajadoras del sexo, sexo servidoras o prostitutas.
Algunos otros confunden el vicio de la fornicación con la idolatría, debido a que en muchos pasajes bíblicos, se asocian ambas palabras. Así, por ejemplo en el libro de Éxodo, se lee: “por tanto no harás alianza con los moradores de aquella tierra; porque fornicarán en pos de sus dioses” (Ex. 34:15). En forma similar, se lee en Deuteronomio: “y este pueblo se levantará y fornicará tras los dioses ajenos de la tierra donde va para estar en medio de ella”. (Dt. 31:16). Como en Ezequiel: “y te hiciste imágenes de hombre y fornicaste con ellas”. (Ez. 16:17). “y han fornicado con sus ídolos” (Ez. 23:17). Sin embargo, como dilucidaremos más adelante, la fornicación es diferente de la idolatría, aunque en algunos casos, una se realice junto con la otra.
La simbología sexual de la fornicación
En las sagradas escrituras de los hebreos, se advierte contra la fornicación desde el Génesis, hasta el Apocalipsis. Pero muchas veces, la advertencia está escrita en clave, en forma simbólica o alegórica.
Así, en Génesis, se puede leer la alegoría del huerto del Edén: “y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”.
Durante mucho tiempo, muchos equivocados sinceros han errado en creer que el fruto prohibido del Edén, es el mismo sexo, invocando entre otros pasajes del Génesis, como el siguiente: “entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales”. (Gn. 3:7).
El Gnosticismo Universal enseña que las prácticas sexuales no son un pecado, ni deben asociarse a algo sospechoso, vergonzoso o inmundo. La gnosis de todos los tiempos enseña que el sexo es terriblemente divino y que los goces sexuales son un derecho legítimo de los seres humanos y de los dioses. Pero estos derechos, se limitan a parejas de hombre y mujer debidamente unidos en matrimonio sea de tipo civil, religioso o de hecho.
De acuerdo con la sexología gnóstica, el fruto prohibido del Edén no es el sexo, pero si se encuentra asociado a él y es la fornicación en su significación correcta. Dicho en otras palabras, los goces sexuales pertenecen al paraíso, se encuentran en el Edén, pero lo que no le es lícito a la pareja que se adora, es la fornicación.
En forma similar, el relato bíblico de Esaú, quien vendió su primogenitura por un plato de lentejas, tiene idéntica significación: “Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura”. (Gn. 25:34). Por ese motivo, se lee en la epístola a los Hebreos: “no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura”. (He. 2:16) Esa comida es la que provee el placer sexual de la lujuria. Por ese motivo, generalmente, la gula se parece en muchos aspectos a la lujuria, es decir, se procesa de manera similar. De allí que la definición de lujuria sea la de apetito desordenado o desenfrenado por los deleites de la carne.
No podría faltar entre estas alegorías, la célebre tradición de Sansón y Dalila narrada en el libro de Jueces. Sansón fue Nazareno desde la cuna y el secreto de su poder se encerraba en su cabellera. Después de varios intentos, Dalila, logra por fin, arrancarle el terrible secreto a Sansón y a lo cual, al cortarle su cabello, perdió todo su gran poder. En muchas tradiciones, la cabellera larga está asociada, simbólicamente a las fuerzas sexuales. El corte de cabello, es simbólico y está relacionado con la pérdida del ens seminis o energía creadora.
Es por este motivo, que Eliphas Levi, en el capítulo titulado: “El equilibrio mágico” de su monumental obra: “Dogma y ritual de la alta magia”, escribió lo siguiente: “El amor es uno de los más grandes instrumentos del poder mágico; pero está formalmente prohibido al magista al menos como embriaguez o como pasión. ¡Desdichado el Sansón de la cábala que se deja dormir por Dalila! ¡El Hércules de la ciencia que cambia su cetro real por el huso de Onfalia, sentirá bien pronto las venganzas de Deyanira, y no le quedará más que la hoguera del monte Eta para escapar a los devoradores tormentos de la túnica de Neso!”.
