La Divina Presencia

En el documental: “Maestros gnósticos del siglo XX”, se aborda un tema sumamente interesante e importante para los estudiantes gnósticos: “La Divina presencia”. En esta ocasión, se abordará el tema desde la perspectiva de la Psicología Gnóstica. Para el efecto, previamente se hará un estudio de diferentes conceptos sin los cuales sería muy difícil entender el significado de la Divina Presencia en el ser humano. En este sentido, se hablará acerca de la importancia de vivir el presente, del desarrollo de la fuerza de atención y de la práctica del recuerdo de sí. Además se hará un breve recorrido por el estudio del Ser.

Aprender a decir presente desde la conciencia

Es común que en la escuela, cuando la maestra pasa lista y pregunta si asistió a clases cada uno de sus alumnos, los niños respondan: “Presente”. De esta manera, la educadora tendrá evidencia clara de quién de los niños está en el aula y quién no. Pero, al decir: “presente”, ¿será que cada uno de los asistentes, estarán conscientes de estar presentes o únicamente estarán “de cuerpo presente”?

En tal sentido, es oportuno preguntarse: ¿qué tan consciente se encuentra cada uno  cuando se halla en determinado momento y lugar? ¿Estará en ese instante y lugar solamente “de cuerpo presente”? ¿Será que su conciencia también está presente? ¿Cómo saber si en este momento, se encuentra no solo con el cuerpo físico presente, sino que también con la mente y el corazón?

Es usual que una persona mientras dialoga con otras personas, pierda el hilo de la conversación. Y esto, obviamente ocurre porque no está presente. Claro está: no se encuentra con la conciencia presente, sino solamente con el cuerpo presente.

Por ese motivo, en su obra: La Revolución de la Diálectica, el Kalki Avatar afirma lo siguiente: “Hay que aprender a escuchar. Para aprender a escuchar hay que despertar la conciencia. Para saber escuchar hay que saber estar presente”. Es indudable que para estar conscientes en determinado momento se requiere vivir el presente, llevar a la práctica la filosofía de la momentaneidad. Para tal efecto, es preciso sujetar a la mente al cuerpo físico. Al iniciar esta clase de ejercicios, el estudiante descubre que la mente viaja constantemente fuera del cuerpo. La mente oscila entre el pasado y el futuro, rara vez se encuentra dentro del cuerpo y en “tiempo real”.

Una práctica sencilla, pero sumamente importante y urgente es la de realizar actos de presencia. ¿Qué significa esto? Si el lector quiere comprender que significa realizar actos de presencia, podría detener la lectura durante unos segundos al terminar de leer este párrafo y llevar a la práctica lo que aquí se sugiere: puede cerrar los ojos y dedicar más atención a sus sentidos y menos a sus pensamientos. Si está dispuesto a realizar el ejercicio, trate de sentir los fenómenos físicos que ocurren a su alrededor: sonidos o ruidos, temperatura ambiente, olores, sus propias sensaciones corporales: su respiración, los latidos de su corazón, su postura, lugares de tensión en su cuerpo; entre otras sensaciones corporales. Este es un tipo de ejercicio que podría realizar cada vez que pueda y se acuerde. Y poco a poco efectuarlos más frecuentemente.

Respecto de este tema: Anthony de Mello, es uno de los autores que recomienda aprender a prestar más atención a las propias sensaciones, que a los propios pensamientos. Así por ejemplo, en su obra: Auto liberación interior, afirma lo siguiente: “Si estás doliéndote de tu pasado, es que estás dormido. Lo importante es levantarse para no volver a caer. La solución está en tu capacidad de comprensión y de ver otra cosa que lo que te permites ver. Ver lo que hay detrás de las cosas. Cuando se te abran los ojos, verás cómo todo cambia, que el pasado está muerto y el que se duerme en el pasado está muerto, porque sólo el presente es vivo si tú estás despierto en él.”

