La atención

Contenido

Introducción

El Dhammapada y la atención

Los tipos de atención

La división de la atención

La atención y el recuerdo de sí

El desarrollo de la atención

La atención consciente

Saber escuchar

La clave de SOL y el despertar de la conciencia

El despertar y las dimensiones superiores del espacio

 

Introducción

En los estudios gnósticos, en congruencia con las diferentes escuelas esotéricas y espirituales del mundo oriental, el desarrollo de la atención tiene un especial interés. Todas las antiguas religiones hacen referencia a que el ser humano en el estado en el que se sitúa actualmente, se encuentra dormido y hacen el llamado al despertar de la conciencia. Pero un requisito fundamental para lograr ese despertar se centra en desarrollar la fuerza de atención.

La atención, es decir, la acción de atender, en el diccionario se define a partir del término latino attentio del que surge el origen etimológico del término. Un vocablo que se compone de tres partes: el prefijo ad– que es sinónimo de “hacia”, el verbo tendere que puede traducirse como “estirar” y finalmente el sufijo –ción que es equivalente a “acción y efecto”.

En este sentido, el escritor norteamericano William Walker Atkinson, más conocido como Yogui Ramacharaka en “Serie de lecciones sobre Raja Yoga dice: “Podemos definir toscamente la atención diciendo que es la activa dirección de la mente a cualquier objeto». La palabra «atención» deriva de las latinas ad tendere, que significan «extender hacia».

Para William James (1842-1910), la atención es la capacidad de tomar posesión de la mente. La realidad es aquello a lo que se le pone atención. De manera que, es crucial, la toma de control de la mente y esto se logra, mediante la atención, clave para auto conocerse y observarse a sí mismo. En neurociencia se compara la atención con la lámpara de un minero. Se ve, solo aquello que se enfoque. La atención, por una parte, actúa como filtro de los estímulos ambientales y permite decidir qué es lo más relevante a lo que hay que concentrarse. Por otro lado, es el mecanismo que controla y regula los procesos cognitivos. Su acción permite seleccionar lo esencial de la actividad mental, vigila el curso de la actividad mental. La capacidad de seleccionar los estímulos que llegan al aparato psíquico, como la necesaria concentración y focalización intencional, están asociadas a la atención.

En la Psicología Gnóstica se habla de las cinco funciones psicofisiológicas: intelecto, emoción, movimiento, instinto y sexo. Cada una de ellas tiene su centro de gravedad, es decir, en conjunto son los cinco  centros de la máquina humana. Con la práctica, el estudiante evidencia que cada centro a su vez está dividido en tres partes: una mcánica, una emocional y una intelectual.

Pedro Demianovich Ouspensky, en su obra: “Fragmentos de una enseñanza desconocida» refiriéndose al centro pensante define la atención, como: “la dirección de la actividad del centro intelectual», es decir, podemos afirmar que la atención es la dirección de la actividad, de la actividad de los centros y que: “el estudio de la atención hace posible distinguir el trabajo de las diferentes partes de los centros”.

Quien esto escribe, cuando empezó a estudiar con seriedad la Psicología Gnóstica, recibió de su instructor de Cuarto camino la recomendación de que se dedicara a desarrollar la fuerza de atención. La instrucción práctica consistió en “darse cuenta de lo que entra y de lo que sale” por su aparato psíquico. Es claro que para realizar esta práctica se requiere vivir el presente, llevar a la práctica la filosofía de la momentaneidad. Para tal efecto, es preciso sujetar a la mente al cuerpo físico. Al inicio del ejercicio, el estudiante descubre que la mente viaja constantemente fuera del cuerpo. La mente oscila entre el pasado y el futuro, rara vez se encuentra en el cuerpo en “tiempo real”. Otra consecuencia o síntoma de la falta de atención en las personas es la falta de memoria o la nula o poca capacidad para escuchar.