El verdadero significado de la fornicación
Para entender el auténtico y legítimo significado de la palabra fornicación, acudiremos a la antigua versión de Casiodoro de reina, revisada por Cipriano de Valera de la Biblia hebrea, conocida también como la Biblia de Reina-Valera o Biblia del oso. Y acudiremos en primer lugar al libro de Levítico, en especial, al capítulo 15. “Habló Jehová a Moisés y a Aarón, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Cualquier varón, cuando tuviere flujo de semen, será inmundo. Y esta será su inmundicia en su flujo: sea que su cuerpo destiló a causa de su flujo, o que deje de destilar a causa de su flujo, él será inmundo». (Lv 15:1-3)
Otras versiones de la Biblia Cristiana, coinciden con la Reina-Valera. Así en la Nácar Colunga, se lee “Hablad a los hijos de Israel y decidles: Cualquier hombre que padezca flujo seminal en su carne será inmundo. Esta es la ley de su inmundicia en el flujo, ya sea por destilar su carne el flujo, ya por retenerlo, es inmundo”. (Lv 15:2-3). Texto similar se encuentra en la Biblia de Jerusalén: “Hablad a los israelitas y decidles: Cualquier hombre que padece flujo seminal es impuro a causa del flujo”. (Lv 15:2)
Más adelante, en dicho capítulo se lee: “cuando el hombre tuviere emisión de semen, lavará en agua todo su cuerpo, y será inmundo hasta la noche. Y toda vestidura, o toda piel sobre la cual cayere la emisión del semen, se lavará con agua, y será inmunda hasta la noche. Y cuando un hombre yaciere con una mujer y tuviere emisión de semen, ambos se lavarán con agua, y serán inmundos hasta la noche”. (Lv. 15:16-18). Finalmente se lee: “esta es la ley para el que tiene flujo, y para el que tiene emisión de semen, viendo a ser inmundo a causa de ello”.
En forma similar, se lee en la Septuaginta, en la versión de Jünemann: “Y el hombre de quien saliere efusión de semen, se bañará en agua, e impuro será hasta la tarde”. (Lv 15:16)
Es ampliamente conocido, que el Antiguo Testamento en la Biblia cristiana se basa en el Tanaj, su equivalente judío. Asimismo, que el Pentateuco, los primeros cinco libros de la Biblia, son conocidos en el Judaísmo, como la Torah. Entre los judíos, el tercer libro del Tanaj, el libro de Levítico para los cristianos, recibe el nombre de Vaikrá. En la versión en español de esta obra, publicada por Editorial Sinaí de Tel Aviv, Israel, en las páginas 129 y 130, se encuentran los versículos 15:16 que a la letra dice: “Y un hombre cuando tuviere eyaculación seminal, habrá de lavar en el agua todo su cuerpo, y permanecerá impuro hasta la tarde. Y cualquier ropa y cualquier cuero sobre los que hubiere efusión de semen habrá de ser lavado en agua, y permanecerá impuro hasta la tarde. Y una mujer, cuando se acostare con ella un hombre, con efusión de semen, habrán de lavarse en el agua, y permanecerán impuros hasta la tarde”.
Levítico 15, cierra en el versículo 32, con la siguiente sentencia: “Esta es la ley para el que tiene flujo, y para el que tiene emisión de semen, viniendo a ser inmundo a causa de ello”. De nuevo, para seguir con este paralelismo, en la Vaikrá (Levítico, en la Torah, hebrea), ya citada, en el versículo 32, se lee: “Esta es la ley que rige para: el afectado por flujo, para el que tuviere eyaculación seminal que quedará sumido en impureza”.
Esta sentencia, se repite nuevamente en el capítulo 22 del libro de Levítico: “Cualquier varón de la descendencia de Aarón que fuere leproso, o padeciere flujo, no comerá de las cosas sagradas hasta que esté limpio. El que tocare cualquiera cosa de cadáveres, o el varón que hubiere tenido derramamiento de semen”. (Lv. 22:4) En la versión judía ya citada para la Vaikrá (Levítico), en el versículo correspondiente, se lee: “Cualquier hombre de la descendencia de Aharón que estuviere leproso o tuviere flujo, de las ofrendas sacras no habrá de comer hasta que se purifique. Y el que tocare a cualquier persona impurificada por tocar un cadáver u hombre que tuviera eyaculación de semen”.
