Urim y Tummim las piedras del oráculo en la Biblia

En los estudios gnósticos, resulta de especial interés el estudio del Arte ciencia de los oráculos ya que por sus diferentes métodos de predicción, se  puede acceder a la Gnosis o «conocimiento intuitivo de las cosas divinas» o conocimiento de Dios mediante una «visión», «revelación», «gracia», «carisma» o aprehensión de una verdad mediante la experiencia mística. Este es el caso de uno de los métodos de predicción o consulta poco conocidos y que utilizaban profetas, reyes y rabinos hebreos. Otro es el método del goral o goralot; del que se hace un estudio aparte.

En el Antiguo Testamento, específicamente en Éxodo, en todo el capítulo 28, se hace referencia a un antiquísimo método de oráculo, predicción o consulta a la divinidad para discernir la voluntad divina: la consulta a la divinidad medinte las piedras de Urim y Tummim. En la versión hebrea del Éxodo (Shemot) o segundo libro del Pentateuco o Toráh (Torá), se lee: “Y harás el pectoral de juicio, labor de entretejedor, como la labor del efod lo habrás de hacer: de oro, de púrpura violácea, de púrpura escarlata, de carmesí y de lino fino de hilo torzal lo habrás de hacer. Cuadrado habrá de ser, plegado. Un palmo de longitud y un palmo de anchura (Ex 28: 15-16) Y portará Aharon los nombres de los hijos de Israel en el pectoral de juicio, sobre su corazón, al entrar él al Santuario, por remembranza ante Adonai, siempre. Y pondrás en el pectoral de juicio los Urim y los Tummim y estarán sobre el corazón de Aharon al entrar él ante Adonai y portará Aharon el juicio de los hijos de Israel sobre su corazón, ante Adonai, siempre”. (Ex 28:29-30)

Urim y Tumim se traducen generalmente como luces y perfecciones y de manera más amplia se refiere a las piedras de la revelación y la verdad. Los vocablos se asemejan a los babilónicos urtu y tamitu que significan oráculo e instrucción.

Según la tradición rabínica, se dice que los Urim y Tumim iluminaban la palabra y por su medio salía la perfección de las palabras. El Exégeta hebreo Rashban dijo acerca de las piedras de Urim y Tumim: “Si a las naciones paganas sus oráculos les hablaban a través de un espíritu impuro y de magia, salvando las enormes diferencias, la santidad puede expresarse”. (Toráh, 269)

El procedimiento de consulta permitía tomar decisiones sobre la base de preguntas específicas, que permitieran una respuesta afirmativa o negativa, un sí o un no. Según se entiende, las piedras brillaban o no y en tal sentido se obtenía la respuesta. Si brillaban la respuesta era afirmativa; si daban sombra o permanecían opacas, la respuesta era negativa. En alguna medida como consultar a los dados o a la moneda y obtener la respuesta según dé cara o cruz (escudo) o como ocurre con el I Ching. Por ese motivo, se lee en el Salmo 80: “Oh Dios, restáuranos; haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos”. (Sal 80:3). En tal sentido, la consulta de los Urim y los Tumim se clasifica dentro del tipo de arte ciencia de predicción denominada cleromancia.

El sumo sacerdote usaba estas piedras para averiguar cuál era la voluntad de Dios con respecto a asuntos de dudosa posibilidad, que tenían que ver con el bienestar de la nación. Así se lee en Números: “Y Jehová dijo a Moisés: Toma a Josué hijo de Nun, varón en el cual hay espíritu, y pondrás tu mano sobre él; y lo pondrás delante del sacerdote Eleazar, y delante de toda la congregación; y le darás el cargo en presencia de ellos. Y pondrás de tu dignidad sobre él, para que toda la congregación de los hijos de Israel le obedezca. Él se pondrá delante del sacerdote Eleazar, y le consultará por el juicio del Urim delante de Jehová; por el dicho de él saldrán, y por el dicho de él entrarán, él y todos los hijos de Israel con él, y toda la congregación”. (Nm 27:18-21). Asimismo, en Levítico, se lee que “Entonces Moisés hizo acercarse a Aarón y a sus hijos, y los lavó con agua. Y puso sobre él la túnica, y le ciñó con el cinto; le vistió después el manto, y puso sobre él el efod, y lo ciñó con el cinto del efod, y lo ajustó con él. Luego le puso encima el pectoral, y puso dentro del mismo los Urim y los Tumim”. (Lev 8:6-8). En Nehemías, hay otro versículo alusivo a los Urim y Tumin: “Y les dijo el gobernador que no comiesen de las cosas más santas, hasta que hubiese sacerdote con Urim y Tumim”. (Neh 7:65).