Lo contrario de la atención, es decir, la ausencia de la atención se denomina: distracción. Muchas personas aman la distracción, anhelan la distracción ignorando que con esta tendencia desperdician inútilmente la energía psíquica, así como la energía creadora, el Ens seminis. De esta manera pierden miserablemente reales posibilidades de crecimiento interior, de lograr un día lo que en la divina Gnosis se define como: la Auto realización íntima del Ser. Prestar atención conlleva aprender a dedicarse a una sola actividad a la vez, efectuar una y solo una acción, una tarea en cada momento. Aprender a estar aquí y ahora en cada instante. La distracción es el resultado inútil de pretender hacer varias actividades a la vez.

Samael Aun Weor, en su obra: “Mensaje de Navidad 1964-65” afirma lo siguiente: “la Gnosis vive en los hechos, se marchita en las abstracciones y es difícil de hallar, aún en los pensamientos más nobles”. El Maestro propone que en medio de las actividades diarias: “trabajemos y descansemos felices abandonándonos al curso de la vida. Agotemos el agua turbia y podrida del pensamiento habitual y en el vacío fluirá la Gnosis y con ella la alegría de vivir”. Explica además que: “esta tensión continua de la mente, esta disciplina, nos lleva al despertar de la conciencia” y aclara que: “Si estamos comiendo y pensando en negocios es claro que estamos soñando. Si estamos manejando un automóvil y estamos pensando en la novia, es lógico que no estamos despiertos, estamos soñando; si estamos trabajando y estamos recordando al compadre o a la comadre, o al amigo, o al hermano, etc., es claro que estamos soñando”. Es claro que la distracción, la ausencia de atención, permitir que la mente viaje errante fuera del cuerpo físico y del “tiempo real”, estar sumergido en abstracciones mientras se realiza una actividad distinta, realizar varias actividades a la vez, todo ello en conjunto, conduce al sueño de la conciencia.

El Venerable Maestro Samael, en el libro citado, narra la siguiente anécdota: “-Le preguntaron al maestro Bokuju: «¿Tenemos que vestir y comer todos los días? ¿Cómo podríamos escapar de éste?» -El Maestro respondió:

-«Comemos, nos vestimos».

—»No comprendo» –dijo el discípulo.

«Entonces vístete y come» – dijo el Maestro.

“Esta es precisamente la acción libre de los opuestos: ¿Comemos, nos vestimos? ¿Por qué hacer un problema de eso?, ¿por qué estar en otras cosas mientras estamos comiendo y vistiendo? Si estas comiendo, come; y si estas vistiéndote, vístete, y si andas por la calle, anda, anda, anda, pero no pienses en otra cosa, haced únicamente lo que estáis haciendo, no huyas de los hechos, no los llenes de tantos significados, símbolos, sermones y advertencias. Vívelos sin alegorías, con mente receptiva de instante en instante”.

Para mantener la atención de manera continua, Ramacharaka propone: “interceptar gradualmente todo pensamiento o impresión del mundo externo, ‘del cuerpo, y aún de los mismos pensamientos, para concentrarse y meditar sobre el «Yo soy» pero sin decir «Soy esto» o «Soy aquello» o «Hago esto» o «Pienso aquello», sino simplemente: «yo soy «. Este ejercicio enfocará la atención en el centro mismo de la existencia interna y reunirá todas las energías mentales, en vez de dejar que se dispersen sobre las cosas externas. Un sentimiento de paz, fuerza y poder será el resultado, porque la afirmación con el pensamiento en ella subyacente, es en el alto grado poderosa e intensa, porque es una afirmación de positiva y real existencia y una introspección del pensamiento hacia esta verdad”.

Ramacharaka advierte que: “a primera vista parece muy fácil, pero la práctica mostrará lo difícil que es sostener firmemente la atención. La mente propende a vagar y trasladarse de un objeto o asunto a otro, y será necesario mucha práctica para mantenerla en el punto conveniente”.