Asimismo, nuevamente en la Biblia Cristiana, en el libro de Números, se lee: “Manda a los hijos de Israel que echen del campamento a todo leproso, y a todos los que padecen flujo de semen, y a todo contaminado con muerto”. (Nm. 5:2).
Por ese motivo, en varios pasajes bíblicos se hace mención a que con la fornicación, se contamina la tierra: “No contaminarás a tu hija haciéndola fornicar, para que no se prostituya la tierra y se llene de maldad”. (Lv 19:29). “Y con tus fornicaciones y con tu maldad has contaminado la tierra”. (Jer. 3:2). “Y sucedió que por juzgar ella cosa liviana su fornicación, la tierra fue contaminada”. (Jer. 3:9).
Por otro lado, en el libro de Ezequiel, se refuerza de manera precisa que el acto de la fornicación equivale directamente a la eyaculación seminal o al orgasmo. “Pero confiaste en tu hermosura, y te prostituiste a causa de tu renombre, y derramaste tus fornicaciones a cuantos pasaron; suya eras. Y tomaste de tus vestidos, y te hiciste diversos lugares altos, y fornicaste sobre ellos; cosa semejante nunca había sucedido, ni sucederá más. Tomaste asimismo tus hermosas alhajas de oro y de plata que yo te había dado, y te hiciste imágenes de hombre y fornicaste con ellas”. (Ez. 16:15-17).
En forma similar, en el capítulo 23, del libro de Ezequiel, se encuentra la historia de las dos hermanas, fornicarias: Ahola y Aholiba, de quienes se lee lo siguiente: “Y no dejó sus fornicaciones de Egipto; porque con ella se echaron en su juventud, y ellos comprimieron sus pechos virginales, y derramaron sobre ella su fornicación”. (Ez. 23:8). “Y lo vio su hermana Aholiba, y enloqueció de lujuria más que ella; y sus fornicaciones fueron más que las fornicaciones de su hermana”. (Ez. 23:11). “Y se enamoró de sus rufianes, cuya lujuria es como el ardor carnal de los asnos, y cuyo flujo como flujo de caballos”. (Ez. 23:20).
La referencia a derramar las fornicaciones, es muy explícita cuando se contextualiza al derrame del semen en la eyaculación del hombre y el derrame de los jugos sexuales, en el orgasmo o eyaculación femenina. La asociación con el flujo, como flujo de asnos, nos remite nuevamente a lo analizado previamente con Levítico 15.
En este sentido, las palabras de Ezequiel, concuerdan con las tradiciones gnósticas, en las que se afirma que: “En la lengua sacra de los jainos, los primitivos Nephilim, los últimos gigantes atlantes nombrados por la Biblia, conocidos en la tradición como los giborim (a que hace alusión el Abate de Pares). En esa lengua que da forma a los arcanos conocidos, Phornaix (fornicar), significa: “expulsión de las aguas”, que un maestro traduce como “el fuego negro de los molocitas” (adoradores del culto a Moloc)”.
Es así, como reiteramos la afirmación gnóstica de que fornicar significa: botar la simiente o semilla del cuerpo humano, derramar el Ens Seminis, el esperma sagrado y llegar al orgasmo, sea como parte de la cópula, en pareja o en forma individual, mediante la masturbación (el onanismo o mal de Onán), durante las horas de sueño, en la forma de “sueños húmedos”, utilizando diferentes medios o no y de manera intencional o involuntaria; practicando sexo natural, cuando el hombre eyacula dentro de la vagina de la mujer o practicando sexo contra natura; por ejemplo mediante el sexo anal. El onanismo o masturbación, está narrado en el libro de Génesis, capítulo 38, donde se lee que Onán, cada vez que tenía el coito con Tamar, “vertía en tierra” para no dar descendencia; acto que fue del desagrado de Jehová. Al onanismo, algunos autores lo confunden con el auténtico coiptus interruptus o acto sexual sin fornicación, que se explica más adelante.