La fuerza de atención

Pero, ¿qué es la atención? ¿Es realmente importante prestar atención? En la escuela, el colegio, la universidad, las reuniones de trabajo; usualmente se insiste en que los asistentes presten atención. Situación que generalmente no ocurre. ¿Por qué? Sencillamente porque los asistentes, como ya se ha venido explicando, solo se encuentran “de cuerpo presente” en la clase o reunión. En cada uno de ellos, raramente se hace presente la conciencia a las clases o reuniones de trabajo.

Para ampliar lo anterior, es conveniente que el lector tenga una clara conceptualización de lo que se debe entender por atención. La atención es la acción de atender. Y atender, es sinónimo de aguardar, es decir, según, el Diccionario de la Real Academia Española o DRAE, significa: “Esperar a que llegue alguien o algo, o a que suceda algo”. Esta acepción del diccionario, equipara el significado de la atención al estado de alerta o estado de vigilancia, estar vigilante “como el vigía en época de guerra”. En otra de las acepciones del DRAE, se explica que atención es: “Aplicar voluntariamente el entendimiento a un objeto espiritual o sensible”. En los estudios gnósticos, la atención es la dirección de la actividad.

Según la Geometría y la Física, la dirección es una línea recta con dos sentidos (derecha e izquierda, arriba y abajo o hacia adentro y hacia afuera). Esto significa que para estar atento se debe realizar una sola actividad a la vez. Y al realizar dicha actividad, debe atenderse al fenómeno, acontecimiento u objeto exterior y al mismo tiempo al efecto en el interior. Es lo que se denomina en la práctica gnóstica: «Alerta percepción, alerta novedad».

Parece sencillo y trivial. Con razón todo mundo exige a los demás que le presten atención. Pero, ¿será que es fácil prestar atención?, ¿alguna vez alguien se ha detenido a enseñar a prestar atención?, ¿quién ha aprendido a dedicarle atención a algo, a un objeto, situación o acontecimiento?, ¿es posible estar vigilante en cualquier momento o lugar y durante algún tiempo? Es evidente que no.

¿Por qué no es posible prestar atención a hechos, fenómenos, objetos o conversaciones? Un fenómeno usual en la psiquis de la humanidad mecánica es la distracción. Algo contrario a la atención. La humanidad se distrae fácilmente y lo peor, creen que distraerse resulta saludable y beneficioso. Hasta se aconseja distraerse: “Sal a distraerte un poco» dice la mamá a la hija o al hijo.  Es indudable que la recreación y dedicarle tiempo al ocio sano es aconsejable y necesario. Pero si realmente se quiere despertar conciencia, distraerse para nada será aconsejable.

La distracción es el resultado de intentar hacer varias cosas a la vez. Un ejemplo sencillo es el del padre de familia que llega al hogar después de una larga jornada de labores. A la hora de la cena, al mismo tiempo que se alimenta, conversa con la esposa, amonesta a los hijos, mira televisión, hojea el periódico y hasta se da el lujo de hablar por teléfono cerrando temas del trabajo y de acariciar a la mascota. Conclusión: su atención se ha difuminado en múltiples actividades a la vez.

En la vida diaria, diferentes hechos o situaciones cotidianas, ejemplifican la importancia de atender una sola actividad a la vez. Así por ejemplo, en una agencia bancaria, el personal que labora ahí, está entrenado para atender a una sola persona a la vez. Eso ocurre con el personal de atención al cliente y en especial, con el receptor y pagador. Sería absurdo que en la ventanilla, el empleado bancario quisiera atender a todos los usuarios y cuenta habientes a la vez. Lo mismo ocurre en una tienda de abarrotes. El dependiente de la tienda, debe dedicarse a un cliente a la vez. En caso contrario, habría caos y desorden, dolores de cabeza, equivocaciones y molestias. Sin embargo, es indudable que en sus pensamientos, sentimientos y en múltiples actividades, las personas intentan realizar varias acciones a la vez. Y lo peor, es que idealizan y potencian tal tipo de actividades como grandiosas y positivas.