Explica también Ramacharaka que: “el gran obstáculo para el eficaz uso de la voluntad en la mayoría de las personas, es la falta de habilidad para enfocar la atención. Los yoguis comprenden claramente este punto y muchos ejercicios de Toga Raja están destinados a vencer esta dificultad. La atención es la prueba externa de la voluntad”. Más adelante cita a varios autores que afirman que: «el esfuerzo de la atención es el fenómeno esencial de la voluntad».»El primer paso hacia el desenvolvimiento de la voluntad consiste en el ejercicio de la atención”.

En forma similar en “La práctica del Zen”, Chang Chen-Chi, anota que las dos primeras sugerencias de la práctica Zen son: “atender interiormente al estado de ánimo antes de que surja un pensamiento. Cuando surge un pensamiento, interrumpirlo instantáneamente y volver a la actitud de atención interior”.

 El Dhammapada y la atención

El Dhammapada forma parte de la literatura canónica budista y, según el autor de esta versión, «fue aceptado en el Concilio de Asoka en el año 240 a. C.» y forma parte del Canon de los textos escritos en la lengua indoeuropea, el Pali que se ha conservado hasta la actualidad en Ceilán (Sri Lanka). En Wikipedia encontramos que: «En general «dhamma» hace referencia a la «doctrina» de Budda o a una «verdad eterna» o «virtud», y «pada» significa literalmente «pie» y en este contexto puede traducirse por «camino» o «verso»».

Resulta muy oportuno transcribir el capítulo II de este hermoso compendio budista de versos y que se titula precisamente: La atención. No están registrados créditos del traductor o de la editorial.

21. La atención es el camino hacia la inmortalidad; la inatención es el sendero hacia la muerte. Los que están atentos no mueren; los inatentos son como si ya hubieran muerto.

22. Distinguiendo esto claramente, los sabios se establecen en la atención y se deleitan con la atención, disfrutando del terreno de los nobles.

23. Aquel que medita constantemente y persevera, se libera de las ataduras y obtiene el supremo Nibbana.

24. Gloria para aquel que se esfuerza, permanece vigilante, es puro en conducta, considerado, auto controlado, recto en su forma de vida y capaz de permanecer en creciente atención.

25. A través del esfuerzo, la diligencia, la disciplina y el autocontrol, que el hombre sabio haga de sí mismo una isla que ninguna inundación pueda anegar.

26. El ignorante es indulgente con la inatención; el hombre sabio custodia la atención como el mayor tesoro.

27. No os recreéis en la negligencia. No intiméis con los placeres sensoriales. El hombre que medita con diligencia, verdaderamente alcanza mucha felicidad.

28. Cuando un sabio supera la inatención cultivando la atención, libre de tribulaciones, asciende al palacio de la sabiduría y observa a la gente sufriente como el sabio montañero contempla a los ignorantes que están abajo.

29. Atento entre los inatentos, plenamente despierto entre los dormidos, el sabio avanza como un corcel de carreras se adelanta sobre un jamelgo decrépito.

30. Por permanecer alerta, Indra se impuso a los dioses. Así, la atención es elogiada y la negligencia subestimada.

31. El monje que se deleita en la atención y observa con temor la inatención, avanza como el fuego, superando todo escollo grande o pequeño.

32. El monje que se deleita en la atención y observa con temor la inatención, no es tendente a la caída. Está en presencia del Nibbana.

 Los tipos de atención

Líneas arriba se habló de la división de los centros de la máquina humana (intelectual, emocional, motor, instintivo y sexual) y que cada uno de ellos se divide a su vez en tres partes: mecánica (instintiva-motriz), emocional e intelectual.

Ouspensky en sus “Conferencias psicológicas” explica que: “La división de un centro en tres partes es muy simple. Una parte mecánica trabaja casi automáticamente; no requiere ninguna atención. El trabajo de la parte emocional requiere atención plena, pero en esta parte del centro la atención no requiere ningún esfuerzo. Es atraída y mantenida por el mismo asunto, muy a menudo a través de la identificación, que generalmente es llamada «interés», o «entusiasmo», o «pasión» o «devoción». La parte intelectual del centro intelectual incluye en sí misma una capacidad de creación, construcción, invención y descubrimiento. No puede trabajar sin atención, pero la atención en esta parte del centro debe ser controlada y mantenida allí por la voluntad y el esfuerzo”.

