El poema del carpintero

Introducción

El poema de nuestro amigo Luis Escobedo y publicado recientemente en esta página, nos ha motivado a publicar informaciones adicionales que expliquen o aclaren un poco el simbolismo gnóstico escondido tras esos versos. Hemos de anotar que Luis: además de poeta, es dramaturgo y carpintero.

La madera de los árboles y en especial, la que es transformada por el maestro carpintero en diferentes obras, desde las más insignificantes, hasta las más hermosas y relevantes, ha dado origen a profundos significados. No es por casualidad que en el libro de Éxodo el altar y el arca del Tabernáculo hayan sido construidos con madera de Acacia. Son renombrados también en la Biblia los cedros de Líbano (el sagrado IAO). La leyenda de Hiram Abif (el Cristo íntimo) está asociada a la madera de estos dos árboles sagrados.

Todo nace de la semilla, las pequeñas plantas, los grandes árboles, el ser humano y hasta el hombre-Dios o dos veces nacido. Los árboles son sagrados desde el Génesis. Ahí encontramos el árbol de la Vida y el árbol del Bien y del Mal.

 La horca, el mástil y la cruz

En el capítulo XIV de su obra «Tertium Organum», Pedro Ouspensky plantea el siguiente análisis:

“Una vez, yo estaba cruzando el Neva en un barco con mi amigo A. con quien, antes de esto y después, tuve muchas conversaciones sobre los temas considerados en este libro. Habíamos estado hablando, pero al acercamos a la fortaleza quedamos en silencio, mirando los muros y pensando probablemente más o menos los mismos pensamientos. «!Hay también chimeneas de fabrica!», dijo A. Y realmente, desde detrás de la fortaleza se elevaban chimeneas de ladrillo con sus partes superiores ennegrecidas por el humo”.

“Y súbitamente, cuando el dijo eso, tuve una sensación increíblemente vivida de la diferencia entre las chimeneas de una fabrica y los muros de una prisión, una sensación parecida a un choque eléctrico. Sentí la diferencia de los ladrillos mismos. Y me pareció que A. tuvo la misma sensación”.

“Tiempo después, en una conversación con A. recordé este episodio, y me dijo que no solo entonces, sino siempre él había sentido esta diferencia y estaba profundamente convencido de su realidad. «Solo el positivismo está convencido de que una piedra es una piedra y nada más», dijo. «Pero, cualquier mujer o niño sin educación sabe muy bien que una piedra del muro de una iglesia o una piedra del muro de una prisión son cosas diferentes.»

“Me parece, pues, que al examinar un fenómeno dado en conexión con todas las cadenas de consecuencias de las que es un eslabón, hallaremos que la sensación subjetiva de las diferencias entre dos objetos físicamente Idénticos, que a menudo consideramos como mera imagen poética, como metáfora, cuya realidad negamos — es enteramente real; veremos que estos objetos son realmente diferentes, tan diferentes como una vela y una moneda que tienen apariencia de círculos Idénticos (líneas móviles) en el mundo bidimensional de los seres planos. Veremos entonces que los objetos idénticos con respecto al material en que consisten, pero distintos en cuanto a sus funciones, son realmente diferentes, y que esta diferencia se profundiza tanto que hasta hace que el material aparentemente idéntico sea físicamente diferente. Hay piedras diferentes, hierro diferente, madera diferente, papel diferente. Ninguna química detectara jamás esta diferencia. No obstante, existe, y hay personas que la sienten y entienden”.

“El mástil de un barco, una horca y una cruz en la encrucijada de la estepa pueden fabricarse con alguna clase de madera, pero en realidad son objetos diferentes, fabricados con material diferente. Lo que vemos, tocamos, investigamos, son solo los «círculos sobre el plano» hechos por la .moneda y la vela. No son sino las sombras de cosas reales, la esencia de lo que yace en su función.

 Las sombras de un marinero, un verdugo y un santo pueden ser completamente idénticas — es imposible distinguirlos por sus sombras, tal como es imposible distinguir la madera del mástil, de la horca y de la cruz mediante análisis químico. No obstante, son hombres diferentes y objetos diferentes — solo (os sombras son iguales y similares”.