En el Mensaje de Navidad 1964-65, el Avatar de Acuario dice: “Para lograr la quietud y el silencio de la mente es necesario saber vivir de instante en instante, saber aprovechar cada momento, no dosificar el momento. Toma todo de cada momento, porque cada momento es hijo de la Gnosis, cada momento es absoluto, vivo y significante. La momentaneidad es característica especial de los gnósticos. Nosotros amamos la filosofía de la momentaneidad”.

En dicha obra Samael Aun Weor,explica la práctica de la no dualidad y explica lo siguiente: “»La Gnosis vive en los hechos, se marchita en las abstracciones y es difícil de hallar, aún en los pensamientos más nobles. Luego narra la siguiente anécdota:

-Le preguntaron al maestro Bokujo: «¿Tenemos que vestir y comer todos los días? ¿Cómo podríamos escapar de ésto?»

-El maestro respondió:

-«Comemos, nos vestimos».

—»No comprendo» –dijo el discípulo.

«Entonces vístete y come» – dijo el maestro.

“Esta es precisamente la acción libre de los opuestos: ¿Comemos, nos vestimos? ¿Por qué hacer un problema de eso?, ¿por qué estar en otras cosas mientras estamos comiendo y vistiendo?”

“Si estas comiendo, come; y si estas vistiéndote, vístete, y si andas por la calle, anda, anda, anda, pero no pienses en otra cosa, haced únicamente lo que estáis haciendo, no huyas de los hechos, no los llenes de tantos significados, símbolos, sermones y advertencias. Vívelos sin alegorías, con mente receptiva de instante en instante… Comprended que os estoy hablando del sendero de acción, libre del batallar doloroso de los opuestos. Acción sin distracciones, sin escapatorias, sin fantasías, sin abstracciones de ninguna especie. Cambiad vuestro carácter amadísimos, cambiadlo a través de la acción inteligente, libre del batallar de los opuestos”.

De la lectura pueden surgir muchas posibilidades para que el lector realice diferentes ejercicios de presencia, para acostumbrarse a estar en determinado momento y lugar con la conciencia presente. Así por ejemplo, durante el momento del aseo corporal, a la hora de la ducha o el baño. En lugar de dejar que la mente vuele o de repasar la lista de quehaceres del día; sería mejor y muy oportuno disfrutar realmente el momento, de la caricia y temperatura del agua en el propio cuerpo, prestarle atención a las sensaciones vividas y no permitir que la mente se escape y viaje a otro tiempo y lugar.

La hora del desayuno o de cualquier comida,  resulta formidable también para iniciar ejercicios de presencia. Podría preguntarse si ¿a la hora de comer, realmente se dedica a comer o solo lleva bocados de alimento a la boca y los traga sin prestarle mayor atención? En la actualidad, muchas personas ya no mastican los alimentos, solo engullen o tragan enteros los bocados de comida. Es conveniente observarse y constatar si esto ocurre también consigo mismo o no. Aparte que el ejercicio de masticar los alimentos trae consigo múltiples beneficios a la salud, puede aprovecharse también para estar con la conciencia presente. Al principio puede intentar con un bocado de alimento, dedicarse a masticar, mientras está masticando la comida. Es decir, se trata de no pensar, de no conversar, de no ver televisión, de no leer, de no hacer nada más que masticar. Quien quiera que lo intente, podrá constatar cuán difícil resulta este sencillo ejercicio.

El recuerdo de sí

En las condiciones usuales de la vida, el ser humano no se acuerda de sí mismo, no se siente a sí mismo, no siente su propio cuerpo, no es consciente de sí, no vive en su interior.  Los seres humanos, en general, viven en total olvido de sí mismos.

En el camino hacia el despertar, es imprescindible aprender a recordarse a sí mismo y así poder observarse y cambiar el mundo interior, la propia vida.