La atención mecánica, se define en el trabajo psicológico gnóstico, como: atención cero. Es una atención errante, es la actitud o la acción de no prestar atención o vivir determinado momento sin atención. En los centros educativos de la educación mecanicista y cansona (la escuela, el colegio y la universidad), los docentes quieren que los alumnos presten atención. Los docentes más competentes y dedicados se apoyan en la motivación. Esta es una forma de explicar la atención “plena” o emocional. De esta manera se explica que las personas prestan atención y por consiguiente: aprenden, solo aquellos conocimientos que les gustan, que les atraen, que les motivan. En el camino del despertar de la conciencia, por encima de la atención emocional, es necesario construir la atención dirigida. Es claro que al realizar esfuerzos por desarrollar la atención dirigida, esta no debe desperdiciarse en asuntos inútiles o triviales. La atención superior, es el tipo de atención que interesa desarrollar en la Psicología Gnóstica.

Profundizando un poco más en los tres tipos de atención estudiados, José Jesús Leal, en su obra: «Psicología del Despertar» explica que: «las tres atenciones devienen a la existencia de acuerdo con el grado de conciencia; en la atención cero, por ejemplo,, se originan conocimientos mecánicos, constituyéndose como una serie de datos acumulados en la memoria, estos últimos devienen finalmente, como intelectualismo. El estado de atención plena es indispensable si se quiere llegar a comprender el concepto gnoseológico encerrado en cualquier trabajo científico, filosófico, artístico o místico; mas es indispensable hacer la disección analítica, el análisis superlativo, la autocrítica profunda y esto solamente es posible cuando se trabaja con las partes más conscientes de nosotros mismos. La atención dirigida por medio del esfuerzo y la voluntad induce al trabajo de las partes más conscientes de los centros, lográndose el trabajo armónico de la estructura interna del hombre».

 La división de la atención

Jean Vaysse, en su obra: “Hacia el despertar  a sí mismo” y publicado en español por Ganesha, explica que: “esta atención de la que tenemos necesidad aquí es sin duda lo que más falta nos hace. Ella es de una índole particular que no tenemos habitualmente y que hasta ahora no conocíamos. La atención que tenemos de ordinario es una atención en un solo sentido,, dirigida hacia lo que observamos. Con una atención de esta clase y la actitud que ella trae consigo, la observación, aplicada a uno mismo, permite un análisis elemental (el de la psicología corriente) pero no las constataciones integradas al conjunto que somos, tal como las buscamos. La atención que necesitamos es de otro nivel: aquella que, mientras la observación prosigue, toma en cuenta todo lo que somos: es una atención de doble sentido, una atención desdoblada: y ella trae consigo una actitud diferente de nuestra actitud habitual. No tenemos naturalmente una atención de este tipo, salvo por accidente en ciertos momentos de sorpresa o de peligro donde ella acompaña un vislumbre de conciencia; pero es posible tenerla “artificialmente” por un esfuerzo especial y puede ser desarrollada en nosotros mediante ejercicios apropiados”.

 La atención y el recuerdo de sí

Ouspensky explica además que estos “ejercicios apropiados” se orientan a alcanzar lo que en los estudios gnósticos se denomina: “Recuerdo de sí”. Para esto se requiere no solo estar atento hacia el mundo exterior, sino además: dividir la atención. Ouspensky lo explica de la siguiente manera:

“Los primeros ensayos de «recuerdo de sí» me hicieron recordar mis tentativas anteriores. En efecto, ambas experiencias eran casi idénticas, con la única diferencia de que al detener los pensamientos la atención está totalmente orientada hacia el esfuerzo de no admitir pensamientos, mientras que en el acto del «recuerdo de sí» la atención se divide: una parte se dirige hacia el mismo esfuerzo, otra hacia la sensación de sí”.