En el primer libro de Samuel, se hace referencia implícita a la consulta a la divinidad mediante este tipo de oráculo. Así se lee que Saúl hizo consulta a Jehová “Da suerte perfecta. Y la suerte cayó sobre Jonatán y Saúl, y el pueblo salió libre. Y Saúl dijo: Echad suertes entre mí y Jonatán mi hijo. Y la suerte cayó sobre Jonatán (1 S 14:41-42). Como también David “Y dijo David: Jehová Dios de Israel, tu siervo tiene entendido que Saúl trata de venir contra Keila, a destruir la ciudad por causa mía. ¿Me entregarán los vecinos de Keila en sus manos? ¿Descenderá _Saúl, como ha oído tu siervo? Jehová Dios de Israel, te ruego que lo declares a tu siervo. Y Jehová dijo: Sí, descenderá”. (I S 23:10-11). “Y consultó Saúl a Jehová; pero Jehová no le respondió ni por sueños, ni por Urim, ni por profetas”. (I S 28:6)

Al igual que con otros oráculos, se requería de preparación espiritual especial para recibir la respuesta, es decir, elevados estados de conciencia, intuición y clarividencia. En este sentido, es importante ampliar la explicación acerca de los oráculos usados antiguamente por los profetas, rabinos y reyes registrados en el Tanaj o Antiguo Testamento. Todos ellos usaban las piedras del Urim y Tumin, además de la Cábala de predicción, interpretando el significado astral de los números y formas geométricas, así como la interpretación onírica (los sueños proféticos, altamente simbólicos) y la Gnosis o conocimiento por intuición y revelación. Además, como se infiere en el versículo ya anotado de Nehemías, el oficiante debía comer cosas santas y habría de ser una persona piadosa: “A Leví dijo: Tu Tumim y tu Urim sean para tu varón piadoso”. (Dt 33:8)

En el capítulo titulado Pkude, en El Zohar, se lee: “R. Abba era un visitante frecuente de R. Simeon. Una vez le dijo: Respecto de los Urim y Tumim que se debían poner en el pectoral, hemos aprendido que se los llamaba Urim (luces) porque sus palabras eran una clara y directa respuesta que se les dirigía; y Tumimtamim, perfecto, completo— porque sus palabras se cumplían a la perfección. Y bien, parece que hubiera algo más por conocer acerca de este recóndito asunto. R. Simeon dijo: Seguramente es así. El pectoral y el efod corresponden a los Urim y Tumim, y estos, a su vez, a las filacterias (te f ilim) y al lazo de las filacterias. li. Simeon citó aqui el versículo: «Y verás mi espalda, mas mi rostro no será visto» 3985. Dijo: Esto significa que el Santo, Bendito Sea, hizo que Moisés viera el lazo de las filacterias, pero no las filacterias mismas. «Mi rostro» señala las filacterias que contienen el sublime misterio del Nombre Divino, mientras que «mi espalda» incluye el misterio contenido en el lazo de las filacterias. Como saben los Compañeros, el primero designa el brillante espejo, y el segundo designa el espejo opaco. Así, en correspondencia, Urim significa las palabras iluminadas, mientras que Tumim señala las palabras en su cumplimiento. La misma correlación mística se encuentra entre «voz» y «lenguaje»: pues la voz ilumina al lenguaje a pronunciarse, mientras que el lenguaje trae el acabamiento de la palabra, y los dos están indisolublemente fusionados entre sí. Concluyo: El pectoral y el efod corresponden, así, respectivamente, al «rostro» y a la «espalda», siendo los dos uno e inseparable”.(Zohar, pp 889-.890)