En tal sentido, conviene aclarar que la equivocada vinculación de la fornicación con la idolatría, se puede asociar por un lado de la práctica del coito con maniquíes o diferentes objetos o efigies, como también con la masturbación y el manipuleo de objetos diversos de estimulación sexual, hasta la masturbación mediante la pornografía o con excitación puramente mental, Hay además, casos de excitación que conducen a la pérdida del licor seminal o fornicación, cuando la persona fantasea que realiza el acto sexual con “ídolos”, que también pueden ser de carne y hueso, como es el caso de estrellas del espectáculo o del deporte.
La fornicación, asociada a la idolatría y el culto a dioses extranjeros se explica también porque el cumplimiento del mandamiento: “No fornicar”, marca radicalmente la diferencia entre la Magia Blanca y la Magia Negra. Todo mago blanco aconseja siempre no fornicar. Todo mago negro, aconseja siempre fornicar. Así se entienden pasajes bíblicos en donde se lee que los adoradores de la magia negra usualmente practican la fornicación, como aparece en el siguiente versículo: “Entonces yo pondré mi rostro contra aquel varón y contra su familia, y le cortaré de entre su pueblo, con todos los que fornicaron en pos de él prostituyéndose con Moloc”. (Lv 20:15)
Asimismo en los siguientes versículos: “Moraba Israel en Sitim; y el pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab, las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses. Así acudió el pueblo a Baal-peor; y el furor de Jehová se encendió contra Israel”. (Nm 25:1-3)
Otra aclaración importante es que la fornicación es un vicio sexual y que tiene como causa la lujuria y otros elementos indeseables de conducta. La lujuria es uno de nuestros múltiples agregados psicológicos que constituyen el Ego o yo pluralizado.
Es en el sexo y en el ens seminis o energía creadora, donde se encuentra la clave de la redención. Es por ello que en múltiples cultos religiosos, se ha buscado de manera equivocada la santidad por la vía del celibato, en la creación de comunidades de monjes solteros, confundiendo esta condición, con la verdadera castidad. La auténtica castidad la practican únicamente aquellos que cumplen el sexto mandamiento: No fornicar.
Durante el coito químico sublimal, el mago blanco, al no fornicar, convierte el acto sexual, en un acto de magia sexual o tantrismo blanco. Las escuelas de tantrismo enseñan la magia del sexo. Existen escuelas de tantrismo negro. Son aquellas que enseñan prácticas de magia sexual con la pérdida del ens seminis, es decir, son aquellas que insisten en la necesidad de fornicar. Existen también escuelas de tantrismo gris. Son escuelas que abundan en la actualidad, sostienen que a veces es bueno fornicar y a veces no. Pero el gnosticismo revolucionario de la nueva Era de Acuario, aclara que el tantrismo gris, tarde o temprano conduce al tantrismo negro.
Por eso es importante repetir con el gran apóstol Pablo: Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna. Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder. ¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera?
De ningún modo. ¿O no saben que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne. Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él. Huyan de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoran que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en ustedes, el cual tienen de Dios, y que no es de ustedes? Porque han sido comprados por precio; glorifiquen, pues, a Dios en su cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios (1 Co. 6:12-20). La fornicación es el pecado contra el Espíritu Santo y quien no fornica, puede levantarse espiritualmente con el poder altísimo de las fuerzas sexuales.
Es por ese motivo que en otra de sus epístolas, Pablo afirma: «Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo». (Gá 3:16)
La no fornicación y el tantrismo blanco conducen al iniciado al trabajo de la verdadera Alquimia, al descubrimiento de la piedra filosofal y a aprender a trabajar con ella, para transmutar las aguas de la vida en vino de luz del alquimista, como el Señor en las bodas de Caná, a alcanzar el legítimo Nacimiento Segundo. La auténtica Navidad y la verdadera Resurrección.