“Esta última experiencia me capacitó para llegar a una cierta definición, posiblemente muy incompleta, del «recuerdo de si», que sin embargo probó ser muy útil en la práctica. Yo hablo del recuerdo de sí, en lo que se refiere a la división de la atención: siendo ésta su rasgo característico. Me la representé de la siguiente manera:

“Cuando observo algo, mi atención está dirigida hacia lo que observo.

Yo ———————————————> el fenómeno observado.

Cuando, al mismo tiempo, trato de recordarme a mí mismo, mi atención está dirigida a la vez

hacia el objeto observado y hacia mí mismo.

Yo <———————————————> el fenómeno observado.

“Habiendo definido esto, vi que el problema consistía en dirigir la atención sobre uno mismo sin permitir que se debilite o se eclipse la atención dirigida sobre el fenómeno observado. Más aún, este «fenómeno» podía estar tanto dentro de mí como fuera de mí”.

En el trabajo psicológico para el desarrollo de la fuerza de atención, es preciso, tener claro que el esfuerzo de atención se dirige a los dos sentidos de la atención, tanto hacia fuera, como hacia dentro de uno mismo. En tal sentido, es posible confundirse y creer que se está realizando un adecuado desarrollo de la atención, cuando el estudiante está “pendiente” de todo lo que ocurre en el exterior, de todo lo que le rodea; pero se olvida de sí mismo, se olvida de estudiar su interior, de prestarse atención a sí mismo, de percatarse como impactan en su psiquis las impresiones que vienen del mundo exterior. En tales circunstancias, lo más probable es que, al practicar la atención solo hacia el exterior, resulte identificándose con los objetos, personas o circunstancias que ocurren a su alrededor.

El acto de recuerdo de sí inicia con la detención interior o no identificación y la sensación plena de sí mismo, es decir, la sensación plena del propio cuerpo. En palabras de Gurdjieff: «la sensación plena de nuestra propia masa». Implica la toma de conciencia de la respiración  o respiración consciente y la relajación del cuerpo que permite conectar la mente con el corazón.

El recuerdo de sí y aprender a pasar por el corazón

En la Web, se lee que, etimológicamente, la palabra “recordar” viene del latín “recordari”, formado de re (de nuevo) y cordis (corazón). Recordad quiere decir mucho más que tener a alguien presente en la memoria. Significa “volver a pasar por el corazón”. «Si yo le digo a alguien que lo estoy recordando, le estoy diciendo que lo estoy volviendo a pasar por mi corazón”. Antiguamente, la sede de la memoria se sabía que estaba en el corazón. Actualmente, cuando la memoria pasa a la mente se lleva hacia el olvido. Los antiguos romanos y griegos no situaban la mente en la cabeza (caput, capitis), ni en el cerebrum (“los sesos”) sino dentro del pecho. Por ello significa casi lo mismo in pectore, in mente o in corde  ‘en el corazón’. Antiguamente, “recordar”, significaba, “despertar”, “salir del sueño”, “dejar de dormir”, “espabilarse”. Recordarse desde este punto de vista, vendría a “volver en sí”, que nos lleva al “Recuerdo de sí”, indispensable para el despertar de la conciencia.

 El desarrollo de la atención

Ouspensky explica además que algo sumamente importante del desarrollo de la atención es que debe volcarse hacia el recuerdo de sí. Pero qué mejor que ilustrar lo anterior con una anécdota del mismo Ouspensky:

“En cierta oportunidad estaba caminando a lo largo de la Liteiny hacia la avenida Nevsky y a pesar de todos mis esfuerzos no era capaz de mantener mi atención en el «recuerdo de mí mismo«. La bulla, el movimiento, todo me distraía. A cada instante perdía el hilo de mi atención, lo encontraba de nuevo y luego lo volvía a perder. Finalmente sentí una especie de ridícula irritación conmigo mismo y doblé hacia la calle de la izquierda, firmemente decidido, esta vez, a recordarme a mí mismo al menos por algún tiempo, y en todo caso hasta que hubiera llegado a la calle siguiente”.