Más adelante, se lee: “está escrito: «y pondrás dentro del pectoral del juicio el Urim y el Tumim». El término Urim (literalmente, luz, iluminación) significa el espejo luminoso, que consistía en cl grabado del Nombre Divino compuesto de cuarenta y dos letras por las que el mundo fue creado; mientras que el Tumirn consistía del no luminoso espejo hecho del Nombre Divino según se manifiesta en las veintidós letras. La combinación de ambos se llama Urim y Tumim. Observad que por el poder de estas letras hundidas, las otras letras, es decir, las letras levantadas formaban los nombres de las tribus, ya iluminados, ya oscurecidos. Las letras del Nombre Divino abarcan el misterio de la Tora, y todos los mundos son una proyección del misterio de estas letras”. (ibid, 898)

Un pasaje muy interesante del Zohar, relativo a los Urim y Tummin, hace referencia a la necesidad del matrimonio para todo sacerdote. “A un sacerdote que no tiene mujer le está prohibido efectuar el servicio, como está escrito, «Y el hará expiación por sí y por su casa». R. Isaac dijo que la razón es que la Schejina no mora con uno que no es casado, y el, sacerdote en especial debe ser uno con quien mora la Schejina. Junto con la Scheiina se posa sobre los sacerdotes Teced (Gracia) Y se los llama Jasidim, (dotados de gracia), v como tales corresponde que bendigan al pueblo. Asi la Escritura dice: «Y tus santos (jasi= lita) te bendecirán»: también «Tus Tumin v tus Urim estarán con tu santo (jasid)». (op. Cit 1067)

En este sentido es oportuno hacer una aclaración importante. En el Cristianismo y Judaísmo se advierte de no consultar con adivinos; pero no se dice lo contrario de la consulta con profetas. Así, en Zacarías, se lee: «Porque las imágenes han hablado vanidad, y los adivinos han visto mentira, y han hablado sueños vanos, en vano consuelan. Por lo cual se fueron ellos como ovejas, y fueron humillados porque no tuvieron pastor». (Vers. 2. Cap. 10. ZACARÍAS).

Es imprescindible hacer diferenciación entre los adivinos y los profetas. Eliphas Levi, dice lo siguiente: «Adivino viene de la palabra divinaris, divinus, que significa ejercer la divinidad». Pero se le olvidó al Abate Alfonso Luis Constant la partícula A, que precede a la palabra divino. Sin embargo, la Gramática dice lo siguiente: A, preposición que denota separación, alejamiento, Vg. Teo, significa Dios, pero si le anteponemos la partícula A, formamos la palabra ATEO, con el que denominamos al que no cree en Dios. Adivino, representa precisamente lo contrario de lo divino, es decir, lo diabólico. Apolítico, significa un individuo no político. Si leemos la Biblia cuidadosamente, no encontramos una sola palabra a favor de los adivinos.

Cuando el rey Nabucodonosor mandó a llamar magos, astrólogos, adivinos y encantadores para que le adivinaran el sueño de la estatua, no hubo un solo adivino que revelase al rey este arcano, solo un profeta de Dios respondió delante del rey y dijo. «El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos, ni adivinos, lo pueden enseñar al rey». «Mas hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y Él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer al cabo de días».  Esto es textual del capítulo segundo del Libro de Daniel, e invita a meditar Daniel el profeta del Dios vivo, fue el único que pudo revelarle el sueño a Nabucodonosor.

Los adivinos son videntes tenebrosos, son magos negros o en todo caso médiums, charlatanes o farsantes. Los profetas son videntes de la luz, son magos blancos. Los adivinos ven las imágenes del abismo, y sueñan sueños del abismo, con los cuales pronostican acontecimientos que pueden fallar, porque no todas las veces cristalizan en el mundo físico las imágenes tenebrosas del abismo. Las escenas tenebrosas del abismo, son realmente en el abismo, pero no siempre cristalizan en el mundo físico. Los profetas son videntes de la luz, varones y mujeres de Dios iluminados por el Espíritu Santo, y sus pronósticos son exactos porque sus glándulas pineal y pituitaria están totalmente iluminadas por el fuego sagrado.

Los chelas de la fraternidad blanca son aprendices, son discípulos de los profetas, y por ello pueden servir de mensajeros de los profetas, y hablar palabra de los santos Maestros a los hombres. Para ser profeta se necesita recibir el Espíritu Santo. Empero, los discípulos de la Logia Blanca, que viven conforme al sendero óctuple del Budismo (recto sentir, recto pensar, recto actuar, entre otros); son fieles al Cristo y viven en castidad; son mensajeros de los profetas y discípulos de los profetas.

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