“Y si consideramos a los hombres como los conocemos — el marinero, el verdugo y el santo—, los hombres que nos parecen similares e iguales, y los examinamos desde el punto de vista de sus diferentes funciones, veremos que, en realidad, son totalmente diferentes y nada tienen en común. Son seres diferentes, pertenecientes a categorías diferentes, a planos diferentes del mundo, entre los que no hay puentes o vías de comunicación. Estos hombres nos parecen similares e iguales porque, en general, solo vemos las sombras de los hechos reales. En realidad, las «almas» de estos hombres son totalmente diferentes, y no diferentes en calidad, ni en magnitud, ni en su «edad» como la gente prefiere expresarlo ahora, sino diferentes en su naturaleza misma, en su origen, y en la finalidad de su existencia — tal como los objetos difieren cuando pertenecen a categorías completamente diferentes”.

“Cuando empecemos a entender esto, el concepto general hombre deberá experimentar en nosotros un gran cambio.

Y esta relación se repite en la observación de todos los fenómenos. Un mástil, una horca y una cruz son cosas de categorías tan diferentes, átomos de cuerpos tan diferentes (que conocemos por sus funciones), que no puede haber cuestión de similitud alguna entre ellos. Nuestra desgracia es que consideramos la composición química de una cosa como su atributo mas rea!, mientras que los atributos reales deben buscarse en las funciones de una cosa. Si pudiéramos adquirir la posibilidad de ampliar y ahondar nuestra visión de las cadenas de la causalidad, cuyos eslabones son nuestras acciones y nuestra conducta; si aprendiéramos a considerarlas no solo en su propia vida. sino en un vasto significado cósmico; si lográramos hallar y establecer la conexión entre los fenómenos simples de nuestra vida y la vida del cosmos, entonces, indudablemente, deberíamos descubrir que lo nuevo e inesperado es infinito en los fenómenos más simples”.

 I

La antigua Masonería, la fraternidad de los constructores y de los carpinteros oculta profundos simbolismos. Desde Geppetto, el padre de Pinocho, hasta José el Carpintero, padre o primer educador del  niño Jesús ejemplifican esos misterios encerrados tras las transformaciones de la madera en obras de artesanos, artistas y… en la Gran Obra. Es el ebanista, el que trabaja con el ébano, con la madera negra, con la tierra negra de la Alquimia. El instrumento principal del Eva nista, de quien trabaja en la Gran Obra con su Eva particular, con su María Magdalena, con la mujer símbolo, es el hacha, símbolo de la piedra cúbica de punta. En este sentido no se ha de olvidar a las “piedras de rayo”, como la obsidiana negra, la piedra del Chay, adorada por quichés y kakchiqueles en el Popol Wuj y el Memorial de Sololá. De los cuatro colores de la Gran Obra: es el negro el que simboliza el inicio de la gran obra. Siguen a continuación el blanco, amarillo y rojo.

En el oficio blanco, el trabajo de la logia Blanca, los maestros masones, los iniciados y los esoteristas bien saben del simbolismo esotérico encerrado tras la obra escrita por Carlo Lorenzini en la segunda mitad del siglo XIX y que narra las aventuras de una alegre marioneta que se esfuerza en convertirse en niño de verdad.

Geppetto representa al Demiurgo, es decir, el artesano, el fabricante o el constructor. El Gnosticismo Universal enseña que “el Demiurgo, es el «Dios menor» del mundo físico, la entidad que crea seres imperfectos que envía a la vida material”. Gepetto, para infundir vida de verdad a su imperfecta obra (Pinocho), implora a GADU, el Gran Arquitecto del Universo para que le infunda la esencia divina, la Esencia maravillosa. Pinocho ha de pasar por muchas aventuras, pruebas y aprendizajes para convertirse en un niño de verdad, es decir, en un iniciado, en un iluminado, en un hombre despierto.