“Llegué a la Nadesjdinskaya sin perder el hilo de mi atención salvo, quizás, por breves momentos. Entonces, dándome cuenta de que me era más fácil no perder la línea de mi pensamiento en las calles tranquilas y deseando probarme en las calles más ruidosas, decidí retomar la Nevsky, mientras continuaba recordándome a mí mismo. Llegué a la Nevsky sin haber cesado de recordarme a mí mismo y comenzaba ya a experimentar el extraño estado emocional de paz interior y de confianza que sigue a grandes esfuerzos de esta clase. Justamente a la vuelta de la esquina, en la Nevsky, había una cigarrería donde compraba mis cigarrillos. Todavía recordándome a mí mismo pensé pasar por ahí y encargar algunas cajas”

Dos horas más tarde, desperté en la Tavrisheskaya, es decir, muy lejos. Estaba yendo en un trineo hacia la imprenta. La sensación de despertar fue extraordinariamente vivida. Casi puedo decir que volvía en mí. De golpe recordé todo. Cómo había estado caminando a lo largo de la Nadejdinskaya, cómo había estado recordándome a mí mismo, cómo había pensado en los cigarrillos y cómo, en este pensamiento, había caído como anonadado en un profundo sueño. Sin embargo, mientras estaba sumido en este sueño, había continuado ejecutando acciones coherentes y oportunas”.

“Había salido de la cigarrería, telefoneado a mi departamento en la Liteyni y luego al impresor. Había escrito dos cartas. Luego había regresado a la casa nuevamente y retomado la Nevsky por la acera izquierda hasta la puerta Gostinoy con intención de llegar a la Offitzerskaya. Luego había cambiado de opinión porque se estaba haciendo tarde. Había tomado un trineo para ir a la imprenta en la Kavalergardskaya. Y por el camino, mientras me dirigía por la Tavricheskaya comencé a sentir una extraña inquietud, como si hubiese olvidado algo. Y de pronto me acordé de que había olvidado recordarme a mí mismo”

.“Hablé acerca de mis observaciones y deducciones a las personas de nuestro grupo así como a varios amigos literatos y otros. Les dije que éste era el centro de gravedad de toda la enseñanza y de todo trabajo sobre uno mismo; que ahora, el trabajo sobre sí ya no era una palabra, sino un hecho real, pleno de significación, gracias al cual la psicología se convertía en una ciencia exacta y al mismo tiempo práctica”.

“Dije que la Psicología occidental había pasado por alto un hecho de una importancia prodigiosa, es decir, que no nos recordamos a nosotros mismos; que vivimos, actuamos y razonamos en un sueño profundo, en un sueño que no tiene nada de metafórico sino que es absolutamente real, y sin embargo, que podemos recordarnos a nosotros mismos si hacemos los esfuerzos suficientes: que podemos despertarnos”.

 La atención consciente

La atención dirigida combinada con el recuerdo de sí, conduce a lo que en Psicología Gnóstica se denomina: El Tercer estado de conciencia. La atención consciente, es el estado de alerta. Los estudiantes gnósticos bien saben que: “el estado de alerta es indispensable”.

A quien se inicia en este tipo de trabajo, es natural que se le dificulte entender y vivenciar el profundo significado de la atención consciente. Algo que puede resultar ilustrativo es invitarlo a que se fije en la mirada de la mayoría de personas, en especial, cuando estas no se encuentren “haciendo nada”. Generalmente, encontrará que la mirada de las personas “está vacía” debido a que su atención es oscilante, es decir, es del tipo de atención mecánica. A continuación compare estos resultados con la mirada que tienen los niños menores de dos años de edad, con la mirada de la mayoría de animales, en especial la de los felinos o de un animal cuando está al acecho o cazando una presa. En estos casos, la mirada es distinta. Evidenciará que existe otro tipo de atención.