En cierta ocasión, refiriéndose al recuerdo de sí, George Ivanovich Gurdjieff, afirmó: “Las personas que saben esto, ya saben mucho.  El problema es que nadie lo sabe. Toda la vida humana se basa en esto. Toda la ceguera humana se debe al olvido de sí mismo. Si un hombre sabe de verdad que no es capaz de conocerse a sí mismo, ya está cerca de conocer su propio Ser”.  En su obra: Fragmentos de una enseñanza desconocida, Pedro Ouspensky, coloca en labios de su maestro, de Gurjieff, las siguientes palabras: “Tan sólo tienen valor los resultados obtenidos durante el recuerdo de sí”.

En dicha obra, aunque muy someramente, Ouspensky explica el significado de la práctica del “recuerdo de sí”, es decir, la sensación de uno mismo, la sensación del propio cuerpo, la sensación de la propia masa o como decía Gurdjieff: “sentir con toda la masa”. “Mi primera impresión fue que los ensayos de recuerdo de sí, o de ser consciente de sí, de decirse: Soy yo el que camina, soy yo el que hace esto, al tratar continuamente de experimentar la sensación de este yo — detenían los pensamientos”. Líneas adelante, dice además: “Los primeros ensayos de «recuerdo de sí» me hicieron recordar mis tentativas anteriores. En efecto, ambas experiencias eran casi idénticas, con la única diferencia de que al detener los pensamientos la atención está totalmente orientada hacia el esfuerzo de no admitir pensamientos, mientras que en el acto del «recuerdo de sí» la atención se divide: una parte se dirige hacia el mismo esfuerzo, otra hacia la sensación de sí”. Explica además que: “cuando comencé a aprender a dividir mi atención vi que el «recuerdo de sí» producía sensaciones maravillosas que no venían por sí solas, sino muy raras veces y en condiciones excepcionales”.

La noción de sensación de sí mismo, como sinónimo del recuerdo de sí, es abordada también por el Kalki Avatar, en su obra: Mensaje de Navidad 1966-67, precisamente en el capítulo titulado: Íntima recordación de sí mismo, dice: “Aun cuando parezca increíble, cuando el estudiante se observa a sí mismo no se recuerda a sí mismo. Los aspirantes, fuera de toda duda, realmente no se sienten a sí mismos no son conscientes de sí mismos. Parece algo inverosímil que cuando el aspirante gnóstico auto-observa su forma de reír, hablar, caminar, etc., se olvida de sí mismo, esto es increíble, pero cierto. Sin embargo es indispensable tratar de recordarse a sí mismo, mientras se auto-observa, esto es fundamental para lograr el despertar de la conciencia. auto-observarse, auto-conocerse, sin olvidarse de sí mismo, es terriblemente difícil, pero espantosamente urgente para lograr el despertar de la conciencia”.

“Esto que estamos diciendo parece una tontería, las gentes ignoran que están dormidas, ignoran que no se recuerdan a sí mismas, ni aunque se miren en un espejo de cuerpo entero, ni aun cuando se observen en detalle minuciosamente. Este olvido de sí mismo, esto de no recordarse a sí mismo, es realmente la causa causorum de toda la ignorancia humana”.

El Ser

Eckart Tolle afirma que: “La palabra Dios se ha vuelto vacía de significado a través de miles de años de mal uso. Yo la uso a veces pero lo hago poco. Por mal uso entiendo que las personas que nunca han tenido ni un atisbo del reino de lo sagrado, de la infinita vastedad que hay detrás de esta palabra, la usan con gran convicción, como si supieran de qué están hablando. O argumentan contra él, como si supieran que es lo que están negando. Ese mal uso da lugar a creencias y afirmaciones absurdas y a engaños del ego, tales como “Mi o nuestro Dios es el único Dios verdadero y tu Dios es falso” o la famosa afirmación de Nietzsche “Dios ha muerto”.

“La palabra Dios se ha convertido en un concepto cerrado. En el momento en que se pronuncia, se crea una imagen mental, quizá ya no la de un anciano de barba blanca, pero si una representación mental de alguien externo a uno y, casi inevitablemente, algo o alguien masculino”.