José el Carpintero por otra parte, es también quien moldea la pieza de madera en una obra maravillosa, equivale al alquimista que a base de cincel y martillo, trabaja, moldea, pule la piedra hasta darle la forma cúbica perfecta. Con su trabajo construye la cruz que enciende el fuego sagrado, concibe y educa al Cristo íntimo.

Las columnas serpenteadas, como las que se observan en el templo de los Guerreros en Chichén Itzá, corresponden a las dos columnas del pórtico del templo de Salomón. Las mismas que construyó el arquitecto Hiram Abif, tal como está escrito en el libro de Reyes. “Estas columnas erigió en el pórtico del templo; y cuando hubo alzado la columna del lado derecho, le puso por nombre Jaquín, y alzando la columna del lado izquierdo, llamó su nombre Boaz” (1 R 7:21). Esas dos columnas del templo tienen también honda significación. Entre sus múltiples símbolos, recuerdan a la pareja creadora, al hombre y a la mujer enamorados que pueden y saben amar. “Sabiduría y Amor son dos columnas torales de la Gran Logia Blanca” (SAW –El Matrimonio Perfecto).

No puede faltar el elemento fálico, la viga madre, el principal madero largo y grueso que sostiene y asegura la construcción, la obra, la Gran Obra alquimista. Trabajo esotérico que se realiza con el fuego, con el arte de amar, con cantos mántricos, con el tantra o tantrismo. En dicha labor, el carpintero, el constructor deberá cortar o eliminar lo que no sirve, las malas ramas, el Ego, el yo de la Psicología Gnóstica.

El propósito de la gran Obra es regresar a la fuente original, aprendiendo a trabajar con las tres fuerzas creadoras bajo supervisión divina. La obra del constructor, la obra alquimista ha de realizarse con buenas acciones, “con la medida que mides, serás medido”. (Mt 7:2). Dicho trabajo se ha de realizar en la intimidad, en lo más oculto, en la gruta, en la cámara secreta.  Pero como bien advierte el Evangelio de Felipe: “La Cámara Nupcial no es para los animales ni para los esclavos ni las hembras impuras, sino que es para los varones libres (con odres nuevos y libres del Ego) y las vírgenes (mujeres castas)”.

 II y III

 El trabajo amoroso es el que nos lleva hacia la luz. Durante este trabajo es necesario alimentarse de la sabiduría del pescado, la divina Gnosis y de la serpiente sagrada, Devi Kundalini. Y si aún no se recibe el pan super sustancial, el pan de lo alto, hay que aprender a cocinarlo en la misma roca, en la piedra del rinconcito, en la “piedra que los edificadores desecharon” y que “ha venido a ser la cabeza del ángulo; y: piedra de tropiezo y roca que hace caer” (1 P. 2:7-8), la de la Caba, la piedra del Chay, la piedra filosofal. Durante este trabajo tántrico o alquimista es válido y conveniente someter a la muerte a todos los elementos indeseables de la conducta, al Ego animal. Para pedir ayuda en dicha labor, no hay quien, como la madre, nuestra bendita madre Kundalini. Ella está representada por la mujer diosa de todas las antiguas religiones. Ella es María, Isis, Rea, Ixquic.

 IV

El Gnosticismo Universal nos enseña que los poderes de este mundo se ejercen a través del Ego y de las condiciones anormales de vida de nuestra sociedad por el enemigo secreto de la humanidad. Surten su efecto en la humanidad mecánica a través del poder hipnótico. Quien logra entrever la mísera condición de nuestra vida intenta y fracasa, teje y desteje. Esto nos lleva a la mitología griega, a Pénelope que tejía y destejía, pero también a aquel personaje que todos los días intentaba ascender una montaña con una gran roca al hombre y fracasaba en su intento.

Al respecto, Samael Aun Weor explica en su obra: «Mensaje supremo de Navidad 1967-68», lo siguiente: “Una fábula griega nos trae el relato de Sísifo, aquel coloso que llevando sobre sus espaldas una gran piedra, una y otra vez intentara llegar a la cumbre de la montaña; siempre que estuvo a punto de llegar a la anhelada meta, fracasó su intento al caer la piedra al fondo  del precipicio. Quien a veces derrama el vaso de Hermes, quien a veces no lo derrama y luego vuelve a derramarlo, viola las leyes de los ocho kabires”.