Samael Aun Weor, en su obra: “Educación Fundamental”, explica lo siguiente: “En las escuelas, colegios, y universidades se les enseña a los estudiantes a poner atención en las clases y los alumnos y alumnas ponen atención para evitarse el regaño, el jalón de orejas, el golpe con la férula o con la regla, etc., etc., etc. Mas desgraciadamente no se les enseña a comprender realmente lo que es la atención consciente. Por disciplina el estudiante pone atención y gasta energía creadora muchas veces en forma inútil”.

Continúa explicando el Kalki Avatar que: “Si sabemos poner atención consciente podemos ahorrar energía creadora. Desafortunadamente los maestros y maestras no le enseñan a sus discípulos lo que es la atención consciente. Doquiera dirijamos la atención gastamos energía creadora. Podemos ahorrar esa energía si dividimos la atención, si no nos identificamos con las cosas, con las personas, con las ideas. Cuando nosotros nos identificamos con las personas, con las cosas, con las ideas, nos olvidamos de sí mismos y entonces perdemos la energía creadora en la forma más lastimosa”. Identificarse implica, atarse, aferrarse, apegarse a las personas, partes del cuerpo, sentimientos, ideas, y objetos.

Saber escuchar

Ya se explicó líneas arriba que el ser humano, en el estado ordinario actual en el que se encuentra, no tiene desarrollado el sentido de la atención. En consecuencia, no sabe escuchar y su memoria es débil e infiel. En sentido inverso, aprender a escuchar, saber escuchar constituye una cualidad extraordinaria. Muy ilustrativa resulta la historia de Momo, escrita por Michael Ende. Momo es una niña que no sabe hacer nada, solo sabe escuchar. Gracias a esa maravillosa capacidad: todos quieren ser amigos de ella. También, Momo sabe  propiciar que los niños jueguen con entusiasmo y desarrollen su imaginación creadora. Momo siempre está despierta y en su presencia los demás niños viven el presente.

Para adquirir la capacidad de saber escuchar, el Avatar de la Era de Acuario, en su obra: “La Revolución de la Diálectica”, explica  lo siguiente: “Hay que aprender a escuchar. Para aprender a escuchar hay que despertar la conciencia. Para saber escuchar hay que saber estar presente. El que escucha, siempre se escapa por el país y la ciudad psicológicos. La personalidad humana no sabe escuchar, como tampoco el cuerpo físico, porque es su vehículo. La gente está llena de sí misma, de sus orgullos, de sus facultades, de sus teorías”.

“No hay un rinconcito o lugar vacío para el conocimiento, para la palabra. Nosotros debemos tener la escudilla hacia arriba, como el Buda, para recibir la palabra crística. Escuchar psicológicamente es muy difícil. Hay que aprender a estar atento para saber escuchar. Hay que volverse más receptivo para la palabra”.

Explica además el maestro Samael que: “Por olvido del Ser, la gente comete muchos errores. Grandes cosas le suceden a uno, cuando nos recordamos a nosotros mismos. Consultar es necesario, pero lo importante es saber escuchar. Para saber escuchar hay que tener los centros emocional, motor e intelectual en suprema atención. La falsa educación le impide a uno escuchar. La falsa educación daña los cinco centros de la máquina humana -intelectual, motor, emocional, instintivo y sexual-. Hay que escuchar con la mente espontánea, libre de supuestos mentales, teorías y preconceptos. Hay que abrirse a lo nuevo con la mente integral, con la mente no dividida por el batallar de las antítesis”.

La clave de SOL y el despertar de la conciencia

La clave de SOL es un ejercicio maravilloso. Sin embargo, algunas personas lo han confundido totalmente. Hay quienes piensan que se trata únicamente de preguntarse ¿Quién soy” y responder su propio nombre. Al referirse al objeto, lo confunden con objetivo o propósito y se olvidan de establecer una diferencia entre ellos mismos y su mundo exterior.