Los auténticos alquimistas, aquellos que jamás derraman el ens seminis, que no fornican, son los que se han hecho a sí mismos eunucos por amor a Dios. (Mt 19:12). Por eso se lee en el diálogo entre Jesús y la mujer samaritana: “Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla. Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. (Jn 4:7-18).
Por eso se lee también “En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”. (Jn 7:37-38)
Es claro que la auténtica alquimia, es la alquimia sexual, sexo yoga o yoga sexual; también conocida como tao sexual, sexualidad sagrada, tantra o tantrismo y arcano AZF, es la práctica del coito sin fornicación entre un hombre y una mujer legítimamente unidos. Mediante el coito químico subliminal, sin derrame del licor seminal, se puede y se debe aprender a beber del agua de vida y hacer que ríos de agua viva corran por el viente hacia el corazón.
Con justa razón, escribió Arnoldo Krumm Heller, el V.M. Huiracocha, en su novela: «Rosacruz«: El deseo refrenado hará transmitir el líquido astral hacia vuestra glándula pineal, y, si repetís ese ejercicio por largo tiempo, os haréis hombres-dioses. Si al contrario, gastáis impunemente esas fuerzas en holocausto de la materia, os acercáis al animal, falto de voluntad y de razón.
Al principio, se siente el deseo, la admiración provoca la pasión, pero poco a poco os convertís en acumuladores inconscientes y tendréis salud, poder, belleza, inteligencia. La Biblia enseña al hombre el camino de todas las conquistas, por ese decreto: “No fornicarás”. Me viene un tropel de ideas, reminiscencias de mis estudios sobre magia sexual, pero no me atrevo a escribirlas, por temor de dar armas a manos que no conocen su manejo o por no ser comprendido. Entiendo que son ideas demasiado avanzadas, que no todos son aptos para digerirlas.
Dice además, el citado maestro: Pasemos, pues, a la esencia de este precepto: “No fornicarás”. ¿Quién ha cumplido, o, más bien, quien ha comprendido ese mandamiento de Dios, estampado en la Biblia, que es uno de los libros ocultos, uno de los textos herméticos sagrados de más importancia? El amor a la belleza, es indispensable para el ocultista, para el Rosa-Cruz. Sin él, no se llega a nada; sin él, no hay adelanto posible…” “El amor como impulsador del acto material y como fuerza creatriz de todo lo existente, es la clave del éxito, de la vida material e intelectual, es la llave con la cual el hombre puede entrar al anfiteatro de la ciencia trascendental y elevarse al plano divino. ¿Queréis espiritualizaros? ¿Queréis poderes? ¿Queréis salud, belleza, talento…? Escuchad a los iniciados que escribieron en la Biblia: “No fornicarás».
En forma similar, Jorge Adoum en su novela: «Adonai» escribió lo siguiente: ¿No nos crees, padre? Pues vuelve con nosotros, con tu buena memoria: somos entidades vivientes nacidas de tí y vivimos en ti. Somos hijos de tu mente y tu voluntad. Somos las semillas derrochadas de tu energía creadora. Mira, esta es tu hija, la fornicación; este otro es el egoísmo; éste, la ira; estos son tus hijos; el odio, el robo, la pasión, la hipocresía, la mentira, la gula…
Adoum, dice además: El sentía que era la Luz en la Luz, y la Luz en el sexo y el sexo era El Todo que contiene todo. Comprendió que todas las religiones tienen el mismo origen y el origen de todo lo que existe está en la Luz y el fuego, y la Luz y el fuego están en el sexo. Que Dios el creador, manifiesta por los órganos creadores, el fuego sagrado y la luz que crearon el Cosmos y todas las cosas visibles e invisibles.
Lamentablemente, los seres humanos son esclavos de la fornicación. A los líderes mundiales, tanto políticos como espirituales, no les interesa que la humanidad aprenda a no fornicar. Con justa razón se lee en el Apocalipsis: «Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la Tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la Tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites». (Ap. 18:3).
Cerramos este tema, transcribiendo los siguientes versículos del Nuevo Testamento: “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios”. (He. 13:14). Nuestra simiente, nuestro ens seminis o energía creadora, es el mismo Cristo. Es por ese motivo que leemos: “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios”.
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