El Kalki Avatar, nos enseña que “El Universo está hecho con la ley del Número, Medida y Peso; las Matemáticas forman el Universo, los números vienen a ser entidades vivientes. También nos explica el V.M. que: “En Cábala todo es Número y Matemáticas. El número es santo, es infinito, en el Universo todo es medida y peso. Dios es un geómetra para los gnósticos. Las Matemáticas son sagradas. En la escuela de Pitágoras no se admitía a nadie que no supiera Matemáticas, Música, etc. Los números son sagrados”.

El camino entre la fe y la sabiduría se encuentra oculto en el libro sagrado de los gnósticos: Pistis Sophia. Tenemos que ascender de la fe popular a una fe consciente o comprensión. Recordemos la regla alquimista: “comprende, luego actúa”.

Del GADU, ya hablamos. Solo recordemos que el aspirante a recibir los misterios de la luz, el iniciador lo consagra en nombre del Gran Arquitecto del Universo.

En palabras del mismo Luis: “Dije también de la puerta franca  (la Francmasonería) y del rumbo de York, el  rito escocés… los dos modos de acercarse a los constructores, los que saben del trazo de círculos y cuadrados… los que  quieren  ser geómetras deben depurar su trazo, su  pulso, su sangre misma… ese el oficio en que estamos ahora… y vos sabés lo que cuesta.  Uno de los principales exponentes del simbolismo masónico es René  Guénon… un árabe de altos vuelos.  Hay tanto que debemos a moros y sefardis… “

El Pastor de Hermas obra alegórica correspondiente a la primitiva iglesia Cristiana, data del siglo II,  escrita en género apocalíptico (se presentan las ideas como si hubiesen sido reveladas), mandatos y parábolas. En la narración aparecen dos autores: un pastor y una anciana que durante se va desarrollando la obra, va rejuveneciendo hasta mostrarse como novia engalanada. El texto llama al arrepentimiento y al cultivo de las virtudes cristianas. Tiene un mensaje optimista y de esperanza.

 V

 Recordemos que el sábado, es el día consagrado a Saturno y santificado por los judíos. Domingo es el día del Sol y en el Cristianismo, es el día del Señor. El aspirante, el estudiante gnóstico y quien trabaja sinceramente sobre sí mismo deben aprender a respetar lo santo y a no cambiar como Esaú la primogenitura por un plato de lentejas, así como tampoco seguir a Herodes quien prefirió la plata por el oro del Cristo naciente, el niño de oro de la Alquimia.

Es en el crisol de la Alquimia donde la pareja creadora sublima las esencias mayores y realiza la Gran Obra en los siete días de la Creación, las siete grandes iniciaciones de los Misterios Mayores conforme a la ley de Octava. Este es el trabajo superior, trabajo mayúsculo que se distingue plenamente de cualquier otra labor humana.

 VI

 En el mundo de los sueños, como en este mundo tridimensional, podemos tener encuentros y acuerdos. Es importante que nos esforcemos por despertar aquí para un día despertar allá. El astral solar es el vehículo del Alma del maestro y el astral lunar o fantasma el vehículo de la Esencia de la humanidad mecánica.  Es claro que sea donde estemos debemos trabajar en la construcción de columnas y vigas.

Muy oportuno me parece citar a Fulcanelli, quien en su obra: “El Misterio de las Catedrales”explica: “Todos los Iniciados se expresaban en argot, lo mismo que los truhanes de la Corte de los milagros -con el poeta Villon a la cabeza- y que los Frimasons, o francmasones de la Edad Media, «posaderos del buen Dios», que edificaron las obras maestras argóticas que admiramos en la actualidad. También ellos, estos nautas constructores, conocían el camino que conducía al Jardín de las Hespérides…”

Cada uno de los miembros del enorme hormiguero humano estamos muy alejados de nuestro verdadero hogar, pero nuestros padres espirituales siempre nos están esperando. Pero, ya que hemos venido hablando de escuadras, compases y de constructores, es conveniente apoyarnos en las palabras del Buda Maitreya en su obra: “Las tres Montañas”:

“Huelga decir en gran manera y sin mucha prosopopeya, que los treinta y tres grados de la Masonería oculta se corresponden esotéricamente con las treinta y tres vértebras espinales. Cuando el alquimista comete el crimen de derramar el «vaso de Hermes» (me refiero al derrame seminal), obviamente pierde grados masónicos, porque el fuego de los encantos amorosos desciende una o más vértebras de acuerdo con la magnitud de la falta.