En este sentido, el Presidente fundador de las instituciones gnósticas, explica en el «Mensaje de Navidad 1966-67», lo siguiente: “Quien quiera despertar conciencia debe empezar por dividir la atención en tres partes: sujeto, objeto, lugar. Sujeto, íntima recordación de si mismo de momento en momento. No olvidarse de sí mismo ante ninguna representación, ante ningún acontecimiento. Objeto, no identificarse con cosa alguna, con circunstancia alguna, observar sin identificación, sin olvidarse de si mismo. Lugar, preguntarse a si mismo: ¿Qué lugar es éste? observar el lugar detalladamente, preguntarse a sí mismo: ¿Por qué estoy en este lugar? La división de la atención en tres partes conducirá a los aspirantes hasta el despertar de la conciencia”.

El Buda Maitreya, amplía esta explicación en su obra: “Educación Fundamental”: “cuando aprendemos a no olvidarnos de sí mismos, cuando aprendemos a dividir la atención entre sujeto, objeto y lugar, ahorramos energía creadora para despertar conciencia. La atención consciente excluye eso que se llama identificación. Cuando nos identificamos con las personas, con las cosas, con las ideas, vienen la fascinación y esta última produce sueño en la conciencia. Hay que saber poner atención sin identificación. Cuando ponemos atención en algo o en alguien y nos olvidamos de sí mismos, el resultado es la fascinación y el sueño de la conciencia”.

El despertar y las dimensiones superiores del espacio

Al final de la entrada anterior titulada: “El poema del carpintero”, sugerimos un ejercicio para ir incrementando gradualmente la frecuencia depráctica de la clave de SOL. La dedicación, constancia y tenacidad redundará en resultados maravillosos relacionados con la experiencia mística directa.

En consonancia con lo anterior, el Venerable Maestro Samael, en su obra: “Tratado de Astrología Hermética», explica que: “Dentro de este factor lugar, debemos incluir la cuestión dimensional, pues podría darse el caso de encontrarnos realmente en la cuarta o en la quinta dimensión de la Naturaleza durante el momento de observación; recordemos que la Naturaleza tiene siete dimensiones. Dentro del mundo tridimensional reina la Ley de la gravedad. Dentro de las dimensiones superiores de la Naturaleza, existe la Ley de la levitación”.

“Al observar un lugar, no debemos olvidar jamás la cuestión de las siete dimensiones de la Naturaleza; conviene entonces preguntarnos a sí mismos: ¿En qué dimensión estoy?, y luego es necesario, a modo de verificación, dar un saltito lo más largo posible con la intención de flotar en el ambiente circundante. Es lógico que si flotamos es porque nos encontramos fuera del cuerpo físico. No debemos olvidar jamás que cuando el cuerpo físico duerme, el Ego con los cuerpos lunares y la Esencia adentro, ambula inconsciente como un sonámbulo en el mundo molecular. La división de la atención entre sujeto, objeto y lugar, conduce al despertar de la conciencia”

“Muchos estudiantes gnósticos después de acostumbrarse a este ejercicio, a esta división de la atención en tres partes, a estas preguntas, a este saltito, etc., durante el estado de vigilia, de momento en momento, resultaron practicando el mismo ejercicio durante el sueño del cuerpo físico, cuando realmente estaban en los mundos superiores y al dar el famoso saltito experimental, flotaron deliciosamente en el ambiente circundante; entonces despertaron conciencia, entonces recordaron que el cuerpo físico había quedado dormido entre la cama y llenos de gozo pudieron dedicarse al estudio de los misterios de la vida y de la muerte, en las dimensiones superiores”.

“Es apenas lógico decir que un ejercicio que se practica de momento en momento diariamente, que se convierte en un hábito, en una costumbre, se grava tanto en las distintas zonas de la mente, que después se repite automáticamente durante el sueño, cuando realmente estamos fuera del cuerpo físico y el resultado es el despertar de la conciencia”.

 

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