Ni Dios ni Ser ni ninguna otra palabra pueden definir o explicar la inefable realidad que hay detrás de ellas, así que la única cuestión importante es si la palabra es una ayuda o un obstáculo para permitirle a usted experimentar Aquello que señala. ¿Señala más allá de sí misma, hacia esa realidad trascendental o tiende demasiado fácilmente a volverse solamente una idea en su cabeza en la que usted cree, un ídolo mental?”

“La palabra Ser no explica nada, pero tampoco lo hace la palabra Dios. Sin embargo Ser tiene la ventaja de que es un concepto abierto. No reduce lo infinito invisible a una entidad finita. Es imposible formarse una imagen mental de ello. Nadie puede reclamar la posesión exclusiva del Ser. Es su propia esencia y es inmediatamente accesible a usted como la sensación de su propia presencia, la comprensión de Yo soy que es anterior a yo soy esto o yo soy aquello. Así que hay solamente un pequeño paso de la palabra Ser a la experiencia del Ser”.

En la Filosofía Gnóstica y más propiamente en la Ontología Gnóstica, el Ser es lo real, lo divinal. Es equivalente a Espíritu de los cristianos, al Atman de la filosofía hindú. Es Dios en el interior del ser humano, el Dios íntimo o Íntimo, es Chesed, en el Árbol de la vida de la Cábala. En el Gnosticismo Universal, se explica además que El Ser es el el Padre interno, el Yo Soy.

Para una explicación más profunda del significado del Ser, José Jesús Leal en su obra: Psicología del Despertar, da la siguiente definición: «El Ser es un conjunto de elementos esenciales en proceso de autoconocimieno». Explica además en el capítulo titulado: La Ontología Gnóstica de la obra citada que: «Cuando uno experimenta por sí mismo el Ente se da cuenta que no solamente es, sino que está siendo y será la unidad íntima de todas las percepciones objetivas, reales de nosotros mismos».

Dentro del propio Ser  se encuentran los auténticos valores. Cada uno de esos valores constituye la Esencia maravillosa que debe liberarse de la esclavitud del Ego y así volver a fusionarse con el Ser. En tal sentido, en el trabajo interior, hay que aprender a expresar los valores eternos del Ser. El Ser es el maestro interno. En el libro: Revolución de la Dialéctica el Quinto ángel del Apocalipsis afirma que: “Cada persona tiene su propio maestro, siendo este el Ser, eso que está más allá de la mente y del falso racionalismo”. El Ser es felicidad sin límites y se expresa de manera lacónica, concisa, breve y sintética.

Afirma además el maestro que: “Incuestionablemente, el Ser en sí mismo es nuestra auténti­ca identidad, valores e imagen. El Ser en sí mismo es el K‑H, el Kosmos Hombre o el Hombre Kosmos”.

En el capítulo titulado: La acción lacónica del Ser de la obra citada, el maestro Samael, explica que: “Se han dado casos en los que el Ser ha logrado expresarse a través de alguien que haya conseguido un cambio de imagen, va­lores o identidad y entonces, ese alguien se ha convertido de hecho en algún profeta, en algún iluminado.

Más adelante y siempre en el citado capítulo el maestro explica: “Sólo quien renuncia a los frutos de la acción, quien no espera re­compensa alguna, quien sólo está animado por amor a trabajar en favor de sus semejantes, ha comprendido ciertamente la Acción lacónica del Ser. Necesitamos pasar, repito, por un cambio total de sí mismos. Imagen, valores e identidad, deben cambiar. ¡Qué bello es tener la imagen joven del hombre terrenal!, pero debemos, y es mejor, tener la imagen espiritual y celestial, aquí mismo, en carne y hueso. En vez de poseer los falsos valores del ego, deben estar en nuestro corazón y en nuestra mente los valores positivos del Ser. En vez de tener una identidad grosera, debemos tener la identidad puesta al servicio del Ser. Reflexionemos en la necesidad de convertirnos en la viva expresión del Ser. El Ser es el Ser y la razón de Ser del Ser es el mismo Ser”.