Recuperar los grados perdidos suele ser espantosamente difícil; empero, está escrito que en la Catedral del Alma hay más alegría por un pecador que se arrepiente, que por mil justos que no necesitan arrepentimiento. En el Magisterio del Amor siempre somos asistidos por los Elohim; ellos nos aconsejan y ayudan”.

VII

Las preguntas inquietantes nos recuerdan aquellas otras: “¿Quiénes somos, de dónde vinimos y hacia dónde vamos? Nos llevan a la clave de SOL. Íntima recordación de sí mismos, es decir, aprender a sentirnos, a sentir nuestra propia masa, nuestra respiración, nuestro corazón, nuestra columna vertebral, nuestro cuerpo. No identificarnos con nada, ni con nadie, es decir, aprender a separarnos como sujetos en la acción, de los objetos que nos rodean, incluso de las personas, nuestros familiares y hasta nuestros seres más queridos; aprender la senda del desapego. Y por último, como enseña nuestro amado gurú: desarrollar el sentido de extranjería, aprender a asombrarnos de lo nuevo, de lo que desconocíamos, aprender a buscar algo extraño o novedoso entre lo que nos rodea, entre las impresiones que constantemente entran a nuestro aparato psicológico, aprender a estar atentos, en estado de alerta a lo que entra y a lo que sale de nuestra psiquis.

Muy oportuno resulta contar una anécdota relacionada con el autor del poema. Hace muchos años, eramos jóvenes o adolescentes los dos. Era una época en la que me encontraba francamente desencantado con los estudios gnósticos y estaba a punto de retirarme. No experimentaba, ni comprobaba nada. Luis y otros hermanos gnósticos decidieron trabajar fuertemente en la clave de SOL. Pero optaron por un proceso que hasta la fecha me parece maravilloso. Sin tener mucha información, se valieron de uno de los tres grados de la conciencia: la frecuencia, la que nos marca: cuántas veces hemos sido conscientes.

De esta manera decidieron iniciar el primer día de trabajo con una meta: realizarían un mínimo de 10 veces la clave de SOL, al día siguiente 20 veces y al tercero 30. Para no cansarlos, una noche, fue  llegando Luis Escobedo al barrio, muy cerca de la casa familiar. Yo estaba por ahí entretenido con otros amigos. Al verme, lanzó la siguiente pregunta: “G. ¿sabés cuántas veces he realizado la clave de SOL…?”

Dejo un instante para que cada quién responda y estime lo que crea pertinente. Esta anécdota la he contado muchísimas veces en los grupos.

–“Doscientas veces, doscientas veces he hecho la clave de SOL….”

“…Y he estado consciente todo el día”. A los pocos días, los resultados no se hicieron esperar y Luis, como mis demás amigos de juventud empezaron a tener sus primeras experiencias en el mundo Astral. Obviamente para mí, estos acontecimientos fueron una dura lección, me hicieron reflexionar hondamente y me motivaron a trabajar con seriedad, hasta obtener también resultados.

Dije, líneas arriba que esta anécdota la he contado muchas veces y he propuesto el ejercicio también. Hasta la fecha no he encontrado otro estudiante gnóstico que diga que ha realizado la práctica de la clave de SOL tantas veces. Eso sí: de manera consciente, no mecánica.

No podemos dejar de mencionar a uno de los maestros que trabajó fuertemente enseñándole a la humanidad el camino del Despertar: George Ivanovich Gurdjieff, el maestro de danza.

Fraternalmente

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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