La finalidad de cada individuo humano es la de ser cada vez más auténtico, retornar al Ser, posibilitar cada vez más los espacios de manifestación del Ser en la vida cotidiana, permitir que el Ser se haga presente en la propia vida, realizar al Ser. Y para lograrlo, se requiere de elevar el propio nivel de Ser hasta alcanzar lo que se denomina en los círculos gnósticos contemporáneos: La Auto realización íntima del Ser, es decir, «el desarrollo armonioso de las infinitas posibilidades humanas».

Por ese motivo, el Avatar de la Era de Acuario, en su obra: Psicología Revolucionaria afirma que: “Ciertamente lo que importa es el modo de ser de cada persona; algunos sujetos serán borrachos, otros abstemios, aquellos honrados y estos otros sinvergüenzas; de todo hay en la vida. La masa es la suma de los individuos; lo que es el individuo es la masa, es el Gobierno, etc. La masa es pues la extensión del individuo; no es posible la transformación de las masas, de los pueblos, si el individuo, si cada persona, no se transforma. Nadie puede negar que existen distintos niveles sociales; hay gentes de iglesia y de prostíbulo; de comercio y de campo, etc., etc., etc. Así también existen distintos Niveles del Ser. Lo que internamente somos, espléndidos o mezquinos, generosos o tacaños, violentos o apacibles, castos o lujuriosos, atrae las diversas circunstancias de la vida…”

Mediante el trabajo interior, el ser humano puede elevar su nivel de Ser. En ese proceso, se conoce a sí mismo y aprende a conocer a Dios. Es la famosa frase de la filosofía clásica: Gnosce te ipsum, conócete y conocerás al Universo y a los dioses. Hay que aprender a conocer a Dios, hay que prepararse para recibir el don de conocerle. Por ese motivo, en el Evangelio de la Verdad, se lee: «El evangelio de la verdad es alegría para quienes han recibido del Padre de la verdad el don de conocerle, por el poder del Logos quien viene de la plenitud que queda dentro del pensamiento y la mente del Padre». El don de conocer a Dios en el interior de sí, se obtiene aprendiendo a escuchar la sabia voz del corazón, aprendiendo a buscar a Dios en el propio corazón. Esta es la Gnosis del corazón, la Gnosis Kardias. El don de conocerle se denomina: Donum Dei. Es el don de Dios para entender. Hay que prepararse para recibir del Padre de las luces el Donun Dei. En el documental citado al inicio de esta publicación, se encuentra la siguiente:

Práctica sufí para lograr la divina presencia del Ser en uno mismo

Respira rítmicamente y acuérdate de tu Ser en el corazón. Ejércitate para sentir tu corazón. Por cada respiración, pronuncia una palabra clave o mantra. Esta puede ser: Dios, Ser o Alá. También puedes pronunciar la frase: Él es él, yo soy Él, Él está en mí.

A medida que pronuncias la frase, dedícate a sentir ya no solo tu corazón, no solo tu respiración, no solo tu columna vertebral, sino todo tu cuerpo, toda tu presencia, toda tu masa.

 Consejos para lograr la divina presencia en ti

Sé consciente a cada instante.

No dejes que nada te robe tu atención, ni por la duración de un solo suspiro.

Tente presente a ti mismo siempre y en todas las situaciones por difíciles que estas sean.

Mantén tu atención delante de ti a cada paso que das.

Debes desear la libertad y no olvidarla nunca.

Resiste los pensamientos extraños.

Mantén tu atención solo en lo que estás haciendo, ya sea exterior o interior.

Soledad entre la multitud, silencio entre el bullicio.

En todas tus actividades exteriores mantente internamente libre, desapegado.

Aprende a no identificarte a ti mismo con cualquier otra cosa.

Viajas hacia tu hogar.

Recuerda que estás viajando desde el mundo de las apariencias, del sueño, hacia el mundo de la realidad, del despertar.

Recuerda a tu amigo: Dios.

Que la plegaria de tu boca sea la plegaria de tu corazón.

Sé siempre consciente de la presencia Divina en ti

Acostúmbrate a sentir la presencia de tu dios íntimo en tu corazón.

2 comentarios en “La Divina Presencia”

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